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Capítulo XVII: Agentes del Destino (Parte II)

Podía oír los susurros de Luccio tras la línea telefónica, Luna se encontraba a su lado, una serie de explosiones provenían del lado Noreste de Royal Woods y las columnas de humo se alzaban por los aires. Esperaba a que diera por comenzada aquel "Juego" que quería que participaran, pero ¿cómo sería?. Luccio se estaba tomando el tiempo en hablar y podía saborearlo, quería verlos desesperarse. Si, ya estaba disfrutando de su sufrimiento psicológico y más con el tema de que el caos seguía fluyendo a más no poder, como una marabunta hambrienta y que arrasa con todo a su paso. La castaña quería hablar, insultarlo, pero cuando tomó el tubo del teléfono, oyeron esa voz malvada.

- Antes de que hables, dile a la chiflada de tu novia que se calle la boca. Las rockeras no hablan aquí, no tolero ese tipo de estupideces en mi "Eden".- Oyeron la voz de Luccio, quien lanzó una risa corrupta. Dimitri apretó los dientes con fuerza y de ahí tuvo que obedecer.- Muy bien, así me gusta. Bien, estas son las "Reglas del Juego": En Royal Woods he instalado una serie de bombas, capaces de destruir esta condenada ciudad, para divertirnos un poco más y aumentar más la emoción a esta obra. Lo que tienen que hacer es llegar hacia las cabinas de teléfono y esperar a que te de la contraseña para desactivarlas. Si llegan a tiempo, entonces podrán detener un poco el desastre, pero si no, jejejeje, entonces vayan despidiéndose de este lugar. Así que vamos a dar por iniciado el juego.- 

Iba a hablar, a lanzar unas palabras, pero cuando se preparaba para abrir la boca, Luccio se adelantó.

- Ahhh, pero para aumentarle más la tensión al juego, tendrán que abrirse paso entre todas estas criaturas que están merodeando por la Ciudad de Royal Woods y si llegas tarde, para el marcado de las 0, entonces...déjame darte una demostración de lo que pasará.- Habló el peli negro desde su escondite y con un detonador en mano, activó un botón rojo, pulsando el mismo y provocando una explosión de una de las bombas instaladas allí, en la Universidad de Royal Woods.- 

Dimitri y Luna miraron aquella devastación, sus ojos no podían dar crédito a lo que tenían delante suyos. La feroz explosión y las columnas de humo que se alzaban por los Cielos, cubriendo los mismos con un color negro, llevó a que el chico tomara el teléfono.

- ¡HIJO DE PUTA, HABÍAN CIVILES INOCENTES ALLÍ!.- Bramó con furia.

- ¡Jajajajaja!. Todos tienen que pagar un precio por la demostración. Ellos fueron los culpables.- Se burló el peli negro y éste cambió a una expresión fría.- Ya sabes qué hacer. La primera bomba la he puesto en la Escuela Primaria y Secundaria de Royal Woods, tienes 20 minutos para llegar hasta allí y desactivarla. Comenzamos...ahora.- Sentenció Luccio y éste presionó su cronómetros, dando por iniciada la cuenta regresiva.

El "Juego" había comenzado, Luccio volvió a su asiento y se dispuso para contemplar la destrucción que se iba a desarrollar allí. Dimitri colgó el teléfono y vio que Luna le pidió que le siguiera el paso.

- ¡Por aquí, conozco un atajo!.- Le guió la chica por un callejón que cortaba por la Avenida Franklin hacia la Escuela.

En medio de la marcha, el castaño y su novia podían oír los gritos de las personas que eran atacadas por los distintos monstruos y criaturas provenientes de la Mitología y el Folclore. Uno de ellos, una horrenda monstruosidad con cuernos y cuerpo casi acorazado apareció delante de ellos, separándolos e impidiendo que pudieran avanzar y justo estando a escasos metros del objetivo.

- Ahh, el "Agente Oriente". ¿Te atreves con meterte en los asuntos del Señor Luccio Johannes?.- Preguntó y de ahí fue sacando un Hacha de Guerra en llamas, llevando a que Dimitri fuera preparando su katana.- Jejejeje, ¿osas enfrentarte al Gran Cazador de las Penas, Azugal, en su territorio?.- Preguntó el monstruo y vio como el castaño lanzaba un arco contra su cuerpo, pero éste se defendía con su hacha.

- ¡Te habían devuelto al "Plano Sobrenatural"!.- Bramó el joven, pero el monstruo se río.

- ¡Jajajajaja, ¿en serio?!. Pues me parece que estaban equivocados.- Advirtió el oponente y lanzó a Dimitri contra una pared, la cual se quebró.

- ¡Dimitri!.- Gritó Luna y llamó la atención de Azugal, el cual se acercó y pudo olfatear su miedo.

- Hueles como conejo asustado del depredador, nos servirás bien a nosotros.- Sostuvo con burla, pero ella tomó un tubo de acero y se lo partió en la cabeza.- ¡AGH, MOCOSA INSOLENTE!.- Gritó y estuvo por asestar un golpe contra ella, hasta que sintió como le atravesaban su corazón y su cuerpo iba metiéndose dentro de la Katana de Dimitri.- ¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!.- Fue el grito que lanzó el Gran Cazador de Penas Azugal, mientras que quedaba atrapado dentro de la Katana. Delante de ella, allí apareció Dimitri, cuya frente tenía una línea de sangre y detrás suyo estaban unos escombros que habían caído por el impacto producido por Azugal.

- Nunca debiste bajar la guardia, idiota...Nunca...en un combate, dejes que tu enemigo te gane por la simple estupidez de cantar victoria tempranamente.- Respiró el chico con dificultad por el golpe sufrido y Luna lo ayudó con moverlo para continuar con la marcha.- Hiciste bien, Amor.- Le felicitó ella.- No muchos se enfrentan a un Demonio como Azugal con un arma no bendita.- Reconoció aquel papel que jugó ella para luchar.

- Jejejejeje, me lo agradecerás más tarde, cuando hayamos detenido esa bomba.- Le hizo recordar al joven aquel "Juego".

Les llevó su tiempo el recorrer aquella distancia, pero lograron arribar hacia la cabina telefónica, justo cuando ésta empezó a sonar, llevando a que Dimitri la atendiera.

- "Ohhhh, muy bien, así me gusta, Dimitri. Tu novia y tú han llegado, así veo que han derrotado a Azugal, bien, muy bien, ahora te daré la contraseña para desactivar la bomba: 1890. Espera a que te llame por teléfono y te diga la siguiente ubicación".-  Le felicitó Luccio y éste colgó.

- La bomba debería estar en algún sitio como...- Buscó el castaño con la mirada y Luna le tomó de las mangas de su gabardina, señalando hacia el sistema de gas que tenía la escuela.- Luccio, hijo de re mil puta.

- No puedo creer que sea un sádico.- Quedó la joven sin palabras ante ese evento.

- Además de sádico, Luccio es un enfermo de la cabeza, disfruta con el dolor y el sufrimiento de la gente.- Añadió el castaño sobre aquella característica del rival y una vez que fue hasta el panel de control, éste introdujo la contraseña y la desactivó en el acto.

- Entonces olvidemos este juego y vayamos a por él, tus amigos deben saber su posición.- Sostuvo Luna, pero el joven castaño negó con la cabeza.

- No, él dijo que puso bombas en toda la ciudad, eso quiere decir que si vamos tras él, las hará detonar, tal vez, incluso, haya puesto una en tu casa.- Advirtió Dimitri y su teoría no podía ser errada, ya que el rival no le dijo nada de todas las ubicaciones de los explosivos y debían cuidarse de ello.

- ¡Qué hijo de puta, lo haré mierda cuando lo vea!.- Juró la castaña, pero sintió la mano del joven sobre sus hombros.

- Lo haremos, obtendremos Justicia contra ese puto malparido.- Prometió Dimitri y de ahí sonó su celular, nuevamente.

¿Qué querría esa persona?. De seguro estaba disfrutando de aquella "función", le estaría gustando ver como Dimitri y Luna eran atacados por aquellos enemigos, saliendo heridos, sangrando, mientras que él estuviera sentado en su refugio y con alguna copa en sus manos, gozando del "show". El castaño tomó el celular y procedió con atender.

- "Owwww, lo vi todo, no hace falta que me des los detalles, pero...dime una cosita: ¿Qué te pareció luchar contra Azugal?. Por lo que tengo entendido, él te odiaba por haberlo encerrado en el "Plano Sobrenatural", pero antes de que respondas, te diré esto, apenas comienza y la siguiente bomba la he puesto en la Calle New York y el Camino 79, está ubicada en una fábrica de productos para fumigaciones, jejejeje. Nos vemos, espero que tengas suficientes energías para correr, porque si no, toda esta condenada ciudad se convertirá en un maldito Cementerio. Nos vemos, amigo".- Le dio la ubicación del explosivo y eso llevó a que Dimitri sudara frío. Recordó las palabras sobre la personalidad de Luccio.

- ¿Dimitri?.- Preguntó Luna y el joven se volteó.

- Tenemos que movernos de prisa, un coche, una moto, algo para llegar a al Calle New York y el Camino 79, volando.- Pidió éste y ella lo miró a los ojos.

- ¿Cómo? ¿Qué pasa?.- Quiso saber la chica y él no podía mentirle.

- Escucha lo que voy a decirte: ¿Recuerdas que te dije que Luccio era un enfermo de la cabeza y que disfrutaba del sufrimiento de las personas?.- Preguntó y ésta asintió con la cabeza.- Bueno, él...el muy infeliz puso bombas en una fábrica de fumigaciones, si no lo detenemos ahora...todo este lugar estará cubierto por el veneno de los pesticidas.- Advirtió el chico y ella se horrorizó.

- ¡No podemos permitirlo! ¡Debes evacuar la Ciudad!.- Pidió ésta, pensando en su familia.

- Luccio puede escucharnos en cualquier parte, sus Agentes están por toda la Ciudad y si dirijo una llamada hacia Irina, entonces las activará a todas las bombas.- Se lamentó el castaño, descubriendo que ese método del enemigo, crear una atmósfera de dudas e incertidumbre, provocar pánico y que nadie pudiera hablar tranquilamente, ya que los estaban escuchando.

No hubo tiempo que perder, así que tomaron un coche que estaba abandonado y tras hacer un puente, Dimitri aceleró por las calles con rumbo hacia aquella fábrica. Tenían menos de veinte minutos y si no arribaban a tiempo, entonces sería el final del "Juego". Los "Agentes del Destino", tremendo nombre había creado Luccio y su "Show" apenas se estaba poniendo "interesante", "bueno", ya que las criaturas no paraban de crear caos y la gente que intentaba huir de allí, éstas terminaban muriendo a manos de los enemigos, mientras que otros optaban por tirarse a los lagos y escapar a nado hasta los pueblos vecinos. Luna observaba el desastre que había caído sobre su Ciudad y en tan escasos minutos. Estuvo así hasta que sintió la mano de su novio, quien se depositó sobre sus hombros.

- Tranquila, que podemos.- Le tranquilizó el joven y ella asintió, sonriéndole, dándole convicción y determinación a la hora de enfrentarse a los problemas más peligrosos que habían por allí.

Pero cuando volteó su mirada hacia el frente, el muchacho se horrorizó al ver como un grupo de Espectros japoneses iban hacia ellos, provocando que casi chocara contra una columna de alumbrado público. Se voltearon y vieron que los enemigos volvían a la carga, así que apretó con fuerza el acelerador y pisó a fondo para dirigirse hacia su objetivo.

- ¡Sujétate!.- Pidió el chico y vio que más de esos monstruos venían, e incluso uno que tenía controlado un coche.

- ¡HOLA, DIMITRI, ¿NOS EXTRAÑASTE?! ¡PUES NOSOTROS SÍ!.- Exclamaron un grupo de fantasmas, los cuales tenían armas blancas y estaban por atacar.

- ¡TE VAMOS A DAR TU MERECIDO POR ENCERRARNOS EN EL "PLANO SOBRENATURAL", HIJO DE PUTA!.- Bramó uno de ellos, el cual era el Líder de ese trío de hermanos, quienes atacaron el coche a más no poder, llevando a que el castaño hiciera uso de unas peligrosas maniobras por las calles, evitando herir a las personas que yacían allí.

- ¡Oigan, par de idiotas!.- Les llamó el chico su atención.- ¡Miren, allí, si es Sailor Moon!.- Señaló y éstos, cayendo en su trampa, se dieron la vuelta y esa fue la oportunidad perfecta para que éste los sacara del camino y se estrellaran contra una obra en construcción, explotando el auto.-

- ¡Jajajajaja, esa fue buena!.- Le felicitó Luna pero fueron atacados, nuevamente, por otro enemigo, el cual tenía un sable empapado con sangre.

- Voy a divertirme mucho con sus tripas arrancándoselas.- Juró aquel asesino y esta vez fue el turno de la castaña en distraerlo.

- ¿En serio?.- Preguntó ella y éste dio un tajo en el aire.- ¡Oh, mira ahí, es Pedro Picapiedra!.- Señaló ésta y el rival se volteó para ver.

- ¡¿Donde?!.- Exclamó con euforia pero lo único que recibió fue un portazo en la cara, quedando inconsciente contra el piso.

- ¡Te manda saludos, pero desde tu imaginación!.- Se burló Luna, mientras que reanudaban el viaje hacia aquella fábrica.

Mientras tanto, Luccio estaba esperando a que la pareja fallara con desactivar las bombas, por lo que miraba su reloj y tenía listo el detonador para hacer estallar los explosivos en aquel inmueble, imaginándose el desastre y las muertes que provocaría con tan solo verlos fallar.

- ¡Solo nos quedan tres minutos!.- Advirtió Luna, mientras tenían la fábrica a escasos metros, pero el sitio se hallaba bloqueado por el enemigo.

¿Qué hacer en aquellos momentos?. Dimitri barajó dos opciones, aunque una de ellas resultaría sumamente peligrosa, así que decidió pisar a fondo el acelerador y dirigirse, cual proyectil, hacia las barricadas.

- ¡Luna, dame la mano y no te sueltes de mí!.- Pidió el chico, viendo como cundía el pánico en el enemigo y éstos empezaban a correrse del lugar.

No preguntó, sabía bien que tenía que seguir aquella instrucción, así se aferró del castaño y éste abrió las puertas del auto, justo cuando estaban por estrellarse y sucedió. El vehículo impactó y explotó en llamas contra la barricada, provocando que una inmensa bola de fuego, mientras que los dos jóvenes rodaron por varios metros, siendo el castaño el que recibió mayores heridas, producto de las lastimaduras y el golpe contra el pavimento. Una vez que terminaron aquello, Luna se levantó, pero tenía sus piernas, así como brazos raspados y con moretones, además de que se había golpeado un ojo y lo tenía un tanto lastimado por el impacto, aunque no era grave, ya que Dimitri era el que estaba más herido. El joven hizo todo lo posible para ponerse de pie, siendo asistido por la chica y ambos caminaron con dificultad hacia la cabina telefónica.

Entró y tomó el teléfono, listo para atender la llamada.

- ¡Señor, ya llegaron!.- Le avisó uno de los Agentes a Luccio y éste asintió. A pesar de que estaba contemplando aquella "humillación", detestaba que la fuerza de voluntad del joven castaño fuera más resistente y que no se diera por vencido, así que tomó el teléfono y llamó.

- "Muy bien, Dimitri, debo felicitarte, sin embargo, ya siento que es hora de "aumentar" un poco más el juego. Dime, ¿qué te parece si empleo a los civiles para que los ataquen?. Dicen que cuando hay pánico y caos, la violencia es una buena "solución". Tú me lo dirás más adelante. Ah y la contraseña es 1910".- Le "felicitó" el oponente pero el castaño ya se estaba hartando, por lo que escupió sangre contra el piso y desactivó la segunda bomba.- "Con la tercera no tendrás tanta suerte, jejejejejeje. Ve a la Estación Central de Trenes de Royal Woods, allí, en el Andén Número 5, se encuentra la bomba, pero...oh, no hay cabina telefónica pero...como soy "buena persona", te daré la contraseña, si es que llegas a desactivarla rápido: 2014".- Parecía que ahora estaba mostrando su verdadero rostro, uno que era sumamente peligroso, violento y despreciativo.

Dimitri no tenía tiempo que perder, así que anotó aquel número en un papel y colgó el teléfono.

- ¿Amor?.-Preguntó Luna, pero el chico estaba caminando hacia el próximo lugar.

- El muy maldito dejó una bomba en la Estación Central de Trenes de Royal Woods, Andén Número 5.- Le contó el joven con rabia en su voz.

- Pero...¡eso está en el Centro de la Ciudad!. Ay no, no, ¡no, qué hijo de puta, la gente debe estar como loca allá! ¡¿Cómo llegaremos?!.- Quedó la chica horrorizada al descubrir aquella terrible desventaja.

- Nos la arreglaremos como podamos, tal vez, si tuviéramos algún apoyo o...- Dedujo Dimitri y justo escucharon un bocinazo que provino de una camioneta que se hallaba en las calles.

- ¡Luna!.- Escuchó ella una voz y se topó con cierto rockero grandote y de boina violeta.-

- ¿Lo conoces?.- Preguntó el chico a ella y ésta asintió, tomándole de la mano.

- Claro que sí, ¡Chunk, Chunk, qué gusto verte, amigo!.- Se alegró la joven y corrieron hacia él.- Llegas en un buen momento.

- He estado pensando en irme de Royal Woods, esto es un Infierno, pero todas las rutas hacia afuera están cerradas, por lo que tuve que venir aquí. Los vi en este sitio y en especial cuando se lanzaron contra esa barricada, así que espero que estén bien.- Comentó el sujeto, quien se bajó del coche y miró a Dimitri.- ¿Y este quién es, Luna?.- Preguntó con dudas y alzando una ceja.

- Mi novio, Dimitri Sasha Ginovaef-Yoshikage.- Presentó ésta al castaño, quien le tendió su mano.

- Un gusto, Chunk.- Hizo su presentación, pero éste lo miró seriamente.

- Más vale cuidarla, ya perdimos a varios amigos y tú pareces tener algo que ver con todo esto, en especial con esos fantasmas.- Le advirtió con frialdad.

- ¡Chunk, no digas eso, él nunca me hizo daño! ¡Los tarados de George, Sam y Tabby fueron los que buscaron la muerte!.- Defendió Luna a su novio y su amigo tuvo que suspirar profundamente.

- Está bien, será mejor que me acompañen, ¿adónde los llevo?.- Preguntó el grandote y se subieron a su vehículo.

- Para el Centro de la Ciudad, a la Estación Central de Trenes de Royal Woods.- Pidió Dimitri, mientras que se iban abrochando los cinturones.

- De acuerdo, pero quiero que me expliquen todo esto.- Fue el pedido que Chunk hizo y partieron con rumbo hacia esa nueva posición para detener el atentado.

[Si preguntan por la referencia en la persecución, les dejo este link: 

https://youtu.be/LsDKkr42Vnk

[Por otro lado, estamos ante el ante-último capítulo, el XVIII, así que a prepararse, porque el que viene va a ser un tanto "fuerte". ¿Podrán desactivar la tercera bomba y evitar un desastre cívico en Royal Woods? ¿Cuál será la próxima jugada de Luccio? ¿Y Vespaciano?. Todo eso y más lo verán en el próximo capítulo de esta historia.

Mando saludos y agradecimientos para Raginhard/RCurrent, LucasAbad0, AnonimousReader98, Caballero del Viento, El Caballero de las Antorchas, LeoneEpsilon, Sitx20, Relm_Whitman y los demás.

Cuídense, amigos y buen comienzo de semana para todos ustedes, así como...

¡Feliz 15 de Junio, Aniversario del General Martín Miguel de Güemes para los Argentinos!.].

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