Advertencia, éste capítulo contiene escenas algo fuertes de violencia, si no te gusta o eres sensible se te pide amablemente no leer, ni denunciar su contenido.

Ya advertido puedes proceder a leer.

Pertevniyal caminaba de la mano de su Daye por los pasillos del Harem. La pequeña sonreía regocijandose en su alegría de infante mientras daba pequeños saltos, todo era perfecto en su mundo infantil, sus poros desbordaba inocencia.

Pertevniyal se dirigía a los jardines junto a su Daye para buscar a su abuela. Su Daye la miraba con ternura ; para todos en el palacio la pequeña era un bombón.

— ¡Vamos, vamos!-canturreo la niña tirando de la mano de su Daye con desesperó.

La joven miró con gracia a la Sultana, pronto la pequeña se safo de su mano y corrió con impaciencia entre los pasillos, la chiquilla reía sin parar por ver a su Daye correr enojada tras ella.

Al doblar en una esquina la pequeña choco con alguien cayendo abruptamente al suelo de cara mientras su Daye jadeó con horror junto al sonido de tela rasgándose.

Pertevniyal levantó su vista llorosa del suelo para mirar con sus ojos llorosos a su padre.

Pero su padre miraba con el ceño fruncido a sus ropas rasgadas por culpa de la niña a la cual miro con desprecio.

"Maldita inútil". Pensó al ver como la pequeña llorona le sonreía.

—Papi…-susurro alzando sus bracitos en espera de ser acogida en los brazos de su progenitor, el cual la mira a con asco.

Abdull-Hamit miró con desdén a la pequeña.

—¡Maldita idiota!.- grito causando que brincara del susto.

—Majestad disculpela por favor.-Rogó temblorosa de voz la Daye mientras se reverenciaba sumisamente.

—¡¿Qué no sabes que está prohibido correr en los pasillos?! ¡Tonta, maldita niña estúpida, ¿Tú madre no te enseñó a comportarte? -exclamó furioso provocando que su hija se sobresaltara cambiando sus facciones a unas asustadizas mientras sus ojos se tornaban acuosos.

La niña miró con miedo el suelo.

—¡Tú!- grito Abdull señalando a la joven.–¿Qué es lo que le enseñas? Se supone que eres la encargada de educar a la hija de la zorra que tengo por esposa.- Bramó enfadado.

—No fue mi intención lo juro, de un momento al otro ella se soltó de mi mano y —  cayó abruptamente al suelo por un golpe, jadeó asustada cuando el Sultán se acuclilló junto a ella.

—¡Papi no!- gritó asustada la pequeña ya al borde de lágrimas.

Abdullah tomó por los cabellos a la joven para golpearla en el rostro con todas sus fuerzas.

—¡Ustedes las mujeres no sirven para nada!– grito en la cara sangrante de la joven.–¡Y eso te lo enseñaré Pertevniyal!

Abdull-Hamit tomo a la joven y caminó con ella hasta un pasillo que tenía un balcón hacia el jardín, la pequeña iba tras él asustada por su Daye que lloraba sin consuelo, asustada por su vida.

Fue sometida al suelo dándole la cara hacia el rostro infantil de la pequeña mientras el hombre tras ella se posiciona entre sus piernas.

–¿Quieres saber para qué sirven ustedes las mujeres?–miró malicioso a su hija que lloraba a todo pulmón.–¡Ustedes solo sirven para abrir la piernas!.

Le gritó mientras penetraba sin cuidado alguno a la Daye, penetró abruptamente y sin piedad a una joven ante los ojos de su hija que miraba todo algo confundida pero aterrada. La Daye lloraba de dolor y gemía de agonía mientras él miembro del hombre la atacó sin piedad.

–Solo sirven las mujeres para complacernos, para parir a niños,en tu caso solo le servirás a madre como moneda de cambio para asegurarle el trono a tú hermano, no significas nada para ella, ustedes las mujeres son insignificantes.

La niña miró con tristeza a su padre, su corazón se encogía de dolor y el miedo de alojaba en su estómago, los gritos de la joven eran cada vez más fuertes.

El sultán salió de la Daye para tomarla de los extremos de las piernas y jalarlas hacia los lados.

Los gritos de dolor de la muchacha, los llantos a mares de la pequeña Sultana, la sangre corría por las piernas de la Daye.

Los gritos cesaron abruptamente cuando un terrible sonido se escuchó por el pasillo, había roto ambas piernas y pelvis de la muchacha.

Luego los gritos volvieron con más fuerza que antes, la sangre comenzó a salir más por un lado de la pelvis, había dos huesos salidos que rasgaron el vestido y comenzó a sangrar más.

—Ya cállate...–susurro Abdull-Hamit para luego tomar su cabeza y azotarla con fuerza contra el suelo rompiendo su cráneo de un solo golpe, la sangre salió salpicando un poco a Pertevniyal y a Abdull-Hamit.

Pertevniyal se sentó en el suelo con las últimas lágrimas cayendo por su rostro, ya no lloraba, tenía la mirada perdida en el cuerpo de su Daye. Ni siquiera sintió cuando su padre la cargó en brazos dejando el cuerpo como si nada, Pertevniyal se acomodó aún en shock en el pecho de su padre.

–Ustedes solo sirven para tener hijos, complacer a los hombres y complacerse a sí mismas, por qué solo se preocupan por ustedes. -murmuró- Así que solo preocúpate por ti misma y si quieres algo solo tómalo y no des explicaciones. Se egoísta….

Pertevniyal asintió en silencio analizando las palabras de su padre.

Abdullah dejo a la pequeña Pertevniyal en la puerta de sus aposentos, le susurró varias amenazas y le indicó a la mujer de la puerta que la bañara y quemara su ropa.

—Fatmadil, ¿Pertevniyal ya llegó con la valide?—dijo Hadarah desde su cama, apenas había pasado un día desde que había tenido a las trillizas.

—No lo se, pero ya mismo voy a buscarla—hizo una reverencia e iba a abrir la puerta pero está fue empujada por Rabia hatun quién traía a Pertevniyal de la mano.

—¿Cómo estuvo el desayuno con la abuela?—dijo sonriente Hadarah, Pertevniyal negó y caminó hacia sus aposentos—¿Que paso Rabia?

—La sultana jamás llego, la Daye no aparece y dice Nevfidan que vio la pequeña pasar en brazos de su padre—dijo Rabia.

—¿Como dejaron que el la viera?—grito—ese hombre odia a sus hijas, más les vale que encuentren a Akile Hatun y la traigan ante mi, y esperó que Pertevniyal este bien, por que de lo contrario las mataré a todas—dijo furiosa y la joven asintió.

Que juerte :")

Quiero agradecer a EvelynKim084 por siempre darme su ayuda lof fiu♥

Esperó les guste v: