Capítulo 72
—¿Cuánto más queda por caminar Turhan?–jadeos de cansancio vinieron de Fahriye.
La gemela menor se sostuvo de su bastón con fuerza pues sus piernas comenzaron a cansarse de la larga caminata sobre el terreno desigual.
Turhan sostuvo a su hermana del brazo ayudándola a caminar mientras que con la otra equilibró la canasta de Mimbre.
—Ya queda poco hermana querida, lo juro, resiste un poco.– dijo con voz amable.
—¡Oye realmente no creo que nos hayamos fugado! ¿Segura que nadie nos está siguiendo Turhan?
—No te preocupes Fahriye, te lo había prometido al fin y al cabo, afortunadamente para nosotras la ausencia de padre y la salida repentina de la abuela y la Princesa nos dieron el momento perfecto para escaparnos.- Comentó con entusiasmo la mayor- Muy pronto estaremos con mamá.
La menor de las gemelas tarareo de acuerdo a su mayor.
—Eso y gracias a Airre que nos ayudó a salir, deberíamos preparar algún postre como agradecimiento. ¿No crees?
Turhan concordó en silencio con su hermana después de todo, fue Airre quien terminó ayudándoles a salir por sus jardines privados hacia las rutas del cementerio y prometió servir de tapadera en caso de que las buscaran. Después de todo, nadie se atrevería a meterse con la hermana favorita de la hija favorita del Sultán. Además Airre siempre tuvo una debilidad hacia las gemelas ya que de por sí era muy bondadosa y de buen corazón. Una vez conocido el plan a medias de las gemelas ella había accedido a ayudarlas no sin antes haberles hecho prometer que le contaría todo el asunto sobre esa tal Nukhet Hatun.
Fue entonces que pronto por el camino se arrivo la vista de la gran aclamada
Olmayan Sultanların Mezarı, esta mezquita fue construida por su padre Akram en honor para aquellas mujeres que fueron madres sustitutas de algún miembro de la dinastía. Actualmente solo dos restos descansaban en su interior el primero el de Kamanha Hatun, la madre de Geverhan Sultan de quien se hablaba bien en el Palacio muy en contra de los rumores de su misma tía y luego estaban los restos de la mujer a quien venían a visitar, su madre.
Al entrar en la mezquita Turhan observo fascinada la decoración de vidriera de colores las cuales el sol iluminaba tan hermosa, los pisos de mármol que hacían eco a sus pisadas y el alegre tono de los mosaicos azules y blanco en las paredes, en el centro de la habitación bajo la cúpula de cristales estaban dos sarcofagos bordeados y divididos por vallas de madera. El primero al nivel del suelo forrada de tela verde y encima estaba la manta negra de intrincados dorados. Sin embargo, parecía bastante descuidada y maltratada.
—¿Es ella?- preguntó ansiosa Fahriye.
—No.-Respondio.- Esta es la tumba de Kamanha Hatun.
Pronto ambas estuvieron frente a frente de la segunda tumba, esta estaba un nivel más arriba del suelo sin embargo esta fue forrada en tela azul indigo y su manta era de color crema y bordados en plata. Casi parecía que brillaba gracias al sol que entraba por las ventanas.
Turhan suspiro conmocionada, Farihye al sentir su reacción habló.
—¿Lo es esta?
—Lo es, mira Fahriye esta tumba está más cuidada que la otra.- fijó su mirada en la placa inferior de la tumba.- Tiene algo escrito. -Mumuro.
—¿Qué dice ahí? ¡Anda lee la inscripción!- ánimo nerviosa la menor.
Turhan se inclinó más para leer en la placa de oro el nombre de la mujer en él y no pudo evitar sonreír de oreja a oreja al reconocer la escritura.
— Nukhet Hatun: “La amada”...
—¿De verdad? ¿Es ella? ¿Es ella nuestra madre?- hablo en tono esperanzado Fahriye.
Turhan comenzó a reír con alegría mientras giraba para abrazar fuertemente a su hermana mientras en voz alta ella decía.
—¡Si es ella, es ella, esta es la tumba de mamá!- Sollozo junto a su hermana menor.
—¡Hola mamá! Es un honor finalmente conocerte, nosotras, somos nosotras tus hijas…- comenzó entre llantos Fahriye sus manos tocaron un costado de la tumba y con una gran sonrisa- Estamos tan contentas de verte, ha sido mucho sin saber siquiera tu nombre pero no te preocupes nunca más nos olvidaremos de ti.
—Mamá soy yo ,Turhan. No te preocupes de nosotras estamos bien cuidadas e incluso yo cuido muy bien de Fahriye y créenos de no haber espiado a papá jamás estaríamos aquí.
—Te hemos traído algunos presentes.- vibró de emoción Fahriye quien comenzó a sacar de su canasta de mimbre varias flores, pequeños dulces e incluso un pañuelo color verde que había bordado con descuido.- Espero que te gusten.
—Tranquila podemos poner estos presentes con calma.-Su hermana asintió sonrojada.- Mientras podemos charlar de nosotras con ella. ¿No es así mamá?
La pregunta quedó al aire pero hasta ella misma puede asegurar que su madre concordaba con ella. Ambas hermanas comenzaron a arreglar sus presentes a los pies de la tumba mientras charlaban de su vida, de sus pensamientos con su madre.
Fahriye se preguntaba internamente ¿Cómo sería ella? ¿Se parecían físicamente a ella? ¿De qué color eran sus ojos? Posiblemente ella las miraba con tanto amor en ellos. ¿Qué pensaría de ellas? ¿Incluso la amaría con todo y sus discapacidades? SI, seguro que Nukhet las hubiera amado con todo su corazón de no ser así cómo habría ganado el corazón de su padre y no por nada estaría en esta mezquita tan preciada para su padre. Anhelo conocerte pero esto estaba bien, al menos ella y Turhan tendrían un lugar donde venir a verla.
Turhan por otro lado suspiraba contenta y casi podría decir que no importaba si llegaran a descubrirlas, soportaría su castigo y muchos con tal de volver aquí con su madre y juró en silencio que le sacaría la verdad a su padre sobre su madre. Merecían saberlo de su boca pero por mientras estaba satisfecha de compartir este momento y de derramar sus anécdotas junto a Fahriye para su madre, sin embargo, casi por un momento podría asegurar que su madre estaba aquí con ellas escuchandolas y sonriendoles o incluso cuando sintió su hombro tibio como si alguien la hubiese tocado allí.
Al final y casi miserablemente se retiraron dejando un beso sobre su tumba y promesas de volver.
Más nunca notaron la figura de Geverhan escondida quien miraba con odio y dolor a sus hijas quienes veían la asquerosa tumba de Persephone con tanto brillo y amor en sus ojos, eran ¡suyas! e incluso después de muerta algo que amaba Pertveniyal seguía quitando lo que ella amaba también…
Esto no se quedaría así.
Özukiler se quejó quejó sentir la punta del clavo entrar en los dedos, Hanife se regocijaba de verla quejarse del dolor, desde vertirle agua hirviendo, hasta acostarla sobre clavos filosos, Hanife no descansaría hasta que su amada hija fuera vengada, poco importaba si el sultán la mataba luego.
Pero no contó con que Hadarah y las hatuns del harén la ayudarán a abrir las puertas a la llegada de su padre.
Akram echo a andar al caballo con más rudeza, su corazón latía tan fuerte que podría jurar que pronto caería desmayado, pero poco le importaba aquello, su preciada hija estaba sufriendo por culpa de un error.
Le dolió haber perdido a Yildiz, pero sabía que ella se lo había buscado y su madre pagaría por aquello, Hanife nunca le importo el lamentable comportamiento de su hija.
—¡Ahí viene! -grito una criada, Hadarah hizo señas para que todos los aghas, Kalfas y criadas abrieran las pezadas puertas.
Akram bajo del caballo sin prestarle atención a lo dicho por los aghas que lo seguían temeroso.
—Están en los calabozos padre - grito Hadarah detrás de él, Akram aceleró el paso al escuchar los quejidos de su hija y su irá aumento.
—¡Matenla! -la voz de Hanife se escucho desde la entrada, Akram tomo a los guardias del cuello y los estrello contra la pared, Hanife soltó un grito de terror al verlo frente a ella y pronto todos los guardias que estaban de su lado fueron sometidos por sus guardias.
—¿Aquien vas a matar querida esposa? -Hanife jadeo con terror, Hadarah corrió hacia su hermana y junto a las criadas la llevaron fuera de ahí. —¿No te han enseñado a que tu simplemente eres una sucia criada y ella, esa niña a la que acabas de torturar es una sultana de sangre? -la tomó del rostro y presiono sus dedos en su rostro.
—Mi hija -sollozo Hanife.
—Yildiz busco su propia muerte, tu también buscaste la tuya, ¡Aghas! Lleven a todos los implicados al patio, les daré una lección en público. -Hanife grito por piedad pero poco le importo al Sultán.
Horas pasaron hasta que todas las sultanas estuvieron de regreso en el palacio, Rümeysa, Persefone y Melek regresaron horas despues de lo sucedido, la valide sultan estaba furiosa por lo sucedido pero sabía que su hijo haría pagar a Hanife.
—Esto sera divetido -susurro Persefone.
Akram hizo arrodillar a Hanife frente a el, un tronco de madera lleno de sangre estaba frente a ella, sus manos fueron puestas en aquel sucio tronco y sus manos fueron cortadas con una filosa espada, los halaridos de dolor se escucharon en las afueras, los pocos pobladores que presenciaron aquel acto estuvieron satisfechos por su sultán.
Al fin el imperio tenía uno justo.
Hebe cambio el paño nuevamente, Özukiler temblaba de vez encuando y susurraba el nombre de su amada.
—Sultana -susurro Hebe— no se preocupe, Hebe cuidara muy buen de usted.
—Lo se -susurro bajo.
—Bastante lamentable es ese par ¿No lo crees?.- Dijo divertido el hombre a su lado.
—Ellas no son lamentables- respondió en tono brusco la otra personas.- Son solo niñas que están pagando los pecados de sus padres.-Sus ojos no dejaban de mirar por donde habían salido.
—¿Incluso con las mentiras? Por que tarde o temprano se enteraran.
—Quiero creer que nunca lo harán, es mejor que crean que yo soy su madre.
—Tu corazón siempre ha sido el más amable.
—Es por el que estoy aquí ¿No? Nunca irme hasta que todo se haya acabado.
—Es así. ¿Pero qué hay de ella? Nunca se quedará quieta sabiendo que las gemelas piensan que tu eres su madre Nükhet, hará lo imposible para arruinarlas con sus sucias manos.- escupió con odio el castaño.
Nükhet se giró para ver a Geverhan que se acercaba a su tumba enojada sus manos tomaron las flores que habían puesto a sus pies y las desbarató con rabia enardecida. Su rostro cayó en una mueca de odio al verlo.
—Esta mujer ni respeto tiene por los muertos. - Suspiro enojado el hombre a su lado.
Más la joven castaña negó ante sus palabras .
—No, no los tiene, pero eventualmente pagará por sus crímenes. Eventualmente todos obtendrán una cucharada de su propia medicina. Dejemos que esto sea solo una prueba de su caída. Su destino está sellado.
—Si tu lo dices.- Él giró su cabeza escuchando.- Pero por ahora es momento de irnos, ella nos está llamando.
El joven comenzó a caminar hacia una esquina, la castaña lo siguió de cerca no sin antes volverse hacia Geverhan quien ahora lloraba sobre la tumba de su madre.
—Pero tu ya estas pagando con creces tus errores, una lastima.
Y desapareció.
Obviamente Akram iba a dialogar con Hanife.
Mientras tanto las gemelas y Gevherhan
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