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14. El error

Después del cumpleaños, Carl fue a hablar con su hijo. Era hora. Le llevó a su habitación y se sentaron cada uno en un sillón para charlar. Chris estaba seguro de que su padre sabía lo de Rose y ese era el tema a tratar. Y efectivamente...

- Hijo, espero que no se te ocurra enamorarla solo para luego dejarla.

- ¿A qué viene eso?

- No cometas mis errores de castigo o venganza... Te contaré lo que ocurrió en realidad con Sofia. Ella quiso aprovecharse de lo que sentía para obtener un favor... por lo que decidí vengarme proponiéndome enamorarla y luego dejarla. De hecho, lo conseguí, la enamoré y le rompí el corazón...

Carl le contó la historia, sobre la partida de ajedrez que determinó su relación, la apuesta con Lyon, cuando ella se fue de viaje e hicieron esa llamada, cuando volvió de viaje y después de un año perdido trataron de empezar de nuevo pero James regresó y con las infidelidades de Sofia que no soportó hasta la gota que colmó el vaso y ella desobedeció yendo a las mazmorras y acabó dejándola ahí hasta que acabó en manos de Lyon hasta su muerte. También le contó lo que ocurrió con Jane y su arrepentimiento por perderlas a las dos. La venganza nunca podía acabar bien. Le contó también el periodo en el que al fin tuvo unos meses de relación con ella solo para demostrar que podían tenerla, pero ya era tarde para ellos. Sofia estaba decidida por James.

- ¿Qué favor quería de ti?

- Quizá te lo cuente en otra ocasión. Pero era algo importante para ella, la hubiera ayudado voluntariamente si me lo hubiera contado en vez de tratar de seducirme fingiendo que estaba enamorada. Hijo, siempre me arrepentí de todo lo que le hice, solo conseguí alejarla de mí. Si Rose te importa de verdad, no tomes venganza con ella. Si la enamoras, no la dejes. Te arrepentirás. Esa clase de chicas no son fáciles de encontrar.

- Yo... ya veré qué hago... Pero ha sido interesante la historia. Me voy a mi cuarto. Buenas noches.

Carl se quedó mirando a su hijo mientras se preguntaba si realmente había aprendido algo. Chris era un chico inteligente, sabría lo que le convendría. Este fue a su habitación, pero no le llegaba el sueño. Se quedó pensando en Rose. También en la isla. Y Thoma, Lawrence y la venganza. Lo primero era quitarse a Lawrence de en medio, eso lo tenía claro. Había intentado preguntar a su padre sobre la isla en más de una ocasión, pero Sofia no le contó mucho sobre su viaje, por lo que tampoco él sabía mucho. Si tan solo supiera qué eran esos objetos... Si tuviera que pedir solo un deseo, ¿cuál sería? ¿Qué deseaba realmente? Le gustaría poder pedir más de uno, quizá que fueran 3 deseos en vez de 1. ¿Era posible que un deseo fuera pedir más deseos? Tenía que intentarlo si tenía la oportunidad. Solo tenía que esperar a que Rose regresara con sus padres y poder visitarla para empezar a investigar.

La semana siguiente de clases fue bastante molesta para él. Lawrence había cortado con Celia y trataba de conquistar a Rose, pero esta estaba enfadada porque su amiga estaba triste. Pensó en varias formas de librarse de él, pero todas harían enfadar a Rose y eso no mejoraba las cosas. Hacia el final de la semana, Rose comenzó a seguirle la corriente a Lawrence, cosa que preocupó a Chris y decidió tomar medidas. Un día que la vio hablando y riendo con Lawrence y se la llevó a un sitio más apartado.

- Te habrás dado cuenta de que le di pausa a mi venganza porque Thoma tiene prometida y no podrías volver con él aunque quisieras, pero la retomaré si se te ocurre salir con ese... ese... Lawrence- se contuvo de decir lo que pensaba de él-. No te dejaré tener una relación normal con él... hasta que se harte y te deje.

- Estarías arruinando mi imagen haciéndome parecer tan desleal como el resto de chicas- se molestó Rose.

- Ese no merece lealtad. Estaba ligando contigo cuando pretendía a tu amiga. Arruinarías más tu imagen saliendo con él que siéndole infiel conmigo.

- Pero ¿qué estás insinuando, serle infiel contigo...? ¿Qué pretendes?- se sonrojó ella.

- Nada que no vayas a disfrutar aunque no lo admitas- se atrevió Chris a decirle.

Recibió su respectiva bofetada. Chris le sujetó la mano y le lamió la palma, haciendo que Rose enrojeciera y sintiera asco al mismo tiempo. La acorraló contra la pared, apoyando una mano en ella.

- Ya no estás tan en forma, casi no la noto. Pero eso no significa que te lo perdonaré.

- Tengo tu saliva en mi mano, ¿no es suficiente?- protestó Rose con cara de asco.

- Si no me respondiste a lo que dije es porque en el fondo sabes que tengo razón pero te molesta y reaccionas violentamente.

- No creí que merecieras otra respuesta que esa- se defendió.

- Tú ándate con cuidado... vigila tu espalda.

La soltó y ella se dio la vuelta para irse pero recibió una cachetada. Eso la llenó de rabia y no pudo contenerse más. Le borraría esa sonrisa de la cara. Le tiró al suelo y quedó encima de él. Quiso darle un puñetazo, pero Chris la detuvo y se quitó de debajo, haciéndola caer y poniéndose él encima. Le sujetó las manos a la espalda y le dio otra cachetada.

- ¿Quieres más o vas a estarte quieta?

Esa fue la primera vez que Chris oyó a Rose decir tantos insultos en una frase.

- Muy bien, pues uno por cada palabra ofensiva que me acabas de soltar.

Iba por la mitad cuando empezaron a llegar alumnos atraídos por el alboroto. La dejó ponerse en pie esperando que no les hubieran visto y  Chris les amenazó con que se marcharan o les castigaría también. Las chicas estaban encantadas, pero las fulminó con la mirada y entendieron que no estaba bromeando. Acabaron marchándose. Rose tenía su cara oculta entre los brazos de Chris. Preferían que ese tipo de cosas solo quedaran entre ellos.

- Creo que no han visto nada- le dijo Chris para tranquilizarla.

- Como empiecen a decir cosas por tu culpa...- le dijo Rose entre lágrimas

- Entonces me puedes cachear tú a mí- respondió Chris haciendo que Rose se riera.

- Claro que lo haré.

- No te queda bien ese vocabulario.

- Lo siento, es que me molestó mucho tu falta de respeto.

- ¿Mi falta de respeto? ¿Qué pasa con la tuya?

- Está bien... Puedes castigarme si me lo merezco... pero yo también lo haré si te lo mereces. Eso sí, yo me defenderé.

- Trato. Yo tampoco te lo pondré fácil.

Estrecharon la mano fulminándose con la mirada y esbozando una sonrisa maliciosa. Los demás les miraban asomados a la esquina mientras sentían un inexplicable escalofrío. ¿Qué estaba pasando? Las chicas empezaban a preguntarse quién era realmente el chico con el que se habían atrevido a ligar. Desde entonces no cesaron los combates entre Rose y Chris, más indirectos que directos, ya que delante de otros no querían humillarse demasiado. Hasta que un día Rose vio a Chris rompiendo delante de ella una carta que le había dejado Lawrence. Se lanzó sobre él para quitársela de las manos y acabó dándole una patada en la entrepierna. Chris lo vio venir y esquivó lo que pudo, pero no pudo evitar que le diera. El golpe no fue tan duro como esperaba y Rose tampoco fue con mucha fuerza, ya que no se atrevía, pero Chris estuvo unos minutos de rodillas en el suelo recuperándose. Mientras tanto aprovechó para huir a su casa con la carta entre las manos. El corazón le latía muy rápido sabiendo que se había pasado y tenía miedo de volver a encontrarse con Chris y que la castigara. Y por si fuera poco, se había olvidado la mochila en el instituto...

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