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22. La carta

El tiempo pasó y pronto llegó la graduación. Por fin Rose regresaría con sus padres. Desde el cumpleaños de Chris no se habían vuelto a ver y había cortado toda relación con Lawrence. No había conseguido que confesara lo que ocurrió con la carta de Chris, por lo que decidió olvidarlo. En el instituto le había ido bastante bien, se esforzó para sacar buenas notas y de esa manera estaba ocupada y no pensaba en "otras cosas". En verano, Daniel empezó a tener citas con Raquel. Rose se alegraba mucho por ellos. Esperaba que pronto fuera oficial. Raquel había decidido que cuando se graduara del instituto, iría a estudiar el resto de años que la preparaban para la universidad en la ciudad donde vivían Chris y los padres de Rose. Daniel también volvía con Rose al terminar el verano, ya que estudiaría en una universidad cerca del instituto. Viviría en casa de su hermana, Sofia. A James y a Sofia les alegraba tener a Daniel con ellos, sería una buena influencia para Rose y quizá evitaría que Chris se emocionara demasiado con el regreso de su amiga de infancia.

Un día, Rose estaba recogiendo sus cosas, ya que habían decidido marcharse por la tarde. Estaba pensando en el tiempo que pasó ahí y todo lo que había ocurrido con sus amigas, Lawrence y Chris. Su amiga Lisa había empezado a salir con Sebastian. Al parecer el chico estaba también interesado en ella y cuando se enteró de que ella también en ese juego de verdad o atrevimiento, empezó a acercarse más a ella y desde entonces se veían más y hablaban más, hasta que finalmente se besaron y decidieron que fuera oficial. Celia, por su parte, se hizo amiga de Carlos, aunque no parecía que fueran a progresar rápido, Rose no estaba segura de que llegaran a tener algo. Y en cuanto a ella, bueno, estaba algo confusa. No sabía lo que quería. Pero no podía dejar de recordar los besos con Chris. El de ese día de tormenta en el que Daniel le dejó ropa a Chris, o cuando volvían del barrio peligroso, o el breve beso del cumpleaños.

Estaba aún sumida en sus pensamientos y no oyó el timbre. Alguno de sus abuelos debió de abrir, pues mientras pensaba en Chris, de pronto le vio en la puerta de su habitación y pegó un salto hacia atrás del susto, tropezando con la maleta y cayendo sobre ella.

- ¿Chris? ¿Qué haces aquí?

- Sí que te has sorprendido- replicó él riéndose.

Fue hacia ella para ayudarla a levantarse y con el impulso, acabó chocando con él. Rose se apartó de su pecho y le miró a los ojos. Sintió un cosquilleo. Se echó hacia atrás para atenuar la intensidad de lo que sentía al verle tan cerca y trató de recobrar la compostura.

- ¿Qué te trae por aquí?- preguntó cruzándose de brazos.

- Vaya, ¿no te alegras de verme? Y eso que hace tantos meses que no nos vemos... Yo te echaba de menos- alargó la mano para cogerle la barbilla, pero ella se la apartó.

- Déjate de juegos, Chris, no voy a caer en tu trampa. Ve pensando en otra forma de vengarte. Conquistarme no es una opción por mucho que lo intentes.

- No te preocupes... Sé lo que hago- dijo él rodeando su cintura con un brazo y atrayéndola hacia sí.

El corazón de Rose detectaba la cercanía de Chris y cuanto más cerca, más se alteraba. Rose mandaba interiormente a su corazón que hiciera bien su trabajo, que para eso estaba, no para distraerse. Pero razón y corazón nunca parecían querer trabajar en equipo. El resultado era Rose roja como un tomate y molesta consigo misma y con Chris, intentando apartarse y a la vez sin la suficiente fuerza de voluntad como para hacerlo. Debía pensar en alguna forma de que él se alejara, si ella no lo lograba.

- ¿Qué decías que querías?- volvió a preguntar ella, sin mirarle a los ojos.

- Verte...

- ¿Es que te has pillado por mí o algo?- dijo ella con ironía.

Chris la soltó. No quiso entrar en ese tema.

- Ya te gustaría- respondió él a la defensiva.

- Porque tú lo digas- protestó Rose, sacándole la lengua.

- Vine para devolverle la ropa a Daniel- dijo mostrando una bolsa que Rose no había visto en su mano.

- Pues justo hoy íbamos a regresar a casa de mis padres, podrías haberla traído ahí. No sé si lo sabías, pero Daniel viene también a vivir con nosotros.

- Bueno, igualmente lo he traído.

Rose fue a dejarle la ropa a Daniel a su habitación. Pensó en metérsela en el armario. Miró a Chris, que estaba tras ella.

- Estará lavada, ¿no?

- Pues claro. Si quisieras ropa que oliera a mí te daría mi camisa- volvió al ataque Chris.

- Pero ¿qué...?- Rose decidió ignorar ese comentario, aunque sin querer se imaginó la escena y se sonrojó. Seguramente su camisa olería bien.

Abrió el armario y se agachó para meter los pantalones en su sitio cuando de pronto vio algo blanco que parecía papel. Lo cogió y vio que era un sobre dirigido a ella. Se levantó, mirando el sobre para ver de qué se trataba. Sacó la carta y reconoció la letra de Chris.

- ¿Por qué tendría Daniel la carta que me mandaste?- se preguntó Rose en voz alta.

Al verla, Chris se la arrebató de las manos.

- ¡No la leas!

- ¡Pero si me la mandaste!

Rose saltaba, tratando de alcanzar la carta que Chris sostenía lo más alto que podía con una mano, y con la otra intentaba apartar a Rose.

- No, he cambiado de opinión. Además, el cumpleaños ya pasó, ya no hace falta que la leas.

- Si solo trataba de eso, ¿por qué no puedo verla?

- Porque ya pasó todo, sería vergonzoso que vieras lo que te decía antes de que sucediera...

- No entiendo nada- se quejó Rose dejando de saltar y cruzándose de brazos mientras le miraba a los ojos.

- No importa. Te veré en clase- dijo Chris cogiendo su barbilla y acercándose a ella con una sonrisa pícara-. Seguiremos jugando otro día.

Le guiñó un ojo y se marchó. Rose fue tras él para pedirle explicaciones. Chris bajó las escaleras corriendo y se metió en el coche antes de que le alcanzara. Rose vio como se marchaba riendo. Se había salido con la suya de nuevo. Ella se quedó en la puerta, mirando cómo el coche se alejaba. Tenía más curiosidad que nunca sobre el contenido de la carta. Poco después, Daniel regresó a casa de su cita.

- ¿Cómo te fue?- le preguntó ella.

- Fue agradable- sonrió Daniel.

- Hoy vino Chris a devolverte tu ropa... y la guardé en el armario.

Daniel entendió su mirada y se dio cuenta de que le debía una explicación.

- ¿La leíste?- le preguntó Rose.

Daniel asintió.

- Por eso la escondí. No quería que la vieras.

- ¿Qué decía?

- ¿No la leíste?

- No, Chris se la llevó y no me la dejó leer.

- Mejor. No te voy a decir lo que ponía.

- Pero...

- No insistas.

Rose se puso de morros y regresó a su habitación a seguir empaquetando. Pero había algo más ahí. Una rosa. No pudo evitar sonreír. Cogió la rosa y le salpicó agua en la cara. Sí, ese era más el estilo de Chris. Se rió, pensando en cómo devolvérsela la próxima vez que se vieran. No le dejaría salirse con la suya.

N/A: Pronto seguiré con la historia, he estado malita y esta semana estoy celebrando mi cumple así que cuando pase intentare ser un poco más consistente, tipo 1-2 capítulos por semana, si no puedo 3 :) Gracias por la paciencia.

Podéis disfrutar de otras historias mías acabadas mientras.

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