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43. Sacrificio

Rose se había despertado al fin y Beth le contó lo ocurrido. Rose decidió hacer un intento de combatir la orden de Chris. "Le esperé, no debería seguir teniendo efecto". Se levantó y trató de salir de la habitación. Le costaba mantenerse en pie y caminar, pero poco a poco fue haciéndosele más fácil. Dejó la ropa de sirvienta a Beth y se dirigió hacia el parque, al escuchar los gritos de Chris. Le vio llorando de rodillas en el suelo. Se le conmovió el corazón. Aunque estaban empapándose por la lluvia, no se dio prisa en acercarse. Se preguntó si era lo mejor, y qué le diría cuando le preguntara dónde había estado. Decidió dejar que la encontrara por casualidad y se quedó sentada acurrucándose por el frío bajo un árbol donde Chris la pudiera ver cuando se diera la vuelta. Pasó un rato hasta que dejó de gritar y llorar, hasta que por fin se levantó, no sabiendo ya qué hacer. Entonces, la vio ahí bajo el árbol, temblando de frío y quedándose dormida.

- ¡Rose!

Fue corriendo hacia ella y trató de despertarla. Ella abrió los ojos. Aún estaba débil.

- ¿Dónde has estado todo este tiempo? ¿Qué hacías aquí?

- Estaba esperándote...

- ¿Desde cuando?

- Te espero desde que te fuiste...

- Rose... me tenías tan preocupado...

- No he dejado de esperar a que volvieras... luego salí a buscarte...

- Rose...

Chris la abrazó. Vio que estaba delirando.

- Creí que no volverías...

- Shh... ya estoy aquí.

- Que ya no te importaba...

- Eso no... no se qué me pasó, pero claro que me importas. Más que nada en el mundo.

La cogió en brazos y caminó varias calles, tratando de llevarla a su casa. Al final cayó. No tenía fuerzas para llevarla tan lejos. La dejó escondida de los ojos de los demás en un lugar seco y corrió hacia su casa para pedir a un chófer que fuera con él y le ayudara a llevar a Rose a su casa. El coche llegó enseguida y salió para regresar poco después con Rose. La acompañó todo el tiempo en la parte trasera mientras Rose seguía delirando. Chris notó que tenía fiebre y se preocupó mucho. Sus padres también estarían muy preocupados. Pero no le echarían la culpa. Al fin y al cabo sus temores eran ciertos: no era digno de Rose. Si la familia de Rose no se la quería dejar era por una buena razón. Aunque nadie pudiera ir en su contra, sabía lo que pensaban y que tenían razones de sobra.

- Esperando...- deliraba Rose.

- Estoy aquí, Rose, por favor, descansca- le pidió Chris cogiéndole la mano.

Rose pareció relajarse un poco y se durmió. Él la llevó a casa y James se la arrebató de los brazos y Sofia fue junto a su hija.

- Gracias por encontrarla- dijeron.

No podían decirlo, pero en sus miradas se notaba que desconfiaban de él y les daba rabia que su hija estuviera así y la última persona con la que estuvo en contacto fue él. La llevaron a la habitación y llamaron a un médico. Le dijeron a Chris que podía irse, pero Chris aprovechó su deseo y les dijo que se quedaba con Rose. A Sofia y a James les dio rabia, pero no podían decirle nada.

- Por favor, creedme, he estado igual de desesperado buscándola estos días que vosotros, me preocupo por ella- dijo entre lágrimas, deseando que le creyeran-. No me podéis pedir que me aleje de ella cuando fue tan difícil encontrarla.

James y Sofia suavizaron un poco sus expresiones y le dejaron con Rose mientras iban a recibir al médico. Este dijo que Rose solo necesitaba reponer energías pero tardaría unos días en recuperarse. Cuando miró a Chris, le recomendó que se cuidara, pues se había agotado y si no descansaba y se reponía, acabaría enfermando, como Rose. Una vez se marchó, Sofia les trajo algo de comer y le pidió a Chris que comiera y le diera a Rose también cuando despertara. Ella y James iban a avisar a la policía de que ya la habían encontrado y descansarían, pues estaban exhaustos. Dani regresó poco después y fue a ver a Rose. La encontró en la cama apoyando la espalda en la almohada mientras Chris le daba de comer. Se acercó sin decir nada. Solo le lanzó una mirada a Chris y se sentó en el otro lado, junto a Rose. La abrazó y le dio un beso en la mejilla.

- Me tenías preocupado, Rose. No vuelvas a desaparecer así.

Chris dejó la cuchara en el tazón, esperando a que Dani se fuera. Rose cerró los ojos un momento, sintiendo el cálido abrazo de su tío al que veía como un hermano mayor.

- Déjame llamarte hermano- le dijo ella.

- Parece más apropiado, ¿no?- sonrió Dani.

Rose no sonrió. Llevaba muchos días sin sonreir y ya no le salía aunque lo intentara. Chris se dio cuenta y se preguntó cuándo dejó de ser su objetivo hacerla feliz y verla sonreir. Fue en el momento en que empezó a priorizar sus propios deseos. No volvería a perderla de vista. Seguía sin entender bien el sueño que tuvo, pero le sirvió para despertar. Cuando Dani se fue, Chris cogió la mano de Rose vio que llevaba el anillo. Otro diamante había cambiado de color. Solo le quedaba un deseo.

- ¿Cómo es esto posible? ¿Cuándo has pedido un deseo sin que yo me enterase? ¿Qué pediste?

Rose no podía decirle que fue cuando era Lily y él dormía en su regazo, que fue cuando aprovechó para cogerle la mano, ponerse el anillo y pedir que Chris se recuperara. Al parecer, lo que soñó fue la respuesta a su deseo. Pero tuvo sus consecuencias.

- Será que lo pedí cuando nos vimos en sueños- se encogió de hombros ella-. Quizá mi deseo era tan grande que te alcanzó.

- ¿Qué deseaste?

- Quería que te recuperaras de los efectos del deseo. Me parece que cada vez que pedimos algo, trae sus consecuencias. Preferí cargar yo con ellas. Veo que tenías una carga grande, mi cuerpo no pudo con ella.

- Tuve un sueño que me hizo despertar anteayer... ¿quizá pediste el deseo entonces?

- Puede. Perdí la noción del tiempo.

- Creí que solo funcionaba tocándose las manos...

A Chris había algo que no le cuadraba.  Le dio de comer hasta que terminó y fue a dejar el tazón en la mesa. Rose empezaba a encontrarse mal y se tumbó pidiendo a Chris que la dejara dormir. Él se quedó sentado en una silla al lado de la cama y se durmió con los brazos y la cabeza apoyadados en el borde de la cama. A la mañana siguiente, despertó con dolor de espalda, pero lo primero que hizo fue comprobar la temperatura de la frente de Rose. No lo creía posible, pero estaba peor que el día anterior. El médico volvió a visitar y dijo que Rose había enfermado, pero los síntomas recién se mostraban entonces. Muy a su pesar, no les dio muchas esperanzas sobre la recuperación de Rose.

- ¿Podría morir?- se alarmó Chris.

El médico no respondió. Bajó la cabeza y salió para hablar con Sofia y James sobre las recomendaciones. A Chris solo se le ocurrió desear que Rose se recuperara, pero el anillo permaneció igual. Chris se desesperó y probó deseando varias cosas similares, pero nada funcionaba. Finalmente recordó lo que dijo Rose de que quiso llevarse su carga y decidió probarlo.

- Deseo compartir la carga de Rose, que ella comparta mi fuerza vital.

Creyó que sería un deseo, pero resultaron ser dos. Al menos había funcionado. Cuando vio que los diamantes cambiaban de color, sintió un gran alivo acompañado de un sentimiento de que le flaqueaban las fuerzas. Esperaba ver resultados en Rose, pero el efecto no fue inmediato. Con cada hora que pasaba, empezaba a deprimirse más. Entonces se le ocurrió que quizá, si compartía sus energías con ella, él debería descansar y alimentarse bien para darle más energía a Rose. Durante ese día y el siguiente siguió el plan y en la tarde del domingo por fin Rose despertó. Se sentía llena de energía. Vio a sus padres, a Dani y a Chris alrededor de su cama. Se sintió mal por haberles preocupado. Se levantó y fue a abrazarlos. Ellos no se lo podían creer, casi la daban por muerta. Pidió que la dejaran a solas con Chris.

- Me has salvado, gracias- dijo viendo los diamantes del anillo.

- Tú me has salvado, soy yo el que está agradecido.

Se abrazaron entre lágrimas. Chris miró la cara de Rose y vio que por fin sonreía. Estaba aliviado.

- No quiero volver a perderte, Rose... quiero que estés siempre conmigo.

A Rose se le congeló la sonrisa. Se apartó de él.

- Creí que te importaba, pero luego te dejé de importar... así de repente. Yo... temo que vuelva a suceder. Me das esperanzas y luego me ignoras. No puedo confiar en ti.

- Claro que sí, pase lo que pase nunca volveré a dejarme caer así- dijo Chris cogiéndola de la mano.

- ¿Cómo puedo saberlo? Desearía que me lo demostraras en vez de decirlo.

Entonces se tapó la boca, dándose cuenta de su error. El diamante cambió de color y se quedó sin deseos.

- Genial...- suspiró Chris-. Te demostraré que me importas. No puedo mostrarte el futuro ya que es incierto, pero te mostraré con qué argumentos te aseguro que esto no volverá a pasar. Ven conmigo.

Fueron a casa de Chris y Rose avisó que se quedaría ahí a dormir y no la esperaran. Sus padres se quedaron preocupados, pero Chris les dijo que la dejaran porque la cuidaría y no le haría nada, y no les quedó más remedio. Una vez en su habitación, cogió una carta que tenía guardada y se la entregó a Rose. Ella la cogió y vio que Chris estaba sonrojado. La reconoció. Era la carta que ni Dani ni él la habían dejado leer y al fin la tenía entre sus manos. La abrió y sacó su contenido, curiosa por saber cómo demostraría aquella carta lo que sentía Chris.

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