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Capítulo 60


"Todo lo que tiene un inicio tiene un final. Toda magia que puede hacerse, puede deshacerse”. Brandon Mull.








Los meses pasaban y con ello la angustia de Gevherhan, tres meses después las noticias malas llegaron como fuego.

—Lo siento sultana, la  columna de Fahriye sultan esta torcida y con una protuberancia sobresaliente en el lado izquierdo -Gevherhan sollozo con fuerza ante aquello, su pequeña hija sería un monstruo ante los demás. Nunca conocería la felicidad, igual que ella.

Y todo producto de un pecado cometido por sus padres.

—Allah sea misericordioso y le brinde muchos años  de vida,  en su condición puede que no llegue a los cinco años sultana.

—¡Vete! ¡largate de aquí! -la sacó a empujones y cerró la puerta en su cara— todos ¡largo de aquí! -cargo a Fahriye entre sus brazos y se recosto en la puerta — tu no tienes la culpa de  nada mi amor, de nada -susurró hasta que el cansancio le ganó y se quedó dormida con la niña en brazos.

A la mañana siguiente despertó sin escuchar  el llanto de sus hijas, recorrió toda la habitación en busca de sus hijas hasta que la puerta se abrió y apareció Akram con Turhan en brazos.

—Dame la -exigió tratando de acercarse.

—No querida hermana, desde hoy no verás más a tus hijas, tienes prohibido decirles que eres su madre o si quiera hablar con  ellas.

—¡No puedes hacerme esto! ¡son mis hijas! - trato de acercarse de nuevo pero los guardias se lo impidieron.

— No y para que  veas que no estoy jugando,  hoy mismo te casaras, mi madre preparó todo, en una hora vendrán a arreglarte y si haces algún escándalo te prohibire regresar al Palacio -salió dejándola con el sentimiento de impotencia en su cuerpo.








Pertevniyal recibió una enorme fiesta en su  honor por el anuncio de su embarazo, todos bebían y se divertían gracias a las buenas nuevas. Todos en Escocia la amaban ahora.

Handül la miró desde lo lejos con odio, su plan cada día se le iba de las manos, se retiro en cuanto vio los labios de Jacobo encima de los de Pertevniyal y llegó hasta sus aposentos en donde se inco para meditar.

Ese era su único trabajo ahora, pensar en un nuevo plan para acabar con Pertevniyal a como Gevherhan le había ordenado.

Cerró sus ojos y pensó por horas hasta que el sol salió y las puertas se abrieron de par en par, guardias con espadas en sus manos ingresaron y la tomaron de los brazos para llevarla hasta la Torre.

—¿Así que la han matado Ya? -susurro Pertevniyal con los ojos llorosos.

—Si, ella tenía que morir, Isabel interceptó una carta que tu hermana Gevherhan le envió a Handül, en ella estaba el plan para asesinarte cruelmente -se acercó a tomar su mano y ella retrocedió— acepta lo, ella no te amaba...

—Ni yo a ella... pero sólo quería sentir de nuevo aquello que sentí con Nükhet -una solitaria lágrima descendió por su mejilla — La extraño mucho Jacobo.

—He de aceptar que yo también, aveces la veo en mis sueños, siempre pregunta por ti, siempre dice que te ama, ella también fue importante para mí- la rodeo con sus  brazos y ella sólo sollozo— pero es momento de dejarla ir y encontrar tu felicidad.

—Tal vez ya la encontré Jacobo -unió sus labio en un dulce beso.







Horas antes.

Las espadas se alzaron una vez la puerta se abrió, Handül los miró detenidamente, había llegado su fin y sólo  esperaba que fuera rápido.

—Bien pequeña rata tramposa, finalmente sabemos lo que hiciste. Finalmente Gevherhan ha logrado su cometido, ha lastimado a Pertevniyal, pero una inocente pago por ello, y ahora tu. Dime, ¿no sentiste lastima por lo que sucedió con Nukhet? ¡Eran familia!

—Nunca conocí a Nükhet Jacobo, aunque vivíamos en el mismo pueblo solo supe de su existencia por lo lejos y porque al final su madre se había casado con mi padre.

—¿Y que hiciste cuando supiste que fue tu Sultana quien la mató?– Jacobo sonó furioso apesar de la calma en su rostro.

—Nada.–respondio–¿Qué puedo sentir yo por alguien a quien solo conocí por vista y relatos?

—Si tienes corazón y sabías la pena de su madre tendrías que haber sentido al menos tristeza. Eres tan vacía como Geverhan, Melody.

—¡Lo único que puedo sentir por ella ahora es odió, siempre para Pertevniyal era Nükhet esto o aquello, incluso me dieron su nombre siempre fue ella no yo! Me alegro que esté muerta, puede salirme con la mía y volver a mi hogar pero no, maldito cornudo tu siempre metiendo la nariz donde no te llaman, bastardo... Solo me arrepiento de no llevarme a tu esposa a la tumba..

—Creeme que te perdiste de conocer a alguien tan bueno como lo fue Persephone, tu odió y rencor te puso donde estás, actuaste como una rata y como una rata morirás. ¡Guardias!

Dos guardias ingresaron seguidos de dos encapuchados, eran los torturadores. Uno de ellos traía un cubo de metal con una rendija y el otro traía una pequeña jaula donde una rata estaba. Desnudaron a Handül por completo haciendo que se retorciera debido al frío de  la época, colocaron el cubo de metal en su vientre y seguido de ello a la rata la cual comenzó a dar vueltas por el pequeño espacio.

 El cuerpo de Handül se retorcio al sentir las asquerosas patas del roedor recorrer su vientre, por si no fuera  poco acercaron una varilla caliente al cubo de metal haciendo que la rata chillara por el intenso calor. Handül comenzó a gritar cuando pasaron la varilla por sus pechos y luego la colocaron en su mejilla, la rata comenzó a inquietarse por el calor y comenzó a buscar salida por cada uno de los orificios del cubo fracasando completo.

Handül gritó con más fuerzas haciendo que su garganta ardiera por ello, la rata comenzó a morder su piel con desesperación aumentando los gritos de la mujer.

Algunos reían al ver su dolor, otros se alejaban para calmar sus náuseas y otros simplemente disfrutaban de su castigó, como Kaya y Shadia las cuales sugirieron dicho castigo.

Finalmente la rata llegó hasta sus intestinos y recorrieron por todo su torso mordiendo todo a su paso causando que sangre brotara por montones y gritos de parte de Handül aumentaran.

—Es tu fin, pide perdón- Jacobo la miró desde la lejanía.

Lo sintió cada vez más cerca.

Moriría y sería de la  forma más asquerosa y cruel.

Tal vez se lo merecía, pero su odio por Nükhet era más grande.

Finalmente la rata salió por su boca causando que todos aplaudieran y gritaran  eufóricos. Handül empezó a vomitar sin parar causando que se ahogara con su propio vómito.

El panorama era realmente asqueroso, olia a eses, sangre y vómito, pero aquellos a los que le gustaba ver sufrir y pagar por sus pecados a los demás les gustaba disfrutar de ese lugar.

Finalmente se le dio fin al tormento de Pertevniyal.   

Por ahora...








Seis meses después Pertevniyal esperaba con tranquilidad en sus aposentos, sus damas y parteras estaban listas para cuando la hora del nacimiento del primer herdero del trono escocés decidiera nacer.

Jacobo esperaba en sus aposentos con nerviosismo, sabía que en cualquier momento su esposa daría a luz y eso le alegraba, como también le atemorizaba, temía perder a Pertevniyal de la misma forma en la que había muerto Rebeca. No ahora que ambos estaban felices.

—Ve a sentarte Pertevniyal -Shadia negó al verla dar vueltas por la habitación.

—Esto ayudará, así que silencio- dijo caminando hasta la ventana —¿todo esta listo?

—Si, tu sólo centrate en traer a ese bebé -Kaya dijo desde su asiento.

—Lo dices tan fácil, pero no lo es -murmuró viendo el hermoso día.— hace un hermosos día  ¿no? Quiero ir al jardín.

—Si claro, ve corriendo - Shadia negó desde la cama— ven aquí ya.

—No, aún no es momento.

—Eres necia -la morena suspiró.

—Y tu muy insistente -sonrió girandose a ella— pero supongo que debo acostarme ya.

—Al fin -Shadia le dio lugar. —¡pero si va a nacer ya!

—Ah si -dijo Pertevniyal abriendo sus pirnas — por eso quería acostarme.

—¿Cómo es que estás tan tranquila?-Kaya se acercó a toma su mano, el séquito de Damas y partera ingreso en cuanto se dio anunció del parto.

—No se -dijo simplemente y comenzó a pujar con fuerza.








El carruaje se paro enfrente de ella, sus lágrimas cayeron como cascadas y su séquito la miró con indiferencia. Estaba acabada y todo por querer realizar una venganza que ya no le pertenecía.

Había perdido todo, a su madre, a sus hermanos y ahora a sus  hijas,  las cuales no tenían culpa alguna de sus pecados. Se iba y las dejaba en aquel Palacio que no le sonreía a nadie.

Todo era su culpa, estaba consciente de ello.

Pero el dolor era mayor al saber que no podría cuidar de aquellas pequeñas, aquellas que necesitarían si amor y cariño. Las iba a dejar al igual que su madre a ella.

Odiaba con su vida a su madre, a Mahidevran, la había despreciado y arrojado al fuego, la había convertido en carnada para los leones, deseaba haberle hecho caso a su tía y haberse quedado con ella.

Deseaba de corazón regresar el tiempo y haber muerto junto a sus hermanos, tal vez desaparecer era lo mejor.

—Por allah, solo debí tomar ese veneno cuando lo vi en el anillo de Aziz sultan -murmuró limpiando su rostro, su esposo le sonrió con la mirada cargada de maldad. Ahora ella sería su dulce juego.

Ahora sufriría por lo que hizo, el doble de eso.








Tú nombre será Alessandra, la defensora de la humanidad.

Una reina justa...


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