Quedaban unos días para el cumpleaños de Chris y Rose estaba nerviosa por alguna razón. Esperar eventos la hacía preguntarse cómo sería, qué sucedería, qué saldría bien o mal... pero lo que más nerviosa la ponía era haberle prometido un baile a Chris. ¿Por qué lo hizo? Quizá era por devolverle el favor o quizá porque en el fondo no podía olvidar ese beso y algo la atraía hacia él de nuevo, algo incomprensible, algo misterioso. ¿Quería otro beso? Al pensarlo, enrojeció y negó con la cabeza. No, no se imaginaba repitiéndolo por propia voluntad. Si le robaban un beso no se molestaría, pero de ahí a desearlo... En el fondo no fue desagradable. Chris no era tan desagradable...

- ¿Dejarás el baño libre algún día?- preguntó Daniel llamando a la puerta.

- Ya salgo- dijo ella dándose cuenta de que se había quedado demasiado tiempo sumida en sus pensamientos.

Al verla salir, Daniel aprovechó para averiguar algo sobre el otro día.

- ¿Pensando en alguien?- insinuó.

Rose enrojeció y miró hacia otro lado, dando a entender a Daniel que estaba en lo cierto, y estaba bastante seguro de quién se trataba.

- ¿Fue todo bien con Lawrence? Chris os interrumpió, ¿verdad?

Ella asintió, aún sonrojada. A Daniel no podía ocultarle nada, pero no se atrevía a contarle lo ocurrido.

- ¿Te parece bien o mal que fuera a por ti?

Ni ella misma lo sabía. Por una parte, no quería que interviniera y que la hubiera visto así, pero por otra parte, no sabía en qué hubiera acabado todo si no les hubieran interrumpido. Pero no quería admitirlo. Se encogió de hombros.

- No le necesito.

- Si no iba él, iba yo.

- Creo que sí me parece bien que fuera él...

A Daniel le preocupó esa respuesta, significaba que era algo que no hubiera querido que él viera pero con Chris no era tan grave quizá porque... ¿no era la primera vez? Quería hacerle muchas preguntas, pero en el fondo no había tantas opciones. Lawrence se había propuesto conquistarla y haría lo que fuera por conseguirlo. Antes no le agradaba nada su extraña relación con Chris, pero empezaba a madurar, se veía que se preocupaba por su sobrina y era el mejor de los males en ese momento. Aunque hubiera preferido a Thoma para ella. Entró al baño y no dijo nada más.

Rose fue a cambiarse y avisó que se iba a dar una vuelta y estaría para la cena. Iba a casa de Lawrence. Quería averiguar si realmente sabía algo de las cartas. Al llegar, su madre dijo que su hijo estaba fuera un momento y no tardaría en regresar, podía esperar en su habitación. Aprovechó para mirar en los cajones y el armario y por todos los rincones que se le ocurrieran. No encontró nada. Al final Chris sí que estaba equivocado con él, pero le faltaba averiguar adónde iba a parar con el juego. Se sentó junto a la ventana y esperó a que Lawrence volviera. Aquello no tardó mucho en suceder. Al verla, se sorprendió, pero se recuperó rápidamente y fue a sentarse a su lado. En realidad, le venía bien que ella estuviese ahí.

- ¿Has venido a continuar el juego?- bromeó.

- No, en realidad era para hablarte de la fiesta de cumpleaños de Chris, ya sabes.

- Ah sí, es dentro de poco, ¿vas a ir? Supongo que te invitó.

- Sí, en la carta que me mandó- respondió Rose.

- ¿Cómo? ¿Cuántas cartas te ha mandado?- se extrañó Lawrence.

- ¿Qué sabes de las cartas? ¿Por qué iban a ser varias? Si me llegó una.

- Eh... Ah, sí...

Rose empezaba a sospechar, era obvio que Lawrence sabía algo más de lo que decía.

- ¿No me habrás cogido tú las cartas del buzón?

- ¿Por qué haría eso? No voy mirando los buzones de los demás.

- ¿Y cómo sabías que recibí otra carta antes?

- El cartero vino a dejarte la carta y al verme delante de la puerta esperándote me preguntó si vivía ahí y le dije que no, así que dejó la carta en el buzón y se fue.

- Yo no recibí esa carta, ¿quién la cogió?

- No lo sé. Pero dime una cosa, bonita, ¿tan importante es esa invitación de Chris para ti? ¿Te gusta?

- Claro que no, no es él quien me gusta...- se le escapó.

- ¿Y quién te gusta?

Rose no quiso contestar, se sonrojó y miró hacia otro lado. Lawrence le cogió la barbilla para hacer que le mirara y le dio un repentino beso en los labios.

- ¿Y no puedo ser yo?

- Bueno...

- Me gustas mucho, Rose, lo que te dije en tu cumpleaños sigue vigente, me gustaría que fueras mi novia.

- ¿De verdad?

- Claro. ¿Tengo que demostrártelo de nuevo?- dijo él inclinándose para volver a besarla.

- Vale, te cre...- iba a decir Rose pero fue interrumpida por el beso.

Cerró los ojos y correspondió al beso. Era la primera vez que se besaba con alguien. No recibir un beso, sino un beso mutuo. Unos minutos más tarde, Lawrence quiso saber su respuesta.

- Déjame pensarlo un poco, no quiero dar una respuesta rápida...

- Al menos dime qué sientes tú por mí.

Le gustaba, le atraía, era como una atracción hacia el fruto prohibido. Que a nadie le hiciera gracia que estuviera con él la hacía querer hacer justo lo contrario. En un impulso le rodeó el cuello con los brazos y le besó. Él la subió a su regazo y le sujetó la cintura mientras continuaba el beso. El ambiente empezaba a calentarse y Rose se dio cuenta de que estaba perdiendo el control, era más como el deseo de dejarse llevar que lo que sentía realmente. Recordó lo ocurrido la última vez y se preguntó hasta dónde llegarían en esa ocasión. Pronto tuvo la respuesta al verse tumbada en el sofá debajo de él y abrió los ojos de golpe al notar algo con lo que no contaba. Quiso reaccionar rápidamente, pero en vez de eso esperó un poco más solo para aprovechar y hacer que Lawrence confesara. Era placentero sentir su tacto, pero al mismo tiempo no quería, no entonces, no ahí, no así... y no con él.

- ¿Hasta dónde quieres llegar?- le susurró ella mientras seguían besándose y puso la mano sobre la de él, aunque sin apartarla de su pecho.

- Hasta donde me dejes...

- ¿Y si no digo nada...?

- Hasta el final- le susurró él en el oído, produciéndole un escalofrío.

- ¿Como la otra vez en el juego?

- Esta vez no nos interrumpirá nadie.

Entonces a Rose le quedó claro. Hora de irse. Ya.

- Es pronto para eso, vamos más despacio- dijo ella apartando su mano.

Él le sujetó las manos y le besó el cuello.

- No te preocupes, iré despacio...

- Me refiero a que... que...- ella intentaba protestar, pero no podía, el placer nublaba su mente y le pedía dejarse llevar-. Mmmm...

- Shhh...-le tocó el labio inferior con el pulgar y se lo acarició, haciendo que se le escapara un leve gemido-. No necesitas palabras ahora, sino acciones...

Rose temió no poder detenerle hasta que la mano de Lawrence empezó a subir por su muslo, debajo de la falda. Entonces reaccionó como un resorte y le dio una patada entre las piernas lo más fuerte que pudo. Lawrence cayó del sofá y se revolvía con las manos entre las piernas por el dolor. Rose se puso encima de él sin importarle su dolor. Por fin estaba despierta y se daba cuenta de lo que estaba pasando y lo enfadada que estaba con él por aprovecharse de ella.

- Esto no acaba aquí. Eres un pervertido y un sinvergüenza, un irresperuoso y...

Con cada palabra le daba una bofetada o un puñetazo, alternando. Y para terminar, un cabezazo.

- No vuelvas a intentar nada conmigo en tu vida- le dijo ella-, o me encargo personalmente de castrarte, si no lo hice ya.

Se levantó y se marchó sin mirar atrás. Pero lo que vio fue a Daniel en la puerta. Se detuvo, no muy segura de cómo reaccionar.

- Vaya, supongo que sí que puedes arreglártelas sola- sonrió-. Vamos a casa.

Ella le abrazó y salieron. Por el camino, Daniel la regañó un poco por ir a la boca del lobo, pero luego la felicitó por darse cuenta a tiempo y reaccionar. Después estuvo riéndose y haciendo bromas por lo que le hizo. Al parecer llegó cuando ella le dio la patada y vio el resto a través de la puerta entreabierta. Rose estaba decepcionada con Lawrence y se dio cuenta de que Chris había tenido razón. En el fondo estaba agradecida de que la salvara aquella vez. Tendría que agradecérselo en algún momento... quizá en su cumpleaños.