raro
Una hora después.
Siguiendo con Camus.
Sorprendido veía que su señor suegro no tenía ninguna herida, a pesar de haber visto que Deuteros se le había acercado en innumerables ocasiones.
Camus: ¿Cómo es eso posible? - preguntó sorprendido.
Kardia: ¡Jajaja! ¿Cómo? ¿Aun no lo notaste Cam? - preguntó aguantando su risa.
Camus: ¿notar que? - preguntó confundido a lo que Dégel únicamente suspiro, para después hablar.
Dégel: a excepción del idiota de tu padre y Milo, Écarlate es un caballero más estratégico y no se va a los golpes rápidamente, ese fue el motivo por el cual no salió herido, pero si te fijas, Deuteros si salió con 9 agujas por no tener cuidado.
Kardia: jaja, si eso y porque también tiene una habilidad secreta a la que yo le llamo el alacrán cobarde - dijo.
Écarlate: ¿perdona? - preguntó.
Dégel: de lo que tú papá habla esta vez es que Écarlate puede hacerse invisible a voluntad, motivo por el cual puede ser más sigiloso y atacar por sorpresa al enemigo sin que este pueda notarlo - respondió.
Camus: aaaaa... así que por eso lo veía apareciendo de un lado a otro cuando Milo y yo éramos niños - susurró sorprendido.
Mystoria: Si, por eso Milo sentía que lo seguían y el no encontraba a nadie ¿verdad Écarlate? - preguntó mientras él pelirrojo únicamente suspiró.
Écarlate: no me veas así, son cosas de las que puedo sacar provecho y por eso las ocupo ¿verdad Kardia? - preguntó mientras el peli azul dejó de reír y molesto lo vio.
Kardia: hm... ¿hay necesidad de tanta crueldad? Me haz destrozado el corazón - aseguró de manera dramática mientras el mayor negó.
Dégel: dejando eso de lado ¿que estaban haciendo por aquí Camus? - preguntó mientras se giraba a su hijo.
Camus: pues la señorita nos envió a revisar el templo del dios Hermes, ya que lo a visto muy activo y eso es algo que le preocupa, ya que es un dios que según dijo el patriarca, no pasa mucho tiempo en la tierra y es raro verlo por aquí - respondió mientras veía a su mamá ponerse a pensar.
Dégel: pues si, tienes razón - dijo pensativo.
Écarlate: por cierto Camus ¿y eso que no enviaron a Milo esta vez contigo? - preguntó mientras veía cómo él menor se puso nervioso.
Camus: a, eso, bueno. Es que.... el patriarca lo envío a otra misión... ya que la señorita necesitaba... ¡Ropa! Si, si, y la envío con ella para que la cuidara - aseguró.
Écarlate: ¿a si? - preguntó de forma incrédula.
Mystoria: ¿Shion envío a Milo a acompañar a la señorita de compras? - preguntó confundido.
Camus: si, si eso paso y a mi se me dio esta otra misión, por eso el no vino - respondió.
Kardia: ¿pero a Milo? ¿No hubiera sido mejor llevar a Afrodita qué sabe de esas cosas? - preguntó.
Écarlate: oye... ¿estas insinuando que mi hijo no sabe vestirse? - preguntó serio.
Kardia: bueno Écarlate. No me lo tomes a mal pero... tú hijo tiene un estilo algo... llamativo en el mal sentido - dijo mientras veía al pelirrojo verlo serio.
Écarlate: te doy exactamente 3 segundos para empezar a correr ¡1! - contó.
Kardia: ¡uy no tente al diablo! - grito mientras se iba corriendo.
Écarlate: ¡¿Cómo!? ¡Regresa aquí Kardia! - grito mientras lo comenzaba a seguirlo.
Dégel: y ahí vamos de nuevo - susurró con cansancio.
Mystoria: son peor que niños chiquitos - dijo mientras negaba.
Camus por su parte únicamente vio por donde se había ido su suegro, para después suspirar, enserió temía por su vida cuando se enterara del problema en que Milo y él estaban.
Mientras tanto.
En el Santuario.
Él caballero de Escorpio y el dios guerrero se encontraban caminando por rodorio, comprando algunas cosas para la despensa y también para sacar del ambiente tan pesado del santuario a Surt.
Surt: Enserió que esto es demasiado cansado aveces - susurró.
Milo: jeje, tranquilo solo es cuestión de que se acostumbre a tú presencia también jeje - río nervioso.
El más que nadie sabía que las cosas no iban bien en el Santuario, ahí los demás caballeros dorados no querían al peli naranja cerca suyo. Incluso Aldebaran. ¡Aldebaran! Quien era un pan de Dios, se había atrevido a verlo mal e incluso trató de negar le el paso para que no lo siguiera.
Milo: algo me dice que si lo llego a dejar solo por accidente va a desaparecer del santuario si motivo aparente. Hay no... - pensó preocupado.
Surt: ¿hey? ¿Que eso eso? - preguntó sacando al peli azul de sus pensamientos.
Milo: ¿hm? - preguntó mientras se detenian a observar - a, son pulseras de hilo rojo, tradicionales en el país del maestro Dohko, según me contó, que al principio era como un simbolismo hacia el hilo rojo del destino, que se cree acompaña a todas las personas destinadas a encontrarse - le dijo mientras lo veía, para después sonreír - no son propias de aquí, así que pueden significar buena suerte que las hayamos encontrado jaja ¿Quieres una? Te la compro - le dijo sonriendo mientras se la mostraba.
Surt: y-yo bueno, no quiero molestar - aseguró mientras veía al peli azul negar, para después tomar su mano derecha, misma donde coloco la pulsera, para después decirle.
Milo: para nada, no es ninguna molestia, quiero regalartela, jaja también dicen que son buenas pata alejar las malas vibras así que podría protegerte de quien quiera hacerte daño - respondió en un tono bastante gracioso mientras pagaba - bien vamos, sigamos buscando las demás cosas para el almuerzo - pidió mientras seguía caminando, Surt únicamente lo vio alejarse, para después ver la pulsera con una pequeña sonrisa, para después correr para alcanzar al menor.
Siguiendo con Camus.
Después de haber pedido algunos consejos a su madre y suegro, quienes sintieron raras esa serie de preguntas. Decidió ir por los gemelos para poder continuar con su camino.
Camus: ¿en algún momento tendré la valentía suficiente para contarles lo que pasa? - preguntó nervioso - no... me van a terminar colgando a mi sobre el fuego por permitir algo así y esta vez ni siquiera papá va a querer defenderme - susurró cansado.
Aunque sus pasos se detuvieron al ver cómo una luz gigantesca se veía provenir de la dirección en la que ellos iban, un mal presentimiento lo invadió, por lo cual olvidándose de sus compañeros comenzó a correr hacia ahí.
Continuará...
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