3. Dura decisión
Ese domingo, Rose había quedado con Thoma para ir a pasear por el parque central de la ciudad. Los árboles en flor atraían ya algunos insectos, aunque todavía no hacía mucho calor. Ese día era soleado y había sido un acierto salir a pasear. Comenzaron a charlar y Rose aprendió que a Thoma le gustaba el teatro y quería ser actor. A ella le llamaba la atención disfrazarse y actuar, parecía divertido, ya que en la vida real no había nada interesante. Y si era peligroso, desde luego mejor que fuera una actuación que la vida real. Aunque no terminaba de huir del peligro en la realidad. Hablando de peligro...
- Rose, ven un momento- Chris pasaba por ahí y al verla, quiso volver a advertirla.
Rose se hizo la despistada y siguió hablando con Thoma, proponiéndole ir a comer crepes. A Chris no le hizo ninguna gracia que le ignorara.
- Si me ignoras habrá consecuencias...
Rose pareció recuperar inmediatamente el sentido del oído y su mirada se dirigió hacia él.
- ¿Qué quieres?
- Ven. Ahora.
- ¿No ves que estoy hablando con...?
- 3... 2...
Chris dio un paso hacia ellos y Rose se dio cuenta de que no bromeaba.
- Espera un momento, Thoma...
- 1.
Mientras Rose todavía se disculpaba con Thoma por la intermisión, Chris la agarró de la muñeca y se la llevó detrás de un puesto de comida, acorralándola contra la pared de madera apoyando ahí la mano libre.
- Espero que te tomaras en serio lo que te dije- le recordó él.
Rose le miró a los ojos con determinación.
- Me lo estoy tomando en serio. Dije que le conocería y luego respondería. ¿Tiene algo de malo que haya salido con él?
Chris se le acercó para intensificar el contacto visual y le susurró:
- Rose.
Ella sintió un escalofrío. Cuando la llamaba por su nombre y hacía una pausa, no había lugar a bromas.
- Sí- respondió ella con un hilo de voz.
- Me escuchas, ¿verdad?
- Sí...
Cada vez le costaba más mantener el contacto visual y su cabeza iba bajando mientras Chris se acercaba más. Acabó más encogida que erguida. Tenía la cabeza casi entre los hombros. Finalmente, apartó la mirada.
- No vuelvas a ignorarme.
Ella asintió con la cabeza, sin mirarle. Chris le cogió la barbilla, haciendo que le mirara.
- ¿Decías?
- Sí.
- ¿Sí qué?
- No te ignoraré... intencionadamente- respondió Rose, girando de nuevo la cabeza para mirar a otro sitio.
Chris volvió a hacer que le mirara. Durante los segundos que duró el intercambio de miradas, Rose empezó a sentirse más y más nerviosa. Necesitaba alejarse de él para relajarse. Debía aguntar un poco más y podría irse. Un poco más... Finalmente, Chris la soltó y dejó que volviera corriendo con Thoma. La miró mientras seguían caminando. Le molestaba la actitud de Rose, aunque no estaba muy seguro de por qué. Cada vez le entraban más ganas de mostrarse agresivo con ella e incluso de ser él quien la ignorara y olvidarse de ella.
Eran amigos de infancia, pero cada vez la soportaba menos. ¿Por qué? Los profesores decían que la adolescencia alteraba las hormonas, pero a él le ponía de los nervios la falta de control y comprensión sobre sí mismo. Cada vez le costaba más tolerar cosas que no le gustaban y le molestaba que las cosas no salieran a su manera, incluso cuando no sabía ni por qué quería algunas cosas. Le irritaba todo, y lo que más, él mismo.
Rose no miró atrás, simplemente se dio más prisa apurando a Thoma para llegar cuanto antes al puesto de crepes. No había notado que el cielo se había oscurecido y comenzaba a llover. Se refugiaron bajo un árbol, lo que fue un error, puesto que se avecinaba una tormenta. Chris quiso marcharse a casa cuanto antes, pero no pudo evitar preguntarse qué harían Rose y su amigo Thoma. De pronto, un rayo partió un árbol por la mitad y comenzó a arder. Chris tuvo un mal presentimiento y echó a correr hacia ahí. Llegó justo a tiempo de apartar a Rose y una mitad del tronco cayó delante de ellos. Ella estaba impactada y los ojos se le salían de las órbitas. No reaccionaba.
- ¡Rose! ¡Rose!
Chris la zarandeó por los hombros, pero al ver que no reaccionaba, la despertó de una ligera bofetada.
- ¿Qué pasó con Thoma?- le preguntó al ver que por fin reaccionaba y se tocaba la mejilla.
Señaló con la mano temblorosa hacia el tronco y Chris se dio cuenta de la actitud de Rose. La cubrió con los brazos para que no viera más. Él también apartó la mirada, tratando de asimilarlo. Thoma había sido alcanzado por el rayo y era una visión horrible. Estaba tendido en el suelo, inerte. Poco después llegó la ambulancia y llevaron a Thoma al hospital junto a Chris y Rose. Les hicieron algunas preguntas y luego se quedaron en la sala de espera. Al rato les avisaron que podían irse a casa, era inútil ya que esperaran. No se había podido hacer nada. No solo las quemaduras eran graves, sino que la descarga eléctrica fue tal, que podría haberse quedado carbonizado al instante. Sin embargo, no murió. El muchacho se quedó en coma con pocas esperanzas de sobrevivir.
Rose no podía caminar, le flaqueaban las piernas y no se tenía en pie. Chris se quedó con ella en la sala de espera un rato más, abrazándola. Aún estaba en estado de shock. No hacía ni decía nada.
- Le dije que le conocería... Yo le propuse quedar hoy... Si no lo hubiera hecho...
- No es culpa tuya- se molestó Chris.
- ¡Ya no podré cumplir lo que le dije!- exclamó Rose con los ojos enlagrimados, mirándole.
Irrumpió en sollozos y escondió el rostro entre sus manos. Chris estaba medio aliviado. Era buena señal que pasara a la etapa del desahogo, significaba que lo estaba asimilando y podría superarlo en algún momento. Él no sabía cómo sentirse, estaba ocupado pensando en qué hacer con ella. Se preguntaba a sí mismo si debía abrazarla. La respuesta llegó cuando su brazo rozó el hombro de Rose, que inmediatamente se sobresaltó y se apartó de él.
- ¡No me toques!
- Vámonos.
- No.
- Pues yo me voy a casa.
Chris se levantó para marcharse y Rose se dio cuenta de que se quedaría sola ahí, por lo que reaccionó y fue tras él, aunque a una distancia prudente. Chris se detuvo en la puerta. Seguía lloviendo. Fue a pedir un paraguas prestado mientras Rose se quedaba mirando por el cristal de la puerta el panorama. Chris regresó con el paraguas y salió. Se detuvo para ver si Rose iba con él bajo el paraguas o se quedaba ahí. Rose se secó las lágrimas frotándose los ojos y fue junto a Chris.
De camino, se oyó un trueno y ella se sobresaltó, agarrándose a Chris como si su vida dependiera de ello. Estaba asustada. Nunca volvería a subestimar las tormentas. Él la rodeó con el brazo por instinto, al verla tan vulnerable y asustada. Sin embargo, en cuando notó su brazo, Rose se apartó. No quería estar en contacto con él y menos nada que fuera afectivo. No solo la ponía nerviosa, sino que le temía y además no dejaba de pensar en Thoma.
Hasta llegar a casa, volvieron a oírse algunos truenos y Rose reaccionaba de la misma manera. Chris se impacientó.
- ¿En qué quedamos, te quedas a mi lado y te calmas o rechazas mi contacto físico y te aguantas el miedo? No pienso seguir aguantando que me agarres del brazo y luego te separes de mí como si te quemaras mirándome con esa cara. Toma ya una decisión y que sea para siempre.
Rose sabía que solo había una forma de calmarse, pero su orgullo le impidió aceptarlo. Decidió aguantarse el miedo y se alejó de Chris. Este puso los ojos en blanco. No se sorprendió en absoluto de su comportamiento. La acompañó a casa y se marchó a la suya. Rose entró y sus padres la vieron pálida y empapada. Sofia fue a por una toalla mientras James fue a abrazar a su hija.
- ¿Qué ha ocurrido?
Rose apenas pudo dar algunos detalles, pero prefirió hablar después de un baño caliente. Sofia se quedó a su lado para asegurarse de que no le pasaba algo. Rose se tambaleaba y le costaba subir las escaleras. Después del baño, se metió en la cama y se dispuso a contarles lo sucedido a sus padres. La abrazaron y se sintió mejor. Entonces James pensó en una propuesta para su hija. Ella se lo pensó unos segundos, pero luego aceptó. Sofia estaba triste por tener que separarse de su hija, pero sabía que ella lo necesitaba. Ese trimestre la mandarían con sus abuelos, los padres de Sofia y terminaría ahí el instituto. En verano se reunirían con ella ahí durante unas semanas y ya decidirían qué hacer. La dejaron descansar y ella les dio las gracias.
Sofia comenzó a llorar una vez en la habitación. Sabía que su hija estaría bien con sus padres, su hermano y la hija de su amiga Sara, pero la echaría mucho de menos. James la abrazó, compartiendo su dolor, aunque no era tan sensible a ello como quien había dado a luz a su hija y compartían un vínculo que le sacaba nueve meses de ventaja. El lazo maternal era algo especial que él nunca podría comprender desde ese lado de la perspectiva, pero sí recordaba lo unido que estaba a su madre de pequeño y sabía que era algo irreemplazable.
Él solo podía pensar en lo que haría más feliz a su hija y mandarla a la ciudad natal de su esposa era lo mejor, por lo que no se sentía tan mal. Además, podía visitarla cuando se lo propusiera. Trató de consolar a Sofia con esas palabras. Comenzó a tranquilizarse poco a poco, pero era muy duro para ella.
- Amor, ya te dije una vez que hijos o no, tú eras mi familia y con eso sería suficiente. Piensa que Rose no estará con nosotros siempre y tenemos que empezar a asimilarlo y darle más espacio para estar preparados cuando se marche a vivir su vida. Nosotros hicimos lo mismo.
- Tienes razón, Jamie, pero es tan repentino que... bueno, tardaré un poco en hacerme a la idea...
- He estado contigo de antes de su nacimiento, lo he estado hasta ahora y seguiré estándolo. Siempre me tendrás- le dio un beso en la cabeza y le acarició el pelo.
- Tienes razón. Gracias... Tendrás que aguantarme por un tiempo...
- Intentaré estar más tiempo contigo hasta que estés mejor. ¿Qué me dices de una cita el próximo domingo? Tú y yo.
Sofia le miró y no pudo evitar sonreír. No por nada era el amor de su vida. James le devolvió la sonrisa. Cerraron los ojos y se besaron. Luego se sentaron delante de la chimenea y Sofia apoyó la cabeza en su hombro.
- Otro motivo es alejarla de Christian, ¿verdad?- adivinó ella.
- Así es.
- Será lo mejor.
- Quiero ver qué producirá la distancia entre ellos. Eso nos dirá mucho de la relación que hay entre ellos. Si es una simple amistad, estarán tristes pero les animará saber que se verán pronto. Pero yo contemplo dos opciones: que se enfríen o que se echen tanto de menos que...
- Se casen- bromeó Sofia.
- No bromees con eso. No pienso darle a mi hija.
- ¿Qué decías de que los hijos vienen y se van?
- Pero no significa que no me importe lo que haga. Solo deseo su felicidad... Y con él no será.
- Seguro que nadie esperaba que nosotros acabáramos felizmente casados- le dijo Sofia.
- No cuando era un villano, eso seguro- razonó James-. Sabes que he cambiado mucho desde entonces.
- Es cierto, te volviste un príncipe- Sofia le dio un beso en la mejilla-. Mi príncipe.
James se sonrojó ligeramente y la estrechó contra sí. Luego le dio un pico.
- Cuando Chris sea un caballero hecho y derecho me lo pensaré. Pero de tal palo...
- Ay, amor...- suspiró Sofia sonriendo.
No tenía remedio. Sin embargo, estaba de acuerdo con James. Él lo expresaba directamente y ella prefería darle derecho a duda, pero no quería que su hija se enamorara de él y luego aunque siguiera sin cambiar Rose ya estaría demasiado enredada en los lazos del amor como para darse cuenta de que no le convenía. Le vendría bien desconectar y conocer a otra gente, escapando de las influencias de Chris.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro