Semanas después.

El sultanzade días después de la muerte de Akile se había ido, la valide no había podido recurrir a su plan pero Afife tenía uno de reserva, pero no sólo ese problema tendría que lidiar la joven.

—Valide —dijo Hadarah enseñando su pequeño vientre de cuatro meses.

—Querida, ha llegado el momento en  que te conviertas al Islam

—Me parece —suspiró apesarada, definitivamente estaba renunciando a Escocia  y la reina María.

—Valide —llegó Nürgul kalfa

—El regalo que el sultanzade le había prometido a su majestad ha llegado —Afife y la valide la vieron extrañadas y por la puerta ingreso una joven de piel palida y hermoso cabello castaño

—Mi valide, hatun —susurró y Afife la vio con desdén

—¿Cuál es tu nombre?

—Mahidevran su Majestad

—Bien puedes irte —la miro sin importancia —no durará ni dos días

—Me enteré que el a pedido a otra

—Si, esto es de nunca parar, ya he perdido la cuenta de cuantas han muerto en sus manos —suspiro y Murhan ingresó —¿Todo listo?

—Si— se acercó a ellas—Valide, Nur hatun será enviada hoy.

—Bien, encargate de que no lleguen al harén con su cuerpo.

—¿Quién es?—dijo Rümeysa viendo a Mahidevran

—Un regaló para el sultán, la cuál no durará mucho—dijo Melike hatun

—Bien, dile a las hatuns que preparen la cena de Afife, mañana iremos al jardín —suspiró regresando a los aposentos de su amiga.

Los días pasaron y las dos criadas que fueron enviadas a la Hasoda recibieron el mismo destino que las demás, la muerte, Cecilia pasaba sus días visitando a la valide mientras que la joven nueva se preparaba para dar su paso triunfal.

—¿Puedo ver a la valide?—dijo en la puerta de los aposentos de la valide.

—Ella no está para perder su tiempo hatun—dijo la criada de la puerta.

—Es urgente—suplicó

—Déjame ver —la miró mal y luego entró, la castaña miraba a sus alrededores, no quería que Afife la viera, si iba a acabar con ella tenía que creer que la valide mandaba por voluntad propia—Entra, pero cuida lo que dices.

Ella sonrió feliz y ingreso a los lujosos  aposentos de la valide, ella estaba en el diván junto a Aziz sultán su hija, les hizo reverencia.

—¿Que te trae aquí hatun?—dejo sus costura de lado.

—Su majestad—suspiró —yo vine aquí con un sólo propósito, ser le fiel a su majestad y darle hijos.

—Como todas aquí—dijo Aziz viendo mal a la joven—ve al punto

—Yo, quiero ir a la Hasoda y todos se niegan

—¿Que te hace especial? Digo hay cien mujeres en el harén a espera de ir, ¿por que te mandaría a ti?

—Por que en mi sangre corre sangre de mujeres que siempre dan a luz a hijos varones primero—sonrió—y si Afife hatun no puede darle un varón yo si.

—Afife sultán para ti—dijo Aziz de nuevo

—Quiero ver que tan cierto es—sonrió con doble sentido—iras hoy, si es que sales viva—ella le vio confundida  y está le hizo señas para que se fuera.

—¿Cómo te fue?—dijo Nurhan hatun

—Voy a ir—la miró —pero, me dijo algo que me dejo con dudas.

—¿Que?

—Nada olvidalo, Seguro me quiso asustar—dijo yendo al harén encontrándose con Afife—Hatun.

—Tu también lo eres—dijo riendo.

—Adivina, iré con su majestad hoy

—Wow, que novedad, Ojalá no mueras hoy—sonrió y se fue chocando su hombro con el de ella.

Mahidevran se preparó con el mejor vestido, una hermosa corona cortesía de la kalfa, y camino con Seguridad hacía la hasoda.

—¿No puso aghas verdad?

—No hija, quiero ver que tan lejos llega hoy con su seguridad —sonrió

—Y luego dices que de dónde es así mi hermano.

—Respeta a tu madre cariño—sonrió

—Lo siento —ríe