Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

27. Cita exitosa

Ese día toda la casa estaba revolucionada. James y Sofia habían descubierto que los anillos habían desaparecido y mandaron revisar todo y buscar por toda la casa. Rose estaba medio dormida cuando se asomó al pasillo para ver qué ocurría. Al principio había buscado un momento para devolver los anillos a su sitio y terminó por olvidarse tras una semana. En verdad, le venía bien ese lío. Se guardó los anillos y fue a la habitación de sus padres.

- ¿Qué ocurre?- preguntó.

James había ido a buscar en el comedor y el salón mientras Sofia estaba buscando en los bolsillos de la ropa del armario.

- Rose, nuestros anillos de compromiso han desaparecido... ¿Nos ayudas a buscarlos? A ti se te daba bien encontrar cosas cada vez que se perdía algo...

"Muchas veces era porque yo los había cogido", pensó Rose, sonriendo ante la ironía.

- ¿Y has buscado bien en los cajones?- preguntó abriendo uno tras otro y rebuscando.

Mientras su madre estaba de espaldas, limpió los anillos con cuidado con un pañuelo para que no quedaran huellas y los dejó en el compartimento secreto pero en un lugar más alejado del borde y los colocó de pie para que apenas fueran visibles a menos que se palpara el interior. Sofia fue junto a ella mientras seguía rebuscando en el cajón.

- ¿Buscaste bien en el último lugar donde los viste?- le preguntó a su madre.

- Ve a mirar debajo de la cama, tú cabes bien- le dijo Sofia medio de broma.

Rose fue mientras Sofia volvía a buscar en el compartimento secreto. Metió la mano y tocó algo. Sacudió un poco el cajón para que aquello que tocó saliera de su escondite y los anillos saltaron hacia el borde. Respiró aliviada al ver que estaban ahí. Fue a avisar a todos que dejaran de buscar, ya los había encontrado. James regresó y miró los anillos mientras Rose se acercaba con curiosidad. Él frunció el ceño.

- ¿Seguro que son nuestros anillos?- le preguntó a Sofia.

- Claro, estaban en el lugar de siempre solo que al cerrar el cajón debieron de rodar a la esquina y se quedaron ahí. Los encontré al meter más la mano. ¿Por qué lo dices?

- Los diamantes eran todos transparentes... fíjate, este diamante tiene un tono más azulado que el resto.

Sofia y Rose se fijaron y era verdad, uno de los cinco diamantes de un anillo había cambiado de color.

- Quizá con el tiempo los diamantes van cambiando- sugirió Rose, que estaba igual de perpleja.

- Los diamantes no hacen eso...- repuso James.

- Pero estos no son diamantes normales- le recordó Sofia.

- ¿Y qué son?- preguntó Rose, curiosa.

Sofia y James se miraron. Rose era bastante mayor como para comprender todo, de hecho, Sofia tenía su edad en ese entonces. Pero, ¿era sensato que la información saliera a la luz? Debían hablarlo antes entre ellos y luego tomar una decisión. Mientras tanto, James decidió desviarse del tema, ofreciéndole algo más interesante.

- Otro día te cuento, ahora debemos darnos prisa en prepararnos. La familia de Thoma nos ha invitado a comer con ellos.

Rose entendió de qué se trataba y fue rápidamente a cambiarse. Thoma había dejado su relación con Hellen y les contó a sus padres que quería volver a tener una oportunidad con Rose. Esta había hablado con Chris sobre el tema, quien decidió apoyarla por falta de argumentos en contra. Sucedió dos días después de la visita de Thoma. No vio mucho a Chris en el instituto o fuera para decírselo. Pero ese día le vio al salir de clases. Fueron a un banco del parque cerca del cual pasaban cada día al regresar a casa y Rose le iba a contar lo que ocurría al ver que Chris se acercaba a ella con otras intenciones.

- Verás... Thoma va a dejar a su prometida... anteayer estuvo en mi casa y hablamos... y queremos intentarlo de nuevo- le explicó ella sin mirarle a los ojos.

Chris se quedó de piedra. No se esperaba que algo así interfiriera en sus planes. Quiso protestar, pero era él quien le había dicho que no le rompiera el corazón a Thoma. Era él quien había considerado a su amigo a quien hacía mucho que no veía como el mejor candidato para Rose. Empezaba a arrepentirse de no haber sido más egoísta. Se apartó, dando espacio a Rose. El juego se había acabado y ya no tenía excusas para acercarse tanto a ella. Aun así... no podía creerlo. Era demasiado repentino.

- Ya veo...

- El problema es que su prometida parece estar enamorada de otro. Y eso le hizo tomar la decisión más rápido.

- Cada uno estaba pensando en otro pero tenían que estar juntos... es injusto- se molestó Chris.

- Eso mismo pensé yo. Pero no adivinas quién es la prometida... Hellen.

- ¿Cómo? ¿Hellen?- Chris estaba estupefacto-. ¿De quién estará enamorada? Se suponía que se la íbamos a presentar a Leo...

- Todo sería más fácil si de quien estuviera enamorada fuera de Leo- bromeó Rose, resoplando-. Tendré que averiguar quién le gusta... pero para eso tendré que hacer que confíe en mí...

- O tenderle una trampa.

Chris estaba maquinando un plan en su cerebro para hacer que todo encajara.

- Chris... no podremos seguir como hasta ahora...- le recordó Rose-. Ya sabes... dejándonos llevar. Y los castigos...

- No será como antes, claro... pero al fin y al cabo nos conocemos de pequeños y tenemos una conexión que no tiene por qué desaparecer, no dejaremos de "jugar", pero de otra forma.

- Bueno, ya veremos... pero sabes muy bien a qué me refiero.

- Sí.

Se hizo un silencio incómodo. Cada uno pensaba en qué decir. Se miraron y Chris se acercó un poco a ella.

- Esto fue muy repentino y no le dimos fin... ¿no crees que deberíamos?

- Bueno... todavía no he empezado nada con él... supongo que hasta entonces hay tiempo de que lo asimiles- le respondió ella, no sabiendo si quería corresponder a Chris o echarse atrás.

- ¿Entonces quedamos otro día?- le insinuó él.

- No...

- Entonces dime que sí.

- Sí- le salió a Rose, sin poder pensarlo antes. Se dio cuenta de que era por el deseo y no podía desobedecer esa petición que se había convertido en orden.

Miró a otro lado. Se levantó y quiso echar a correr. No le gustaba estar en esa situación en la que no pudiera decidir si hacer caso a Chris o no.

- ¡Para! No te vayas, Rose.

No tuvo más remedio que detenerse. Apretó los puños en silencio.

- Ven.

Ella se dio la vuelta y regresó al banco.

- Siéntate.

A Chris le extrañaba un poco que Rose estuviera tan obediente. Pensó que seguramente en el fondo ella también quería, pero le costaba admitirlo. La miró mientras se sentaba junto a él, todo sin mirarle a los ojos.

- Dime la verdad, Rose, ¿quieres?

Lo último que ella quería era decirle lo que realmente pensaba. Pero sintió el impulso de hacerlo.

- Sí, pero siento que no debo.

- ¿Siempre te has sentido así?

Ella no respondió.

- Está bien, no hace falta que contestes a eso... Pero dime, si quieres... ¿por qué parece que siempre me rechazas?

- No me convienes.

Chris sintió una punzada en el pecho.

- Touché.

Solo pudo responder eso. Él mismo lo pensaba también, que otro, como Thoma, le convenía más a Rose. Él no se la merecía. No tenía la confianza de poder hacerla feliz. No se veía en una relación seria con ella. Pero no podía evitar sentir ese deseo. Solo por esa vez, esa última vez, quería tenerla junto a él y sentir su sabor, su tacto, su olor. Quería tenerla entre sus brazos y sentir que, aunque fuera solo un momento, era suya. Cuanto más lo pensaba, más le costaba contenerse.

- Rose...- se acercó a ella y le susurró al oído-. Déjame besarte una vez más.

Aunque no hubiera querido, tampoco hubiera podido detenerle. Cualquier petición de Chris era irresistible para ella. Siendo así, decidió dejarse llevar por esa vez. "No pasa nada, ¿no? No estoy aún con nadie y es la última vez... ¿qué tiene de malo disfrutar un poco de esta inexplicable atracción que siento hacia Chris, antes de ponerle fin?", pensó Rose mientras se dejaba envolver por los brazos de Chris y le correspondía en una cadena infinita de dulces y peligrosos besos. Él la sentó en su regazo para sentirla más cerca y mientras sentía sus suaves labios entre los suyos por un momento se planteó cómo sería tenerla para él siempre. Al fin y al cabo, ¿qué era una relación seria si no querer estar siempre con una persona? Rose, sin embargo, se preparaba en su mente para darle fin de esa manera, y pasar página a una relación basada en la razón, y no tanto en una inexplicable atracción. Pero por el momento, se centró en disfrutar ese placer prohibido, sin tener en cuenta que no lo olvidaría fácilmente.

Durante los días posteriores, pusieron en marcha el plan cupido con Hellen y Leo. Quedaron en grupo, convenciendo a Hellen mencionando que Chris estaría también. Fueron a la feria, donde había una noria en la que siempre quisieron montar. Por fin la abrían al público. Cuando Hellen llegó con Rose y vio a los chicos, se sonrojó hasta las orejas. Rose se preguntó si era por Chris o también Leo le había llamado la atención. Esperaba que fuera lo segundo. Al verla, Leo también se sonrojó. Apenas se miraron durante el camino a la feria. Empezaron a charlar sobre como sería y se animaron un poco a ser más abiertos. En un puesto de tiro al blanco, Chris y Leo compitieron. Leo ganó por dos.

- ¿Tienes práctica?- le preguntó Rose a Chris.

- Es la primera vez que lo intento.

- Entonces normal que te gane, es mi hobby- se rió Leo.

- Lo intentaré yo también- se animó Rose-. ¿Quieres, Hellen?

Ella asintió y se prepararon. Hellen ganó con facilidad. A Rose no se le daba muy mal, pero no tenía práctica.

- Se te da muy bien, Hellen- la alabó Rose.

- Sí, compite con Leo, a ver cuál de los dos es mejor- la retó Chris.

Queriendo impresionarles, Hellen accedió y comenzaron a competir. Leo ganó, pero Hellen había estado algo nerviosa y pidió la revancha, pensando que lo haría mejor. Al verles enfrascados en la competición, Chris le propuso a Rose probar en el puesto de tiro de anillas. Mientras jugaban, Rose miró un momento a Leo y Hellen. Le dio la sensación de que se conocían de antes, de que algo debió pasar entre ellos que hizo que fuera incómodo para ellos verse al principio. Los cuatro fueron a más puestos, jugando, compitiendo y riendo. Compraron algodón de azúcar y palomitas caramelizadas y se dirigieron a la cola para la noria. Chris cogió del algodón de azúcar de Rose y ella protestó.

- Tienes el tuyo, deja el mío en paz.

Como revancha, trató de coger un poco del de Chris, pero este lo alzó para que no llegara. Rose empezó a saltar para intentar alcanzarlo y Chris aprovechaba que estaba distraída para robarle otro trozo de algodón de azúcar. Hellen y Leo les miraron mientras compartían palomitas. Había que admitir que hacían buena pareja, aunque a Hellen le diera rabia. Pero por otra parte, no les había visto hacer cosas de pareja, como tomarse de la mano o coquetear. Solo jugaban, había un ambiente entre ellos que se reflejaba en sus miradas. Leo le propuso a Hellen subir juntos en la noria y ella accedió, sonrojada. Chris y Rose miraban por la ventana desde la cabina de la noria y se quedaron boquiabiertos al ver que Hellen y Leo se besaban.

- Vaya, no pensé que saldría tan bien- comentó Rose.

- ¿Y si tenías razón y al final era Leo de quien estaba enamorada Hellen?- se preguntó Chris.

Por el momento se quedarían con la duda, pero pronto Leo les daría el diario y les contaría la información que deseaban. Chris estaba ansioso por tener ese diario entre sus manos. A quien no le hubiera hecho tanta gracia sería a Rose y a sus padres, el averiguar el contenido de ese diario. Desde luego, que Sofia fuera sirvienta de Lyon en el pasado después de que les dejara tirados en la isla no era un tema muy agradable. Pero aquello tendría que esperar al día siguiente de la comida con Thoma y sus padres.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro