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10. El juego

El juego comenzó. Cada uno cogió un papel con un número y alguien tuvo el papel con el dibujo de la corona. Chris.

- El 1... y el 2... se darán un beso.

Chris había esperado a ver las reacciones de los que tenían los números que mencionaba para luego dar la orden. Era un truco que a veces funcionaba para saber quiénes eran. Y empezó fuerte. Lawrence y Celia se miraron, no muy seguros de que deberían, pero habían entrado al juego y debían jugar hasta el final. Rose fulminó a Chris con la mirada. Este hizo como que no la vio. Ellos dos se acercaron y, con mucha vergüenza, finalmente se dieron el beso. Todos aplaudieron y gritaron, aunque a Rose no le hacía gracia. Chris sonrió satisfecho. Quizá mudarse ahí iba a ser más divertido de lo que pensaba. Molestar a Rose era lo que le divertía.

Volvieron a coger papeles y el rey fue Lawrence.

- Que el 3 le diga al 6 lo que más le gusta de él o ella.

- Yo soy el 6- dijo Sebastian.

- Y yo el 3...- dijo Lisa, sonrojada-. Lo que más de gusta de ti es... todo.

Sebastian se sonrojó preguntándose si significaba lo que él creía. Todos le animaron a decir lo que pensaba, pero no quiso. Tuvieron que continuar con el juego. El rey le tocó a Rose. A ella no se le daba tan bien saber quién era quién por sus reacciones, le parecía que todos tenían una cara neutra.

- Que el 7 le dé una cachetada al 1.

Todos la miraron sorprendidos. Se había convertido en una señorita, pero había partes de ella que no cambiarían. Chris fue a cumplir la órden con Lisa. Ella se sonrojó y él le guiñó el ojo. Rose se arrepintió de dar esa órden y se preparó mentalmente para convencer a Lisa de que no cayera en la red de Chris. En la siguiente ronda, el rey le tocó a Raquel. Ella tenía ganas de jugar de una forma más traviesa. A veces podía ser un poco como Lisa.

- ¿Y si en vez de coger números solo se decide quién es el rey y este da la orden a quien elija?- propuso.

-Está bien, a quien le toque ser rey puede elegir si da la orden a los números o a los nombres- sugirió Chris y todos estuvieron de acuerdo.

- Muy bien... Pues que Chris coja en brazos a una chica de aquí- dijo Raquel.

Chris la miró con una sonrisa pícara y fue a cogerla en brazos. Raquel sintió un escalofrío y se puso roja cuando la cogió en brazos. Al volver a dejarla en el suelo, apenas se tenía en pie por los nervios. Rose apuntó mentalmente que también a Raquel tendría que darle una charla. Chris se había vuelto un donjuán desde que había dejado de verle. Tampoco pasó por alto algunas cicatrices que tenía, lo que significaba que se había metido en peleas. No se le podía dejar solo, era como un niño.

-Me ha tocado el rey- dijo Lawrence-. La orden es... que Rose diga quién le gusta.

Los demás la miraron curiosos mientras Rose quería desaparecer. Chris estaba delante, pero no podía mentir y decir que era Thoma.

- Me gusta Lawrence- acabó diciendo, pensando en que su rechazo la haría olvidarle más rápido.

Sin embargo, Lawrence sonrió y no dijo nada, aunque todos se sorprendieron. El siguiente rey era Celia. Ella no quería problemas, por lo que solo mencionó números.

- Que el 4 y el 5 se abracen un minuto.

- Yo soy el 4- dijo Rose, mirando a ver quién era el 5.

- Yo el 5- dijo Chris.

Rose se quedó de piedra mientras Chris la esperaba.

- ¿Vienes o voy?- la provocó.

Carlos la empujó hacia Chris y este la rodeó con los brazos. Rose suspiró viendo que no le quedaba remedio y le abrazó también. Con cada segundo que pasaba el corazón le latía más fuerte. Recordaba momentos con él y la ponía aún más nerviosa. Chris sentía el pecho de Rose en su abdomen y notaba los latidos de su corazón, lo que hizo que se le acelerara el suyo. Rose también lo notó, pues tenía la cabeza en su pecho. Ambos empezaron a sonrojarse involuntariamente sin saber por qué. El minuto se les estaba haciendo eterno. Cuando finalmente pasó y se separaron, se miraron de reojo y apartaron la mirada. Disimularon todo lo que les fue posible, tratando de mantener una expresión neutra.

Esa era la primera vez que se abrazaban de esa forma tanto tiempo. Hasta entonces el único abrazo fue cuando ella lloraba por Thoma. Y ella no le abrazó, solo Chris la había tenido entre sus brazos. Era una situación diferente. Nunca se habían sentido así, nunca habían estado tan cerca. El pensamiento de repetirlo cruzó por sus mentes. Les recordaba un poco a cuando eran más pequeños y se llevaban bien y jugaban juntos sin preocuparse de nada. Se divertían y eso era lo único que les importaba. La relación entre ellos se había vuelto cada vez más complicada desde que entraron a la adolescencia. A veces daban ganas de volver atrás en el tiempo y que nada hubiera cambiado. Chris era quien más lo deseaba, pues habría cambiado muchas cosas.

Los demás les hicieron salir de sus pensamientos con sus ovaciones. Rose se mostró indiferente y Chris mantuvo su mirada pícara como con las demás chicas. Hubo miradas furtivas, pero el juego continuó. Raquel le daba con el codo a Rose, chinchándola con Chris.

- No me dijiste que era tan guapo- le reprochó cariñosamente.

- Es que eso no me importaba- dijo Rose.

- Importaba... pasado... ¿y en presente?

- Ya sabes quién me gusta- protestó Rose-. No me importa el aspecto de otros.

- Ya, claro- se rió Raquel.

- Ahora verás...- dijo Rose cogiendo el papel y viendo que le había tocado el rey-. Mi orden es para Raquel. Te ordeno que le pidas salir al chico que te gusta. Sé que está en este instituto, así que le buscamos si hace falta.

Chris miró sorprendido a Rose, se había vuelto más espabilada. Las cosas serían más divertidas. Raquel se sonrojó y se enfadó con Rose, no queriendo hacer lo que le pedía.

- Llevas ya varios años enamorada es hora de que vayas y le pidas- dijo Rose decidida.

- ¿Quién está enamorada?- preguntó Daniel curioso, pasando por ahí.

Raquel enrojeció más todavía.

- Venga, Raquel, di quién te gusta y vamos a buscarle- dijo Carlos.

- No hace falta buscarle... está aquí- se dio cuenta Chris.

- ¿Yo?- preguntó Carlos.

Sebastian le dio una colleja para que espabilara. Raquel fue hacia Daniel ante la sorpresa de todos.

- ¿Quieres salir conmigo?

Estaba muy nerviosa y apenas se atrevía a mirarle a la cara. Daniel le acarició la cabeza y ella alzó la mirada.

- Es mejor que por ahora te centres en los estudios y crezcas un poco más. Yo este año termino e iré a la universidad, no podremos vernos. Pero cuando tú vayas a la universidad yo conseguiré un trabajo en esa ciudad y podremos vernos siempre. En los veranos si quieres podemos tener alguna cita. Mi respuesta es sí, pero es válido dentro de unos años, si todavía te intereso- le guiñó un ojo y se marchó, dejando que siguieran jugando-. Pasadlo bien.

Daniel ya estaba por cumplir 18 años mientras que Raquel apenas tenía 14 y le quedaban aún varios años para ir a la universidad. No se había dado cuenta de que pasaría tanto tiempo sin verle. Al menos en vacaciones podría tener alguna cita con él, lo que la entusiasmaba. Daniel no la había rechazado y eso le daba esperanzas. No dejaría de estar enamorada de él aunque pasaran muchos años. Solo esperaba que él también cumpliera su palabra. Rose estaba boquiabierta. Jamás se hubiera esperado que su a amiga le gustara su tío. Si se casaban, Raquel sería su tía... Eso era muy extraño. Los demás estaban muy interesados en lo que acababa de pasar.

- No me lo puedo creer... Te gusta Daniel... ¿Cómo no me di cuenta?- se indignó Rose.

- Ya entiendes por qué no quise decírtelo- contestó Raquel.

- Sigamos con el juego- apremió Carlos, a quien todavía no le había tocado nada.

Cogieron papeles y por fin le tocó ser rey. Sonrió con malicia a las chicas. Tenía ganas de jugar con alguna, pero ¿con cuál?

- Veamos... Lisa, serás mi sirvienta por el resto del día o... me das un beso.

- A sus órdenes mi señor- replicó Lisa rápidamente, no queriendo ni de lejos darle un beso.

- Puedes empezar por darme un masaje en los hombros.

Lisa tuvo que hacerlo a regañadientes.

- Me ha gustado esa orden- dijo Chris y los demás asintieron, tomando nota.

- Pero si cualquier chica haría lo que le pidieras, no hace falta que se lo ordenes en este juego- dijo Celia tímidamente.

- No todas... ¿Pero quieres tú?- le preguntó cogiéndole la barbilla.

- ¿Qué quieres?

- Veamos... un beso.

Celia se puso muy roja. Chris miraba de reojo la reacción de Lawrence. Lo que vio le dejó algo molesto. Celia le dio un beso en la mejilla esperando que le valiera con eso.

- Muy tierno, como tú- le dijo Chris, devolviéndole el beso pero en los labios, corto-. Pero esto era lo que quería.

La pobre Celia casi se desmayaba. Rose le empujó para apartarle de su amiga y le fulminó con la mirada.

- ¡No te creas que puedes ir por ahí besando a quien quieras!- se enfadó.

- ¿No? Observa- fue a besar a su amiga Raquel, pero Rose se interpuso entre ellos y le dio una bofetada.

- ¡Eres el mayor idiota que conozco! ¡Te odio!

Cogió a sus amigas y se marcharon mientras sonaba la campana que indicaba el regreso a clases. Chris se tocó la mejilla, sintiendo aún la mano de Rose. Sonrió con picardía.

- Soy un idiota, sí... pronto sabrás cuánto puedo llegar a serlo. Por fin volveré a divertirme.

Lisa quiso irse con Rose, pero tuvo que hacer caso a Carlos por el resto del día. Rose no quiso estar sentada al lado de Chris, por lo que quiso cambiarle el sitio a otra persona, un chico. No quería dejar a una chica ahí y que Chris estuviera aprovechándose de ella. Hubiera salido bien si no fuera porque el profesor le dijo que se quedara en su sitio y que no quería ver a nadie cambiado de sitio. Se pasó la clase tratando de ignorar a Chris, aunque este parecía prestar atención al profesor. Estaba demasiado cerca para su gusto, tener que sentarse de dos en dos en clase le pareció una idea muy mala si no podía estar con alguna amiga o un chico normal. Chris, por su parte, recordaba la mirada de Lawrence cuando besó a Celia para confirmar sus sospechas. Sí, los ojos de Lawrence se dirigían a Rose, quizá celosos de que ella se enfadara al ver a Chris besando a otra. Tenía entendido que Lawrence se le confesó a Celia, pero en realidad estaba detrás de Rose. Ese chico no le hacía ninguna gracia, y menos el hecho de que a Rose le gustara. ¿Tan rápido había olvidado a Thoma? Él no iba a olvidar lo que le dijo a Rose, si jugaba con los sentimientos de Thoma, se encargaría de vengarle.

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