El anciano nos convoca. Todos en la tribu hemos notado que algo grave ocurre. Hace muchos días que no vemos las franjas blancas en el cielo y que sabemos pertenecen a los hombres de las ciudades. Tampoco hemos escuchado en la lejanía los lanchones que a veces circulan por nuestro río, al que los hombres de la ciudad llaman Amazonas.

El viejo nos mira a todos y nos dice:

- La tierra se ha enojado, cansada de las afrentas y heridas causadas por nuestros hermanos, los hombres de la ciudad,  ha decidido exterminarlos. Estamos solos, de todo hay que aprender, no debemos provocarla, con paciencia y respeto nos perdonará la vida y podremos vivir con ella en paz.

El anciano cierra los ojos murmurando en voz baja. Es la señal que indica que debemos retirarnos y continuar nuestras tareas.

Veo a mi esposa e hijos asustados, los abrazo y tranquilizo. “todo irá bien”. El anciano, mi padre, “el paye” continúa orando en voz baja.