Epílogo.
Defne dio a luz a una niña, niña que fue adoptada por Özukiler sultan y su consorte Hebe sultan, aquella niña conquistó el corazón del şhezade Emirhan y años después ambos fueron aclamados por todos en el imperio.
Airre y Hadarah sultan tomaron caminos lejos de su país, ambas princesas consortes de países aliados del imperio otomano, y lograron hacer la paz por muchos años más.
Akram fue un sultán justo pero sus luchas en guerras se vieron opacadas, fue el único sultán que fue a una guerra en todo su mandanto.
Melek se convirtió en Valide sultan a una joven edad y ayudó a su hijo en sus asuntos de estado convirtiéndose así en la unica sultana en toda la historia del imperio que llevó el poder junto a su hijo y cuando fue capaz de dejarlo en su camino se retiro para que su hijo dirigiera solo el imperio.
Süheyla fue todo un misterio en topkapi, se decía que su belleza era tanta que debía de mantenerse escondida en topkapi para evitar que todos pelearan por ella, otros decían que la joven sultana poseía una fealdad única y se mantenía en reclusión para que no espantara a nadie, en fin, su nombre quedó grabado en los registros pero su único logro fueron los falsos rumores por su apariencia.
Las gemelas Turhan y Fahriye tuvieron una vida lejos de Topkapi, al casarse Turhan se llevó a su hermana Fahriye para cuidar de ella, Turhan logró casarse con un buen hombre que cuido de ella y de su hermana hasta el final, Turhan sultan logró tener dos hijos y Fahriye sultan superó las expectativas de vida que los médicos dijeron, ambas vinieron sin rencores y siguieron visitando a Nükhet hatun cada año.
Luego de la terrible muerte de Gevherhan sultan, sus restos fueron enterrados en la mezquita de su madre en manisa, una tumba sin nombre y sus registros borrados de topkapi fueron el precio que pagó por sus pecados cometidos en su vida, al final, Şermi Gevherhan sultan jamás existió.
Pertevniyal y Jacobo de Escocia fueron recordados como los grandes reyes de Escocia, los únicos que lograron restaurar Escocia y la llevaron a lo alto, el legado de ambos vivió de generación en generación y sus hijos y nietos llevaron a lo alto Escocia.
La historia de Nükhet hatun fue contado por las madres y abuelas a sus nietos e hijos por años, se dice que fue la amada por el sultán, aquella que se ganó su amor y que fue enterrada en el mejor lugar, su mezquita y su tumba fueran las más lujosas y su grabado fue memorizado para pedir por su alma en cada festividad.
Quisiera hoy abrazarte tan tierna y dulcemente,
musitando te amo, como jamás yo amé.
Me gustaría narrarte historias en presente,
pero cargo un pasado, que nunca olvidaré.
Entiendo que lo nuestro surgió tan de repente,
como nacen los sueños que nunca concreté;
permeable y fino amor, fraguado suavemente,
y casi sin notarlo, en sus sendas me adentré.
Si nunca hubo señales, ni cenizas, ni fuego,
tampoco yo palabras, de amor las pronuncié;
entiendo que esperabas todo llegara luego
y yo sin presentirlo, siquiera lo pensé.
Hoy siento tus miradas sedosas como ruego,
quizás desesperadas, urgiéndome a creer.
No estoy enamorada, mi sentimiento es ciego
y aunque tú no lo entiendas, no llegará a nacer...
Será en manos del tiempo que alcanzarás sosiego,
realista entendimiento habrá de florecer.
Si bien yo te he querido, de amarte no reniego;
con un cariño inmenso tal como debe ser.
Al universo entero presento cual testigo,
en un esfuerzo humano, de hacerte comprender;
te quiero con el alma, mi amado buen amigo,
con sentimiento limpio, traslúcido entender...
Y lo que ahora sufres lo sufriré contigo,
logrando los dos juntos, éste dolor vencer.
Permíteme abrazarte suave y calladamente,
hagamos de este instante feliz amanecer;
dejemos hoy de lado, los juegos de la mente
entreguemos al tiempo, lo que hoy no pudo ser.
Las historias siempre relataron su amor como uno único en la vida, la verdad era que aquellas palabras y aquella mezquita no fueron obras de Akram, Pertevniyal puso esfuerzo y amor en dejar a su amada en un digno lugar, para demostrar que aún que ya no esté, en su corazón había un gran lugar para su primer amor.
Una mano se estiro y cruzo por sus ojos, aquella piel blanquecina y liza se cruzo en su vista, su dulce voz la hizo salir de su trance y pronto la luz dejó de cegarla, una dulce sonrisa se cruzo en su rostro y su corazón se aceleró al verla de pie ante ella.
—¿Nükhet? -susurro sorprendida, su rostro se ilumino al verla sonreír.
—La misma que te ama con todo su corazón- los ojos de Pertevniyal se aguaron y se levantó del lecho en el que estaba, se lanzó hacia sus brazos y se unieron en un profundo abrazo luego de años de espera - Te has tardado más de lo que pensé.
—Siempre llego tarde -susurro con tristeza - perdóname...
—No hay nada que perdonar, incluso luego de morir, tu me hacías feliz.
—¿Eso crees?
—Si, vi todo lo que pasó, te equivocaste muchas veces pero siempre saliste victoriosa.
—Pero te perdí.
—¿No estoy aquí ante ti?
—¿En donde estamos?
—Esta es la entrada de los cielos y de los infiernos -dijo una tercera voz. - Me presento, soy unas de las damas de la señora de los muertos -le hizo una corta reverencia- estoy aquí para llevarlas a su último hogar.
—¿Finalmente me llevaras a mi destino final? - dijo Nükhet con alegría.
—Finalmente puedes descansar en paz Nükhet.
—Finalmente iremos a casa Pertevniyal -sonrio Nükhet con alegria y tomó la mano de su amada para luego seguir a la dama con alegría.
Al llegar una puerta dorada se abrió ante ellas, adentro todo se iluminó con rapidez y luego la luz se hizo tenue.
Adentro se divisaron muchas figuras, dos de ellas de dos niños, una niña y un niño respectivamente, a su lado Jacobo tomaba sus manos y les sonreía con cariño, adelante de el y con una mirada de alegría estaba Hadarah sultan quien se unió a la platica con Jacobo y los dos pequeños, Shadia, Fatmadil y Kaya estaban al fondo riendo felices a lo dicho por Akram quien dirigió su mirada a su melliza.
Ambos cruzaron miradas y todos prestaron atención a ambas mujeres quienes entraron sin la dama, Pertevniyal lleno sus ojos con sus lágrimas y el agarre con Nükhet se hizo más fuerte, finalmente estaba en casa y esta era una casa feliz con las personas a quien realmente amaba.
—Te los presento, ellos son nuestros hijos -dijo Nükhet- aquellos que perdimos el dia que falleci, la muerte me otorgó su bendición y me dejó estar con ambos aquí para esperarte.
—¿Nuestros hijos? -Jacobo asintió y se acercó a ambos, los pequeños la abrazaron con fuerza y una luz se hizo presente nuevamente.
Finalmente... ¿cuentan las historias o solo son rumores?
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