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49. La elección de Rose

En el banquete, propusieron un brindis por el cumpleañero. Rose vio donde estaba Chris y fue a colocarse detrás de otra silla, pidiéndole a Dani que le cambiara el sitio. Este se extrañó, pero accedió sin rechistar. Cada uno se había colocado detrás de una silla supuestamente tras haber encontrado su nombre delante del asiento. Rose cometió el error de no observar a su lado qué nombres había. Solo sabía que a su izquierda no habría nadie más que Thoma, encabezando la mesa, por lo cual les separaba la esquina de la mesa. Tras el brindis, Chris buscó su nombre, al igual que otros invitados a los que aún no les había dado tiempo a mirar y simplemente se habían colocado rápidamente donde había hueco. Rose fue a sentarse y notó que alguien le ayudaba con la silla.

- Gracias- dijo ella girando la cabeza para ver quién era.

Se quedó helada al ver a Chris sentándose a su lado y reparó en la nota que ponía su nombre. Le recorrió un escalofrío. La persona que más había estado evitando estaba sentada a su lado. Su corazón empezó a latir más fuerte y maldijo en su mente ese deseo que la hacía querer comportarse como su novia. Creía que el deseo no afectaría sus sentimientos, pero entonces, ¿qué le ocurría?

- ¿Por qué no dejas de luchar contra lo inevitable?- le dijo Chris sin mirarla, esperando a ver cuándo empezarían los demás a comer.

En cuanto Thoma se sentó, los platos fueron descubiertos y él deseó a todos que disfrutaran de la cena. Rose trató de ignorar a Chris, pero estando justo a su lado era muy difícil, y a saber qué le haría para hacer que le hablara. Tampoco sabía qué contestarle. Parecía más una pregunta retórica. Su respuesta consistió en bajar la cabeza con una expresión triste que pronto trató de hacer desaparecer con el primer bocado. Chris, sin embargo, no se quedó conforme. La había echado de menos esa semana y tenía más ganas de ella. Si por él fuera, la tendría cada día a su lado.

Últimamente habían estado sin verse semana sí, semana no, y no estaba seguro de adónde llevaría eso, aunque antes estuvieron más tiempo sin verse cuando Rose fue a la ciudad natal de su madre. Pero eso no significaba que le gustara estar tanto tiempo sin verla. Y con verla tampoco le bastaba. Pero en ese momento, se conformaba incluso con que le dirigiera la palabra. Sería el primer paso. No dejaría las cosas así.

Rose estaba nerviosa, atenta a cualquier gesto de Chris, disimulando lo mejor que podía. Miró a Dani y este le lanzó una mirada de "es tu problema", por lo que se dio cuenta de que se había estado tomando demasiado en serio evitar a Chris. Temía tanto hacerlo como dejar de hacerlo. Seguramente habría consecuencias y quería evitarlas. Sabía que estaba huyendo en vez de enfrentarse al problema con sinceridad, pero no se veía capaz, por lo que no dejaba de posponerlo y ganar tiempo para pensar en algo más eficaz. Esperaba que ese trato de silencio hubiera hecho reflexionar a Chris, pero también era posible que hubiera despertado a la bestia. Tragó saliva, esperando que fuera lo primero.

De pronto, se sobresaltó al notar algo tocar su cintura rápidamente. Miró a su alrededor, pero no parecía que nadie se diera cuenta. Chris comía tranquilo, como si no hubiera pasado nada. Fue a tomar un poco de agua cuando volvió a notar algo que le hizo cosquillas y se sobresaltó, atragantándose y con agua salpicada en su cara y su ropa. Fue rápidamente al baño esperando que nadie la hubiera visto y se limpió. Se aseguró de que estaba seca y arreglada antes de salir. Junto a la puerta se encontró una sorpresa: no estaba sola. Chris había encontrado la forma de quedarse a solas con ella y no la iba a desaprovechar. Rose se quedó paralizada al verle; esa vez ya no tenía escapatoria. Lo intentó, pero Chris la cogió por la muñeca y la arrinconó contra la pared.

- ¿Adónde crees que vas?

- ¿No puedes esperar hasta el último baile?- hizo Rose un intento.

- ¿Pensabas dejar de ignorarme entonces? ¿Se puede saber qué pretendes con eso?

- Dejaré de ignorarte a partir de entonces... solo necesitaba tiempo para pensar. No te preocupes, ya sé que no puedo escapar de ti...

- Promete que dejarás de ignorarme.

- Me lo estás ordenando...

- Promételo.

- Lo prometo- suspiró ella-. Pero no era necesario...

- Si no puedo hablar contigo, ¿cómo se supone que resolvamos el problema y sepa qué piensas?

- Sabes lo que quiero y sabes por qué no quiero verte más.

Aquello fue como un cubo de agua fría para Chris. Al final, realmente lo único que había conseguido era alejarla aún más.

- No vuelvas a decir eso, eres mi novia- dijo Chris.

- Solo porque...

Él la calló con un beso. No quiso escuchar el resto. No soportaba el pensamiento de que la había perdido, quizás para siempre. Rose estaba algo molesta por su actitud, cada vez estaba más segura de que Chris no la dejaría libre. Quiso apartarle, pero entonces notó que se le mojaba la mejilla. Él apartó sus labios unos segundos, vio que ella le estaba mirando y volvió a besarla, para que no le viera ni hiciera preguntas. Ella le correspondió por impulso, pero no sabía si quería o le seguía la corriente porque la dejaba confusa su comportamiento. Apartó la cara, pero Chris la tomó entre sus dedos y la redirigió hacia él. Solo se miraron. No se atrevía a decirle lo que pensaba, por lo que se lo transmitió con la mirada, esperando ser comprendido y a la vez esperando que no se diera cuenta.

Rose notó algo en su mirada, pero no entendía qué era. Le producía una sensación extraña y la hacía sentirse mal por haberle ignorado, casi olvidando el motivo. Ella le correspondió con una mirada confusa y triste, a la vez preocupada, pues no sabía qué pensar. No era capaz de odiarle, solo podía soltarle esas palabras que parecían molestarle, pero en realidad no era eso lo que sentía. Cualquiera que les viera entendería lo que estaba ocurriendo en ese intercambio tan significativo de miradas, y esa fue la escena con la que se encontró Dani cuando se dirigía al baño. Se quedó algo más alejado, fuera del campo visual de ambos.

- Esos dos tienen una relación tan complicada que no la envidio precisamente- se escuchó la voz de Thoma detrás de Dani.

- No hay forma de alejarlos, ni por medios externos ni lo que ellos mismos han intentado. Tienen un vínculo inexplicable- suspiró Dani, dándose por vencido y girándose para encarar a Thoma.

- Es como si estuvieran en su propio mundo- respondió este.

- Eso es lo que me preocupa.

Dani les echó una última ojeada y acompañó a Thoma de regreso al banquete que ya llegaba al plato final, diciéndole que ya irían luego al baño, cuando esos dos regresaran. Unos minutos más tarde, Chris regresó y luego Rose. Dani aprovechó para ir al baño y los demás comieron la tarta tras cantar el cumpleaños feliz a Thoma. Entonces llegó el momento del último baile. Rose miraba a todas partes, pero no veía a Dani. Thoma y Chris se presentaron delante de ella, Thoma delante, para pedirle el baile, y Chris listo para intervenir en caso de rechazo. Todos los ojos estaban puestos sobre los protagonistas, sobre todo los de sus padres. Rose se quedó unos instantes inmóvil, tratando de pensar en otro plan si Dani no venía. Los murmullos comenzaban a apagar el incómodo silencio. Los presentes empezaban a dar sus opiniones.

- Thoma, yo...

- Quisiera ser al que concedieras el honor del último baile- intervino Chris, perdiendo la paciencia y actuando por impulso, queriendo ya su respuesta.

La sorpresa de los demás no mostraba que estuvieran muy extrañados, pero no creían que realmente se atrevería.

- Lamento decepcionaros, pero mi sobrina prometió bailar conmigo para no sentirme solo si mi chica no podría venir hoy, por desgracia está aún con exámenes y tengo que estar sin ella- dijo Dani, apareciendo de repente para llevarse a Rose al centro para bailar.

Chris y Thoma sabían que era un rechazo indirecto y planeado. Rose no quería dejar mal a ninguno en público y eligió no elegir. Durante el baile, Chris aprovechó una apertura para interrumpir y bailar con Rose. Dani le siguió la corriente y fue con la pareja de baile de Chris. Todos creyeron que era hora de cambiar de pareja en ese baile y siguieron su ejemplo. Les pareció divertido y lo volvieron a hacer. Rose trató de soltarse de la mano de Chris y quiso abandonar el salón de baile. Él la sujetó para impedírselo.

- ¡Suéltame!

Thoma llegó en el momento de cambio de pareja y cogió la mano de Rose para separarla de Chris. Sin embargo, ninguno siguió bailando.

- Por favor, Rose, respóndeme ahora- le pidió Thoma.

- No puedo... No quiero rechazarte a ti, sino a él- dijo ella señalando a Chris, ya harta de todo-. Y sin embargo no puedo decirte que sí, y tampoco puedo rechazarle a él.

Salió corriendo en llantos mientras Thoma y Chris se miraron, más confusos que antes sobre qué quería Rose realmente, y si no podía ser sincera por el deseo o por otro motivo.

- Mira lo que has hecho- le reprochó Thoma a Chris.

Fue a bailar con la chica que se quedó libre mientras Chris se dirigía a la salida. Vio a Rose sentada en las escaleras y se quedó detrás de ella, de pie al principio del último escalón.

- ¿No puedes por el deseo o hay otro motivo?- le preguntó él.

- ¿Qué importa? Sabría distinguir lo que siento si tuviera libertad para elegir.

Antes de que Chris pudiera contestar, la familia de Rose salió para volver a casa y llevársela. Ya había tenido suficiente. James miró a Chris de reojo cuando pasó por su lado y le dio un puñetazo que le mandó unos metros más atrás, dejándolo en el suelo. El deseo de Chris de que nadie pudiera ir en su contra solo funcionaba cuando le daba tiempo a decir algo o tomar una decisión contra la cual nadie se opondría, pero eso no cambiaba lo que realmente pensaban de él.

- Te espero el jueves, tenemos que hablar- le dijo James.

Rose fue hacia él y le dejó su pañuelo para que se limpiara la sangre de la boca, tras lo cual corrió hacia el coche junto a sus padres y Dani. Chris miró el pañuelo y vio una marca de pintalabios, como si fuera un beso. No vio cuándo ella pudo haberlo dejado ahí antes de dárselo, pero no hacía más que confundirle, ya que sus palabras y sus acciones parecían contradictorias. Cada vez la entendía menos. Quizá ni ella misma se entendía. Se quedó sentado en las escaleras hasta que Carl llegó con el coche para recogerle. Se despidió de Thoma y se disculpó por lo ocurrido. Después fue al coche y durante el trayecto a casa se quedó con el pañuelo y la marca del beso sobre sus labios, deteniendo la hemorragia y a la vez sintiendo el olor del perfume de Rose, también en su pañuelo. Le hacía perder la cabeza y su comportamiento no le ayudaba a controlarse precisamente. Pronto llegaría el día para hablar con sus padres. Pero antes, había algo que necesitaba aclarar, por lo que planeó visitarla en dos días, así dejaba un día de por medio para enfriar un poco el ambiente y aclarar las mentes.

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