Las noches fogosas entre Jacobo, Nühket y Parte siguieron por dos meses previos a la boda, Pertevniyal estaba encantada con sus nuevos amantes y sus amantes con ella.

Las miradas de envidia de Gevherhan le eran indiferente, ella amaba ver como aquélla chica era infeliz.

—¿Estás lista?—dijo Nühket alisando su cabello con su mano.

—Dile que venga, no deseó caminar hacía sus aposentos hoy.

—Cuándo se casen tendremos un palacio para nosotros solos—comentó besando sus pechos sobre la tela de su camisón

—Eso es lo único bueno de esto—gimio cuándo sintió las manos de Nühket recorrer su cuerpo.— no me hagas esperar más Nühket —la joven se subió a la cama y puso sus piernas a los lados de su cuerpo, beso ferozmente sus labios y saco con dificultad el camisón.— te volviste muy atrevida pequeña.

—Es tu culpa— gimio besando y mordiendo su cuello y pechos.

A la sombra de la noche una mirada asombrada y maliciosa miraba todo con una enorme sonrisa.

Jacobo ingreso a los aposentos harto de esperar a ambas, miró con deseó como Nühket complacia a su futura esposa y luego se acercó para acariciar la cintura desnuda de la hatun.

—La vista es maravillosa—susurró en su oído y Nühket río sintiendo las caricias en su trasero.

—Sultana—dijo Fatmadil.

—¿Que pasa?—murmuró quitando sus anillos de sus dedos. Fatmadil estaba nerviosa.

—El sultán desea verla—Hadarah comprendió su nerviosismo.

—Por Allah, manda a otra—negó y Fatmadil bajo la  cabeza.

—Lo siento—la sultana miró su vestimenta y se puso de pié para salir de ahí.

Al llegar a los aposentos del sultán éste la esperaba en el balcón, ella hizo una pequeña reverencia y esperó órdenes, sabía a la perfección lo que el hombre quería. Ella debía de complacer lo, aún si eso implicaba ser humillada.

—Ya sabes Hadarah, de rodillas—ella tembló y obedeció a lo que el le ordenó, gateo hasta dónde estaba el y tomo su miembro con las manos temblorosas. —quién diría que la gran Haseki sultan y futura valide se humillaria de esa forma—dijo el sintiendo la calidez de ella. Hadarah quiso llorar.

Lo odiaba y deseaba que su sufrimiento acabará, quería que el la dejará en paz.

Al siguiente día Hadarah despertó primero que el sultán y se escabullo de sus aposentos para correr a lo suyos, buscó con la mirada a Rümeysa y le indicó que buscará su desayuno.

—¿Como te sientes?—dijo la rubia.

—Ya lo sabes—susurró con la voz ronca y bebió del te que le ofreció la hatun.

—Ha llegado una carta de Manisa—murmuró la rubia indicándole a la criada que le pasará la carta.

Hadarah comenzó a leer aquélla carta y su semblante triste cambió a uno de completa alegría.

—Mi pequeño va  a ser papá —sonrió—dile a Gürbüs agha que venga—exclamó completamente felíz.

Una pequeña fiesta en honor a su hijo se llevó acabo ese día, para Hadarah, Pertevniyal y Jacobo se veían por tercera vez apena, no noto las miradas lujuriosas que se daban y menos las de envidia que su hermana le mandaba.

—¿Mis demás hermanas?—dijo Pertevniyal viéndo a su madre.

—Ipek, Damla, Eylem y Nuray no tardan, están arreglandose, ya sabes, aman verse bien—Pertevniyal asintió viéndo a las trillizas, Başira, Nayla y Nahid entrar.

—Hermana—dijo Nayla y ella sonrió, eran tan diferentes, pero las amaba tanto  que daría todo por ellas.

—Allah nos ha bendecido al fin, el heredero al trono tendrá un hijo, allah  los guíe por el bien—dijo Hadarah y todos soltaron un amén.

La guerra estaba cerca y aquél que estuviera desprevenido iba a acabar atrapado entre el bien y el mal.

Pronto se viene el drama, así que disfruten de la paz.

Esperó les guste el cap.