Capítulo 1O
Capítulo 10
Querido Tom,
Deseo verte pronto, hay muchas cosas que quiero preguntarte y espero que puedas responder.
Sé que es posible que no quieras volver a verme (después de todo, ha pasado bastante tiempo y no nos separamos en los mejores términos), pero no creo que nadie más pueda ayudarme. Actualmente estoy en Hogwarts, pasando las vacaciones de Navidad con un amigo de mis padres. Creo que podría escabullirme en algún momento y reunirme contigo en Hogsmeade (es un pequeño pueblo cercano).
Sinceramente,
Harry Potter
PD. ¿Cómo estás?
—Si tus seguidores te vieran ahora—siseó Nagini,—pensarían de nuevo si quieren inclinarse ante ti o simplemente buscar a alguien más para hacerlo.
—Mira—siseó Tom en respuesta mientras estaba encima de su escritorio con la carta de Harry todavía en su mano.—No me había divertido tanto con nadie desde que nací a menos que involucrara la muerte de alguien. Probablemente. ¿Sabes cuántas décadas son?
—No. Pero sé que te hace ver patético—dijo Nagini, sin molestarse en levantar la cabeza para mirar de nuevo a su amo.—¿Y qué pasó con tu actitud de no me importa Potter, él es solo un perdedor al azar y yo soy el Señor Oscuro que has tenido durante lo que parece los últimos siglos?
—Es solo un niño que solo tiene la hermana de mi varita—dijo Tom distraídamente, preguntándose si debería saltar del escritorio al suelo o si debería pisar la silla primero.—Solo estoy investigando para asegurarme de que eso es todo lo que es. Estoy siendo cauteloso. Además, él quiere hacer preguntas. ¡Yo también! No encontré nada sobre su asunto de muerto vivo, así que voy a trata de averiguarlo observándolo.
—¿Vas a encontrarte con él?
—Después de Navidad y antes de fin de año, ya que la gente se reunirá principalmente con sus familiares o amigos y no habrá multitudes deambulando fuera.
—No es como si hubiera muchos fuera de tu Círculo Interno que te reconocerían de todos modos. Entre nosotros, yo soy la... ¿cuál es la palabra? ¿Celebridad? ¿La más reconocible?
—Me pregunto si Potter me va a preguntar sobre política y la guerra... Tal vez.
—... aburrido.
—¿Debería decirle que uno de sus compañeros de clase murió? Acabo de recibir un informe sobre eso—dijo Tom, antes de fruncir el ceño y sacudir la cabeza.—Solo querría saber de dónde obtuve la información y cómo podría justificar que me envíen los informes de Durmstrang sin revelar mi verdadero estado. Además, es impredecible. ¿Qué pasa si reacciona de manera extraña?
—¿Qué pasaría?
—No lo sé. ¿Qué pasa si llora o algo así? ¿Cómo hago para que alguien deje de llorar sin matarlo?
—Estrangúlalo hasta que se desmaye. Eso funciona. La gente es más feliz cuando está inconsciente.
—¿En serio?
—Sí. Todavía no he conocido a nadie que se haya quejado de algo mientras estaba inconsciente.
—Lo tendré en mente.
—También...
—¿Qué es?
—Eres un bailarín realmente malo. No vuelvas a bailar sobre la mesa nunca más. Te caerás y te romperás la columna vertebral y mis instintos primarios me dicen que no sabrás cómo explicárselo a tus curanderos.
—Esto es repugnante—murmuró Emalda Brown mientras cubría otro cadáver con una sábana blanca.—Siento que esto no tiene fin.
—La verdad es que sí—suspiró Lily Potter, exhausta. Había estado trabajando casi sin parar durante las últimas semanas y estaba a punto de pedir un descanso de unos días; no es que pudiera, aunque quisiera. No era como si las guerras se detuvieran por Navidad solo porque la gente quería celebrar.
El largo cabello rojo de Lily se había cortado para que fuera más fácil de manejar. Su piel que siempre había sido un poco pálida estaba casi cenicienta y sus vivos ojos verdes parecían cansados. Había líneas en su rostro que no habían estado allí antes y, a menudo, por la noche, presionaba su rostro contra la almohada y lloraba. Extrañaba mucho a su familia. Quería ver a James y ser protegida por él y quería abrazar a Harry y pasar tiempo con su precioso hijo. Pero no podía. Ni siquiera por un día.
Odiaba quedarse aquí. La mayoría de los otros sanadores eran italianos y casi la mitad no hablaba muy bien inglés. El Hospital de Guerra siempre estaba tan sucio y ruidoso y no había suficientes curanderos trabajando. La urgencia constante de tratar primero las peores lesiones hizo que todos fueran descuidados con la higiene y el tratamiento de lesiones no fatales. Lily quería volver a casa, volver a sus turnos habituales en St. Mungos y preocuparse por las notas de Harry y las noches de James con Sirius en lugar de... esto. Ella quería estar con su familia.
Pero renunciar no era una opción.
James estaba atrapado en algún lugar de Irlanda luchando por ideales en los que no creía del todo y su hijo estaba en Hogwarts durante el descanso. Lily esperaba que al menos la Navidad de Harry fuera agradable. Había recibido algunas cartas de él, pero no había tenido la oportunidad de responder a ninguna de ellas, apenas había logrado garabatear algo en una tarjeta y enviarla, disculpándose por la falta de un regalo y una fiesta adecuada.
—No sabía que había tantos rebeldes—dijo Emalda.—Pensé que había menos de cien aquí. ¿Cómo pueden seguir luchando contra nosotros cuando tenemos cientos de mortífagos entrenados...?
—La batalla comenzó cuando atacamos un campamento rebelde—interrumpió Lily en voz baja.—Están luchando así para mantener a salvo a sus familias. Están dando todo lo que tienen porque tienen la espalda contra la pared y no tienen otra opción que ganar o ver a sus familias ejecutadas.
—Esto es la guerra, ¿no es así?—susurró Emalda, parpadeando para apartar las lágrimas.—En Inglaterra solo ha habido rumores de una posible guerra, pero aquí ya es la realidad actual. ¿Cuál es el punto de todo esto... matar? ¿Por qué no podemos simplemente vivir y dejar que otros vivan?
—No lo sé.
—Siento que... estamos luchando por nada aquí. No tenemos nada en Italia que debamos defender. ¿Sigue estando bien esta guerra?
—Mi hijo dijo una vez—comenzó Lily, cerrando los ojos.—Que uno nunca debe pensar que la guerra, por necesaria que sea, o por justificada que sea, no es un crimen. Todavía me pregunto si eso se aplica a todas las guerras o solo a unas pocas.
—Tienes un hijo—sonrió Emalda, inclinándose hacia delante.—¿Qué edad tiene? ¿Es un mortífago?
—Tiene doce años. Estudia en Durmstrang.
—Lo extrañas mucho.
—Sí—admitió Lily en voz baja.—Él, mi Harry, es... un buen niño. Es un poco soñador y le gustan sus historias, pero sé que tiene una buena cabeza sobre sus hombros y un corazón de oro. Espero... espero que nunca tenga que pelear en una guerra como esta.
—Ojalá pudiera decir que ese es el deseo de toda madre—dijo Emalda.—Pero sé qué tipo de madres hay en las filas.
—¡Necesitamos un poco de díctamo aquí!—llamó de repente un sanador que Lily no reconoció, interrumpiendo la conversación de las dos mujeres.—¡Tenemos cuatro magos severamente desmembrados!
—De vuelta al trabajo—suspiró Lily.—Esto nunca termina.
—Es pasada la medianoche—notó Emalda y se giró para mirar a la pelirroja que había agarrado una botella de Extracto de Díctamo y se dirigía hacia los pacientes heridos.—Feliz Navidad, supongo.
Estamos en la isla de los juguetes místicos.
Aquí no nos queremos quedar
Queremos viajar con Papá Noel en su trineo mágico
Harry tuvo que admitir que la Fiesta de Navidad en Hogwarts fue fantástica. Asistieron los estudiantes que no se habían ido a casa por las vacaciones, los profesores, incluido Snape, que lanzaba miradas ocasionales a Harry, y algunos invitados, ninguno de los cuales Harry podía reconocer. Había cuatro árboles de Navidad en el Gran Comedor, las estrellas del techo brillaban alegremente e incluso había un coro, o mejor dicho panes de jengibre cantando flotando alrededor.
—Al director Yaxley le gusta mucho la Navidad—dijo Luna mientras trataba de decidir entre patatas asadas o hervidas, antes de tomar un poco de ambas.—Tal vez es porque...
—Hola Lunática—interrumpió una chica que pasaba con su amiga.—¿Recibiste algún regalo de tus amigos?
—Amigos imaginarios—agregó su amiga.—Ya que ella no tiene ninguno real—Riendo por lo bajo, continuaron su camino hacia el final de la mesa. Harry las miró por unos momentos, desconcertado al ver que algo así sucedía justo en frente de él, antes de girarse hacia Luna.
—¿No se puede hacer nada al respecto?—preguntó.
—No hay necesidad—le dijo Luna.—Sus palabras no me afectan de una forma u otra.
—¿No te sientes un poco herida?
—No tengo una razón para estarlo.
—Pero te insultaron.
—¿Al decir que no tengo amigos? Te tengo a ti, lo que significa que están equivocadas y que su insulto no es válido—dijo Luna con una sonrisa fácil.—Por lo general, es así, ya sabes. Un matón que ni siquiera te conoce. A veces es alguien que simplemente no está de acuerdo contigo o no le gusta tu personalidad. Alguien así podría llamarte todo tipo de cosas, pero todas son solo conjeturas. Son como gotas de lluvia tratando de golpearme a través de una pared de piedra.
—Con el tiempo, el agua puede desgastar la piedra—le dijo Harry en voz baja.—Incluso si las primeras mil veces te puedes encoger de hombros con facilidad. Y sé que estas personas no se apegan solo a las palabras.
—Eso solo significa que tengo que volverme más fuerte, ¿verdad?—Luna dijo, apoyando la cabeza en su hombro mientras alcanzaba su botella de zumo de calabaza.—Como tú, Harry.
—No soy tan fuerte—respondió Harry, pensando en sus compañeros de clase.—Pero Luna, esos matones deben ser detenidos antes de que las cosas se intensifiquen aún más. ¿Y no estás, ya sabes, sola?
—Uno puede estar solo sin estar solo. Solo tienes que empezar a gustarte a ti mismo y a tu propia compañía.
—Pero...
—No le gustarás a todos en este mundo, Harry, al igual que a ti no te gustarán todas las personas de este mundo—dijo Luna, ampliando su sonrisa soñadora.—Eso está bien. Así es como se supone que debe ser. No está mal. Por supuesto que el que hay apersonas a la que no les gustes no se siente bien, pero si no le gustas a alguien que ni siquiera te conoce, es mejor que lo olvides. ¿Has probado estas patatas? ¡Están deliciosas!—El abrupto cambio de tema tomó a Harry con la guardia baja, y miró a Luna en silencio por unos momentos antes de lograr asentir.
—Deliciosas, sí.
—Tu problema es que piensas demasiado en tus problemas—continuó Luna.—Piensas demasiado y haces muy poco. Pero no te preocupes, igual te daré tu regalo de Navidad.
—Gracias. Te daré el tuyo también.
Harry se había dado cuenta de que no podía contar con Gildy para que lo llevara a Hogsmeade, así que con la ayuda de Luna y algunos catálogos había descubierto cómo y qué pedir. La factura se envió a casa donde esperaría hasta que uno de sus padres volviera a pagarla.
'Me pregunto qué estarán haciendo', pensó Harry, incapaz de ignorar la preocupación que estaba sintiendo. Había recibido una tarjeta de su madre y una breve carta de su padre; ninguno había tenido la oportunidad de comprarle nada, y aunque Harry no necesariamente quería regalos, solo le hizo darse cuenta de lo ocupados que estaban sus padres.
'Espero que estén bien... Desearía poder verlos ya'.
—Podemos irnos ahora—dijo Luna con una sonrisa.—Terminé con esto y parece que ya no quieres comer.
—Ah sí.—Harry se puso de pie y le tendió la mano a la chica más joven.—Vamos a mi habitación, entonces.
—¡Potter!—llamó una voz chillona, y pronto un hombre bajo con grandes ojos azules y calva se sentó al lado de James, quien estaba tomando su almuerzo.—Casi no te veo aquí.
—Pettigrew—dijo James en respuesta. De todas las personas en el campamento, tenía que ser este hombre cobarde que no era confiable ni competente. James podía recordar vagamente a Peter Pettigrew de Hogwarts: había sido un Slytherin. No lo suficientemente leal para Hufflepuff, no lo suficientemente valiente para Gryffindor y no lo suficientemente inteligente para Ravenclaw, pero aparentemente lo suficientemente astuto para Slytherin.
—Escuché que pronto nos trasladarán de Waterford a Tramore—dijo Pettigrew, sosteniendo una taza de vino caliente con especias en la mano.—Actividad sospechosa allí también.
—Mm-hm.
—¿Escuché que tu esposa está en Italia? ¿Cómo estás lidiando con el estrés? Quiero decir, estás preocupado por ella, ¿verdad?
—Realmente no quiero hablar de eso—respondió James bruscamente. Si hubiera sido Sirius, entonces, por supuesto, James habría confesado todas sus preocupaciones, pero este era Pettigrew. ¿Por qué el perdedor se estaba enfocando en James de todos modos? ¿Por qué no estaba Sirius aquí? Maldito sea ese estúpido perro.
—Al menos tu hijo está a salvo—continuó Pettigrew.
—Sé que Harry está a salvo—espetó James.—Pero mi mujer no lo está, ¡así que cállate!
—Que delicado—murmuró Pettigrew, antes de sonreír alegremente de nuevo.—Pero esto es una guerra y no hay guerras sin víctimas.
—¿Qué diablos?—James gruñó, dejando caer su tenedor y poniéndose de pie.—Aléjate de mí, Pettigrew, o te...
—¿Me maldecirás?—Pettigrew interrumpió, poniéndose de pie también. De ninguna manera era una vista amenazante y, sin embargo, James no pudo evitar dar un paso atrás.—Siéntate, James. Termina tu comida antes de salir a pelear—Después de un momento de vacilación, James volvió a sentarse de mala gana e inmediatamente Pettigrew hizo lo mismo.
—No me hables—siseó James, agarrando su tenedor de nuevo.—No quiero que vuelvas a hablar de mi mujer.
—¿Qué hay de tu hijo?—Peter sonrió, una chispa de conocimiento en sus ojos.—Me sorprendió escuchar que tienes un hijo, para ser sincero. Verás, mi madre solía trabajar como partera antes de regresar a Francia.
James sintió que todo su cuerpo se congelaba y por unos momentos no estuvo seguro de saber cómo respirar. Los latidos de su corazón eran fuertes, muy fuertes y había una sensación desagradable dentro de él. ¿Cómo...? Se suponía que nadie debía saberlo, nadie más que él, Lily y la comadrona. No fue nada. No importaba. Había sido un error. La comadrona se había confundido, había admitido su error. Y había sido hace tanto tiempo, que ya lo habían olvidado. No había sido nada. No había pruebas...
—¿Q-qué, pensaste que el bebé era una niña?—James se burló, terminando su comida en unos cuantos bocados y poniéndose de pie. Quería irse antes de que Pettigrew volviera a hablar, porque este sentimiento desagradable no se desvanecía y...
—No—le gritó Pettigrew a James, quien no giró ni disminuyó la velocidad.—Nadie afirmó nunca que fuera una niña. Escuché que nació muerto.
Primero habían pasado por la Torre de Ravenclaw para que Luna fuera a buscar el regalo de Harry, antes de que los dos se dirigieran hacia la habitación de Harry. Cuando finalmente llegaron, Luna empujó la caja relativamente grande en los brazos de Harry para que la desenvolviera de inmediato y saltó para ver más de cerca los otros regalos que había recibido. El regalo que él le había comprado estaba sobre su mesa, pero la niña aún no lo cogía.
—Tú también tienes muchas cartas—dijo.
—Ah, sí. Todavía no las he leído todos—respondió Harry, colocando la caja en su cama y comenzando a abrirla con cautela, sin saber qué esperar.
—¿Tus padres no te enviaron ningún regalo?
—Sí. No esperaba que lo hicieran, ambos están muy ocupados. Está bien... ¿eh?—Harry había desenvuelto el regalo de Luna y lo miró confundido.—Luna... esta es una máscara de gas. Una máscara de gas muggle. Leí sobre ellos cuando investigué la historia de los hechizos de limpieza de aire.
—¿Por qué investigarías la historia de los hechizos de limpieza de aire?
—Estaba escribiendo un en... espera, esa no es la pregunta aquí, Luna. ¿Por qué me das esto?
—Yo también tengo una. Coincidimos.
—¡Pero qué hago con esto!
—Te dará un respiro cuando no te quede nada—dijo Luna, sonriendo soñadoramente.—Y verás cuántas personas gritan al verte. Es fascinante.
—...Estoy impresionado—admitió Harry a regañadientes.—Quiero decir, es terrible, pero...
—Todos tenemos un lado más oscuro. Ese es mi don, ¿verdad?
—Oh, sí. Puedes abrirlo si quieres—respondió Harry. Tuvo la tentación de probarse la máscara de gas, pero por alguna razón se sintió un poco reacio a hacerlo. No tuvo la sensación de que no debía usar la máscara, no. Tuvo la sensación de que no debería usar la máscara en este momento.
—Encantador—dijo Luna con una sonrisa complacida mientras levantaba la caja de música que había recibido para inspeccionarla más de cerca.—Hay una lechuza fuera de tu ventana, por cierto.
—¿Qué?—exclamó Harry, girándose para ver que efectivamente, una lechuza bastante grande estaba esperando a que la dejaran entrar. Tan pronto como Harry abrió la ventana, la lechuza cayó en un pequeño sobre antes de salir de nuevo. Luna, que estaba sentada debajo de su escritorio mientras escuchaba la melodía somnolienta de la caja de música, no le prestó atención. Con la esperanza de que fuera un mensaje de uno de sus padres, Harry abrió rápidamente el sobre y se decepcionó al encontrar solo una hoja de papel cuidadosamente doblada.
27 de este mes a las 13:00. Hogsmeade, La Posada de las Tres Escobas, habitación 11. Usa un sombrero y oculta tu rostro. Ven solo.
- "Tom"
Por extraño que parezca, a pesar de que esta reunión era lo que Harry quería, el primer pensamiento que le vino a la mente fue '¿y si me mata?' Quizás estaba siendo paranoico... además, Harry sabía que este secreto era necesario. Tom, quienquiera que fuera en realidad, tenía que ser alguien de alto rango e infame, lo que significaba que si alguien se enteraba de su reunión, las cosas podían complicarse y se podían hacer preguntas incómodas.
Harry no quería eso.
Esto no era como reunirse en Durmstrang: no habría nada que detuviera a Tom de matar a Harry si el hombre decidía hacerlo. Sin embargo, Harry necesitaba hacer sus preguntas y no había nadie más que Tom que pudiera responderlas.
—¿Por qué no abres el resto de tus regalos?—Luna preguntó de repente.—¿Y luego piensas en la carta? Parece que estás pensando demasiado otra vez. Te saldrán arrugas si sigues así— Decidiendo preocuparse más tarde sobre si ver o no a Tom después de todo, Harry asintió y se movió para hacer lo que le aconsejaron. Recibió libros de Truls, Filippa e incluso de Sirius, aunque el hombre le había enviado Convirtiéndose en Animago de Lord Austen Jane, no un libro de cuentos. Harry recibió de Gildy un par de botas blancas de tacón alto que el niño decidió quemar tan pronto como tuviese la oportunidad. ¿O tal vez podría dárselos a Filippa? ¿En qué había estado pensando Gildy?
'O tal vez ese es el problema', pensó Harry con amargura, mirando las botas. 'Él no pensó. Como siempre.'
—Solo porque dije que es divertido en realidad no significa que me guste hacer esto todo el día—dijo Bellatrix Lestrange, mirando a los cinco magos enjaulados frente a ella con una cara aburrida.—La vida no es todo diversión, ¿veis? Mi Señor quiere respuestas y estáis siendo tacaños y malos. Ahora decirme para que pueda acabar con vosotros ya.
—Tus habilidades de negociación dejan mucho que desear, prima—dijo Sirius, sin levantar la vista de los documentos que supuestamente estaba leyendo.—¿Ya intentaste usar Imperio en alguno de ellos?
—¡Por supuesto! Pero de alguna manera siguen evitando la pregunta o diciéndome tonterías sobre pájaros y arena. Claramente hay algún tipo de hechizo que actúa como una barrera entre la información y yo. Lo que significa que la información debe ser dada, no tomada a la fuerza...
—Si eso es cierto, eso también descarta Veritaserum.
—Traté de amenazarlos, por supuesto—suspiró Bellatrix.—Incluso maté a dos de ellos. Pero todavía se mantienen callados. Ah, tal vez debería... oh, sí, ¿por qué no pensé en eso antes?—Ella sonrió y, una vez más, Sirius se dio cuenta con un sobresalto de lo... extraordinariamente hermosa que era Bellatrix en realidad. Todos los Black eran hermosos, por supuesto, pero Bellatrix lo llevó casi a la perfección con su piel impecable, labios rubí y cabello oscuro y largo. Sin embargo, es cierto que su personalidad era desagradable y francamente horrible.
—Esto debería funcionar—murmuró la mujer, lanzando algunos hechizos para agrandar la habitación y luego transfigurando cuatro nuevas jaulas que se veían exactamente como la original.—Ayúdame, primo. ¡Voy a poner a estos perros en celdas separadas y con Legeremancia les quitaré la vida !
—No los llames perros—protestó Sirius, y tarde Bellatrix recordó cuál era su forma animaga.
—Lo siento mucho—respondió ella, sin sonar arrepentida en absoluto.—Ahora ayúdame con esto. Voy a obtener estas respuestas aunque tenga que abrirles el cráneo y picotearles el cerebro.
—¿No lo intentaste una vez ya?
—Sí, bueno, lo intentaré de nuevo. Mi Señor quiere resultados. Y no lo decepcionaré. ¡No soy como esos tontos, Yaxley, Karkaroff y Mulciber!
—No puedo creer que Mulciber realmente esté enseñando a los mocosos a batirse en duelo. En Durmstrang de todos los lugares—Bellatrix se quedó quieta por un momento, completamente en silencio, antes de sonreír lentamente y volverse hacia Sirius. Sus ojos oscuros estaban un poco demasiado abiertos para que fuera natural, pero siempre se veía así cuando estaba emocionada.
—Tu ahijado,—la mujer comenzó suavemente, y Sirius se tensó, completamente sorprendido.
—¿Qué pasa con él?—preguntó con cautela. ¿Cómo sabía siquiera de Harry?
—Es un niño tan hermoso—suspiró Bellatrix.—Sus ojos... La primera vez que vi esos ojos suyos, me pregunté si podría matar como un basilisco.
—No seas tonta. ¿Y dónde has visto a Harry?
—Hace un año. En el Baile de Navidad de los Malfoy. Esa fiesta pretenciosa con demasiados idiotas esperanzados mezclándose. Lo vi, lo miré y vi algo agradable. Sirius... Sé que no crees en la Adivinación, y la mayoría de veces yo tampoco... pero ese chico, primo... hay algo en él.
—Harry es un chico completamente ordinario, te lo aseguro.
—Entonces eres ciego y estúpido.
—Aléjate de Harry—dijo Sirius entonces, su boca apretada en una línea firme. Sus dedos ya estaban enroscados alrededor de su varita, y todo su cuerpo estaba tenso. Que Harry captara la atención de esta mujer no era nada bueno. Pero, ¿qué había visto ella en él, con toda honestidad? Harry era callado y, cierto , sus ojos verdes eran casi aterradoramente espeluznantes, pero... no había nada sospechoso en él. Sirius había estado allí desde el principio; él sabría si había algo mal con Harry.
—Si ese chico se convirtiera en la ayuda de mi señor —murmuró Bellatrix—, ese chico Potter seguiría mis pasos con el Señor Oscuro. Será como yo, el más fiel y útil...
—¡Bella!—Sirius interrumpió bruscamente, mirando a la mujer que sonreía de manera enloquecida a los rebeldes acobardados.—Concéntrate en tu trabajo y deja de soñar despierta. Atúrdelos, sepáralos, hazlos ciegos y sordos por lo que a mí respecta. Solo deja de pensar en Harry. Él no va a ser víctima de tus intrigas.
—Cuando algo está destinado—susurró Bellatrix,—no necesitas planear para que suceda.
El veintisiete de ese mes fue un día claro. El sol se reflejaba brillantemente en la nieve que cubría el suelo como una sábana blanca, y el frío parecía barrer las gruesas capas de ropa que Harry se había puesto antes de irse. Recordaba vagamente la aldea de la que había llegado con Gildy, pero afortunadamente encontró la Posada de las Tres Escobas fácilmente después de deambular un poco. Estaba un poco abarrotado por dentro, cálido y un poco lleno de humo, pero era limpio y acogedor. Una mujer curvilínea con una cara bonita vio a Harry y le sonrió ampliamente.
—Hola, cariño—dijo, y su sonrisa se apagó un poco cuando reconoció el signo de Durmstrang en su capa.—¿Algo para picar?
—Tengo una reunión—respondió Harry con cautela, bajando su sombrero y su bufanda un poco más arriba.—Habitación once. A la una. ¿Puedes decirme dónde está esa habitación?
—Llegas justo a tiempo, entonces—dijo la mujer antes de señalar hacia una escalera.—Tercer piso, la primera habitación.
—Gracias—murmuró Harry antes de apresurarse nerviosamente hacia las escaleras. ¿Tom ya estaba allí? Con toda honestidad, Harry deseaba tener unos momentos a solas para organizar sus pensamientos y decidir sobre qué debería preguntar. Sobre el Señor Oscuro, por supuesto, pero ¿qué pasa exactamente con él? ¿Y si Tom decidía que fue grosero por parte de Harry entrometerse y lo maldecía o algo así? Por otra parte, a Harry le costaba creer que el hombre le haría eso.
La habitación era pequeña y ordenada. Había una fina alfombra blanca en el suelo, cortinas a rayas blancas y rojas y una cama tamaño king. Junto a la ventana, había dos sillas y una mesa redonda. Cuando Harry entró en la habitación, Tom no se molestó en levantarse de la silla, simplemente le hizo un gesto al niño para que cerrara la puerta detrás de él y se sentara.
—Me alegro de verte—dijo Tom fácilmente mientras Harry se quitaba el sombrero, la bufanda y el abrigo y se sentaba.—Estás más alto. Tu pelo también es más largo.
—Y tú no has cambiado nada—respondió Harry.—Eh... ¿has comido algo?
—Yo no como fuera—dijo Tom.—Pero le ordené a uno de mis elfos domésticos que nos trajera algo de comer poco después de que te vea llegar, así que espero que te alimenten pronto.
—Oh gracias.
—Estaba... sorprendido de recibir tu carta. No esperaba que me contactaras, y mucho menos que me invitaras a salir de esta manera.
—Mira—comenzó Harry, antes de tomar una respiración profunda y luego continuar.—Voy a ser completamente honesto e ir directamente al grano. Necesito preguntarte sobre el Señor Oscuro.
'Bueno, esto no es una sorpresa', pensó Tom, inclinándose hacia adelante con curiosidad.—¿Por qué?
—Su nombre es Tom Riddle, lo sé—dijo Harry, y nunca sabría cuánto asustaron estas palabras al hombre frente a él.—Él... vi el escudo que le otorgaron cuando todavía estaba en Hogwarts. También vi su foto en un anuario. Yo solo... quiero saber si comenzó de la nada o si tuvo una herencia y una familia fuerte que lo ayudó o algo...
—El Señor Oscuro...—Esta sería la oportunidad perfecta para que Tom le dijera a Harry quién era en realidad. ¿Pero quería ? No estaba seguro de lo que debería decirle al chico: ¿debería estar de acuerdo con esto o debería detenerlo? Decidir qué hacer era difícil, ya que Tom no tenía ni idea de qué haría Harry con la información.—¿Sabes que preguntar por el Señor Oscuro es potencialmente peligroso? Sé que a él no le gusta la idea de que alguien husmee preguntando por él.
—Por eso te pregunto—dijo Harry.—Eres el único de quien puedo obtener estas respuestas.
—Ni siquiera me conoces —respondió Tom.—De verdad, Harry, ¿quién crees que soy?
—Un Mortífago—dijo Harry, tratando de ignorar su propio nerviosismo y los fuertes latidos de su corazón.—Un mortífago importante. Peligroso también.
—Qué adorablemente vago—suspiró Tom y observó en silencio cómo un elfo doméstico que llevaba una bandeja apareció en la habitación y puso comida y bebidas en la mesa. Cuando la criatura terminó, se fue de inmediato y Harry y Tom volvieron a estar solos.
—Si no quieres hablarme del Señor Oscuro—comenzó Harry, sonando más valiente de lo que se sentía. —Entonces, ¿puedo preguntarte sobre ti?
—Te lo puedo decir—dijo Tom con una leve sonrisa.—Ya sea sobre el Señor Oscuro o sobre mí... Pero también tendrás que responder algunas preguntas. Entonces, ¿qué tal si hacemos preguntas por turnos? Podemos elegir entre responder con sinceridad o no responder en absoluto, pero si eliges no responder, se me permitirá hacer otra pregunta. Por supuesto, eso también funciona al revés.
—Está bien—estuvo de acuerdo Harry, preguntándose cuál de las numerosas preguntas que tenía debería hacerse primero.—¿Empiezo yo o lo haces tú?
—Puedes empezar si lo deseas.
—Está bien... um... ¿Cuál es tu nombre?
—Marvolo—respondió Tom fácilmente. Era su nombre. Uno de ellos.
—Qué nombre tan extraño—murmuró Harry, mirando fijamente el rostro del hombre mayor. De repente, Harry sintió que debería... recordar algo. Esas características...—Realmente no te queda bien.
—Puedes seguir llamándome Tom si lo deseas—respondió Tom.—¿Por qué elegiste Durmstrang en lugar de Hogwarts?
—No estoy seguro— dijo Harry.—¿Me pareció una buena idea en ese momento y mis padres realmente lo recomendaron? No estoy seguro en realidad... Um, me preguntaba, si la gente ni siquiera sabe quién es el Señor Oscuro, entonces, ¿cómo saben de su estado de sangre?
—Él lo dijo deliberadamente. Mantener ese tipo de secreto oculto sería una tontería en caso de que alguien más lo descubriera y lo revelara al mundo a través de sus propias palabras. Así que el Señor Oscuro lo hizo público para no solo borrar la amenaza de la exposición, sino también para hacer que sea aceptable ser un mestizo en esta sociedad.
—... eso tiene sentido, supongo.
—Por supuesto que sí—dijo Tom con desdén.—Harry, ¿estás saludable? Físicamente, quiero decir. ¿Completamente saludable?
—Hasta donde yo sé, sí—respondió Harry, sintiéndose cauteloso. ¿Debería preguntar por qué el hombre quería saber? ¡Pero había tanto más que quería averiguar primero!—Está... qué... es... ¿El Señor Oscuro está satisfecho con este mundo?
—¿Lo siento?—La palabra escapó de los labios de Tom antes de que se diera cuenta de que había hablado en voz alta. Por unos largos momentos, miró a Harry con algo que no era del todo sorprendido, viendo cómo el rostro del chico se ponía cada vez más rojo.
—No tienes que responder,—se apresuró a decir Harry casi sin aliento.—Quiero decir, solo estaba... yo...
—Está bien—dijo Tom, con los ojos aún enfocados en el niño.—Pero primero, quiero un voto de secreto.
—¿De verdad vas a decírmelo?—preguntó Harry, sentándose más derecho.—¿En serio?
—No veo nada de malo en decirte esto—respondió Tom, sintiéndose emocionado por esta nueva posibilidad. —Pero primero, el voto—Dejó su taza de té y se inclinó para tomar la mano de Harry. El agarre del hombre no era demasiado fuerte, pero era lo suficientemente firme como para que Harry no pudiera apartarse.
—Solo un voto de secreto, ¿verdad?—Harry dijo nervioso, y el hombre asintió. Solo entonces Harry notó que Tom estaba sosteniendo una varita, la punta apuntando a sus manos unidas. Mientras Tom se concentraba en lanzar el hechizo, Harry aprovechó los pocos momentos para echar un vistazo a la cara del hombre.
'En realidad es bastante guapo', pensó Harry. 'Me pregunto si Gildy dejaría a Barty por este tipo. Excepto que Tom probablemente mataría a Gildy al instante.' Harry estuvo en apuros para no estremecerse de sorpresa cuando sintió que la magia lo envolvía repentinamente por una fracción de segundo antes de desaparecer. El agarre de Tom en su mano era más fuerte y el hombre se había girado para mirar el rostro de Harry en lugar de sus manos todavía unidas.
—Hay algo en ti, Harry—susurró Tom, y por alguna razón Harry se sintió casi nervioso.—Me pregunto... en qué te convertirás. ¿Crees que serás un Mortífago, Harry? ¿Inclinándote ante el Señor Oscuro, terminando las misiones que te encomiende?
—No es tu turno de preguntar—respondió Harry en voz baja, con el cuerpo tenso y el corazón latiendo rápidamente. Tom parpadeó una vez antes de soltar la mano de Harry y volver a inclinarse hacia atrás.
—Oh, sí—dijo el hombre, sin susurrar más.—¿Está satisfecho el Señor Oscuro con la forma en que este mundo es ahora? Podría habernos ahorrado a los dos este hechizo secreto y haber respondido sí o no, pero no puedo resistir la tentación de contarte más. El Señor Oscuro... bueno, ¿no lo está? Es complicado de responder. El Señor Oscuro está... bueno, no está contento ni complacido o incluso satisfecho... Está bien con cómo es el mundo ahora. Pero para él, podría ser mejor.
—¿Pero por qué? ¡La supremacía de sangre pura ya se ha logrado!
—Él no es un sangre pura, como bien sabes. Promover la supremacía de sangre pura era solo una oportunidad abierta.
—Pero, ¿por qué entonces...? ¿En qué cree entonces? ¿Cuál es su objetivo? ¿Cuál es su motivación?
—El Señor Oscuro—comenzó Tom,—nació en un asqueroso y pequeño orfanato lleno de muggles en Londres. Su padre muggle había abandonado a su madre de sangre pura tan pronto como pudo, y la mujer murió tan pronto como le dio un nombre al niño. El padre del Señor Oscuro, a pesar de su riqueza y destreza en la sociedad muggle, nunca buscó a su hijo, y el Señor Oscuro creció justo donde nació: en ese orfanato. Él desconocía por completo su herencia mágica hasta el día en que recibió su carta de Hogwarts. Para entonces, Tom Riddle ya había visto un atisbo de la verdadera cara de la realidad, se podría decir. Lo sucia que era la gente por dentro. Lo egoísta, lo codiciosa e hipócrita, sin importar si se es joven o viejo.
—¿Él ve a todas las personas así?—preguntó Harry, sintiendo que su corazón se aceleraba... No era miedo. Más como decepción y... ¿tristeza?
—Desde el principio, estaba claro que el Señor Oscuro era mucho más poderoso e inteligente que sus compañeros e incluso que muchas de las personas mayores que él—continuó Tom, sin responderle a Harry. Aparentemente, el hombre estaba mirando la taza de té sobre la mesa, pero de alguna manera Harry sintió como si realmente no la viera.—La gente se dio cuenta rápidamente de lo sobresaliente que era, y había muchos que deseaban hacerse amigos de él. Convertirlo en su aliado. Pero independientemente de cómo lo trataran, él sabía cómo eran por dentro: indignos. Eventualmente, el Señor Oscuro se dio cuenta de que nadie era igual a él de ninguna manera. Se dio cuenta de lo superior que era a todos los demás, y cuanto más fuerte se volvía, más difícil se volvía perdonar las debilidades y la ignorancia de otras personas.
—Entonces, ¿por qué se convirtió en el Señor Oscuro si odia a todos?
—No era su primera opción, inicialmente. Él... se podría decir que sufría de una apatía extrema. Era una niebla a su alrededor y solo sus ataques de ira podían hacer que esa niebla se desvaneciera momentáneamente. Estudió, se hizo más fuerte día a día, viviendo en ese estado de apatía, no sentía muchas emociones, no tenía deseos particulares y creía que un día... moriría de puro aburrimiento y depresión, hasta que algo sucedió que convirtió ese vacío en odio y convirtió a tantas personas como sea posible sufrir.
—¿Qué sucedió?—preguntó Harry. Si bien se sintió intrigado, no pudo evitar sentirse un poco mal por el Señor Oscuro.
—Encontró a su padre y lo mató—dijo Tom, su tono desdeñoso de nuevo.—El hombre se lo merecía, te lo aseguro, así que no te pongas moral conmigo ahora. Después de la muerte de su padre, el Señor Oscuro decidió apoderarse del Mundo Mágico de Gran Bretaña. No le importaba la supremacía de sangre pura, pero sabía que usando eso como excusa, ganaría seguidores poderosos rápidamente. Y lo hizo. Ahora ha logrado la posición que quería: está a salvo y puede lastimar a quien quiera y a todos los que quiera. Y aunque para él eso es suficiente, no es... no sería inexacto decir que no está contento con el mundo.
—¿Quieres decir que empezó de la nada?—Harry murmuró, juntando sus manos en un intento de evitar que temblaran.—Él... ¿Alguna vez... alguna vez tuvo miedo ?
—Si alguna vez tuvo miedo o no, no le importaba. No es del tipo que deja que el miedo lo detenga—respondió Tom.
—Aunque apuesto a que nunca lloró.
—Lloró mucho. Hasta que se cansó de sus propias lágrimas y decidió crecer y devolver el golpe con el doble de fuerza. Tenía muchos oponentes, pero solo un verdadero enemigo, y era la misericordia.
—Él es asombroso—susurró Harry.—Yo...
—¿No es mi turno de hacer algunas preguntas ahora?—Tom interrumpió, lanzando un hechizo para recalentar su té. —¿Crees que alguna vez podrías servir al Señor Oscuro, ahora que sabes que él es más que solo un...? Bueno, entiendes la idea.
—Yo... creo que lo respeto,—comenzó Harry. —Es increíble haber logrado lo que tiene, comenzando desde menos que nada. Y... y me entristece pensar en él siendo huérfano. Me entristece aún más pensar que debe haber tenido razones para creer que las personas son , um, codiciosas y egoístas y todo eso. Sería un honor seguirlo, algún día, pero... no como un mortífago. Yo... no puedo... imaginarme lastimando a alguien solo porque son hombres lobo o muggles o aparentemente menos merecedores que los sangre pura ricos.
'Tampoco puedo verte como un mortífago', admitió Tom para sí mismo, viendo al chico pensar. '¿Te entristece pensar en mi vida? Niño ignorante. Él... ¿cómo puede alguien ser tan débil emocionalmente mientras tiene el potencial de ser tan fuerte mágicamente? No lo entiendo.' —¿Qué piensas de la guerra?
—La guerra está mal... y debe evitarse en lugar de buscarse. ¿Quiénes somos nosotros para decidir quién es bueno y quién es malo?
—No se trata del bien y del mal, pequeño idiota. Solo somos nosotros y ellos, y esa es la diferencia que importa.
—...Solo preguntaba.
—Y—dijo Tom de repente,—¿qué piensas de morir?
—¿Qué?—Los ojos verdes de Harry se abrieron con sorpresa cuando escuchó esta pregunta. Miró boquiabierto a Tom por unos momentos antes de respirar hondo y recostarse en su silla.—Yo... la muerte es... necesaria, ¿creo?
—¿Crees que hay vida después de la muerte? ¿O que las personas pueden ser... revividas después de que se hayan ido?—preguntó Tom, preguntándose si iba a tener una pista, finalmente, de por qué el chico, según Nagini, olía como si estuviera a veces muerto, a veces vivo.
—No—respondió Harry lentamente.—Quiero decir, nadie puede ser revivido, y nadie debería ser inmortal. Pero creo que ciertamente hay algo después de la muerte, y... creo que los muertos podrían ser, um, contactados. Hablar con ellos, o algo así.
—Bueno, hay fantasmas—dijo Tom. —Pero no estaba hablando de esos.
—Yo tampoco—soltó Harry.—Yo, bueno, los muertos... ellos... van a alguna parte, ya sabes. ¿Después de que ellos, er, mueren? Y, um, tal vez alguien pueda, eh, ocasionalmente ir a donde ellos van y...
—¿Eso es lo que tú haces?—Tom interrumpió, sintiendo el calor de la excitación dentro de su cuerpo. ¿Podría ser? Esta posibilidad ni siquiera se le había pasado por la cabeza , pero... en serio. La mera idea de ello era simplemente excepcional.
—¡No!—Harry exclamó apresuradamente.—Solo me lo preguntaba. Si es posible. Yo, yo, creo que lo leí en alguna parte. Tal vez en una historia, o algo así. Simplemente, no es nada.
'Ir al reino de los muertos y volver', pensó Tom . 'Eso explicaría por qué a veces olía a muerto, creo. Pero, ¿por qué y cómo pudo haber obtenido tal poder? ¿Puede hacerlo conscientemente? Debe hacerlo. Recuerdo que desapareció durante la ejecución hace tantos meses. Asombroso. Simplemente asombroso. Me pregunto si puede afectar a la Muerte misma, o solo puede contactar a los muertos. Quiero experimentar con él...' —Es tu turno de preguntar, ¿no?—Tom dijo de repente. No tenía idea de si era o no el turno del chico, pero eso realmente no importaba.
—En realidad—dijo Harry, tratando de no sonar demasiado conmocionado,—debería irme ahora. No pedí permiso exactamente cuando me escapé, así que...
—Escríbeme, entonces—le dijo Tom, sin moverse de su asiento mientras observaba a Harry ponerse de pie y dirigirse a la puerta después de unos momentos de vacilación.
—Adiós—susurró Harry antes de escabullirse. Tom se permitió sonreír tan pronto como la puerta se cerró de nuevo.
—No, Harry. No adiós—siseó.—Hola, en cambio.
Porque si Harry realmente podía moverse entre los reinos de los vivos y los muertos, entonces el niño había pasado de ser una 'pequeña criatura interesante' a ser una 'criatura potencialmente invaluable'. Incluso con sus dilemas morales y su ingenuidad general. Tom no se arrepintió de haberle dicho a Harry sobre sí mismo, incluso si terminó revelando más de lo que pretendía originalmente: le había dado mucho en qué pensar a Harry, y el niño probablemente ni siquiera se dio cuenta de que no había preguntado nada realmente importante sobre 'Tom el mortífago'.
Bueno, el chico había pedido esta reunión, por lo que la próxima reunión tendría que ser iniciada por Tom.
No podía esperar.
—¿Te vas mañana?
Habían pasado casi diez días desde la reunión de Harry con Tom, y actualmente estaba en su habitación, guardando todo en sus maletas. Las vacaciones de Navidad casi habían terminado y era hora de que Harry regresara a Durmstrang. Luna estaba sentada en su cama, tejiendo lo que parecía una bufanda muy larga mientras trataba de no parecer tan desconectada de la realidad como sentía que estaba.
—Sí—respondió Harry.—Justo después del desayuno. Te... cuidarás, ¿de acuerdo? No tienes que aguantar a nadie que te empuje.
—Por supuesto, Harry.
—Si alguien te intimida, irás directamente a los profesores.
—Por supuesto, Harry.
—Recuerda mantener tu baúl cerrado para evitar que alguien robe algo, y no tengas miedo de maldecir en secreto a cualquiera que te maltrate.
—Por supuesto, Harry—dijo Luna por tercera vez, sonriendo distraídamente. —Te extrañaré.
—Yo también te extrañaré, Luna.
—Vas a escribir, ¿verdad?—preguntó la chica.—Nadie más que papá me ha escrito antes.
—Escribiré—prometió Harry. —Y el próximo verano, les preguntaré a mis padres si podemos vernos o visitarnos. Podríamos pasar el rato y esas cosas.
—Eso sería encantador—susurró Luna, antes de sonreír soñadoramente a Harry.—No cambies demasiado.
—¿Qué?—preguntó Harry, levantando la vista de su baúl.—¿Qué quieres decir?
—Hmm, nada en especial—respondió Luna. —¿Vas a ir solo?
—No—dijo Harry.—Gildy me llevará allí. Me pregunto dónde estará ahora—Probablemente en algún lugar acosando a Crouch. Harry había hecho todo lo posible por tratar de distraer a Gildy de Barty para seguir recibiendo tutoría privada sobre los duelos, pero a veces, solo tenía que perder de vista al reluciente mago rubio. Como era de esperar, acosar a Crouch era exactamente lo que Gildy estaba haciendo en ese momento.
'Me pregunto si el Señor Oscuro me perdonará si mato a este monstruo', pensó Crouch, presionando su espalda contra la pared mientras trataba de mantener alejado a Gildy con el poder de su mirada. El niño Potter había logrado distraer al llamativo mago de acorralar a Barty antes, pero esta vez, el niño no estaba a la vista. Probablemente guardando y preparando su salida. Pequeño bastardo con suerte.—¿Qué quieres?
—A ti—respondió Gildy de inmediato.—Pero sé que es demasiado pronto para ti, así que solo quiero decirte que mañana me iré del país por unas horas.
'¡Pero por qué me dices eso!'
—Él no lo entiende, cariño—dijo Sybil Trelawney desde el fondo donde llenaba su pipa con algo morado.—Creo que es inmune a tus encantos.
—Nadie es inmune a mis encantos.
—¿Qué diablos ves cuando te miras en el espejo?—Crouch se burló. Gildy sonrió gentilmente, dando un paso adelante mientras Crouch intentaba abrirse camino a través de la piedra.
—Me veo fabuloso—respondió Gildy.—Hablando de eso, hace tiempo que quería decirte esto, cariño, pero vestido así tú... Bueno, eres guapo, por supuesto, pero te falta algo.
—Es demasiado aburrido—dijo Sybil, cerrando los ojos y disfrutando de lo que estaba fumando.
—Sí—respiró Gildy.—Y si me dejaras ayudarte, podríamos convertir esa cosa insípida que estás vistiendo en otra cosa. En algo...
—Delicioso—declaró Sybil. Crouch maldijo la falta de una puerta trasera en su propio salón de clases donde estaba siendo acorralado. ¿Tal vez podría simplemente hechizarlos y llamarlo un accidente? No no. Con su suerte, su castigo sería cuidarlos hasta que recuperaran la salud.
—Sí, eso—estuvo de acuerdo Gildy.—Pero nos estamos desviando. Cariño, mañana iré a tomar mi cargo del joven... Harry, ya lo has visto. Lindo, pero no tan lindo como yo, ¿verdad? Solo quería preguntarte si te gustaría venir con nosotros. Quiero decir, podrías esperar aquí y preocuparte por mí, o podrías acompañarme.
—Preferiría no hacerlo—dijo Crouch, frunciendo el ceño.
—Está siendo tímido— declaró Sybill antes de concentrarse nuevamente en su pipa de humo.
—No estoy siendo tímido. No estoy interesado.
—No lo creo—dijo Gildy, su rostro carente de la alegría habitual.—Creo que estás tan profundamente en la negación que incluso la sugerencia de tener sexo conmigo te asusta. Estás atrapado por tu tonta creencia de que la pasión solo puede existir verdaderamente entre un hombre y una mujer, y eso te ciega a la posibilidad de descubrir a tu pervertido interior conmigo. No odio a las mujeres, de verdad, las amo. Platónicamente. Pero la mera idea de tener sexo con una mujer me confunde. ¿De dónde la agarras? ¡Ella no tiene pene! Al menos, la mayoría de ellas no lo tienen, y un arnés no cuenta. ¿Tú solo, qué, acaricias sus senos?
'¿Cómo puedes amar a las mujeres, platónicamente o no, y hablar así de ellas?' Crouch pensó.
—Creo que ahora está debidamente traumatizado—dijo Sybil con aprobación al ver a Crouch pálido y con náuseas.—Nuestro trabajo aquí está hecho. Definitivamente no se va a recuperar lo suficientemente rápido durante tu ausencia como para involucrarse con alguien más.
—Excelente—sonrió Gildy.—Me iré mañana después del desayuno y regresaré antes de la comida. ¡Hasta luego, querido Barty!—Las palabras del hombre parecían más una amenaza que otra cosa, y Crouch no pudo evitar sentirse amenazado.
Necesitaba un plan, y lo necesitaba ahora.
Seguramente a Potter le gustaría continuar con sus lecciones incluso después de las vacaiones. Definitivamente no rechazaría otra oferta de alianza, ¿verdad?
Sus maletas ya habían sido enviadas de regreso a Durmstrang, incluida una canasta llena de comida que Luna había insistido en prepararle durante el desayuno. Estaba vestido con su uniforme habitual de Durmstrang y estaba listo para irse... excepto que realmente no quería hacerlo.
No era solo el tema de tener que dejar atrás a Luna. En realidad, se trataba más de tener que enfrentar a Truls. Con todas las cosas que sucedieron durante estas vacaciones, Harry casi había olvidado lo que había descubierto sobre su amigo sueco. Por otra parte, ¿podría haberse equivocado? Truls ciertamente no actuaba como Gildy de ninguna manera, y no parecía estar enamorado ni nada. ¿Quizás solo estaba siendo amistoso?
E incluso si no lo era, Harry no quería confrontarlo sobre los sentimientos que podrían ser una fuente potencial de problemas. ¿Sería terriblemente grosero si Harry simplemente los ignorara? Mientras Truls no se confesara ni nada, todo estaría bien, ¿verdad?
—Te veré en unos meses, Harry—dijo Gildy cuando finalmente llegaron al complejo de apartamentos donde vivían Harry y sus compañeros de año—Cuídate, cariño. Y ponte las lindas botas que te di.
—Son demasiado grandes para mí—dijo Harry.—De todos modos, solo vete. Gracias por acompañarme, pero, eh, estoy seguro de que ya extrañas al profesor Crouch, así que...
—No te preocupes—dijo Gildy con desdén.—Me aseguré de que no estará con nadie más en el corto plazo.
—...—'Pobre Crouch'.—Adiós.—Harry no comenzó a moverse hacia su apartamento hasta que se aseguró de que Gildy se había ido. Solo entonces le dio la espalda al traslador y se apresuró a entrar; después de todo, hacía frío. ¿Ya habían llegado sus amigos? Seguramente al menos algunos de ellos.
'Oh, bueno', pensó Harry mientras se quitaba el abrigo y encendía fuego en la chimenea. 'Mañana por la mañana, sin duda, comenzará con la hora de tutoría, así que los veré a todos entonces'. Podía disfrutar de su día a solas, leyendo un libro. ¿Quizás podría echar un vistazo a ese libro sobre animago que Sirius le había enviado?
Eso es lo que hizo Harry. Se sentó en su apartamento, concentrándose en el fascinante libro mientras de vez en cuando comía la comida que Luna le había dado. Y aunque escuchó cuando llegaron algunos de sus amigos, permaneció en su apartamento, completamente inconsciente del hecho de que el apartamento debajo del suyo había sido vaciado.
OHHHH, ¿quién creéis que será? ¿Qué le espera el futuro de Harry? Hay mucho por descubrir, ajsjajsa. A partir de aquí ya empezamos con las muertes, y no van a parar, creerme, muajjaja.
El próximo capítulo va a tardar más porque es mucho más largo que este, así que tener paciencia por favor <3 ¡Y muchas gracias por leer!
(Ahora mismo no puedo escribir una nota muy larga porque no estoy muy bien, pero sí recomiendo mucho esta canción, creo que mucha gente se puede sentir identificada con ella, incluido el mismo Harry):
https://youtu.be/aMl8kBQKBvc
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro