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Capítulo 23

- 23 días para el primer muerto -


ELENA


Además de ser jardinera, Sonia trabaja en la tienda de sus padres, un pequeño negocio ubicado en la ciudad de Bilbao. En él venden complementos alimenticios para deportistas y es por ello que Andoni suele pedirle una gran variedad de productos, entre los cuales están las barritas energéticas.

Mikel también me ha dicho que, las que Sonia trajo ayer, son un nuevo modelo que quería que probásemos. Por eso había para todos y no solo para el deportista. Lo que esta no le comentó es que la nueva fórmula incluye intimidación, en forma de notita. Sería ingenioso si no hubiese sacado la idea de los restaurantes chinos y sus galletas de la fortuna, aunque lo que reparte Sonia no es suerte precisamente.

—Elena, me alegro —exclama Izan y me saca de mis esquemas mentales.

—¿De qué?

—De que hayas accedido a bañarte conmigo.

Después de comer, hemos esperado a que nos hiciera la digestión y he aceptado darme un mini chapuzón. Ahora Izan y yo estamos lejos del grupo, con el agua cubriéndonos la cintura y un par de refrescos en las manos.

—Necesitaba alejarme de los Ibarra —me sincero.

Izan los observa, se encuentran tirados en las toallas, con Rosa rondándoles.

—Ojalá ella pensase lo mismo... —Fulmina con la mirada a nuestra amiga, cada vez que esta se tira en broma sobre Andoni.

Yo asiento, pausadamente, y considero que antes de contar mis problemas debo retomar cierta conversación de muchos días atrás:

—¿Te gusta Andoni?

No le pilla desprevenido. Para mí que ansiaba poder hablar de ello.

Le pega un largo trago a su Coca-Cola, como si de una botella de alcohol se tratara, y se arma de valor:

—Me encanta.

—Ya. Me lo imaginaba.

Izan resopla, con desaliento.

—Sí. El problema es que a Rosa también. Se le cae la baba.

No puedo rebatírselo, por lo que bebo un sorbo del refresco y pregunto:

—¿Ella sabe que los dos estáis pillados por él?

—¿Tú qué crees? Sigo vivo. —Se señala—. No tiene ni idea.

Qué exagerado es:

—Puede que no se lo tome tan mal.

—¿Que no? Pequeña inocente, me estrangulará y contará cómo se deshizo de mi cadáver en el podcast, mientras se gana los aplausos de los oyentes porque, bueno, ella se lo pidió primero.

—Andoni no es un pedazo de pastel. No os lo podéis pedir.

—Pero ya me entiendes. No se le levanta el ligue a una amiga.

—Sí, si primero fue tu ligue.

—Pero eso ella no lo sabe. Me faltaron agallas para decírselo.

No intervengo, dejo que se explaye.

—Además, dejando el tema de Ross a un lado, puede que Andoni no sea para mí. No sé si me renta arriesgarme. Lo nuestro parece imposible.

—¿Por qué?

Se encoge de hombros.

—Eso me gustaría saber a mí también. Andoni pasa de entrar en detalles.

Lo comprendo:

—Los malditos secretos de los Ibarra, ¿verdad?

—Exacto.

Ambos respiramos hondo y concluyo:

—Izan, deberías tratar el asunto con Rosa.

—Me da miedo —admite.

—Pero no podéis seguir así. Los celos y sus consecuencias sí que dan miedo...

Recoge esto último y deduce:

—Eso lo dices por nosotros, ¿o por algo personal?

—Por algo personal.

Tras una pausa, pido:

—Necesito hablar contigo y con Rosa.

Parpadea perplejo y yo especifico:

—Sin los Ibarra de por medio.

Izan capta la importancia.

Sabe que voy en serio:

—Bien. ¿Comité de emergencia?

—Comité de emergencia —activo.

Llena sus pulmones y...

—¡ROSA!


IZAN


Echaba en falta intimar con Elena, pasar un rato a solas con ella. Ha estado bien, al menos hasta que hemos llamado a Rosa y una vez estábamos los tres reunidos, la nieta de Gabriel nos ha puesto al tanto de su tremenda movida. A mí me ha sobrecogido, pero a Rosa le ha dado qué pensar:

—Eso no se sostiene —descarta—. Supongamos que ella metió la nota. ¿Cómo sabía qué barrita iría en tu mochila?

—Igual empezaron a prepararlas ayer —digo.

—¿Con tanta antelación? —Escéptica añade—: Y lo de colarse en el cuarto a escondidas es aún más raro. Si no me equivoco, Sonia solo viene un día por semana y entonces no estaba.

—Tiene llaves —indica Elena—, puede venir cuando le plazca.

—¿Y le place pasarse durante la madrugada? Tendría que estar muy desesperada.

—Lo está. Me lo ha dicho Mikel.

Permanecemos en la orilla, los tres a remojo, lo que me advierte de lo grave que es esto para Elena. Lleva más de media hora en el agua, todo un récord. Debe tener los dedos del pie como uvas pasas.

—Mirad, esto me da muy mala espina. —Planteo—: Si lo preferís, podemos volvernos a Burgos.

—¿¡¿Cómo?!? —Rosa no da crédito—. ¿Estamos tontos? No os achantéis. Si esa tipa os molesta pegad un grito que voy. A ver quién de las dos es más chunga.

—La violencia no es la solución —rechaza Elena.

—Huir tampoco. ¿Me dejáis que hable con ella? En serio, he tratado con muchas tóxicas.

—Rosa, no —niega Elena—. Tampoco tenemos pruebas. ¿Qué le dirías?

—Cualquier burrada —resumo.

Rosa nos escruta a través de las lentes de las gafas de sol amarillas que lleva, y chista:

—Una auténtica burrada sería irnos de aquí por ella.

—¿Y si es una maníaca? —temo.

—Pues lo comprobaremos.

Ha logrado captar la plena atención de Elena:

—¿Cómo?

—Con paciencia y con la ayuda de mi padre.

Al unísono, Elena y yo repetimos:

—¿Tu padre?

—El mismo. Es policía. Le pediré que investigué a Sonia a ver si tiene antecedentes. Si así os quedáis más tranquilos...

—Ah —titubeo—, ¿eso es legal?

Chiqui, claro que no. Pero es eficiente. —Ruega—: Que no salga de aquí o mandaréis a mi padre al paro y no volveremos a tener el piso de Burgos libre.

Acordamos dejarlo en manos de Rosa, aunque Elena no parece demasiado conforme, y eso que no le he dicho que yo también presiento que en el palacio ocurren cosas extrañas.

No lo he hecho para no emparanoiarla aún más sin pruebas, y porque, de decírselo, Rosa se habría enfadado conmigo. Y no quiero calentarla de más. Algún día se enterará de mi tonteo con Andoni y quiero que esté receptiva.

Solo espero que los inquietantes acontecimientos del palacio hayan sido puntuales y que nunca debamos llamar a su padre para que nos salve de un lío real.

—¿Sabéis que se me hace raro a mí? —Rosa rompe el silencio en el que nos habíamos sumido—. Que Mikel no se bañe.

—Qué gilipollez —expresa Elena—. No le apetecerá.

—Ya, amore. ¿Pero nunca? —Rosa se rasca la sien con su larga uña pintada de color plata—. Ni siquiera se ha metido en la piscina en todo el tiempo que llevamos de vacaciones. Lo sé porque he estado alerta para verlo sin camiseta, y nada.

Elena hace un mohín y envidia:

—Ojalá mis únicas preocupaciones fuesen esas tonterías.

—No son tonterías —se defiende—. Ojo de loca, no se equivoca.

Me sumo a su desconfianza:

—Sí. Puede que Mikel oculte algo...

—Claro. —Elena resuelve—: Oculta unos abdominales que ya quisieras tú tener.

Rosa se echa a reír de manera desenfrenada y yo, aunque tardo en procesarlo, también. Ha tenido su gracia. Elenita se ha desmelenado. Y no paso por alto la confesión:

—Oye, entonces sí que te fijaste en él cuando lo pillaste cambiándose.

En petit comité, nos reconoce:

—Lo hice, y normal que a su ex se le haya ido la pinza después de perderlo.

Las carcajadas regresan con mayor intensidad, incluso consiguen hacer que los hermanos se aproximen a curiosear. Aunque lo único que van a encontrar es a un grupo de amigos disfrutando.

Por suerte, el destino nos ha vuelto a unir. Pese a los secretos que aún guardamos, pasamos un buen rato juntos. Esta excursión está siendo todo un respiro.

No quiero pensar en lo que se avecina, en cómo serán los siguientes días, y es que si algo he aprendido en el Palacio Ubel, es que uno debe disfrutar del presente, porque es imposible anticiparse a los acontecimientos.

Y aquí, ahora, estoy con mis amigas bañándonos en una presa, cuya agua refleja nuestras mejores versiones.



*****

Espero que estéis disfrutando mucho de las fiestas y ojalá Santa os haya traído un vale por unas vacaciones en el Palacio Ubel. Aunque sin peligros, claro. Solo con la buena presencia de los hermanos Ibarra ;)

Espero que estéis disfrutando de la historia. Lo mejor está por venir...

El principio ha sido un poco "a fuego lento", pero la cosa pronto empezará a arder, en muchos sentidos. Vamos, que me he reservado lo mejorcito para 2024 jeje

Espero que empecéis el año a lo grande. Un abrazote muy muy fuerte. Sois los mejores.

¡MIL GRACIAS Y FELIZ AÑO!


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