Capítulo 58.
“La muerte es dulce; pero su antesala, cruel.” (Camilo José Cela)
El rostro de Akram se ensombrecio y su sonrisa se agrando en cuánto vio a su hermana comer el último bocado de pollo, sabía que lo que había hecho fue muy cruel, pero valía por su hermana, por que verla sufrir le dolió.
—Bueno, dejame contarte algo querida -se acerco a ella y por instinto Gevherhan se acercó — Un pajarito me contó lo de Nükhet ¿y que crees? -Gevherhan abrió los ojos asustada — por meterte con mi hermana, con la luz de mis ojos, tu querida madre ha pagado por tus pecados y te la acabas de comer querida.- el gritó agudo que emitió la joven hizo que los guardias ingresarán de forma inmediata a los aposentos del sultán, este les hizo señas para que se retirarán y solo quedaron los dos.
Gevherhan comenzó a gritar y maldecir a Akram, el cuál solo tomó de su vino y disfruto del sufrimiento de ella.
—¡¿Como pusiste?! ¡¿ella que culpa tenía ?! -se acercó y comenzó a golpear su pecho.
—Dime tu, ¿que culpa tenía aquélla criada? ¿que daño te hizo ella a ti? ¿o que daño te hizo mi hermana? ¡ninguno! Te criaste bien, con una mujer que te amo mas que tu madre, esa a la que lloras y nunca te quizo. -la tomo de los brazos, Gevherhan siguió sollozando con fuerza y comenzo a vomitar sin parar.
—Eres cruel -susurro sintiendo una nueva arcada.
—Hice lo que cualquier hermano haría -la mira- y lo que cualquier Sultán haría, justicia.- la joven sólo lloró hasta que su garganta le exigió parar y un fuerte dolor en su vientre la hizo doblarse.
—¡Mi bebé! -Akram la cargó y la llevo a sus aposentos, puesto que no deseaba verla más.— ¡si lo pierdo será tu culpa!
—Si lo pierdes solo le harás un favor, estas enferma -la acostó y salió para dejar a la partera hacer su trabajo.
Escocia.
Handül miraba con odio como Pertevniyal iba del brazo de Jacobo, no había funcionado el engaño del rey con aquélla noble, ambos se habían unido más y eso le enfadaba. Desde que se habían ido a Inglaterra no tenían tiempo a solas y mas ahora con Jacobo encima de ella.
—El amarillo hace resaltar tus hermosos ojos -dijo Jacobo besando a su espoda, Pertevniyal le sonrió tan grande como pudo y bajo la sombrilla.
—Siempre me veo hermosa, pero mas ahora -sonrió depositando su brazo en el de el.
—No vuelvas a usar esa ropa tan horrenda, tus vestidos antiguos eran hermosos.
—Haré lo que tu quieras amor.
—Bien, hay que disfrutar del día, nuestra reina nos ha traído la paz, todos te aman. -ambos sonrieron y llegaron a sus puestos.
A lo lejos Rebeca los miraba con odio, la atención de la embarazada había pasado de regreso a la reina, la cuál les había traído grandes noticias.
—Al final, no fuiste tan importante -susurro Kaya en su oído.
—Lo soy, este bebé y yo gobernaremos todo -la miró con odio.
—De dónde yo vengo, solo la más inteligente gana, no la que tenga el primer hijo varón, grabatelo, que cualquiera te puede matar y arrebatarte el trono -sonrió alejándose— y ten cuidado, que cuando la reina sepa lo que hiciste con su collar te hará comer tierra o las eces de los caballos - solto una fuerte carcajada y se marcho a ver a su amante.
—Pertevniyal tenemos que hablar -susurro Handül en su oido.
—Ahora no, estoy en mi fiesta -alzó la copa y la llevo hasta sus labios, Handül dio un fuerte pisotón.
—No te pregunte Pertevniyal -bufo la morena y la ojiazul alzo una ceja.
—¿Y tu quién eres para darme órdenes? Te dije que no, hablaremos mas tarde -suspiró rodando los ojos, Handül gruño y se fue sin mirar atrás.
—¡Pero me las pagaran!
Handül la miró entrar con lentitud, Pertevniyal la miró con desesperación y rápidamente la morena la beso.
Si o si tenía que tener de regreso a la reina, o si no Gevherhan la mandaría a matar desde Estambul. Pertevniyal simplemente se dejó llevar por las caricias de la morena mientras que en su mente imaginaba a su esposo tocarla.
Sólo el la hizo sentirse viva de nuevo, sus ágiles manos recorriendo sus pechos y su intimidad, sus labios besando los suyos y todo su cuerpo con pasión pero también con amor.
Algo que no sentía con Handül, pero en su mente todo aquello se esfumaba demasiado rápido.
Estaba muy confundida y no diferencia el placer con el amor.
No como lo hacía con su amada Nükhet.
Hadarah miró a Akram el cual tomaba de su copa con una enorme sonrisa, la madre sultana miró la puerta esperando la llegada Kamanha pero está nunca llegó.
—¿Qué se hizo Kamanha? -pregunto ya cansada de esperar —Su hija está dando a luz y yo tengo que irme a la fundación. -Akram rio de lado.
—Kamanha se ha ido, abandonó a Şermi.
—¿Tú como sabes eso? - dijo confundida y el sacó una carta de sus ropas, Hadarah la miró detenidamente
—Un agâ de ella me la entrego, dice que la perdonará pero encontró el amor en un hombre que vive hasta el otro lado, que la disculpara por no ver nacer a su hija. Todavía no comprendo como escapó- sonrió con inocencia.
—Hay hijo -solto sólo a reír la valide— ¿tu crees que soy tonta? Yo te crié, dime la verdad o la descubrire yo misma y será peor para todos los involucrados. -Akram trago en seco pero igualmente hablo.
—No hables hasta que yo te diga - Hadarah asintió, sabía bien como era su hijo, era diferente a otros Sultanes, sus esposas no tenían sirvientes, o esclavas a su disposición, todos eran enviados por el sultán y eran bien pagados para contar todo lo que hicieran, no se dejaba manipular por el consejo o por mujeres y estaba alejado de tener miles de mujeres cada noche en su cama, era diferente a su padre... o se creía ella— ¿Recuerda a Nükhet? - Hadarah asintió, recordaba a la perfección la trágica muerte de la criada — Pertevniyal y ella eran amantes, o mejor dicho se amaban madre, pero Şermi siempre le tuvo envidia, y supongo que la odiaba por que tu mataste a su madre y creció sola. No lo se la verdad, como decía, Şermi descubrió el amorio de ambas y para hacer la sufrir la asesino cruelmente, Pertevniyal al final se fue, Kamanha sabía todo. Te preguntarás como se yo todo, Şermi me sedujo y acabe acordándome con ella, y en una noche de borrachera me confesó todo, hasta yo era parte de su plan. -Hadarah trato de asimilar todo y antes de comenzar con su discurso Rümeysa dio la noticia de que dos bebés habían nacido.
Dos hermosas niñas frutos del pecado.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro