57. El profesor
Rose no podía estar más feliz. Por primera vez desde que empezó a la universidad, la habían elegido para el papel de protagonista. Había actuado un personaje secundario en la función de final de curso en el instituto de al lado y le pareció emocionante. Ser la protagonista lo era mucho más. Y por si fuera poco, era una de sus historias favoritas. Miró el guión y suspiró aliviada. No había escena de beso. Durante esos dos años que pasó ahí, había estado evitando tener que enfrentarse a esas situaciones, aunque veía que sus compañeros lo hacían sin problemas. Algunos incluso tenían pareja, pero al parecer a ellos tampoco les importaba. ¿Qué ocurriría el día en el que le tocaría un papel así? ¿Era lícito? Desde luego, no era una infidelidad voluntaria, no sentía nada por los demás actores, pero sabía que a Chris no le gustaría verlo y ella tampoco se sentía bien con ello. No le hubiera gustado ver a Chris besar a otra por muy falso que fuera. Por el momento no debía preocuparse por ello.
El profesor de teatro enfermó cuando quedaban unas semanas para la función y otro vino a ocupar su lugar. Desde el primer día, levantó admiración entre los estudiantes. No solo era de buen parecer, sino que además su actuación era inmejorable. Había sido profesor de esgrima y se movía muy bien en escenas de acción sobre el escenario. El director le dio permiso para participar en la obra además de dirigirla, viendo su potencial y pensando en el éxito que traería a la facultad. No tardó en fijarse en el talento de Rose y cuando empezó a halagarla, ella se sintió en las nubes al recibir cumplidos de alguien como él. En ocasiones su mente imaginaba a Chris cerca, mirándola, por lo que intentaba contenerse y no dejarse llevar.
Pronto, Rose empezó a darse cuenta de que admiraba a ese profesor más de lo que se atrevía a admitir. Su personalidad carismática y su seriedad al dar instrucciones seguidas de una sonrisa para animar le hacían bastante atractivo. No dejaba de observarle cuando actuaba para mostrar a los alumnos cómo hacerlo cuando ellos se lo pedían. Se movía bien, había que decirlo. Y sus expresiones faciales eran precisas y adecuadas a cada escena. Transmitía bien lo que sentía el personaje. Sin embargo, ya no le hizo tanta gracia cuando propuso meter una escena de beso junto a algunos otros cambios. Los alumnos aplaudieron su decisión, pero Rose no estaba conforme.
- Eso no es parte del papel que he aceptado.
Al ver su indignación, el profesor decidió hablar con ella en privado para no montar una escena en la clase de teatro, ya que parecía un tema sensible para Rose.
- Hablaremos de ello después de clase.
Rose se dio cuenta de que lo correcto hubiera sido hablarlo en privado en vez de soltar lo que pensaba delante de todos. Lo único que lograba de esa forma eran miradas incómodas. Una vez se fueron todos y quedaron solo ellos, el profesor se sentó en el borde del escenario y la invitó a hacer lo mismo. De esa forma, pretendía relajar la tensión.
- Dime, Rose, ¿qué ocurre?- le preguntó con un tono de voz suave.
Ella sintió como si no pudiera molestarse con él, ya que la trataba con respeto.
- Verá, profesor...
- Llámame Denis, y prefiero que me tuteen. ¿Crees que puedes?- bromeó, poniéndole un mechón de pelo detrás de la oreja mientras sus dedos rozaban la mejilla de Rose con el movimiento.
Ella se quedó en blanco. No estaba preparada para ese comportamiento.
- Eh... Sí...
- ¿Y bien?
- Sí- intentó recuperar el control-. Verás, Denis, resulta que yo nunca he besado a nadie en teatro...
- ¿Habías tenido un papel principal antes?
- No...
- Nuevos puestos llevan a nuevas tareas. Un profesional debe ser capaz de lidiar con cualquier improvisto, cambio de última hora y papeles que se le asignen. ¿No es tu objetivo llegar a ser profesional?
- Sí, lo es...
- ¿Pero?- le preguntó él, con una sonrisa comprensiva.
Rose bajó la cabeza y se miró los pies, pensando en cómo decirle que tener novio le impedía hacer ciertas cosas.
- Bueno, quizá prefieras contármelo mañana. Pero cuanto antes lo resolvamos, mejor. Ya sabes lo que dicen, el espectáculo debe continuar, con o sin ti. Pero te confieso que, personalmente, prefiero que sea contigo- puso su mano sobre la de Rose y la apretó suavemente unos instantes, mirándola a los ojos, tras lo cual se levantó y se despidió-. Cuando quieras, ven a hablar conmigo, Rose.
Su nombre en labios del profesor le hacía sentir algo por dentro. Quizá fue el tono con el que lo dijo, o quizá porque se trataba de él. Al día siguiente después de clase, ella le confesó de qué se trataba. Denis sonrió.
- No pienses tanto en ello. No estás siendo infiel- le acarició la cabeza y la animó a adaptarse a los cambios del guión.
Le hizo el favor de no incluir el beso en los ensayos, sino que se haría solamente en la obra y en el último ensayo. De vez en cuando volvían a verse después de clases y conversaban mientras Denis la convencía de que no estaba haciendo nada malo y que se trataba del personaje y no de ella. Poco a poco, Rose empezó a asimilarlo, aunque seguía sintiendo cierto remordimiento. El día del último ensayo, no se atrevió y desvió el beso a la mejilla. No fue capaz de mirar a nadie a los ojos, y menos al profesor. Trató de recoger lo antes posible y fue la primera en marcharse. Lo que no sabía, era que Denis fue a hablar con el chico que tenía el papel de protagonista para darle unas indicaciones. Se aseguraría de que la obra se interpretara como él había decidido.
Llegó el momento de abrir el telón. Rose estaba nerviosa, ya que no sabía si sería capaz de dar el beso a alguien que no la atraía y que no era su novio. Sin embargo, cuando llegó la escena del beso, no le dio tiempo a preocuparse de tomar la iniciativa, pues el chico le cogió la cara y la besó, sin separarse hasta que se cerró el telón entre aplausos. Cuando se volvió a abrir, todos hicieron una reverencia ante el público. Rose estaba aún impactada por lo que acababa de pasar. La había pillado completamente desprevenida y no sabía cómo reaccionar.
Se quedó la última recogiendo, perdida en sus pensamientos y ajena a la noción del tiempo. Oyó un carraspeo y vio a Denis apoyado en la pared con los brazos cruzados.
- ¿Vas a tomarte en serio tu actuación o tendrán que hacer otros por ti la parte que te corresponde?
- Lo siento... No es fácil para mí...
- Está bien, hasta que te conciencies, te daré papeles secundarios- le dijo él con tono amable pero serio.
Al verla cabizbaja, algo decepcionada por no estar a la altura de un papel principal, se acercó a ella y le alzó la barbilla.
- Es temporal, ¿de acuerdo? Sé que tienes potencial para interpretar el mejor de los papeles, así que espero que te lo pienses. Y ya sabes, siempre que me necesites, aquí me tienes. Te ayudaré en todo lo que pueda.
- Gracias- dijo Rose sin poder evitar sonreír.
El ambiente facilitó el impulso a acercarse para un abrazo que se prolongó un poco más de lo que ambos esperaban. A partir de ese día, a pesar de que Denis le daba papeles secundarios y era algo más estricto con ella para que desarrollara su potencial, se percibía el buen ambiente entre ellos, e incluso cierta química. El curso terminó y Rose seguía sin atreverse a presentarse para las audiciones de los papeles principales. Denis la invitó a tomar algo en una cafetería de la ciudad para hablar con ella sobre el tour anual que tenía lugar cada verano organizado por su departamento.
- ¿Café?
- No, té de rosas, gracias- dijo ella.
Denis se lo hizo saber al camarero y regresó a su conversación.
- Es una oportunidad única, Rose. Deberías ir.
- Pero...
- ¿Tan buena es una relación que te impide vivir tu sueño?
Rose permaneció callada.
- ¿Realmente estás dispuesta a conformarte con papeles mediocres cuando podrías ser la mejor? Y te lo aseguro, lo serías- le insistió Denis.
- ¿Realmente lo crees?- a Rose se le iluminaron los ojos. La oportunidad que estaba ante ella era más real y tangible que su relación con Chris en ese momento. Ya apenas recordaba su rostro o cómo solía sentirse cuando la besaba.
- Estoy seguro. Mira, hagamos un trato. Si estás dispuesta a hacer este experimento y tienes éxito, yo tendré razón y estarías echando a perder tu vida por una supuesta relación. No te ofendas, por favor, es solo que nunca os veis ni pasáis tiempo juntos, no se corresponde a mi definición de relación.
- No me ofendo. Tienes razón...
- Si de lo contrario he fallado en mi lógica y buen gusto y resulta que no tienes tanto éxito, dejaré de insistirte e incluso quitaré las escenas de besos cuando te ganes el papel protagonista.
- Me vale con que sean fingidos- confesó Rose.
- ¿Entonces tenemos trato?
- ¿A qué te refieres con experimento?
- Abandonar la idea de que no es profesional besarse en una obra de teatro, o como tú dices, una infidelidad. Harás los papeles que haga falta con las instrucciones que te den, tanto si se trata de algo que quieras hacer como si no durante el tour.
Rose tomó un sorbo del té y cerró los ojos un momento.
- Está delicioso.
- ¿Sí? Debería probar yo también. Voy a pedirme uno.
- Puedes probar de mi taza- le ofreció ella.
Denis tomó la taza y la miró.
- Me pregunto por qué lado sabrá mejor- le dirigió una corta mirada pícara antes de probar por el lado que ella no había tocado con los labios-. Es cierto, está delicioso...- probó por el otro lado-. Pero creo que sabe mejor desde tu... Perspectiva.
Rose se sonrojó levemente y tomó la taza de vuelta. La miró, dándose cuenta de que era ella la que pondría los labios donde habían estado los de su profesor. No le había dado ninguna importancia hasta que él hizo ese gesto y miraba atento su reacción. Tomó del mismo sitio de antes, tratando de pensar en cómo cambiar de tema.
- ¿No está más rico ahora?- bromeó Denis.
- En verdad... Tiene un leve sabor a café y no es mi bebida favorita- dijo Rose, enfrentando su mirada, curiosa por ver cómo se las arreglaría Denis para responder y quedar bien, como siempre.
- Entonces, si no te importa, te pediré otro y me quedaré el tuyo- le guiñó un ojo.
Dicho y hecho. En unos minutos, Rose volvía a tener ante ella una nueva humeante taza de té de rosas. Le echó miel mientras observaba de reojo cómo Denis probaba el té.
- ¡Me has engañado! No tiene ningún sabor a café- fingió ofensa en un tono divertido.
- Tú no lo notarías- bromeó Rose.
- Solo querías otra taza- le reprochó él riendo.
- O devolverte la jugada- rio Rose.
Denis enarcó una ceja y apoyó los codos en la mesa mientras entrecruzaba los dedos.
- Ya te pillaré. Y bien, ¿qué opinas de mi propuesta?
Rose removió el té con la cuchara, pensativa. La miel ya se había disuelto, pero ella parecía no notarlo. Finalmente, tomó la taza entre sus manos y bebió. Cuando abrió los ojos y dejó la taza vacía en el platito, tenía una mirada de determinación.
- Lo haré. Debo intentarlo o nunca saldré de la duda.
- Muy bien, así me gusta. Veo que esta reunión ha sido productiva. Debería invitarte más a menudo.
- No me disgusta la idea- sonrió Rose.
En los días siguientes, Denis preparó a Rose y la ayudó con el papeleo y todo lo que debía saber para el tour. Fue a despedirse de ella en la estación de tren y le dio un papelito con la dirección del lugar de reunión del resto de alumnos que se habían marchado antes.
- Esperaré ansioso tu regreso, espero que me traigas buenas noticias.
- Nos vemos en dos meses- sonrió ella mientras dejaba su maleta en el suelo para despedirse.
Se abrazaron y Denis la cogió por la cintura para subirla al tren, tras lo cual le dio su maleta. Rose se despidió con la mano mientras el revisor cerraba la puerta y el tren se alejaba hasta que quedó fuera de la vista. Denis se preguntó si había hecho bien en mandarla tan lejos en vez de ofrecerse a darle clases privadas durante todo el verano, lo cual sonaba bastante atractivo. Sin embargo, a pesar de todo era profesor y debía considerar lo mejor para la carrera de Rose. Era su trabajo. Pero eso no le impedía aprovechar las ventajas del cambio de opinión de Rose cuando regresara para sus propios intereses.
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