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4. El misterio

El trimestre transcurrió deprisa y pronto llegó el verano. Rose se había adaptado bien a vivir con sus abuelos y su tío Daniel, que más bien parecía un hermano mayor para ella. Se llevaban muy bien y gracias a él y a Raquel pronto hizo amigos en el instituto y pudo estudiar lo que se había perdido. Los exámenes fueron un éxito y el curso terminó bien. Le había sentado muy bien el cambio de aires, por lo que pensó en pedirle a sus padres que la dejaran ahí el próximo curso. Y el siguiente. Los últimos dos años antes de la universidad era mejor hacerlos en la gran ciudad, pues quería especializarse profesionalmente, quería estar bien preparada. Se sentía mucho más tranquila desde que no veía a Chris, aunque a veces se acordaba de él y se preguntaba qué estaría haciendo. ¿Se acordaría él de ella? ¿Le importaba al menos? Al fin y al cabo eran amigos de infancia...

En verano pudo volver a ver a sus padres y fueron de viaje en familia junto con los abuelos y Daniel. Era un lugar precioso. Se trataba de un hotel junto a la playa. Fue a pasear por la arena con los pies descalzos. Llegó hasta unas rocas y se subió a ellas. Se quedó sentada en una que tenía otra roca más alta detrás, por lo que no se la veía a menos que se mirara desde cierto ángulo. Entonces escuchó voces y reconoció a sus padres. Se quedó callada escuchando su conversación, ya que no quería interrumpir y tampoco quería que la vieran después de que ya les hubiera escuchado por encontrarse casualmente en el mismo sitio.

- ¿Recuerdas este sitio, amor?

- Pues claro, cariño, ¿cómo olvidar la paliza que se llevó Lyon aquella vez?- bromeó Sofia.

- No me refiero a eso...

- Ya sé, dices de esa noche en la que me cogiste en brazos y corriste hacia el mar. Fuiste a pisar un hoyo y caímos al agua. Hicimos algunas ahogadillas y acabamos arrastrados hacia la orilla por las fuertes olas. Parecía como si el mar estuviera en contra de nosotros por querer desvelar su secreto...

- Fue extraño, desde luego. A veces pienso que hay más historia detrás de esa isla y no solo lo que encontramos. ¿Para qué si no tanta seguridad? Tantas trampas... Y la autodestrucción de la isla. Tuve que ir muchas veces a bucear en busca de la caja hasta que la encontré al fin- dijo James.

- ¿Pero por qué estabas tan empeñado en recuperar la caja si tu deseo ya se había cumplido?- tuvo curiosidad Sofia.

- Porque tuve otro deseo. Quería estar contigo y tú estabas con otro... Pensé que podría desear que estuvieras libre del trato con Lyon o algo.

Sofia no sabía por qué se había sorprendido al escucharlo. Ya debería saber que todo lo hacía por ella. Rose se sonrojó al ver a sus padres abrazados y dándose un beso y pensó que le gustaría encontrar a un chico que la quisiera tanto como para buscar una isla del tesoro y pedir un deseo para estar con ella. Un chico dispuesto a todo por amor. ¿Pero existía un chico así?

Mientras pensaba eso se dio cuenta de que era muy interesante eso que mencionaban sus padres de una caja en una isla y cumplía deseos. Si su padre dijo que encontró la caja, ¿pidió el deseo? Empezó a tener mucha curiosidad con respecto a ese tema. Sus padres habían tenido vidas más interesantes de lo que parecía. Al menos su padre, que fue a la isla. ¿Habría ido su madre también?

- Antes de coger el barco para irnos rumbo a la isla, esos días que hubo tormenta... no pudimos hablar sobre lo que sucedió porque tenías que hacerte el duro delante la banda y no pensaran que te volví débil... Pero siempre me pregunté...- empezó a decir Sofia.

- No es eso, es que podían volverse en tu contra y quizá en la mía. No podía dejar que te pasara nada... ¿Qué me ibas a decir? ¿Hablar sobre qué?

- Bueno... sobre... esa noche que hemos mencionado que jugamos en el mar... Cuando se nos echó una ola encima y... ¿Lo recuerdas?

- Claro que lo recuerdo. Nuestro segundo "beso", aunque fue accidental. O quizá eso me hiciste creer.

- Claro que fue accidental- protestó Sofia.

- Si tú lo dices...- bromeó James.

- Ven que te voy a dar otro beso accidental...

Cuando James cerró los ojos para recibir el beso, Sofia le tiró al agua. James se llevó la sorpresa y se quedó atónito. No la veía capaz.

- No deja de sorprenderme tu atrevimiento en algunas ocasiones... Deberías saber ya que si juegas con fuego... Hay consecuencias.

Sofia percibió el peligro e iba a huir, pero James la cogió por el tobillo y la hizo caer en el agua. Estaban en la orilla, por lo que el agua apenas cubría. James se puso encima de ella y la sujetó en la arena para que no pudiera levantarse.

- Te lo advertí. Esta vez no será accidental.

La besó mientras entrelazaban los dedos. Rose por una parte quería ver porque el juego entre sus padres era interesante y romántico y por otra parte... eran sus padres, y no sabía hasta dónde llegarían. Quizá era hora de irse. ¿Pero cómo hacerlo sin ser vista? Finalmente se levantaron y decidieron irse hacia el hotel para secarse o seguir en un baño caliente de la habitación. Mientras continuaron la conversación hasta que ya no se les oyó por la lejanía.

- ¿Qué me querías decir del beso?- preguntó James.

- Me preguntaba si tú también te habías quedado pensando en ello después. Ya sé que llevamos mucho tiempo juntos, casados... Nos hemos besado muchas veces... Pero sigo teniendo curiosidad de saber qué pensabas y sentías antes de que me confesaras lo que sentías al volver de la isla- dijo Sofia con cierta timidez, no muy segura de que James aún no estaría cansado de recordar y hablar de cosas del pasado.

- Amor, no pienses que no quiero hablar de ello, me gusta ver cómo te sonrojas al recordar esos momentos sabiendo que yo ya sentía algo por ti- James le dio un sonoro beso en la mejilla-. Sí, me quedé pensando en que... Ojalá no hubiera sido un accidente y hubiera continuado en vez de hacer como si no hubiera pasado nada. Muchas veces pienso que no aprovechamos bien esos momentos que teníamos.

- Te vi tocándote los labios cuando volvía...- dijo Sofia haciendo referencia a esa noche.

- Yo también te vi. Me pregunté qué sentías y si querías más... Deseaba que te olvidaras de Carl e intentaba hacerte ver que no era para ti...

- Me sonrojé bastante cuando vi que me viste... Supongo que sí sentía muchas cosas pero no quería admitirlo.

- A mí me costaba admitírmelo a mí mismo, pero más me costaba negármelo a mí mismo.

Se oyeron unas risillas cómplices y se alejaron hablando un poco más de ello. Al parecer, a veces a los padres de Rose les gustaba recordar el pasado. Ella captó algunas piezas de información: ellos se gustaban cuando Sofia estaba con Carl... Entonces, ¿por qué estaba con Carl? O, ¿por qué iban juntos a la isla? Y además volvieron juntos... Pero James tuvo que volver solo a seguir buscando la caja, por lo que no la pudieron coger. ¿Qué sucedió ahí? Cada vez tenía más preguntas sobre sus padres y su pasado, la relación entre ellos y Carl. Y lo más interesante, esa caja del deseo de la que hablaban.
Debía averiguar más sobre Carl... Pero para eso necesitaría la ayuda de Chris, algo con lo que no quería contar.

Se quedó otro rato más en las rocas, procesando la información y pensando en lo bien que se llevaban sus padres y lo mucho que se querían. Sonrió, contenta porque a pesar de ser ricos, no estaban casados por intereses, como los padres de otros compañeros de clase que siempre se quejaban de que sus padres no parecían amarse y no sentían que eran una verdadera familia. Era afortunada de tener un hogar tan acogedor. Se bajó de las rocas por el otro lado, para que al volver no la vieran sus padres. Sin embargo, al saltar no aterrizó en la arena, sino encima de alguien. Cayeron al suelo y antes de ver quién era, ese alguien la sujetó contra el suelo y le tapó la boca.

- Shhh...

Se quedó escuchando y al asegurarse de que ya no había nadie, miró a su prisionera.

- ¿Rose?

Ella había reconocido su estilo y pudo confirmar que efectivamente se trataba de él. Al parecer, había estado escondido escuchando la conversación. Se sonrojó al pensar que también él había visto a sus padres jugando.

- Parece como si el tiempo no hubiera pasado para ellos- comentó mientras la liberaba.

- Chris, ¿qué haces aquí?

Él se subió a la roca, tenía curiosidad de cómo se sentía estar ahí. El viento en la cara que traía el sonido del mar y su humedad salada le hacían vivir una nueva experiencia. Era su primera vez en la playa.

Rose se cruzó de brazos, esperando una respuesta.

- Te he preguntado qué haces aquí.

- Vine a verte- bromeó.

- No podías saber dónde estaba.

Chris la miró y de un salto se plantó delante de ella, que iba a retroceder, pero él la acercó a sí por la cintura. El corazón de Rose se aceleró y se puso nerviosa. No se sentía bien estando tan cerca de él.

- Y yo creyendo que te alegrarías de verme. Te fuiste sin despedirte y no he sabido nada de ti todo este tiempo. ¿Te parece bonito?

- Deja las bromas y dime qué quieres.

Rose solo quería apartarse de él y poder respirar tranquila, pero Chris no estaba dispuesto a darle el gusto, sino que la estrechó aún más contra sí, hasta que sus rostros estuvieron a punto de rozarse. Rose se preparó para darle una bofetada.

- Vine a averiguar sobre la isla. Mañana saldrá un barco hacia ese lugar. Iba a investigar, pero por lo que veo tus padres ya estuvieron y se llevaron lo que importaba... Aun así creo que iré a echar un vistazo.

La dejó en paz y se giró hacia el mar, observando la luna saliendo del horizonte. Rose olvidó que iba a darle una bofetada y se emocionó con la idea de la aventura.

- Iré contigo- decidió Rose-. Yo también estoy interesada.

- ¿Y cómo se lo explicarás a tus padres?

- Tienes razón...

- Te informaré de lo que descubra cuando nos volvamos a ver en el instituto. ¿Volverás en septiembre?

Rose empezó a pensárselo. ¿Valía la pena dejar su felicidad en la ciudad natal de su madre para volver con sus padres, soportar a Chris y descubrir el misterio?

- Está bien.

Era demasiado tarde para volver atrás. La aventura la estaba llamando.

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