Trazo #55: Dark Tranquility - Identical To None
What are you in the eyes of strangers
You are identical to none
Why this disparity of thoughts
When you are identical to none
Casa de Fer y Astrid.
Los chicos estaban en el estudio de Fer escuchando un poco de música, teniendo a todo volumen la banda Sings of the Swarm con la canción Death Whistle.
Robert, Michael y Erick tenían una cerveza en sus manos cada uno, sentados todos en un círculo en los puff mientras jugaban póker para pasar la noche, Fernanda traía un jugo de naranja en su mano.
Ya Annie y Kiba se habían dormido hace un par de horas al igual que Leila y Landon, pusieron un monitor de bebés para estar al pendiente de ellos mientras disfrutaban la velada.
Aparte tenían que estar listos temprano, donde los iba ayudar Carrie, para que Fer se pudiera arreglara.
Los chicos dejaron sus trajes colgados en el cuarto de huéspedes, ya que sus respectivas parejas se iban a quedar en casa de Robert después de la noche de antro, para que al día siguiente todas se prepararan juntas para ayudar a arreglarse a Astrid con el vestido, peinado y maquillaje.
Por su parte, Fernanda optó por no usar vestido si no un traje para ese día, quería que Astrid fuera la que luciera. Era algo que le fascinaba a la bajista, amaba ver a la gótica en vestidos, y ahora que sería en el de bodas, eso la tenía muy emocionada.
Carrieayudaría a Fer a vestirse el día de mañana, ambas se necesitaban. No tenían familia y adoraba Fernanda llamarle madre a ella.
Se volvieron muy unidas, la esposa de su difunto padre pareciese que vivía para hacer feliz a Fernanda y era de la misma manera, siempre desayunaban juntas una vez a la semana, o Fernanda junto a Astrid y Annie iban a casa de Carrie, o viceversa.
También la iban ayudar Danna y Mandy, quien, por cuestiones de trabajo, no habían podido ir a ninguna de las dos despedidas, pero llegarían a primera hora para apoyar con todo.
—¿Cómo te sientes Fercita? —preguntó Michael
—Estoy feliz amigos...como no tienen una idea.
Se pudo notar el brillo en los ojos de a bajista, llena de felicidad, poniendo contentos a sus amigos. Era como si vieran a la pequeña niña de Kínder con muchos anhelos y esperanzas, pero a la vez veían a esa imponente figura que era hoy en día su hermana. Aquella mujer realizada que no se dejaba de nadie.
Amaban ver como su hermanita pequeña volaba por las nubes y que su felicidad ya no pendía de un hilo, sino que estaba a salvo en las manos de aquella gótica que tanto la amaba.
Se sentían tranquilos.
Si llegaron en cierto momento enojarse con Astrid en el momento que ella había engañado a Fernanda, sin embargo, sus parejas los hicieron recapacitar y les habían explicado muchas de las cosas y situaciones que se dieron en la primera relación.
El más abierto en ese aspecto fue Robert que entendió casi en seguida. Sabía que Astrid lidió con muchos problemas ocultos de autoestima, que Kyle siempre fue su talón de Aquiles.
Pero hoy en día ya no y daba gracias a ello porque no quería que eso fuera un detonante para que lastimaran a Fernanda.
Robert intentó empatizar con ella.
Por su parte Erick había sido muy neutral, amaba a Fernanda, pero no era su pelea y no era alguien que debiera dar su opinión en ese aspecto. Pero más allá de eso si llegó a sentir cierto enojo hacía la gótica, que también fue apaciguado por Jenny, quien le explicó todo lo que sentía Astrid en esos momentos, intentando hacer que empatizara con la gótica algo que, si bien no logró hacer, respetó los sentimientos de la misma.
El qué más costo en convencer fue Michael.
El dolor lo destruyó más al haber caído en si su traición hacía Fer, el jamás debió haber cubierto la falla de Astrid, mucho menos haberle mentido a su mejor amiga.
Fueron los momentos más oscuros para él, jamás había sido una persona irascible, siempre supo cómo controlar sus sentimientos y enojos, pero cuando estaba cerca de Astrid después de lo que pasó no podía, sentía asco, molestia y ganas de sacar todo su vomito verbal contra ella, pero algo lo frenaba, no sabía qué.
—Fer, hay algo que tengo que contarte...—dijo el rubio viendo a su mejor amiga —Llegué a tratar muy mal a Astrid los primeros meses que te fuiste y espero que me perdones por ello. Hoy la considero una hermana...entendí que debía perdonarla...si tú lo hiciste porque yo no, por favor no me juzgues.
La voz de Michael era apenas un susurro cuando comenzó a relatarle las cosas.
Guarida de Beyond, hace cuatro años.
Todos estaban grises en ese momento, Michael no había parado de llorar durante todo un mes, sintiéndose frustrado al haber perdido a su mejor amiga.
La preocupación lo carcomía al no haber sabido nada de ella, el señor Lancaster no decía nada, pero no parecía molesto con ellos, sino arrepentido y con mucha vergüenza, algo que no entendió el por qué el baterista.
El rubio entró a la casa de Erick y Robert junto con Amanda, cuando vieron que ahí estaba Astrid sentada con sus manos en la cara llorando.
—Ya Astrid...todo saldrá bien —se escuchó la voz de Emily consolando el llanto tendido de su amiga.
—Todos te ayudaremos a salir adelante, eso lo sabes —dijo Robert.
—Yo no, por mí que se pudra esa zorra —la acida voz de Michael se escuchó al entrar el a la sala.
Todos lo voltearon a ver muy enojados.
Sabían que Michael estaba sufriendo mucho al no saber dónde estaba Fer, eso no le daba derecho de tratar así a Astrid.
—¡Ross cálmate! No es tiempo para tus mierdas —dijo Robert enojado poniéndose enfrente de Astrid.
—¿Mis mierdas? Yo no soy el que engaño a Fernanda ocasionando que ella se fuera de nuestras vidas —alzó la voz el baterista viendo a su amigo.
—Todos cometemos errores Michael, eso lo sabes muy bien —dijo Amanda detrás de él, sabiendo aquel rubio a lo que se refería su novia.
—Eso fue un accidente y no éramos aún nada y lo sabes, te dije que a mí no me afecto y eso no te tendría que afectar a ti.
Siguió muy enojado el chico, eso se notó, pero no iban a permitirle que tuviera eso desplantes tan inmaduros.
—Ten un poco de empatía, Astrid no se merece eso —comentó Jenny.
—¿Y Fer sí? —gritó.
Su voz era gélida y agresiva, haciendo que todos se le quedaran viendo.
—¡Nadie dijo eso Michael! Sólo cálmate de una puta vez —dijo Erick poniéndose enfrente de su novia.
—¿Cómo mierda quieres que me calme Erick? —alzó la ceja el rubio —. No sabemos nada de Fer, no sabemos dónde está, que está haciendo, si está a salvo.
—Analiza las cosas Michael, si Fer estuviera en peligro, ¿Crees que el señor Lancaster estaría tan tranquilo? —preguntó Robert.
—¡Él se desatendió de ella mucho tiempo, no confió en lo que dice!
—No eres al único que le importa Fernanda —dijo la voz que menos esperaron, Astrid entre su llanto.
Todos la voltearon a ver, ella era un mar de lágrimas. Su semblante estaba muy deteriorado, destruido y lleno de dolor.
—¡Ahora la zorra dirá que ella se preocupa por la chica que destruyo! — le gritó Michael a Astrid
Pasó algo que nadie esperó, la gótica se arrodilló enfrente del chico tomando a todos por sorpresa mientras que Astrid agarró las manos de Michael besándolas.
—¡Perdóname...de verdad te pido que me disculpes! Falle en proteger a Fernanda, no pude cuidarla de todo. Créeme que cada momento lejos de ella me atormenta, la extraño como no tienes una maldita idea Michael. Daría mi vida entera por qué ella regresará a nosotros...sé que no es comparable el dolor que ambos sentimos. Somos las personas que más amamos a esa niña, de verdad...te lo ruego...no me odies por un error.
Las lágrimas de la gótica surcaron cómo pequeñas centellas su rostro, brillando bajo aquella mueca de dolor y tristeza.
—Astrid párate, no tienes por qué...—dijo Robert muy enojado.
—Si tengo que hacerlo...Quiero que Michael entienda cuanto amo en verdad a Fernanda...sé que falle. Pero te prometo que si vuelvo a tener una oportunidad con ella la cuidaré más que nada en este mundo, te lo juro en nombre de mi hijo —la gótica se tocó el vientre.
—¿Estas...embarazada...? —cuestionó Michael.
Astrid solo asentía cabizbaja aún de rodillas frente al baterista.
Michael no supo cómo reaccionar en esos momentos, tenía muchos sentimientos encontrados en esos momentos, desde el punto que ese niño o niña era de Kyle, de que Fer no estaba, que Astrid se veía de verdad arrepentida de lo que había pasado.
Su mente y corazón era un revoltijo de pensamientos y sentimientos, todos de arriba para abajo sin saber en verdad que pensar o cómo procesarlo.
Ayudo a pararse a Astrid, sentándola en un sofá.
—El niño no tiene culpa de las decisiones o lo que pasó entre tu y Fer, tampoco es quien eligió a su padre. Se que ella sabrá qué hacer en un futuro si llega a perdonarnos a todos, pero no me pidan solidarizarme con esto, al menos no ahorita —se dio media vuelta y se fue.
Los días pasaron, estos se hicieron semanas y acompañó a Emily y a Astrid hablar con Kyle, casi lo golpea tanto al verlo por cómo la manera tan despectiva en la que se dirigió a Astrid, se tuvo que contener.
Se sorprendió más aún cuando Astrid no pedía nada de ayuda para su embarazó quería salir ella sola adelante, mostrando que, si podía, y a pesar de ellos él siempre le dio dinero a Emily para apoyar desde las sombras a la gótica.
De cierta manera sabía que estaba cuidando la futura familia de su mejor amiga, tenía esa corazonada.
Michael terminó su relato mientras que los chicos observaron a Fer quien se mostró pensativa. Vio hacia abajo, mientras analizó las cosas que le acababan de contar.
Saber esos pequeños episodios de cuando se había ido eran algo que podía moverla mucho, era si bien no malo, si la podían llegar a sacar de su centro, algo que entendían sus amigos muy bien.
La pelinegra, analizó lo dicho y comprendió muchas de las situaciones por las que pasaron sus amigos, si bien no era enteramente su culpa, ella no tuvo la madurez para dialogar antes de escapar de Boston.
Se acercó a Michael y le dio un beso en la frente, para hacerlo mismo a Robert y a Erick.
—Gracias por cuidar a Astrid y Annie por todos esos años. Mantuvieron a salvo a las personas que se han vuelto mi universo, y lo hicieron sin tener por seguro si iba o no a regresar, son los mejores hombres del mundo —les sonrió la bajista.
—No tienes nada que agradecer pequeña, estamos para protegerte, cuidarte y ayudarte siempre —dijo Michael.
—Lo hacemos porque te amamos Fer, eso jamás lo dudes, eres la hermanita más pequeña, estamos orgullosos de todo lo que has logrado a lo largo de tu vida, eres la mejor —comentó Erick.
— Sin duda nos mostraste a todos que tú eras capaz de hacer todo, lograste ascender en Sony, hiciste resurgir la banda, donde somos ahora los mejores— aplaudió Robert con una amplia sonrisa
—No hay manera de decirte que eres lo mejor Fer gracias por siempre ser mi hombro donde llorar...gracias por ser mi mejor amiga y mil gracias por amarnos.
Sus amigos sabían que no había nadie igual a ella.
Con ello, los chicos abrazaron a su mejor amiga, quien estaba teniendo la despedida de soltera más linda y llena de felicidad, lo había logrado.
Por fin había podido regresar a casa, estar con su familia elegida, sus amigos, sus amigas, sobre todo aquellas dos chicas que tanto amaba.
Annie y Astrid.
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