Capítulo 61
(La canción de arriba es genial para una escena de este cap, es puro arte)
Capítulo 61
Harry no sabía qué tenía Narcissa Malfoy, pero su presencia nunca lo hizo desconfiar. Ella era gentil cuando hablaba, mantenía la distancia, y tal vez eso era: la distancia. Ella no le presionaba para que hiciera cosas que él no quería hacer, no le contaba cosas que él no quería escuchar. Ella simplemente lo dejaba en paz y lo involucraba en conversaciones que no le llevaban a cuestionar la moralidad de las personas que se suponía que debía amar y apreciar.
—Lamento tu pérdida—dijo, sirviéndole una taza de té y levitándola hacia él.—No puedo imaginar lo traumática que debe haber sido tu experiencia.
—Es tu primo—respondió Harry, sin estar seguro de si tenía algún derecho a estar más molesto de lo que ella probablemente estaba.—Lo siento.
—Realmente no hay nada de qué arrepentirte— le dijo Narcissa con suavidad pero firmeza.—Sirius estuvo involucrado en mucho más de lo que cualquiera de nosotros realmente sabe. Después de todo, era un mortífago muy respetado, con varias tareas que realizar y una larga lista de personas a las que había ofendido en el pasado. Nadie en el ejército ignora su mortalidad; tu padrino sabía en lo que se metió hace mucho tiempo cuando decidió superar a sus compañeros y ascender en las filas.
Harry tragó, inseguro de cómo procesar sus palabras. Tenían sentido, pero... ¿realmente era tan fácil? ¿Realmente no fue su culpa?
—Bella se ha encargado ella misma de organizar el funeral—continuó Narcissa.—Lo más inesperado es que es bastante buena organizando eventos. No necesitas preocuparte por nada. Solo concéntrate en tus estudios. ¿Lucius me dijo que desea llevarte a viajar con él?
—Ah, sí, creo—dijo Harry, mirando al hombre en cuestión.—Aunque no sé dónde. He estado en algunos países, pero nunca antes había pensado realmente en las capas de la tierra. Es interesante.
—Me dijiste que puedes sentir los cadáveres incluso cuando están enterrados—dijo de repente Lucius, uniéndose a la conversación.—¿Todo el tiempo?
—No siempre he podido hacer eso— les dijo Harry.—Simplemente se desarrolló con el tiempo. Pero sí, si me concentro, puedo sentir cualquier cadáver cerca de mí. Es como... imagina que estás caminando entre una multitud, ¿no? ¿Y la gente habla cerca de ti? Y eres consciente del hecho de que la gente está hablando, pero no sabes qué están diciendo exactamente a menos que decidas centrarte en una conversación en particular. Así es como es. Y si sé que está ahí, puedo moverlo. Puedo hacer que se desentierre solo si quiero. Pero no quiero. Fuera de la batalla es mejor dejarlos en paz.
—Es un tipo de magia increíblemente fascinante—murmuró Narcissa.—Pero no afecta tu vida diaria, ¿verdad?
Harry se mordió el labio, sin saber cómo responder la pregunta. No creía que la nigromancia afectara su vida diaria, pero... no era como si su vida diaria fuera normal, entonces, ¿cómo podría saber qué la afectaba y qué no?—¿No? Quiero decir, ¿probablemente no? No hay mucho que la nigromancia pueda hacer cuando simplemente estás... leyendo libros y escribiendo ensayos. Lo cual está bien, me gusta leer—Leer de cualquier cosa excepto teoría de transformaciones, pero no era algo que Harry tuviera ganas de explicar en ese momento. No importaba.
—Muy parecido a Draco, entonces—dijo Narcissa, sonando complacida.—Aunque él tiende a centrarse demasiado en las pociones y no lo suficiente en la herbología. Lo cual debería considerar cuán vinculados están esos dos temas. ¿Está incluida la herbología en el plan de estudios de Durmstrang?
—Un poco—respondió Harry, pensando brevemente en Draco y en la tarea que Tom le había asignado.—No tan extensamente como lo que se enseña en Hogwarts. Nuestro plan de estudios está muy centrado en el combate activo y en escenarios de batalla donde se supone que si necesitamos una comprensión más profunda de la herbología, estaremos acompañados por alguien con esa capacidad. Lo mismo ocurre con las pociones: las estudiamos y practicamos, pero no las básicas. Nos centramos en curas y venenos... cosas como pociones anti-parálisis, soluciones curativas comunes, la poción de la perdición y demás. Así que terminamos sabiendo mucho sobre eso, pero no a cómo preparar otras pociones básicas como un trago de paz para la ansiedad y cosas así.
—Supongo que realmente están trabajando para equiparlos a todos con un conjunto de habilidades muy útiles—dijo Narcissa, observando a Harry masticar tranquilamente un pequeño sándwich.—Es bueno, supongo, con los tiempos que corren y con tantos rebeldes todavía sueltos.
—Supongo—dijo Harry, antes de continuar:—pero no me gusta pelear. Lo haré si es necesario, pero no me gusta.
—Esa es una perspectiva única para un estudiante de Durmstrang—dijo Lucius, uniéndose nuevamente a la conversación.—Sospecho que la mayoría está encantada de que se les enseñen habilidades de combate tan importantes.
—La mayoría de la gente no es consciente de lo fácil que es morir—respondió Harry encogiéndose de hombros.—Cada vez muere más gente, más rápido que nunca. Y las personas actúan como si otra persona fuera un daño colateral razonable, sin darse cuenta de que nada los protege realmente de convertirse también en daños colaterales. Y cuando son ellos los que están bajo amenaza, de repente la amenaza se convierte en una preocupación válida y debe abordarse colectivamente.
Narcissa miró a Lucius, quien contuvo un suspiro. Luego dijo:—La gente siempre ha estado cegada por su propia subjetividad. Eso no va a cambiar.
—No me importa la subjetividad—dijo Harry,—pero odio la hipocresía. Era una de las cosas sobre las que Sirius y yo discutíamos: cómo la vida humana sólo importa si la persona encaja en una determinada categoría. Si no estás en esa categoría, tu sufrimiento no tiene consecuencias.
—Estoy de acuerdo—dijo Narcissa, y aunque Harry no podía decir con seguridad si estaba siendo sincera o aceptando sólo para no molestarlo, lo apreció, de todos modos. Sospechaba que ella diría lo contrario si supiera que su idea de personas incluía a muggles y hombres lobo.—Es desafortunado cuántos no están de acuerdo, ¿eh?
—No creo que se den cuenta de que cuando mueras, no tendrás magia—dijo Harry, sin notar la expresión de alarma que apareció en el rostro de Lucius.—Eres sensible, eres más o menos físico en el otro lado, pero no tienes magia. Cada vez que Re... alguien que está muerto me enseña algo, lo único que puede enseñarme es teoría.
—¿Los muertos te enseñan?—Preguntó Narcissa, con voz débil.—¿Lo hacen tan a menudo?
—En realidad no—admitió Harry, terminando su sándwich.—Y no he vuelto allí para preguntar desde que Sirius murió. No quiero verlo. Estoy esperando a que se vaya antes de ir allí.
—Bueno, hay mucho que aprender de los vivos—dijo Narcissa, mirando a su marido, quien asintió.—Ya viajarás hoy, ¿verdad?
—Sí—confirmó Lucius, más que listo para terminar con esta conversación y seguir adelante. Con suerte, esto le dio a Narcissa suficiente comprensión para reconsiderar sus deseos de albergar al niño durante la Navidad.—No necesitarás tu abrigo. Nos vamos a Libia.
Harry no estaba seguro de en qué parte de Libia estaban, pero era hermoso.
Estaban en algún lugar de un pueblo de montaña, no en la cima, pero lo suficientemente alto como para poder mirar el horizonte distante y maravillarse del tiempo que tomaría cruzar esa distancia. El suelo que podía ver desde allí arriba era arenoso y rojo en algunas áreas, y verde con árboles y pequeños lagos en otras. La ciudad en la que se encontraban ahora estaba vacía: eran meras ruinas, con árboles altos que brotaban de una tierra increíblemente seca. No tenía mucho sentido, hasta donde Harry podía ver.
—Técnicamente estamos en la ciudad de Shahhat—le dijo Lucius,—pero estos son los restos de la antigua colonia griega de Cirene. Antes de explicar por qué te traje aquí en particular, ¿tienes algún conocimiento de la tierra?
—No—respondió Harry, con los ojos muy abiertos mientras miraba las ruinas a su alrededor. ¿Qué edad tenían estas estructuras?
—Como sospechaba—suspiró Lucius, pero no parecía demasiado decepcionado.—Te asignaré una lectura sobre la geosfera, pero lo que debes saber ahora es que la geosfera de la Tierra está formada por capas y su litosfera es la parte que nos interesa. Aún más específicamente, nos preocupa la corteza de la litosfera.
Harry, que nunca antes había oído hablar de la palabra litosfera, asintió.—Bien.
—De los dos tipos de litosfera, oceánica y continental, comenzaremos con la continental...
Mientras Harry escuchaba a Lucius explicar las distintas capas de la tierra, no pudo evitar quedar hipnotizado por el área en la que se encontraban. El aire era fresco y, a pesar del calor y el sol, no era insoportable. No había personas —ni animales— a la vista, y Harry se preguntó si eso era común en este lugar. ¿Por qué estaba tan vacío? Si viviera en algún lugar cercano, estaría aquí todo el tiempo. La sola idea de poder dejar su piso en Durmstrang y venir a lugares como éste le hacía feliz.
—Lo que haremos ahora—dijo Lucius, guiando a Harry más adentro de la ciudad,—es que practiques lanzar el hechizo de evaluación en varias áreas diferentes de la ciudad. El encantamiento es ektimus terra, y este es el movimiento de la varita. Observa atentamente.
Harry lo hizo. No sabía por qué, pero en ese momento, aprendiendo un hechizo que no era para pelear, en una ciudad que carecía de cualquier cosa que le recordara todas las cosas terribles en casa, se sintió mejor que nunca. Era fácil sentirse menos culpable por la muerte de Sirius: por tal vez ser la causa de ella, por no llorarlo lo suficiente, por estar un poco aliviado, por todo lo que había sucedido entre ellos a lo largo de los años. Era más fácil cuando no estaba en casa.
No envidiaba a Draco por sus padres, pero sí se le ocurrió que momentos como estos, que eran tan accesibles para Draco, no lo serían para él. Y eso le parecía bien, porque podía darse esos momentos a sí mismo, y eso era suficiente para él. Y si aprendiera este hechizo que Lucius le estaba enseñando, tendría la mejor excusa para viajar solo cuando quisiera.
—Ektimus terra—respiró Harry, y una cadena de colores se elevó del suelo: como una cuerda que comenzaba en rojo, luego se sumergía en naranja, antes de convertirse en una variedad de colores que Harry apenas podía distinguir entre sí. La cuerda flotaba sobre el suelo mientras Harry la miraba, sin saber qué hacer a continuación.
—El rojo es señal de una base de roca sólida—le dijo Lucius, arrodillándose.—La tierra misma en esta área en particular no tiene agua, pero la vegetación nos dice que llueve lo suficiente como para permanecer exuberante incluso aquí arriba. La cantidad de poder que pones en el hechizo determina el diámetro de su área de análisis. Ahora mismo estamos hablando de unos pocos metros. Quienes se ganan la vida con este tipo de trabajo pueden cubrir áreas considerablemente más grandes. La clave para descubrir qué tipo de magia es amplificada u obstaculizada por cualquier área sería analizar la materia dominante: debes analizar la relación entre el material y la magia. Es fascinante. De todos modos, en este caso, como vimos, es roca. Necesitarás poder distinguir las rocas para saber cómo usarlas, pero aquí te puedo decir que estamos hablando de granodioritas. Una base realmente buena para la curación.
Harry asintió, manteniendo un ojo en los colores. No sabía lo que querían decir los demás colores, pero si Lucius quería que leyera algunos libros sobre rocas, no se oponía a eso. Incluso si nunca usaría esta información para nada en el futuro, era agradable concentrarse en ella, a diferencia de todo lo demás que lo mantenía tenso y ansioso.
—Lo que hacemos ahora con esa cuerda es embotellarla—dijo Lucius, sorprendiéndolo una vez más. El hombre sacó una botella pequeña, lo suficientemente pequeña como para caber en la palma de su mano, y la descorchó.—Cuando regresemos, verteremos esto en el geológrafo y este agregará estos datos a lo que ya se ha almacenado en él.
—¿Con qué frecuencia recurres al geológrafo?—preguntó Harry.
—Cada vez que identificamos un campamento rebelde, por ejemplo—respondió Lucius.—Necesitamos saber antes de atacar qué tipo de recursos se necesitan. Si estamos en tierras ricas en granodioritas, eso nos permitirá traer menos curanderos y más infantería. Una base de gabro, sin embargo, amplifica los hechizos basados en fuego y es bastante terrible con la curación, lo que significa que debemos tener en cuenta esos dos aspectos cuando discutimos a quién enviar y cómo prepararnos. Con el tiempo, te haré trabajar en la estrategia de asignación de recursos basada en composiciones litográficas.
—Eso... sí, por favor. Eso suena muy interesante.
—Bien. Ahora ven. Acerquémonos a los árboles y podrás volver a lanzar el hechizo.
Era sólo cuestión de tiempo antes de que uno de sus compañeros de clase se acercara a Harry.
Después de regresar de su lección con Lucius, a Harry, quien ciertamente ahora se sentía mucho mejor que antes, no le importó cuando escuchó el golpe en su puerta esa noche. Cuando fue a ver quién era, encontró allí a Filippa con el rostro sombrío.
—Adelante—dijo Harry, haciéndose a un lado. Cerró la puerta tan pronto como Filippa entró en su apartamento y se dirigió al sofá.—¿Quieres algo de beber?
—Tal vez más tarde—dijo Filippa, levantando los pies y abrazando sus rodillas mientras se sentaba en el sofá junto a él.—Leí las noticias sobre tu padrino, pero no sabía que estabas aquí. Casualmente te vi hoy cuando fuiste a encontrarte con Malfoy y decidí intentar verte. ¿Cómo estás?
—¿Honestamente? Mejor de lo que pensé que estaría—respondió Harry, suspirando y dejándose caer en el sofá.—Odio lo que pasó. Lo odio mucho. Sigo pensando que lo quiero de regreso, pero luego pienso en quién era él para mí ahora, y creo que el Sirius que quiero de regreso es el que conocía antes de que mi padre muriera. Y lo que me entristece ahora es que nunca podré conseguir a ese Sirius; nunca podremos arreglar nuestra relación. Porque él no está aquí. Porque alguien lo mató.
Filippa lo miró con un puchero triste, antes de asentir lentamente.—Te entiendo. Es difícil cuando amamos a personas que no nos gustan y cuando alguien a quien estábamos acostumbrados a apreciar se convierte en alguien a quien debemos eliminar por nuestro propio bienestar. Y luego perder a esa persona, esencialmente cerrar cualquier posibilidad de hacer que las cosas vuelvan a ser como antes, es discordante.
—Exactamente—dijo Harry.—Al principio sentí que no podía respirar. Quería llorar; no recuerdo si lo hice. Me sentí... horrible. Como si nada tuviera significado. Porque ¿qué sentido tenía invertir tanto esfuerzo en intentar reconciliarse con Sirius, sólo para que muriera ahora? Y sé que esa forma de pensar no es racional, pero no puedo evitarlo. Y... y era más fácil estar triste durante el funeral de Jakob que ahora, porque Jakob nunca... nunca me hizo daño.
—Pero tu padrino sí.
—Lo hizo. Varias veces. Y él estaba dispuesto a lastimarme aún más, ¿y es egoísta que no quiera eso?—Harry respiró hondo y volvió a negar con la cabeza.—Paso por estos sentimientos, ¿sabes? Es agotador. En un momento me digo a mí mismo todas las razones por las que está bien no estar triste, y luego me siento tan triste que podría vomitar. A veces me siento enfadado por todo. Principalmente me siento cansado. Estoy muy cansado, Filippa. Es como si nunca pudiera estar bien, ¿sabes? En el momento en que empiezo a sentir que tal vez la vida va a mejorar, alguien muere. Arthur Weasley murió. Jakob murió. Sirius murió. Es como si todos los que conozco fueran eliminados uno por uno.
—¿Has estado durmiendo bien?—preguntó Filippa con dulzura.—Porque por muy malas que estén las cosas, es más fácil manejarlas si duermes y comes bien. Sé que suena mundano, pero lo digo en serio.
—No puedo dormir—admitió Harry.—Siento que cada vez que cierro los ojos mi cerebro funciona cada vez más.
—¿Quieres que me quede a pasar la noche?—ofreció Filippa.—¿Una fiesta de pijamas? Podría ir a buscar mi pijama y volver, y luego podremos hablar y pasar el rato. Merlín sabe que, al estar ausente durante casi una semana, me he visto privada de una compañía decente. Ni siquiera Björn puede hacer que el resto de nuestra clase sea más tolerable.
—¿Por qué?—preguntó Harry, frunciendo el ceño.—¿Pasó algo?
—De repente, Heidi está siendo mala con todos—respondió Filippa, poniendo los ojos en blanco.—Nikolai, Clemens y Truls siguen peleando entre sí en un abrir y cerrar de ojos. Nella ha vuelto (al parecer le levantaron la suspensión), pero no se encuentra bien. Björn parece haberse rendido con todos y sigue intentando salir con las chicas de séptimo año.
—¿Por qué está peleando Nikolai?—preguntó Harry, confundido.—¿No suele mantenerse alejado de todas las discusiones y cosas así?
—Sí—respondió Filippa.—Pero ahora algo está pasando entre él y Heidi. ¿Me creerías si te dijera que Truls es ahora el más tranquilo de los tres? ¿Truls?
—Realmente ya no conozco a Truls—dijo Harry, y Merlín, decir eso todavía dolía.—Pero conozco a Clemens, así que lo creo.
—Ni siquiera me hagas hablar de Clemens—resopló Filippa.—Sin ti, ha tenido tiempo de seguir hablando de las chicas de diferentes clases otra vez. Y tampoco de manera positiva. Algunas de ellas siguen intentando acercarse a él, y él las espanta e insulta, y cuando Björn se queja de por qué sigue haciendo eso, Clemens simplemente comienza a criticarlas de maneras tan gráficas y específicas... Es repugnante escucharlo.
Harry no iba a estar más molesto porque Clemens mirara a las chicas que por la muerte de su padrino. Absolutamente no lo estaba.
(Estar molesto por eso era infinitamente más fácil. Más simple).
—No me sorprende—dijo finalmente.—Pero es como... no sé lo que está pensando.
—No lo es —dijo Filippa.—Y Merlín no lo permita si alguien le pregunta por ti. Una chica lo intentó, solo mencionó que eras su amigo y Clemens simplemente le dijo que se fuera. Y luego explicó en detalle por qué ni siquiera la mirabas. La llamó vagabunda tres veces en cinco minutos. Mi boca estaba abierta cuando ella se fue, pero Merlín... eso fue un desastre.
—Espera—dijo Harry, sentándose correctamente de nuevo.—¿Por qué le importaría a Clemens si una chica quisiera invitarme a salir? La última vez que hablé con él, su problema era mi interés por los hombres. Se suponía que él estaba de acuerdo con la idea de que yo saliera con mujeres; no es que lo haría, y ni siquiera escucharía a Clemens con respecto a tomar ese tipo de decisiones. Pero ahora me estás diciendo...
—Quién sabe lo que estará pensando—dijo Filippa.—O podría estar tan pocionado que ya ni siquiera sabe lo que está diciendo. Sé que te gusta, Harry, pero creo que deberías dejar de mirarlo. Es un desastre. No es una buena persona. Y mereces algo mejor que sufrir los efectos de los mecanismos de afrontamiento de otra persona.
Harry tragó, sin saber qué decir. Permanecieron sentados en silencio durante unos momentos, antes de que Filippa se levantara.
—Iré a buscar mi pijama ahora—dijo.—Regresaré enseguida y luego podremos seguir hablando. ¿Sí?
—Haré té mientras tanto—ofreció Harry débilmente. Tenían clases mañana y él iba a empezar a asistir de nuevo. ¿Qué diablos iba a hacer si Clemens le hablaba?
Cuando Harry despertó, lo hizo con el olor a café recién hecho y el movimiento silencioso de alguien fuera de su habitación. Cuando se levantó de la cama y fue a la cocina, encontró a una somnolienta Filippa preparando dos tazas y colocándolas sobre la mesa.
—Buenos días—dijo.—No sé cuál es tu rutina, pero normalmente tomo un café antes de ir a desayunar con los demás.
—No me opongo a esta idea—respondió Harry, a pesar de que no era un gran bebedor de café.—Y buenos días. ¿Dormiste bien?
—Mucho—dijo Filippa, y bostezó.—No, en serio, lo hice. Por mucho que me guste vivir sola, a veces una se cansa, ¿sabes? De todos modos, una lechuza dejó caer una carta para ti; aunque no sé quién la envió. Podría ser importante.
Harry se dio cuenta en ese momento de que las cartas realmente le inspiraban una sensación de pavor. Cada carta entrante tenía el potencial de entregar noticias terribles. Dejó su taza de café y señaló hacia el baño.—Primero iré a cepillarme los dientes. Le echaré un vistazo a la carta más tarde—Si era necesario. ¿Era la invitación al funeral de Sirius que seguramente recibiría eventualmente?
Cuando volvió a abrir la carta, una sensación de alivio lo invadió: era de Draco.
—No creo haberlo visto nunca—dijo Filippa, mientras se preparaban para salir del apartamento de Harry y unirse a otros en el desayuno.—¿Se parece en algo a Clemens?
—No—respondió Harry de inmediato.—Para nada. Ni siquiera se parecen. Bueno, ambos son altos y rubios, supongo, pero Draco es bastante, hmm, es muy delgado. Mientras tanto Clemens...
—Está construido como una casa de ladrillos—finalizó Filippa por él.—Lo he visto sin camisa. Su cuerpo realmente compensa la personalidad que tiene, ¿no?
La fuerte carcajada se le escapó a Harry antes de que se diera cuenta, justo cuando entraban al comedor. Se llevó la mano a la boca y trató de controlar el rubor que le subía por el cuello.—No digas cosas así, por el amor de Merlín.
—No me equivoco—sonrió Filippa en respuesta.—Hola a todos. Buenos días.
—Buenos días—repitió Harry, sentándose junto a Björn.—¿Cómo estáis chicos?
—Creo que eso es lo que deberíamos preguntarte a ti—dijo Heidi, sonando increíblemente cansada. ¿Por qué nadie estaba bien?—Parece que es la millonésima vez. Tu padrino murió.
—Lo hizo—estuvo de acuerdo Harry, sintiendo que la energía anterior que había tenido se le escapaba.—Lo hizo, sí. No... no quiero hablar de eso. No ahora. Lo siento, yo sólo...
—Está bien—le aseguró Petronella con voz ronca.—¿Te extrañé esta mañana, Filippa? Me hubiera encantado dar un paseo contigo antes de venir aquí.
—Pasé la noche en casa de Harry—respondió Filippa.—Tuve una buena fiesta de pijamas. Nos pintamos las uñas mutuamente y todo.
—Probablemente no quieras andar diciendo eso en voz muy alta—dijo Clemens, con voz aguda.—La gente puede malinterpretar...
—No hay nada que malinterpretar—interrumpió Harry, exhausto y tan jodidamente harto de todo esto.—No creo que haya nadie que no sepa ahora lo gay que soy. Sabes que soy gay. Todo el mundo sabe que soy gay. ¿Tengo que chupar una polla en público antes de que la gente lo entienda?
—Oh, dulce Circe—dijo Heidi débilmente, antes de estallar en carcajadas.—Oh, dulce Circe—dijo de nuevo, riéndose lo suficiente como para llorar. Harry no pensó que había sido tan gracioso, pero ¿tal vez estar cansada hizo que ella encontrara gracioso lo que había dicho?
—Creo que el verdadero problema aquí es lo que hacemos Harry y yo cuando pasamos la noche juntos—dijo Björn alegremente.—Vaya, recuerdo una noche en particular...
—¡No!—Gritó Harry, empujando el sándwich que había estado sosteniendo en la boca abierta de Björn. Filippa, atónita, dejó caer el tenedor. El rostro de Clemens palideció tres tonos y miró a Björn con los ojos muy abiertos y sorprendidos.—¡No pasó nada! Yo no... nunca lo haría...
—Me ofrecí—admitió descaradamente Björn, sacando el pan y mordiéndolo.—Considerando cuántas veces Harry y yo nos hemos besado...
El rostro de Heidi estaba enterrado entre sus manos y todo su cuerpo temblaba por lo fuerte que se reía. Incluso Petronella se reía, aunque se esforzaba por no ser tan obvia. Harry suspiró, poniendo los ojos en blanco y desplomándose.—No es que tenga opciones aquí, ¿vale?
—Eres un grosero—dijo Björn a través del pan que ahora tenía en la boca.—Soy un partidazo. Puede que no pueda hacer press de banca con todo tu cuerpo como algunos de nosotros aquí, pero al menos te apreciaré, Harry. Mi bella princesita...
—Oh, no—gimió Harry, sintiendo todo su cuerpo calentándose con un sonrojo que no podía controlar.—No no no no.
—Querer que te llamen princesa es...—comenzó Björn, pero no pudo continuar con lo fuerte que ahora también se reía.
—No quiero que me llamen princesa—argumentó Harry.—O cualquier cosa femenina, maldita sea. ¿Por qué creen que ser gay y ser femenino son lo mismo? ¿Soy femenino para alguno de vosotros?
—No, no, no te preocupes—hipó Heidi.—Eres muy varonil.
—¿Por qué me acosan así?—Se quejó Harry, aunque no pudo evitar sentirse ligeramente complacido. No podía recordar que sus amigos se hubieran reído tanto antes, y parecía el tipo de cosa que realmente necesitaban.—Björn, ¿por qué harías esto?
—Filippa empezó—se defendió Björn entre risitas.
—No—argumentó Filippa de inmediato.—Fue Clemens, con sus acusaciones.
Harry miró a Clemens y sonrió.—Aquí te están acusando de crímenes, hombre. ¿Cómo te defiendes?
Clemens tragó, antes de que su expresión se arrugara y suspirara profundamente, frotándose los ojos con ambas manos—Por el amor de Dios—murmuró, antes de golpear repentinamente ambas manos sobre la mesa con tanta fuerza como para asustarlos a todos—Ok, vale—dijo entonces.—Lo que sea. Es lo que es.
—Me encanta cuando dice oraciones completas—susurró Filippa en voz alta, provocando que Heidi volviera a sufrir un ataque de risa casi histérica. Harry sonrió y se alejó de Clemens, sus ojos se encontraron con los de Truls por accidente. El par de ojos familiares que no había mirado en mucho tiempo. Merlín, realmente extrañaba a Truls.
Harry sabía que no era muy optimista, pero se atrevió a esperar —sólo un poco— que las cosas empezaran a mejorar. Estaba acostumbrado a perder gente. Perder gente que importaba. Pero incluso si Sirius se hubiera ido para siempre, tal vez había otras personas a las que Harry podría acercarse, otras con quienes Harry podría reconstruir su relación eventualmente. Tal vez no ese día, ni siquiera esa semana, pero siempre que tuviera tiempo y energía para ello, lo haría.
Harry se fue a dormir ese día, sin tener nada más que cosas buenas en mente de cada momento que pasó con sus amigos, dentro y fuera de clase. Los buenos días se habían convertido en un buen día y también en una buena tarde.
Y unas buenas noches, había esperado.
Cuando Harry despertó, su habitación estaba completamente oscura. Su corazón latía tan fuerte que le dolía y se sentía enfadado. Furioso. No creía haber estado soñando, pero la primera avalancha de pensamientos enojados giró completamente alrededor de Sirius: pensamientos no invitados, no deseados con bordes irregulares que hicieron que Harry quisiera agarrarse la cabeza y simplemente gritar.
Necesitaba salir. Ir a otra parte. Necesitaba ir y hacer algo.
Sin pensar demasiado en ello, los pies de Harry tocaron el suelo mientras se movía rápidamente para ponerse el tipo de ropa que normalmente reservaba para las sesiones de duelo. Se puso su par de zapatos más cómodos, salió de su apartamento (no se molestó en cerrar la puerta con llave porque las cosas que podían lastimarlo no eran detenidas por las cerraduras) y continuó recto fuera de todo el edificio. Harry nunca había sido un gran corredor, y no creía haber tomado la decisión consciente de salir a correr ahora, y aun así eso es lo que se encontró haciendo.
No correr como había visto hacer a la gente que practica deportes: pasos medidos, manteniendo un ritmo estable durante un largo período de tiempo. No, corrió para deshacerse de todo lo que había detrás de él. Los sueños que se aferraban a él. El pantano de miseria que de alguna manera se había manifestado en su dormitorio a pesar de lo bueno que había sido el día. Había mirado a Truls y Truls lo había mirado a él y había sido bueno. Clemens parecía finalmente haber renunciado a intentar hacer que Harry encajara en cualquier categoría a la que se suponía que pertenecía. Heidi, que parecía tan amargada, y Nella, que estaba tan cansada. Todos habían estado sonriendo. Todos se habían estado riendo.
¿Por qué Harry no podía aferrarse a ese sentimiento? Había sido feliz antes, ¿por qué ya no lo era?
Y Sirius... ¿Por qué era tan doloroso volver a pensar en Sirius ? Había estado bien con la muerte de Sirius; había estado bien pensando en ello ayer. ¿Por qué lloraba por eso ahora? No tenía ningún sentido cómo la tristeza que ya había desaparecido una vez simplemente regresaba. No era justo, no era así como se suponía que debían funcionar los sentimientos.
Los pulmones de Harry ardían mientras corría, las piernas le dolían y el viento se clavaba en su piel mientras seguía adelante.
Cuando finalmente se detuvo, no quiso pensar en regresar. No quería pensar en nada.
—¿Sabes qué es eso?—preguntó una voz detrás de él, y Harry supo que incluso si se giraba, no vería nada. La hierba brillaba con un tono azul en el suelo, y él se mantuvo erguido, preparándose para lo que estaba por venir. Preparándose para enfrentar lo que sea que lo hubiera encontrado.
—No puedo ver—respondió Harry.—No sé a qué te refieres.
—Nunca lo haces—siseó la voz.—¿Por qué tienes ojos si nunca ves? Mira.
Harry miró. Entrecerrando los ojos en la oscuridad, aceptando la extrañeza en la que su mundo se había derretido sin resistirse.—Si te molesta tanto que no vea lo que quieres que vea...—Él lo vio.
Flotando sobre el suelo. Una tormenta se alza en el horizonte detrás de él.
—¿Lo ves ahora?—preguntó la voz detrás de él, enfadada, mordisqueando algo húmedo con los dientes.—Ese no es uno de nosotros. No sabemos qué es. Sólo sabemos que está aquí por ti.
Harry miró fijamente lo que sabía, lo había visto antes. El ser del bosque, de sus sueños. Con alas en forma de cuerno y un aire de quietud a su alrededor. Sintió que se le doblaban las rodillas, aunque una vez más no sintió miedo. Él simplemente... Él... él no lo sabía. No entendía qué ni por qué.
—Nunca lo habíamos visto antes—dijo la voz detrás de él, arrastrando las palabras y sonando ligeramente divertida.—¿Nos engañaste, pequeño?—susurró,—¿qué hiciste?
—No lo sé—susurró Harry en respuesta, incapaz de apartar sus ojos del ser flotante.—Ni siquiera sé lo que estoy mirando. Pensé que era uno de vosotros la última vez que lo vi, yo...
—Tenemos un trato , pequeño—le recordó la voz suavemente, un aliento frío le revolvió el pelo. Gentil, tan gentil, pero tan, tan, increíblemente furioso.—Tenemos un trato y no aceptaremos que hagas trueques con otros mientras haces negocios con nosotros.
Y Circe: ¿dónde se podía sentir el miedo hacia la humanidad en comparación con los seres antiguos?
—No lo olvidé—dijo Harry, pero supo que cuando encontró su voz, el ser detrás de él ya se había ido. El que flotaba en el cielo permaneció, como un presagio de oscuridad que no podía esperar a comprender a tiempo para saber qué hacer al respecto. Un zarcillo de preocupación se enroscó en su corazón; no necesitaba nada más que aumentara su ansiedad, no necesitaba...
Harry tropezó, al principio pensando que de alguna manera se había tropezado con sus propios pies en el pasto, pero cuando golpeó el suelo de su habitación con un fuerte ruido sordo, ya sabía de qué se trataba. Otro sueño. Otro sueño muy, muy extraño que parecía demasiado real como para no ser algo de lo que debiera preocuparse. No sabía cuál era la parte por la que tendría que preocuparse más.
Y debajo de toda la ansiedad causada por la Tribu Desaparecida y cualquier ser que ahora se hubiera interesado en él, hervían a fuego lento los sentimientos de dolor e ira que creía haber superado. Sirius estaba muerto, se suponía que estaba de acuerdo con eso. Él estaba de acuerdo con eso, la mayor parte del tiempo. Merlín, no es de extrañar que no pudiera hacer nada si ni siquiera podía aferrarse a un sentimiento de pena como lo hacían otras personas. Mejores personas. O gente que sabía mejor cómo ser persona.
Porque Circe, Harry comenzaba a sentirse cada vez menos como tal a medida que pasaban los días.
Nota de la AUTORA:
Todos pensaban que ya habían visto lo último de mí, ¿no? *fuma un kitkat en el ático*
Nota de traductora emocionada:
Así que los seres del anterior cap. no eran de la tribu, OMG :0
Y realmente yo no creo que Clemens tenga un problema con que Hary sea gay, sino que usa como excusa que lo sea para no intentar pensar en sus propios sentimientos. Para mí ese pibe tiene tremenda negación encima y seguro por su familia no quiere ni pensarlo. No quiere que Harry esté ni con chicas ni con chicos, porque realmente quiere que esté con él, pero a la vez no quiere que lo esté. No sé a vosotros, pero a mí me gusta mucho su personaje para reflexionar sobre la sexualidad de uno y las consecuencias de negar lo que uno es y siente
EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO: Más viajes con Malfoy, más sueños extraños y Harry ama mucho a sus amigas <3
(Dime que esta canción no encaja perfecto para la escena del comedor, es genial y super Harry sassy):
https://youtu.be/DDgTOQ8Hx3Y
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro