1. Las cosas cambian
N/A: Esta es la tercera parte de la serie, la primera es "El deseo de un Villano" y la segunda "El deseo de una Joven Dama. Añadí un epílogo a la segunda parte como introducción a esta, se recomienda leer el epílogo para entender esta parte.
***
Sofia y James estaban preocupados. No sabían nada de su hija Rose desde que se marchó al instituto. No había regresado y era muy de noche. Sofia decidió llamar a Carl, quizá su hijo Christian supiera algo. A veces Rose se quedaba a comer en su casa y por ello no dijeron nada, pero era tarde y normalmente habrían llamado ya desde casa de los Cat para avisar.
- Dime, Sofia, ¿qué ocurre?- preguntó Carl al teléfono.
- ¿Está Rose ahí?
- Pues no la he visto, pero tampoco he revisado la casa. ¿No ha regresado a casa después del instituto?
- No, estoy muy preocupada.
- Te llamaré en un rato y te diré si la encuentro.
- Gracias.
James intentaba centrarse en unas cuentas, pero le era imposible. Era mejor dejar los números para cuando tuviera la cabeza más despejada, puesto que la compañía dependía de que no hubiera ningún error en los asuntos financieros.
- No sé si el gestor ha incluido los gastos de los materiales que llegaron tarde en el envío. No me cuadran las cuentas. O quizá estoy cansado...
- Encontraremos a Rose enseguida, ya verás, luego podrás concentrarte tranquilamente. De momento tómate un descanso- le dijo Sofia colocándose detrás de su silla en el escritorio y comenzó a masajear sus hombros.
- Tienes razón, amor.
James se relajó un poco y se echó atrás en la silla. Sofia le rodeó con los brazos y le besó la cabeza.
- Han pasado 15 años y sigo sin cansarme de que me hables así- le dijo ella sonriendo.
- ¿Qué puedo hacer? Mis palabras reflejan lo que siento.
- ¿Y qué sientes?- insinuó Sofia.
James se levantó de la silla y la sorprendió cogiéndola en brazos y llevándosela a la cama. Comenzó a besarla y acariciarla. De pronto sonó el teléfono. James se levantó y le dijo:
- ¿Te ha quedado claro?- respondió a la pregunta anterior.
Sofia sonrió. Por una parte, tenía un buen presentimiento. Por otra parte, sabía que James no dejaría las cosas a medias, en vista de su reacción.
- Sí, soy yo. Muy bien, ahora voy. ¿Ah sí? Entonces te esperamos.
James colgó el teléfono. Volvió a la cama y siguó besando a su esposa como si nada hubiera ocurrido. Pero era solo para expresar su alivio, la verdadera continuación vendría después.
- Ahora la traen- le dijo.
Sofia sonrió. Siempre se preocupaban demasiado. Debían darse más tiempo entre ellos. Se levantaron para ir a recibir a Carl y a Rose.
- Cuando Rose esté en su habitación y termine de revisar las cuentas...- James sonrió con picardía-. Prepárate, has despertado al lobo.
Sofia sintió un escalofrío. Le devolvió la sonrisa pícara y antes de salir de la habitación, se guiñaron un ojo, cómplices. Bajaron al hall de la entrada y abrieron la puerta, viendo llegar a Carl con Chris y Rose. Ella corrió a abrazar a sus padres.
- ¿Por qué no avisaste?- la reprendió James.
Rose miró a Chris de reojo y sintió que la fulminaba con la mirada.
- Lo siento, papi. El tiempo pasó tan deprisa que no me di cuenta.
James miró a Carl, pidiendo explicaciones. Comprendía muy bien el aura que desprendía su hijo y no le gustaba en absoluto.
- Me encargaré de que no vuelva a suceder- dijo Carl, confirmando las sospechas de James, aunque no iba a decirle nada más-. No te preocupes, no dejaría que le pasara nada a la hija de Sofia...
Se despidieron y Sofia cerró la puerta. Vio la mirada de James y decidió ir a hablar con Rose a su habitación. Una vez ahí, la abrazó de nuevo y la peinó. Se acercó a ella y notó un extraño olor que le resultaba familiar.
- Será mejor que te bañes, cariño- le dijo su madre-. Dime, ¿qué hacías en las mazmorras de la casa de Carl?
Rose suspiró. Sus padres siempre descubrían todo.
- Las descubrí jugando al escondite. No sabía que el padre de Chris tuviera mazmorras en su casa, le da un aire misterioso. Lo malo es que se cerró la puerta y no pude salir... Tardaron un poco en encontrarme y por eso no pude llamar.
- Eres igual que yo lo era... Siempre demasiado curiosa.
- ¿Cómo sabías de las mazmorras?- tuvo curiosidad Rose.
- Estuve ahí. A mí también tardaron en encontrarme- dijo Sofia pensando en cómo de diferente sería la historia si diera todos los detalles.
Rose se bañó y se puso el pijama. Sofia le dio un beso y la dejó descansar.
- Hija, si te ves en apuros, no dudes en contar con nosotros- le dijo Sofia despidiéndose en la puerta.
- Sí, lo sé- asintió Rose.
Sofia regresó con James y le contó lo ocurrido. Por suerte, no ocurrió nada, ya había pasado todo. Pero James estaba inquieto por Christian. Su hija y él pasaban demasiado tiempo juntos y no le transmitía nada bueno. Esperaba que Carl quisiera a su hijo lo suficiente como para advertirle de lo que le ocurriría si tocaba a Rose.
- ¿Qué opinas de Chris?- preguntó a Sofia mientras colocaba los papeles y guardándolos.
- Ya viste el moratón en su cara, Rose sabe defenderse de él- bromeó Sofia-. Tendría que estar loco como para oponerse a los Wishingwell.
- Eso no es lo que te he preguntado, Sofia- le dijo James mirándola intensamente.
- No... No me mires así... Que me desmayo- dramatizó Sofia con una mano en su frente.
- Te voy a mirar de otra forma como no me contestes- insinuó James, comenzando a entrar en el juego.
- Sálvese quien pueda- siguió Sofia mientras se le escapaba una risilla.
James se levantó y fue hacia ella. Rodeó su cintura con los brazos y la atrajo hacia sí.
- ¿Debería recurrir a métodos de tortura para sacarte información?
- Adelante, no sacarás nada de mí.
James se lamió los labios, mostrando su deseo de pasar a la acción.
***
- Tortura dulce tortura- dijo Sofia en tono juguetón cuando hubo pasado el "peligro".
James la abrazó bajo la sábana y le besó el cuello.
- No te dejaré dormir hasta que me respondas.
- Eres capaz... Está bien. Pienso que Chris está en su época rebelde, no le des tanta importancia. Si sucede algo ya nos encargaremos de él. Si no lo ha hecho ya Rose.
- No me fío...
- Se parece a Carl, no a ti- le recordó-. Carl no sería capaz de hacer daño a alguien. Puede haber sido idiota pero se arrepentía y en realidad le importaba. No era insensible. A mí me lo hizo pasar mal más mentalmente que físicamente. Aunque no quiero para ella ninguna de esas formas.
- No temo tanto la forma física... Pero no la descarto- confesó James.
- No podemos vivir preocupados...
- No, pero quiero confirmar mis sospechas para que no me pille por sorpresa. Mañana habla con Carl, por favor.
- Está bien, lo haré. Buenas noches, mi Jamie.
- Buenas noches, mi Sofi.
Mientras ellos alejaban las preocupaciones de su mente para poder descansar, en otra habitación, su hija tenía verdaderos motivos para preocuparles. Daba vueltas en la cama sin poder dormir, recordando el incidente de ese día. Con tan solo 13 años, había experimentado el miedo de sentirse impotente ante la diferencia real de fuerza entre una chica y un chico. Jamás se hubiera esperado eso de Chris. Se conocían desde pequeños, pero tan solo recientemente él había empezado a darse cuenta de que su fuerza y su altura jugaban a su favor. Otro factor era que cada día se volvía más atractivo y captaba miradas interesadas. Su orgullo iba creciendo y su inteligencia aumentaba también, pero era una espada de dos filos, pudiendo idear grandes proyectos o maquinar terribles planes.
Rose temblaba al pensar que al día siguiente y todos los demás volvería a ver a Chris en el instituto. Pero no se atrevía a hacer nada al respecto. Ella no había dudado en golpearle cuando lo consideró necesario por su actitud, pero había llegado el momento en el que él se cansó y le dio una lección que no olvidaría. Después de forcejear, él se la llevó sujetándola y tapándole la boca a la parte subterránea de la casa. Se pasó la tarde encerrada en las mazmorras y creyó que no saldría de ahí. Chris la amenazó con tomar medidas si ella decía algo y le advirtió que no se atreviera a volver a oponerse a él.
"Y todo porque me molestó y le di... No creí que esta vez sería la gota que colma el vaso", pensó ella, "creí que se lo tomaría como nuestro juego habitual, pero creo que ya no me va a permitir levantarle la mano".
Ciertamente hasta ese momento Christian la molestaba y ella le daba, se chinchaban entre sí. Pero el chico decidió ponerle fin, puesto que cada vez soportaba menos que ella se creyera con derecho a golpearle. Finalmente, no lo toleró más y la intimidó para que se diera cuenta de que ya no eran niños y el juego había acabado. Le exigió que le respetara y le tomara en serio o lo lamentaría. Ella protestó diciendo que entonces tampoco él tenía derecho a molestarla. Chris argumentó que en ningún momento le había devuelto ningún golpe, pero eso podía cambiar.
- No lo haré porque no estás a mi nivel, pero no me pongas a prueba porque hay muchas formas de devolverte la falta de respeto- le dijo él mientras la llevaba a la mazmorra y la dejaba ahí encerrada-. A ver si estar aquí te hace reflexionar.
Rose no pidió perdón ni se inmutó. Por dentro estaba aterrada, pero no quiso mostrarlo. Finalmente Carl bajó a las mazmorras buscándolos por todas partes y al ver ahí a su hijo intuyó que Rose estaba en una mazmorra.
- ¿Estás loco? ¿Quieres darme problemas con sus padres? Sabes que podrían arruinarnos si dejaran de colaborar con nosotros. Y no solo eso, nuestras familias tienen buenas relaciones, no lo estropees. Que no vuelva a pillarte haciendo algo así- le amenazó Carl.
Chris no dijo nada, pero les acompañó a casa de Rose para asegurarse de que no diría nada. Cuando se marchó a casa no se quedó muy tranquilo, pero si ella soltaba algo, ya podía irse preparando. Eso era algo entre ellos y no quería que nadie se interpusiera. Quería que Rose dejara de tratarle como un niño. Le daba mucha rabia que no le tomara en serio. Por otra parte, Carl se lamentaba de que su hijo se le pareciera tanto, pero al menos de esa forma podría predecir su comportamiento. Una cosa tenía clara: aquello no había hecho más que comenzar.
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