Capítulo 75 - La carta
Getxo, 26 de octubre de 2022
Querido Gabriel,
Allá donde estés, me complace escribirte con la alegría que solo el cumplimiento de un sueño puede proporcionar. Hoy, es la firma de libros de tu nieta. Ha conseguido finalizar la obra que empezó contigo, numerosos veranos atrás. Y te la ha dedicado. Puedo imaginar la chispa de orgullo en tus ojos si siguieras con nosotros. Tu espíritu perdurará en cada página de ese libro, al igual que tu mayor huella será el proyecto que años atrás planificamos y que al fin ha concluído con un desenlace feliz.
No sería honesta contigo si no reconociese que Elena me ha sorprendido. Una vez más, estabas en lo cierto. La subestimé. Su astucia es innegable. Y también tiene un corazón inmenso, muy noble. Está empeñada en actuar con racionalidad, pero cada uno de sus movimientos está influido por los sentimientos. Mucho más de lo que ella cree.
Como muestra de ello; el episodio que viví el día que les puse tu vídeo. Tras la reproducción del mismo, Elena acudió a mí, en privado, con una hoja guardada en el bolsillo de su preciosa blusa. En ese papel había una cantidad de información mucho mayor a la que habíamos acordado dar. Tu nieta sabía de la crueldad de Sonia y Max, y de los chanchullos que nosotros habíamos realizado para encubrir sus atrocidades por intereses propios.
Sé que te prometí mantener a estos dos "ayudantes" lejos de ella. Y lo intenté. Incluso hicimos creer a Elena que Sonia era una posesiva ex de Mikel de la que debía alejarse. No obstante, fracasamos. Elena se desmarcó de nuestro plan, emprendió una investigación por cuenta propia.
Max y Sonia temían que los trapos sucios salieran a la luz por lo que ellos también quisieron alejarla, la amenazaron para que abandonara el misterio de las amapolas, y para que sus amigos tampoco husmearan en el mismo. Ya eran demasiadas personas rondando la verdad. Desafortunadamente para ellos, sus acciones tampoco sirvieron. De hecho, tuvieron el efecto contrario. Tu nieta no solo perseveró en la investigación, sino que también implicó a terceros: un joven panadero de Usansolo que, al seguir a Max (conocido en el pueblo por ser el ayudante de Ubel), descubrió que se alojaba en la cabaña. Quiso advertir a Elena pero Sonia y Max se enteraron de ello y tomaron precauciones: dejaron al chico en estado de coma. La misma Sonia me lo confirmó arrepentida, cuando ya era tarde, claro está.
Fueron tan ineptos que lo hicieron con hidrocodona, el opioide con el que traficó Sonia cuando trabajaba en la clínica. Elena sabía de esto gracias al padre policía de una amiga y solo tuvo que atar cabos. Además, al leer los apuntes de la dichosa hoja, fue conocedora de todos los hechos del pasado: Sonia había matado a un paciente porque este la había visto robando. Nosotros nos aseguramos de que fuese absuelta por un tribunal, invertimos mucho en abogados, con la condición de que se convirtiera en una empleada del palacio. Necesitábamos un médico por si César enfermaba en la cabaña.
Respecto a Max, Elena se enteró de todos los crímenes que llevó a cabo con Ubel, y gracias al informe, también supo que nosotros los libramos de varios de los cargos. Algunos porque involucraban a César; otros porque queríamos beneficiarnos de la participación del propio Max en el plan.
Al ser consciente de todo ello, tu nieta, una vez más, se guío por el corazón: lo filtraría todo si no ayudaba a sus amigos y hacía pagar a los criminales por los delitos. Yo ya tenía en mente hacer esto último: César había muerto y no los necesitaría más. Por ello había enfadado a Max, lo eché a los brazos de Ubel, quien con total certeza lo asesinaría tras sacarle la información que lo atraería hasta mí. Así, también podría encargarme de este. Aunque la trampa se complicó porque Elena, aquí también, supo ver más allá de las pistas; y se interpuso con sus amigos.
Por suerte, el resultado de su imprudente acto no fue tan adverso. Andoni resultó herido pero ya se está recuperando; con el cariño de otro de los amigos de tu nieta, de Izan. Solo me quedaba ocuparme de Sonia, a quien esta misma tarde han encontrado muerta por una sobredosis de hidrocodona. Dados sus antecedentes, nadie sospechará. He puesto al tanto a Elena a través de un ramo de tulipanes, la flor favorita de Sonia, junto a la nota: "a cada quien, lo que se merece"
En definitiva, querido mío, he cumplido con nuestra voluntad y con la de tu nieta. Espero que se deshaga del folio del chantaje, así como he quemado yo todos los papeles del sótano de la cabaña. Eran parte de un pasado del que no quiero que quede nada más que esta carta, en la cual he detallado mucho más de lo debido, para meter nuestro secreto en una botella de cristal y arrojarlo al mar Cantábrico.
Será la única prueba de lo vivido estos últimos años. Voy a hacerlo en tu memoria, y porque en cierto modo, me entristece que la trama que tantas semanas dedicamos a planificar, quede en el absoluto olvido. He sacado la idea de una de tus novelas favoritas, Diez Negritos, donde en las últimas páginas se puede leer la frase: "todos los artistas tienen sed de gloria".
Y es que al fin y al cabo, eso hemos sido nosotros dos.
Artistas de la vida misma.
Con todo el amor,
Lourdes
Ahora sí... FIN
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