Capítulo 8
—Al fin tenemos noticias—dijo la doctora viéndo a la valide y a Rümeysa—Hadarah Hatun está embarazada.
Nadie podría describir el rostro de felicidad de valide, alegremente abrazo a Rümeysa y miró a la doctora.
—¿De cuánto?—dijo la valide.
—Aproximadamente dos meses—dijo sonriendo
—Bien, puedes irte, no digas nada—sonrió y la vio salir—Al fin Allah, ahora si puedo deshacerme del sultanzade sin complicaciones.
—Ojalá sea varón —dijo Rümeysa y la valide asintió.
—Lo será, tengo fe—murmuró viéndola—ahora más que nunca tienes que estar al pendiente de ella, cuándo se levante que vaya a mis aposentos, haremos una gran fiesta—dijo para luego salir.
Ahora si nadie podía quitarle el trono a su hijo, no habría nadie en su camino.
—Murhan, ¿Recuerdas aquéllo que te di hace meses?—dijo sentándose en el diván.
—Si Sultana, no me diga que al fin ella esta embarazada—la valide sonrió asintiendo
—Cuando el vaya en su carruaje los atacaran o eso creerán—dijo riendo.
—¿Rümeysa?—murmuró Afife.
—¡Hadarah!—exclamó feliz la rubia
—¿Que me ha pasado?
—Pues...—sonrió—estas embarazada
—¿Qué? Al fin—sonrió
—La valide te espera en sus aposentos—dijo ayudándole a ponerse de pié.
La joven salió con una gran sonrisa y con la mirada en alto, al fin podía restregarle en la cara a Akile que le daría un hijo al sultán, debía deshacerse de ella a cómo fuera.
—Valide—le sonrió
—Querida, al fin haz logrado tu trabajo, serás bien recompensada, haremos una gran fiesta y todos recordarán tu nombre—la miró.
—Gracias, ¿Y ellos?—susurró
—Se irán en algunas semanas, y ahí atacare, tu no te preocupes.—ella asintió para luego salir.
Una gran fiesta con música y comida se llevaba acabo, Akile hamin miraba con enojó a Hadarah, ahora ella y su hijo corrían peligro y eso le gustaba a todas.
—¿Sultana, cuando mandará a otra a la cama de su majestad?—dijo Akile y Menekşe la miró mal.
—No es de tu importancia
—Oh no quise ser imprudente, pero le tenemos un regalo a su majestad—sonrió viendo a Hadarah— espero a Afife no le moleste.
—¿Por que tendría?
—Por nada, llegará en algunas semanas—sonrió con hipocresía y la valide suspiró.
Luego de esa larga fiesta Hadarah y una de las criadas fueron hacía los baños, se daría un largo y relajante baño, lo necesitaba tanto.
La criada fue por unas toallas para ella haciendo que esta se quedará sola y a merced de sus enemigos o enemigas.
—¿Que haces aquí?—dijo Hadarah
—Deshaciendome de ti y de ese bastardo—dijo Akile hundiendola en la tina.
Hadarah luchaba por respirar pero la rubia ejercía mucha fuerza contra la pelinegra.
—Morirás y así mi hijo y esposo tomarán ese trono—gritó y la volvió a su mergir.
La puerta fue empujada varias veces pero nada que abría.
—Hadarah hatun—gritó la criada —¡Aghas! Ayuda—la voz de la joven desapareció de ahí.
—Maldita—gritó Hadarah y Akile la golpeo.
La puerta seguía siendo forzada y gritos se escuchaban, Akile temió por ella, la voz de la valide se escuchaba hasta que la puerta cedió y la rubia fue empujada haciéndola golpear con uno de los asientos de marmol.
—¡Hadarah!—dijo Rümeysa
—Ella—sollozo.
—Hatuns lleven la a sus aposentos y llamen a la doctora— dijo la valide preocupada.—kalfa llama al sultán y a Korküt ¡ahora!
—Madre ¿Que es ese alboroto?—dijo Abdullhamit
—Tu esposa intentó matar a la madre de un bebé de la dinastía —dijo señalando a Korküt
—¿Qué? ¿Dónde está Akile?
—Cuando el Agha ingresó la empujo y golpeo su cabeza, ella murió—el la miró furiosa.
—Es lo menos que merecía —dijo Abdullahmit—toco a mi favorita—la respuesta de este le sorprendió a la valide pero en el fondo sabía que sólo fingia.
—Pero, mi hijo, ella era mi esposa.
—Y Afife la madre de mi hijo, ahora vete—alzó la voz.
—Estás bien Hatun pero tendrás que pasar en reposo total —dijo la doctora
—Gracias—suspiró —¿Que se hizo?
—Está muerta—la miró—y ellos fuera de juego, amenos de que la madre del sultanzade decida meterse todo está bien.
—¿Sigue viva?—dijo riendo.
—Lo esta—sonrió
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