11. Venganza
Había pasado una semana desde que Chris había llegado al instituto y ya era famoso. Rose no quería ir a clases, pero sus abuelos y su tío le dijeron que aunque no le gustara, debía ir. Daniel le aseguró que si ella se quejaba de Chris, él se encargaría de defenderla. Trató de evitarle por todos los medios, pero Chris disfrutaba molestándola cada vez que podía. Ese día estaba especialmente insistente. Antes de sentarse en la silla, se la quitó y ella cayó al suelo. Estaba furiosa. No creía que sería capaz de aguantarle hasta el final del trimestre. Chris se sentó a tiempo de ver al profesor llegar y este le dijo a Rose que las sillas están para sentarse, no el suelo. Entre clases, unas chicas de otra clase vinieron a hablar con él y a ligar. Él les correspondió y antes de irse, una chica le dijo que le esperaba en el recreo.
- ¿Ha quedado alguna chica que no te hayas ligado?- se burló Rose.
- Mmmm... Creo que no.
- Técnicamente, quedas tú- dijo Lisa para unirse al club de molestar a Rose.
- Es verdad, a Rose no te la has ligado- comentó un chico de clase.
Los alumnos comenzaron a hablar entre ellos y preguntarse la razón de ello. Chris se limitaba a molestarla, pero no iba a hacerla pasar esa vergüenza delante de los demás.
- No la veo de esa manera- contestó Chris.
Desde entonces comenzaron a correr rumores de que Rose carecía de atracción hacia los chicos y que ni el que ligaba con todas se sentía atraído hacia ella. Rose se enfadó mucho con él, pero Chris pensó que de esa forma ningún chico se le acercaría. Y tuvo razón, pues Lawrence ya no se atrevía a seguir su propósito de conquistarla y comenzó a salir con Celia.
- Qué pena que nadie entendiera que me refería a que te respeto- comentó Chris saliendo de clases caminando al lado de Rose.
- Si me respetaras no me meterías en esas situaciones- se enfadó Rose.
- ¿Quieres saber cómo sería si no te respetara?- dijo acercándose a ella, haciendo que retrocediera.
- No, te creo. Adiós.
Rose se adelantó, pero entonces vio a unos chicos ir hacia Chris y se desencadenó una terrible lucha entre ellos. Eran los novios o pretendientes de algunas chicas del instituto que fueron infieles por Chris y querían darle su merecido. Prácticamente Chris había causado la deslealtad en el instituto sin que pudiera quedar ninguna en pie.
- ¿Qué culpa tengo yo de que vuestras novias cayeran tan fácilmente?- protestó Chris devolviendo los puñetazos.
Rose fue corriendo a por vendas, tiritas y desinfectante. Sabía cómo acabaría la cosa. Un rato más tarde, había muchas personas alrededor ayudando a los heridos y Rose aprovechó para regañar a las chicas.
- ¿De verdad creéis que ha valido la pena un beso de este sinvergüenza que no os valora antes que vuestros novios que solo os tienen a vosotras en su corazón y harían lo que fuera por vosotras? ¡Debería daros vergüenza ser infieles, por muy guapo o popular que sea un chico! Sois una desgracia para este instituto. Todas- dijo fríamente mirando a sus amigas-. Y si queréis saber por qué no liga conmigo es porque somos amigos de infancia y me respeta en ese sentido. Así que ya os podéis ir con vuestros cotilleos a otra parte. No os quiero ver.
La mirada fulminante de Rose les dejó a todos en silencio y se limitaron a marcharse llevándose a los demás caídos en combate mientras Rose trataba de hacer que Chris reaccionara. Estaba en el suelo con la espalda apoyada en la pared, medio inconsciente.
- Eres idiota- le dijo Rose mientras le ponía desinfectante y tiritas.
- Ya lo sé- respondió Chris entreabriendo los ojos, viendo cómo le vendaba el puño ensangrentado.
- Deja de ligar con todas, no hará más que traerte problemas.
- ¿Y tú? Olvidaste a Thoma...
- Le rechacé en su momento...
- Él sigue esperando a que regreses. Y tú ya estás fijándote en otro. ¿Recuerdas mi advertencia?
Rose suspiró y le miró a los ojos, sujetando su mano vendada entre las suyas. Sabía que Chris no la perdonaría, pero al menos sacaría provecho de la situación.
- ¿Vas a llevar a cabo la venganza?
- Por supuesto.
- Muy bien, inténtalo. Pero si lo haces tendrás que dejar de ligar con las demás- determinó Rose.
- Ya no me hará falta ligar con otras para entretenerme y dejarte en paz...
Chris no tenía la mente clara y le dolían mucho las heridas y el desinfectante.
- ¿Qué he dicho?- preguntó.
- Que aceptas mis condiciones.
Rose se dio cuenta de que Chris había dicho eso último sin darse cuenta, por eso no se acordaba. Entonces debía de ser una verdad que ocultaba. ¿Era por no tocarla a ella que se desahogaba con otras? Aquello le hizo sentir un escalofrío. No, no podía ser. Chris solo jugaba con ella. Después de todo, en eso consistía su venganza, en hacer que ella pasara por lo mismo que Thoma. Pero ¿y si volvía a estar con Thoma? En cualquier caso, a ella le gustaba Lawrence aunque estaba saliendo con Celia. Ya se le pasaría, de todas formas el próximo curso volvería con sus padres y ya no le vería. El único que siempre seguiría viendo era a Chris. No se libraba de él de ninguna forma. En ese momento, estaba dispuesta a aceptar la venganza de Chris solo para que dejara a sus amigas y a las demás chicas en paz, y que los chicos dejaran de odiarle.
- Rose...
- Venga, intenta levantarte- le dijo ella mientras ponía el brazo de Chris detrás de su cuello.
- Escúchame...- Chris no quiso levantarse, hizo que Rose cayera encima de él-. A partir de ahora... no hay vuelta atrás.
- ¿Pero de qué hablas?
Chris no dijo nada. Se acercó mucho a su rostro y sintió el impulso de besarla, pero se detuvo antes de que sus labios se rozaran. La miró a los ojos con un sentimiento de impotencia que dejó muy confusa a Rose, que estaba aún encima de él tras la caída.
- No te lo pondré fácil- le advirtió ella-. Y solo porque tú intentes seducirme para luego rechazarme como hice con Thoma no significa que yo seré como él, esperándote. Voy a continuar mi vida normal, me seguirá gustando Lawrence y después de él quien surja, pero no creas que voy a estar pendiente de ti.
- Eso ya lo veremos- dijo Chris.
Se levantó con dificultad y Rose le acompañó hasta su casa. Una vez ahí, le ayudó a ir a su habitación y les dijo a los sirvientes que le ayudaran a bañarse. Chris le dijo que le esperara en la sala de su habitación. Rose accedió, aunque no estaba muy segura de que fuera buena idea. Sin embargo, estaba preocupada por su estado. Mientras esperaba, estaba inquieta. Decidió ir a prepararle té y galletas. Cuando regresó con la bandeja, Chris ya estaba sentado en un sofá, mirando por la ventana y pensando quizás que Rose se había ido, puesto que se sorprendió al verla entrar con la bandeja. Llevaba una camisa ancha metida en unos pantalones cómodos. Ella le llevó la bandeja a una mesita que estaba delante del sofá y se sentó a su lado.
- ¿Cuántos cubitos de azúcar quieres en el té?
- Dos.
La observó curioso, viendo cómo sus modales habían cambiado y empezaba a actuar más como una señorita de alta sociedad. Rose le ofreció el té con el platito debajo y después se sirvió ella uno también. Tomó un sorbo y lo dejó sobre la mesa mientras miraba a Chris, esperando ver si le sentaba bien el té o si necesitaba algo más. Él se tomó el té y se relajó al notar el calor que le invadía.
- ¿Por qué querías que me quedara?- preguntó Rose.
Chris dejó el té sobre la mesa y comió una galleta.
- ¿Desde cuándo sabes hornear?
- Aprendí el verano pasado con mis abuelos- respondió ella.
Se le quedó mirando, esperando alguna reacción al sabor. Chris cogió otra galleta, por lo que Rose supuso que estaban buenas.
- ¿Te gusta?- preguntó finalmente.
- Están muy buenas- respondió Chris.
Rose sonrió, alegrándose mucho.
- Si vuelves a hacer alguna vez... puedes traerme, si quieres. No me importaría comerlas- dijo él mirando a otra parte.
- Ya veremos.
- Dime una cosa, Rose... ¿le has contado a alguien algo sobre lo que te dije de la isla y el deseo?
Rose no respondió. Se lo había contado a Daniel y a Raquel. Había pasado tanto tiempo desde la amenaza de Chris que ni se acordaba de ella. Tragó saliva al ver que había tardado demasiado en contestar, pero Chris ya lo sabía de antes.
- ¿Sabes? Seduciendo es una buena forma de sacar información... y tu amiga Raquel tenía mucho que contar...
- ¿Qué le has hecho?- preguntó Rose.
- No mucho. Después de todo está enamorada de Daniel... y no quería meterme con tu familia. Celia y Lisa caían fácil, pero no te preocupes, por ser tus amigas las dejé en paz. Además, quiero que siga siendo divertido jugar con tus amigos.
- ¡Qué considerado, gracias!- dijo Rose con ironía.
- Además, bastante tendrías con tu castigo... Has roto tu promesa, pagarás por ello.
Chris la sujetó de la mano para que no pudiera irse y la tumbó en el sofá, colocándose encima de ella mientras se apoyaba con las rodillas a los costados de su cintura. Bien sabía Rose que ese momento llegaría y no hizo nada por intentar escapar. Era inútil y solo complicaría las cosas. Por otra parte, sentía que se lo merecía.
- Así que no te vas a resistir... me lo pones más fácil. Quizá sea más considerado contigo en ese caso. Solo si prometes que esta vez cumplirás tu promesa.
- Sí- dijo ella con voz temblorosa.
- Iba a dejarte dos marcas, una por cada persona a la que se lo has contado... pero seré indulgente y solo será una. Ahora bien, ¿Dónde debería ser? Prefieres que sea un lugar visible o no?
Rose sabía muy bien lo que eso significaba. Si era visible surgirían preguntas y rumores, pero si no era visible, significaba que sería en alguna parte del cuerpo que normalmente no querría mostrar a nadie. Y menos a Chris. Pero al fin y al cabo, se trataba de un secreto entre ellos y era mejor eso que mostrar un chupetón en público.
- No visible, por favor- contestó Rose.
Chris esperaba esa respuesta, por lo que empezó a desabrocharle la camisa, pero ella pidió que empezara desde abajo mejor. Le sacó la camisa de la falda y desabrochó los últimos botones. Rose se sujetó la parte de la camisa que cubría el pecho, por si a Chris se le ocurría alguna idea extraña. Él le examinó el abdomen, eligiendo el lugar de la marca. Fue deslizando sus dedos por cada zona para sentir el pulso, cuanto más cerca de la piel estuvieran las venas, mejor.
- ¿Debería hacértelo aquí? ¿O aquí?- iba diciendo, mientras que Rose solo quería que terminara cuanto antes para poder irse. Al verla roja, añadió-. Quizá subir un poco más...- sus dedos se detuvieron cerca de su pecho y Rose quiso apartarle la cabeza, pero Chris ya lo había decidido. No era un castigo si no la afectaba-. Aquí.
En un lado del abdomen cerca del pecho le dejó una marca en la piel con sus labios, seguido de un gemido de molestia de Rose. Chris le tapó la boca y siguió hasta que se quedó satisfecho con el resultado. Luego acercó su cara a la de ella y le dijo al oído:
- Durará una o dos semanas... Y no me vuelvas a gemir así o pasará algo peor.
A Rose le recorrió un escalofrío.
- Pero es que no puedo quedarme callada si me haces eso...- protestó.
- Y yo no me puedo quedar quieto si me haces esto- contraatacó Chris.
Se apartó para mirarla y le abrochó los botones uno por uno, aunque tenía ganas de hacer todo lo contrario.
- He tomado un mal camino, Rose, no será fácil apartarme de él... ya no puedo mirar a las mujeres con los mismos ojos. Deseo otra cosa cuando te veo... Antes solo quería jugar, luego me daba asco sentir algo y reaccionaba violentamente, quizá en eso nos parezcamos. Ahora ya conozco otra forma de divertirse y no puedo controlar mi atracción... Pero a ti no quiero hacerte eso. Lo que sea menos faltarte al respeto de esa forma. Yo no puedo respetar a ninguna de esas chicas que tan rápido han caído. Jamás te podría comparar con ellas, así que no puedo tratarte como ellas. Así que cuando te pido que te estés callada o cualquier cosa, hazme caso, no quiero perder el control. Y si hace falta dame una bofetada. ¿De acuerdo?
Dejó que se incorporara y se arreglara la ropa mientras asentía. No quería nada con Chris, por lo que haría lo que fuera necesario para evitar provocarle. Eso lo tenía claro. Aunque tenía curiosidad de cómo pensaba seducirla y controlarse al mismo tiempo. Chris le aseguró que acabaría por conseguirlo, se acostumbraría y trataría de pensar las cosas de otra manera. La sentó encima de él antes de dejar que se fuera y le dio un beso en la mejilla.
- Gracias por cuidarme hoy. Nos veremos mañana.
La acompañó hasta la puerta andando con dificultad y se despidió. Rose estaba roja con todo lo sucedido, y más con su último gesto. Pero no iba a dejarse engañar, Chris se había propuesto seducirla y ella no iba a caer tan fácilmente. Aunque quería creer lo que le dijo. Al regresar a casa no dejaba de pensar en él y lo vulnerable que se le veía tras la pelea. Por lo menos esperaba haber evitado que volviera a suceder. Dentro de poco vendrían sus cumpleaños y sus padres organizarían un baile. ¿Qué pasaría entonces?
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