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II

POV Alec

El programa se cortó para anunciar el corte informativo de las 11:00, ya había pasado media hora y Magnus no aparecía, era raro, dijo que llegaba en 15 minutos, tal vez no pasaban los taxis.

Revisé mi celular pero no habían llamadas o mensajes, normalmente si se retrasaba me avisaba ¿qué había pasado?

-Relájate -me tranquilice- tal vez el taxi no pasaba -pasé mis manos por el cabello- es solo eso, no tarda en llegar

Me senté en el borde de la cama con la vista en la puerta, solo eran 15 minutos, no pasa nada.

Lo repetí por tres minutos pero con cada TIC TAC del reloj lo creía menos.

El pandemonio es un restaurante/bar -había dicho Izzy- es muy bueno, solo que la zona -arrugó la nariz- está como despoblado, poco iluminadas las calles, ese es el inconveniente, los lugares cercanos son como de mala muerte -negó- no me mal entiendas es solo que es muy oscuro y la gente dice que hay muchos asaltos en la noche

-¡Magnus! -eso no me tranquilizaba nada, ahora que recordaba me tenía más intranquilo.

Mandé un mensaje y no contestó, llamé una vez y nada, esto no era bueno, Magnus siempre contestaba, siempre; otras diez veces y nada pero ahora yo ya tenía una sudadera y unos tenis.

No podía esperar más, necesitaba saber que estaba bien, tenía que estarlo.

POV Magnus

-Por favor, solo déjame -me removi pero eso solo hizo que el tipo se pegara más a mi espalda.

-Tu voz rogando es sumamente caliente -encajó sus dientes en mi cuello- hueles bien

-Aléjate por favor -suplique, no quería llorar aunque mis ojos picaran.

-¿Te gusta como te toco? -comenzó a besar mi cuello, solo podía retorcerme pero solo gané que jalara mi cabello de lado contrario a donde tenía su boca- dame espacio

-Suéltame -solloce- no diré nada, pero déjame ir

-Estás muy bueno para dejarte ir -eso no me calmó en nada, sentía frío recorrer mi cuerpo, quería irme, no quería sentir sus manos en mi.

Su mano comenzó a pasar por mi pecho, estómago y piernas; tenía miedo, mucho miedo pero me mantuve quieto, en algún momento me soltará y podré correr.

Su pelvis chocó contra mi trasero, eso me hizo brincar y a él reír, sentí asco, repulsión, esto no estaba pasando, esto no. Sus succiones eran más fuertes, me causaban dolor, su toque era brusco, de un momento a otro comenzó a restregarse en mi, me sentía impotente, no podía hacer nada.

De un momento a otro su agarre en mis manos ya no existió, sus manos abrían mi camisa, esta era mi oportunidad.

Apoyé las manos en la pared y me impulse hacia atrás, llevé mi cabeza hacía atrás con fuerza para chocar con su cara; ya no sentí a nadie tras de mi por lo que comencé a correr, era libre, ya era libre.

-¡Ayuda! -grité mientras corría, sentía miedo pero sentía más libertad.

No se en que momento terminé estrellado contra el filo del contenedor de basura y ese tipo frente a mi.

-¿A donde vas bonito? -su sonrisa me daba asco.

-Déjame ir -lo empujé pero no fue tan fuerte ya que no logré alejarlo mucho.

-¿Te gusta rudo? -jaló de mi cabello hacia atrás, una fuerte punzada en mi cabeza me hizo ver borroso- mira quién es débil ahora -comenzó a reír, el golpe contra el basurero fue lo peor que me pudo pasar.

-¡AYUDA! -grité con todas las fuerzas que tenía- ¡por favor ayúdenme!

-Nadie te va a escuchar -lamió sus labios- es nuestro lugar ahora -separó mis piernas hasta dejar su muslo cerca de mi miembro- eso que hiciste -me hizo verlo a los ojos- me excito tanto

Empecé a poner las manos entre nosotros cada que se acercaba.

-Por favor -rogué- por favor no

-Eres muy manual -se burló- y mira que tenemos aquí, sabías que ibamos a jugar un rato ¿verdad? -tomó mi cuello para quitarme la corbata- dame tus manos muñeco

Reuní todas mis fuerzas para poder patearlo, solo escuché como se quejaba, me levanté como pude y empecé a caminar rápido, veía todo borroso.

Sentí como fuí jalado de la pierna haciéndome caer al suelo, sentí mi cabeza rebotar en el pavimento, ahora estaba más débil, podía sentirlo.

-¿Qué no entiendes que aún no terminamos? -se subió en mi- puedo ver que si te gusta rudo -tomó mis manos y las unió con la corbata cortandome la circulación- bien, juguemos rudo

Pasó mis manos sobre mi cabeza y las sostuvo ahí con una mano, luché, luché como jamás lo había hecho pero él se aferraba cada vez más a mi.

-Te he dicho que me sueltes -comencé a patalear hasta que su puño se estampó contra mi cara.

-¿O qué? -tomó con sus manos mi mentón- ¿todavía no entiendes que esto va a pasar quieras o no? -comenzó a frotarse en mi.

Su mano bajó hasta mi entrepierna y apretó, sollocé de dolor, dolía y no podía hacer nada, mis fuerzas se estaban acabando y él era cada vez más rudo.

-Para -rogué- por favor, para

-Qué -se rió- ¿ya te estás excitando?

-Por favor

-Me excitan tus ruegos pero ya son muchos -rodó los ojos.

-Déjame -suplique.

-¡Qué te calles! -su puño terminó impactado en mi rostro otra vez, sentí sangre provenir de mi boca y mis parpados se cerraban más, quería desmayarme, perder el conocimiento con tal de ya no sentirlo, de ya no sentir nada- tenemos que ocupar tu sexy boquita -se separó un poco de mi, quise hacer algo pero mi cuerpo no respondía.

Con una sonrisa en su rostro se comenzó a desabrochar el pantalón, no podía ver, esto era más real, prefiero los golpes, prefiero que me mate a golpes que vivir esto.

-No lo hagas -aparté mi vista, solo veía la pared y sentí como las lagrimas comenzaban a correr.

-Te va a gustar -susurró volviéndose a poner encima de mi- abre la boca bonito -cerré los ojos, no podía ser, no era cierto, solo era una pesadilla- ¡qué la abras! -giró mi rostro, mis lagrimas bañaban mi rostro, mi quijada temblaba, cerré los ojos con más fuerza.

-Por favor -imploré.

-Quiero follar esa boquita -un sollozo salió de mi boca, lo sentí más cerca, su mano sobre las mías, la otra delineaba mis labios- abre -trató de separar mis labios pero no iba a ser fácil- ¡CARAJO! -otro golpe que aprovechó para abrir e introducir su miembro en mi boca.

Me daba asco, quería vomitar, quería morirme, quiero irme, necesito escapar.

Una embestida dura hizo que su miembro llegara hasta mi garganta, los reflejos por vomitar eran más grandes; su mano en mi cabello obligándome a no apartarme, sentía desesperación, esto era una pesadilla, debía serlo.

No lo soportaba más, sus gemidos llenando mis oídos, su pene en mi boca y sus manos tocándome era demasiado, sin pensarlo lo mordí, no encontraba que hacer pero funcionó, se alejó por completo.

-¡SERÁS UN HIJO DE PUTA! -solo ahí me permití abrir los ojos para verlo a mi lado masajeando su miembro, lo que me hizo sonreír- ¿esto te gusta? -preguntó furioso- yo trataba de ser dulce pero no me dejas remedio

Se levantó y comenzó a patear mi estomago y piernas, cada vez más fuerte, cada vez más doloroso pero lo prefería, sentía mis parpados pesados y eso me hacía feliz, esto acabaría.

-Creo que ya estás listo -se volvió a subir en mi.

Comenzó a besarme con desesperación haciéndome daño en los labios, tiraba de mi labio inferior con fuerza gruñendo, ya no tenía fuerzas y aunque lo intentara sabía que el resultado iba a ser el mismo que en las ocasiones anteriores por lo que lo dejé, prefería no pelear, no hacer nada, solo bloquearme a no sentir, a no querer vomitar cada que tocaba mi cuerpo, cada que lo marcaba, mordía o besaba.

Cuando se cansó de mis labios abrió mi camisa dejándome con el torso desnudo, se lamió los labios y empezó a marcarme, no lo sentía con tanta intensidad pero no por eso me quedaría viendo; giré mi vista a la pared, esa pared que es testigo de todo, como quisiera ser como ella, no sentir, solo estar pero sin recibir maltrato, ¿se estará burlando de mi o se está compadeciendo? ¿le doy lastima? ¿me ayudaría?

Me tensé al sentir su aliento en mi vientre y sus manos bajando mi pantalón.

-Déjame, por favor -suspiré derrotado, sabía que no lo haría, que no cambiaría nada pero lo dije más por instinto.

-Pero si la estamos pasando bien -se escuchaba la sonrisa en su voz pero no era capaz de verlo, no otra vez.

Su mano sujetó mi miembro y sentí asco, nunca había sentido tanto asco por ser tocado, tanta repulsión hacia una persona ni mucho menos lastima de mi mismo, ahora no quisiera ser yo, quisiera ser cualquiera menos yo; sentí cuando metió mi miembro en su boca y no pude evitar las lagrimas, me sentía sucio, asqueroso, sin valor.

-Sabes tan bien -susurró y en mi mente aparecieron esos hermosos ojos azules que tanto amaba, tal vez después de esto él sintiera asco al verme y es que yo lo sentía; no podría soportar su rechazo, no podría saber que sintiera lastima por mi, no quería alejarme de él, era mi todo.

Lagrimas brotaron sin piedad, sollozos altos, no por lo que el tipo estuviera haciéndome, sino por pensar en el después de, en que va a pasar después de que se divierta conmigo.

-¿Ahora te callas? -subió nuevamente hasta quedar frente a mi- te daré motivos para que muevas esa boquita otra vez

Mordió mi pómulo para luego besarlo, sus manos recorriendo mi cuerpo, mis manos sujetadas por mi corbata encima de mi cabeza, mi cuerpo ya no temblaba, ya no reaccionaba; seguía viendo la pared, como tenía humedad pero a ella no le importaba, como animales trepaban y ella no se inmutaba, como todo era tan insignificante.

Tomó mis piernas y las elevó, no supe como llegó ahí, ya no sentía sus caricias, no sentía nada o eso pensé hasta que sentí mi cuerpo partirse a la mitad.

-¡Ah! -mi espalda dejó de tocar el suelo, mis uñas se encajaron en mis palmas hasta perforarlas, lagrimas brotando de mis ojos- no -susurré- no -mi cuerpo tembló como nunca lo había hecho.

-Tan estrecho -tomó mis caderas encajando sus dedos- todo para mi -habló antes de dar una estocada.

Mi boca solo estaba abierta, sentía un dolor intenso, horrible; pensé que sus caricias eran lo peor y ahora sé que no es así, gemidos de dolor escapaban de mi boca, me sentí desgarrado por dentro, me ardía.

-Oh muñeco lo siento -mordió mi pecho- no te preparé y ahora sangras -su lengua comenzó un camino- pero esto me enloquece

Sus embestidas eran más erráticas, más salvajes, sin piedad alguna; gemía como un animal, mis lágrimas seguían pero no hice movimiento alguno, solo en cada embestida enterraba mis uñas en la piel, quería remplazar el dolor, concentrarme en ese, no en más.

Mi mente se desconectó, podía sentir como mi cuerpo se sacudía pero no me importaba, mi respiración se volvió normal, mis lágrimas ya no salían, podía jurar que ya no tenía voz, no tenía fuerzas ni ganas de hacer algo, simplemente e dejé hacer, solo podía esperar a que acabara.

Los minutos se me hicieron eternos, él seguía y no se cansaba, me penetraba rudamente y me marcaba, mordiscos y rasguños adornarán ahora mi cuerpo, recuerdos de lo que me estaba haciendo, pero ahora no importaba; escuché un gemido fuerte y como mordió mi cuello, por fin esto había acabado.

Salió rápidamente de mi para ponerse de pie y masturbarse acabando en mi cara y pecho, no hice nada, solo encogí mis piernas.

-Estuviste fantástico muñeco -se inclinó y me tomó del cabello para juntar nuestras bocas.

Me soltó dejándome azotar en el suelo, se acomodó la ropa y se marchó; escuché sus pasos alejándose y un suspiro se escapó de mi, esto acabó; bajé mis manos hasta dejarlas en mi pecho, la pared seguía igual, ahí viendo todo, me sentía adolorido por lo que me enconché un poco quedando en posición fetal, solo la pared y yo.




*****

Hola!!!

Perdón, creo que este capítulo fue demasiado cruel y explicito; ahora dirán que que locas ideas tengo jaja.

¿Qué les pareció?

¡Gracias por leer esta locura!

¡Hasta el próximo capítulo! 

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