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Capítulo 57.

“La muerte es un castigo para algunos, para otros un regalo, y para muchos un favor.” (Séneca)












La música resonaba por todo el Palacio, Pertevniyal sonrió al bajar del carruaje y entró con una enorme sonrisa. Los guardias y mujeres nobles la miraron con rostros de asombro, no esperaban que su reina regresará aún. Y menos esperaban eo escándalo que se avecinaba.

La música se detuvo ante el anunció del guardia, todos los presentes abrieron sus ojos sorprendidos ante la sorpresiva llegada de la reina y todas sus miradas fueron de Pertevniyal a la mujer que estaba sentada a la par del rey.

La joven se acerco al centro y sin percatarse de lo que pasaba a su alrededor, alzó el papel con la firma de Isabel en ella. Todos los nobles se vieron incrédulos y el más "valiente" se acercó a revisar si era verdad lo que decía la entusiasmada mujer.

—Es verdad, Inglaterra ha firmado la paz- gritos de victoria y aplausos comenzaron a escucharse por todo el lugar.

La vista de Pertevniyal viajo hasta Jacobo y encontró a la joven embarazada con una mirada de triunfó.

—¿Quién es ella? -dijo Pertevniyal una vez se acercó a Jacobo, su vista viajó de ella hasta su vientre y luego a Jacobo.

—Llevo en mi vientre al futuro rey de Escocia- dijo la rubia con la voz llena de seguridad, Jacobo la  miro con odio y Pertevniyal solo solto una enorme carcajada.

—¡Pero que insolente eres! -rodó los ojo y siguió su camino hasta sus aposentos, las pisadas de Jacobo detrás de ella la hicieron acelarar mas sus pasos.

Su corazón ardió en cuanto escucho las palabras de aquella mujer "llevo en mi vientre al futuro rey" sintió tanta envidia y odio.

—Detente Pertevniyal -dijo el rey detras de ella.

—Vete con la madre de tu hijo, una reina infertil no puede darte nada -gruño azotando la puerta.

—No eres infertil, pero si no pasarás tu tiempo con esa mujer... -la joven alzo la  mano y le  dio una cachetada.

—¡Me fui a Inglaterra a firmar un acuerdo que ni tu, ni ninguno de esos inútiles hubuera traído firmado! ¡¿y que haces?! ¡te acuesta con la primera zorra que se te cruza! ¡al menos no la hubieras embarazado! -solto un sollozo y cayo de rodillas— ¡la voy a matar!

—Pertevniyal calmate, aún  podemos tener hijos, muchos- la alzó entre  sus brazos.

—¡El primer hijo que tenias que tener debia de ser mio! ¡no de ella!-golpeó su pecho en repetidas ocasiones, Jacobo tomo su rostro entre  sus manos y la beso con fiereza. Pertevniyal se negó al principio, pero acabó sediendo al beso, la ropa comenzó  a sobrar y pronto sus cuerpos comenzaron a danzar en la  misma sintonía.












Estambul.

Cursando su último mes de embarazo Gevherhan estaba siendo consentida por su madre, al estar sola y siendo viuda había regresado a vivir a Topkapi,  donde todas las criadas cuestionaban el "quién seria el padre del bebé" que ella esparaba, puesto que los rumores en la capital decían que el anciano  no podía tener hijos.

La joven se vistió con sus mejores ropas y se arregló para la noche " especial" que tendría con el padre de su hijo.

Con una enorme sonrisa que no podía ocultar se encamino a la Hasoda, no había visto  a su madre desde la mañana y se lamentaba el no poder darle las buenas noches.

Su andar se detuvo en cuanto estuvo frente a su amado y se abalanzó a besarla sin si quiera darle el debido respeto. La mano de Akram al detuvo antes de que sus labios chocaran.

—¿Como esta la pequeña? -la ayudó a sentarse.

—El esta bien -sonrió sintiendo el rico aroma  de la comida.

—Bien, te tengo muchas sorpresas hoy, pero primero hay que comer.

—Claro cariño -sonrió dando el primer bocado, la mirada de Akram no se despego de ella y sonrió al verla saborear su pollo. —Es bastante rica su comida.– Dijo Geverhan con una sonrisa.

—Lo es ciertamente y creo que es porque ella la preparo con mucho amor.

—¿Que dices? ¿Quién? -la mirada de Akram se despegó de ella y miró a la nada recordando todo.





Horas antes.

El día era cálido y soleado, Kamanha adorada estos días porque le recordaban a su hogar y eso la ponía feliz, sin embargo también estaba preocupada por su hija. Sabía que su casamiento era la fachada para hacerla sufrir aún más. ¿De qué manera? No sabía pero si le ruega a su majestad tal vez detenga esto.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando alguien tocó a la puerta, con voz fuerte permitió la entrada.

—El Sultán desea verla. – fue lo que dijo el ağa que entró a sus aposentos.

Kamanha lo miró extrañada.

—¿Qué desea su alteza?– preguntó con cautela.

—El Sultán solo me pidió que la escoltara ante su presencia.

Kamanha suspiro y sin volver a preguntar ella siguió al sirviente, hasta llegar a los aposentos de Akram.

Al entrar hizo la debida reverencia ante el Sultan que en partes prácticas  ella vio crecer. Akram le sonrió tenue.

—¿Su majestad deseaba verme?.

—Si necesito conversar un asunto contigo Kamanha.-La mujer rubia asintió con una expresión preocupada.

—¿Es sobre Geverhan?-El rostro de Kamanha se volvió más sombrío cuando Akram asintió.-¿Qué pasa con ella?

Akram suspiro y su mirada se endureció.

—Creo que sabes muy bien lo que ha pasado con ella y yo Kamanha.

—Por supuesto.-Exclamó cansada.- Se muy bien que ese bebé es de usted así como se que usted la engaño y jugó  con ella. Pudo haberla enviado lejos, ¿Pero casarla con ese hombre?.

—En primera fue ella quien me engañó primero metiéndose en mi cama.

—También es tuya la culpa por ceder, ambos sabemos que ella no está bien y aún así aquí estamos.

Akram asintió un poco frustrado pero nunca apartó los ojos de Kamanha.

—¿Cómo fue que llegaste al Palacio?-Preguntó con voz baja.

La rubia alzó su ceja con extrañeza pero contestó con la misma calma que la de el Sultán.

—Cómo todas, como su madre, capturada de mi hogar y transportada hasta un mercado de esclavos donde me compraron para servir a este Palacio. ¿Por qué?

—¿Por qué servir a Mahidevran? Se que tal vez no tuviste opción pero cuando ella falleció tú podrías haberte retirado pero te quedaste por Sermi. ¿Por qué?

Kamanha retiró su mirada con penumbra porque muy en el fondo aún le dolía el recuerdo de haber encontrado el cuerpo de su amiga lleno de sangre y por ello junto a la muerte de Orhan y Mústafa seguían siendo cosas que harían que su corazón pesara y hasta respirar doliera.

—¿Kamanha?-Dijo preocupado.

—No tuve otra opción de servir porque ella me escogió y se convirtió en mi amiga, por supuesto también la quería y quise protegerla a pesar de que a veces actuaba sin pensar por su hambre de poder pero eso no me detuvo para intentar hacerla entrar en razón, cuando ella murió fue como perder otra vez a mi familia, ver morir a sus hermanos me quito el alma.-Ella lo miró con tristeza.-Pero me quede porque amo a Geverhan, porque es mi hija aunque yo no la diera a luz le di todo el amor que Mahidevran no quiso entregarle y aún así cuando la apartaron de mi lado y me dieron la opción de libertad aunque mi destino era morir por golpear a su madre Aziz Sultán tuvo misericordia, me quedé por ser todo lo que ella conocía y tenía en este Palacio y ambos sabemos que ella no hubiese sobrevivido sin nadie. Geverhan es mi hija y haría todo cuanto en mi nulo poder tenga.

Akram analizo cada palabra que salió de ella, admiraba la fortaleza y la lealtad que Kamanha poseía y nunca dudo de que ella amaba a su hermana.

Y no es que tuviera algo malo contra ella tan solo era el hecho de que le apenaba usar a esta inocente mujer para sus planes pero como ella misma había dicho era la única persona en el Palacio que ella amaba.

—Ciertamente no lo dudo y te admiro con cariño por ello.-Kamanha le sonrió.-Por ello te pido que me perdones.

Kamanha lo miró confundida cuando lo dijo y más cuando notó la tristeza en los ojos del Sultán fue entonces cuando las puertas tras ella se abrieron y sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo pues dando media vuelta se encontró con verdugos bloqueando la puerta. Así Kamanha asustada retrocedió.

—¿Akram?-Su voz fue apenas una llamada de auxilio.

Desesperación estaba grabada en su rostro.

Pero ni con eso Akram Khan dudó.

—Llevensela. -Ordenó.

El tiempo pasó rápido antes de que ella misma pudiera resistirse cuando menos lo notó la estaba amordazada y una bolsa cubrió sus ojos, aún así ella luchó cada momento desesperada y aterrada por su vida mientras era llevada a los calabozos.

Lo supo cuando el hedor húmedo y sucio llegó junto a el chillido de las ratas.

Iba a morir y lo sabía.

Moriría.

Todo fue oscuridad pero eso no le impidió sentir como la ataban a un poste de madera que por la forma en que la colocaron boca abajo de piernas y brazos era como una cruz. No supo cuánto tiempo había pasado en retrospectiva al entumecimiento de sus extremidades pero el mar de lágrimas seguía y seguía. Su respiración tembló cuando noto el sonido de pisadas cercas y la luz tenue que la cegó momentáneamente cuando el saco se apartó de su cabeza, así logró vislumbrar el rostro de Akram con seriedad plasmada en cada rincón.

—¿Por qué?-su voz titubeó al momento que le quitaron la mordaza.— Akram.

—¿Tú sabías que fue Geverhan quien mató a Nükhet Hatun?

Kamanha no le respondió verbalmente porque la lengua en su boca se secó pero asintió.

—¡¿Porque no me dijiste nada?!– gritó en cólera.

—No lo supe desde un inicio Akram, me enteré ya cuando el daño fue hecho.

—¿Y porque te callaste?  La criada estaba embarazada y aún así siguió.

—Porque hice lo que cualquier madre hubiera hecho por sus hijos, protegerlos. Siendo sincera la joven no me caía mal y lo lamento pero hice lo necesario para proteger a mi hija.

—No, pudiste hablar en cuanto lo supiste y todo lo sucedido hasta el momento no habría pasado, inclusive su castigo hubiese sido más ameno.- Akram hizo una seña a alguien atrás de ella.

Kamanha jadeo cuando sintió su vestido roto dejando su piel llena de cicatrices callosas al aire frío de los calabozos, jadeo con sorpresa cuando Akram levantó su rostro y con pena dijo:

—Me hubiese gustado que tú fueras su madre biológica o por lo menos que aprendiera a ser como tú.–sus palabras llevaron tristeza y angustia a su corazón.

—Se que le falle pero por favor permítame un último deseo.–suplico.– Cumple mi voluntad Akram porque aunque muera yo nunca te guardaré rencor a usted.

—Dila.

—Ten piedad.- murmuró en lágrimas– Te lo imploro, ten piedad de mi hija y de su bebé que con mi muerte quedé pagada esta deuda de sangre, que mi muerte sea su castigo y condena.

Akram suspiró profundamente.

—No puedo cumplir tal pedido pero te prometo Kamanha que el bebé tendrá mi entera piedad.

—Majestad..–Sollozo.

— Incluso yo te daré el consuelo de pasar esto con apoyó, te daré la piedad que Geverhan no le dio a Nükhet, porque eres al igual que ella inocente. – Kamanha lo miró anonadada mientras sus lágrimas caían y caían por su rostro y con aspereza aceptó en silencio cuando Akram se acercó más y puso una mano en su hombro y su otra mano se mantuvo en su rostro.

Kamanha tragó sus miedos y comenzó a rezar.

Akram desde su lugar tenía una vista completa de la espalda de la Hatun, contemplaría su final.

Contemplaría la águila sangrienta.

Cuando el mazo se estrelló contra la espalda de la mujer todos sus huesos crujieron junto al gritó lleno de dolor que salió de su boca, justo en su columna el mazo volvió a estrellarse dejando un moretón. Kamanha no podía sentir sus piernas pero podía sentir dolor en su pecho y espalda, se sentía deshuesada en cada alarido. Fue entonces cuando el filo de un cuchillo ardiente tocó su piel que cubría su columna cortando desde por debajo del los omóplatos hasta el final dejando atrás la sangre escurrir junto el olor a la piel quemada y los gritos agonizantes de Kamanha, su piel hormigueaba y ella temblaba con dolor en cada respiración que daba incesante y jadeante con sudor aferrada a la figura impávida de Akram, no lo supo con certeza pero el cuchillo fue pasado en su piel un par de veces más provocando que se orinara encima del dolor. Para este punto su garganta estaba rota y afónica de tanto gritar, para colmo esto apenas comenzó.

—Respira Ondo Kamanha.– la voz de Akram fue demandante.

Pero para cuando el cerebro de Kamanha registro la orden los pliegues de su piel en su espalda fueron levantados por pinzas con si de una costra se tratara exponiendo sus músculos y demás que fue poco a poco cortado dejando a la luz sus costillas, pulmones, corazón y demás a la interperie del calabozo.

Kamanha debería ya haber muerto de un shock o desangranda pero lamentablemente seguía respirando dolorosamente en su lugar atada, algunos de los presentes habían corrido la mirada o en su defecto se doblaron en si mismos para vomitar, Akram observó asustado por dentro como con presicion absoluta la columna de Kamanha se quebró con un golpe con el sonido de haber roto una ramita, no supo también si fue el asombro o sus náuseas cuando levantaron los pulmones que seguía inflando se y descomprimiendo el aire errático mientras eran expuestos por fuera de la caja torácica.

—P-por favor.– la voz rota de Kamanha lo hizo apartarla de esa escena mórbida y grotesca.

Su rostro estaba pálido y exhausto, sus ojos estaban apagados en su color vibrante con bolsas abajo de los ojos, sangre salía en las comisuras de sus labios.

Estaba muerta en vida.

Akram estaba aterrado.

—Tenga piedad de ellos – murmuró como su última voluntad.

Y así con una seña Akram dio la orden al verdugo de calmar el calvario de la mujer clavando una daga en su corazón pobremente latiendo.



















Desde la muerte de Nükhet no había sentido tanta adrenalina jajaja

Finalmente quise actualizar como regalo para ustedes. Gracias por leerme y  apoyar mis historias. Espero sigamos asi este nuevo año.


¿qué creen que venga ahora?

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