Trazo #53: Dark - Lovers In The Dark
Lovers in the dark
Lovers in the dark
But I don't know, was it my pain you were looking for?
I don't know at all but I could no more
Astrid y Fer seguían un tanto tristes por lo del señor Mcallister, había sido un golpe muy duro para la empresa, la cual ahora estaba siendo manejada por la mesa directiva, a la cual se iba unir la azabache en unos meses.
Tenían que regresar a la realidad, la cual era estar trabajando toda la semana, cumpliendo con sus obligaciones de madre y Fer ensayando diario con los chicos, algo que también les ayudó a distraerse.
A pesar de que muchas personas detestan las vidas cotidianas de él trabajo de oficina, a las chicas les traía mucha paz.
Estaban juntas mucho tiempo, y también hacían lo que amaban, en caso de la gótica era dibujar mientras que la azabache era la música ya sea estar haciéndola o apoyar a otros a hacerla.
Adoraba su trabajo.
La planificación de la boda iba sobre ruedas. Ya tenía Astrid pensado todo, había llegado a un acuerdo con Fernanda que la boda sería en su mayoría gótica, tanto adornos como invitaciones, vestidos de las damas de honor e incluso la comida.
De hecho, habían rentado por adelantado un salón de fiestas que parecía un castillo medieval, el cual lo iban a mandar a adornar para que simulara como si fuera el de algún vampiro, como lo que le gustaba a Astrid.
Estaba organizando la boda de sus sueños y lo que era mejor para ella, es que gracias al sueldo de ambas no tenía que escatimar en gastos. Todo lo comprado se lo avisaba a Fernanda quien, como siempre, jamás le negaba nada y siempre la apoyaba en todo lo que tenía que ver con la boda.
Como ella les decía a todos, solamente quería estar ya casada con el amor de su vida.
Esto siempre hizo sentirse en el nirvana y en un sueño la gótica, no pudo haber tenido mejor pareja.
—Entonces ¿Ya tienes pensado que tipo de vestido quieres Astrid? — preguntó Amanda con Landon en sus brazos, ya tenía dos meses.
—Si, aquí traigo el diseño — comentó la gótica.
Iban caminando por un centro comercial, se dirigían a una tienda en específico que había abierto para su conveniencia hace unas cuantas semanas, que era un sastre especializado en ropa gótica y en diseños únicos.
La gótica quedó maravillada por esa apertura y la acompañó Fernanda cuando fueron a la inauguración donde conocieron al sastre a cargo, Pietro, un italiano proveniente de Sicilia, quien estaba muy metido en la subcultura gótica, pareciéndose el mismo a un vampiro y teniendo un gran telento para la creación de ropa.
—¿O sea tú lo dibujaste? —le preguntó Jennifer.
—Si, terminé la idea el día de antier—dijo orgullosa de sí misma la chica.
—¿Ya lo vio Fer? —preguntó Emily mientras ayudaba a Leila a caminar, a la par de que daban vuelta en la esquina del pasillo y veían la tienda.
—Obviamente no amiga, recuerda que el novio, bueno en este caso la otra novia no puede ver el vestido antes de que este en el altar —dijo Amanda sonriendo.
—Exacto, aparte Fer está muriendo por ver el diseño —dijo Astrid —, cuando estaba en mi estudio intentó seducirme para poder echarle un vistazo y tengo que decir amigas mías que me estoy volviendo inmune a la seducción de mi prometida —dijo Astrid sonrojada.
—¡No sé por qué no te creo! —comentó Emily
—Bueno o sea si me resistí un poco para poder guardar el boceto, pero me acabo follando en mi estudio...termine como tres veces en una hora.
La gótica desvió su mirada.
—Demasiada información Astrid— rio Jenny
Las chicas estaban muy felices de ver a su amiga tan contenta, logrando uno de sus más grandes sueños: poder casarse con Fernanda.
Y que a pesar de todos los problemas que conllevo su primera relación, estos fueron superados y hoy en día se les notaba tan contentas.
Se veían perfectas juntas.
—Si son muchos detalles amiga, ¡sabemos que Fer te tiene en las nubes! — señaló con felicidad Amanda.
—Es algo que se merecen ambas, todos sabemos cuánto lucharon por estar juntas y ahora que están a tan solo dos meses de casarse, casi tres, podemos decir que su amor es uno de los más puros que hemos visto.
Las palabras de Emily movieron mucho a Astrid.
—No sé cómo describir todo lo que siento, la manera que me vuelve loca y quiero estar toda mi vida a su lado —dijo contenta la gótica —, me aceptó de regreso, adoptó a mi hija, nos cuidó, ¿qué más puedo pedir?
Las tres chicas estaban contentas de ver como estaba su amiga. Por fin podrían ser felices ella, Fernanda y Annie, siendo que su primer paso ya estaba dado, regresar juntas, el segundo vivir juntas, adoptar a Annie ya había pasado y ahora faltaba lo más importante de todo.
Unir sus vidas para toda la eternidad y más allá de la misma.
—Lo sabemos amiga, se nota en el brillo de ambas, son la una para la otra —aplaudió Jenny.
Llegaban a su destino que era la tienda llamada "Vampire's Closet" abriendo la puerta Jenny para todas dejando entrar primero a Emily con la carriola, seguida por Amanda para que se sentará a descansar un poco posteriormente Astrid que se dirigía directamente al mostrador y Jenny cerrando la puerta.
Llegaron a su destino, la tienda llamada "Vampire's Closet". Abrieron la puerta Jenny para todas dejando entrar primero a Emily y Amanda con los niños.
Astrid que se dirigió al mostrador y Jenny cerró la puerta.
Era una tienda con muchos maniquís. Todos con diferentes tipos de ropa, desde camisas con olanes, pantalones negros de terciopelo, corsés, tacones y demás, adornada de igual manera con murciélagos, ataúdes y demás parafernalia gótica, dándole como tal el aire de en verdad ser una tienda de un vampiro, incluso su guarida.
—¡Buenas tardes! — dijo una animada chica, con cierta vestimenta gótica, un vestido negro con corsé que le llegaba a las rodillas, con medias de red y unas botas de plataforma —¿En qué podemos ayudarles?
Observó la vestimenta de Astrid quedando maravillada.
La gótica había optado a usar mucho el estilo de "corporate Goth", desde que había entrado en Centuary Media. Es un estilo más formal para la subcultura gótica que usa desde sacos, blazers, vestidos formales y demás, que en este caso Astrid traía una falda de tubo negra, que le llegaba arriba de las rodillas, con una blusa oscura translucida con imágenes de telarañas y debajo de la misma, una blusa de tirantes negra, con zapatos negros que se amarraban al tobillo de alrededor cinco centímetros de altura de los tacones con medias red del mismo color.
—¡Hola! Venimos a buscar a Pietro —dijo la chica.
—Claro, ¿Quién lo busca? —cuestionó la chica sin dejar a ver a Astrid quien siguió fascinada por cómo se veía la dibujante.
—Astrid Lowllet, hablamos hace dos semanas en la apertura de la tienda, le comenté que me casaría pronto y que quisiera que el hiciera mi vestido —sonrió.
—Claro, lo entiendo, deme una minuto señorita —respondió la encargada, la cual se dio la vuelta y entró detrás de una cortina de la tienda.
Las chicas esperaban hasta que por la cortina entró un joven muy guapo, de no más de treinta años, con cabello largo negro, portando una playera de red que dejaba al descubierto sus pectorales, con un pantalón de cuero negro y unas botas "Dr. Martin".
—¡Señorita Lowllet! Es bello verla aquí, habíamos estado esperando a que se acercará con nosotros después de habernos comentado que quería que hiciéramos su vestido de bodas —comentó el joven.
—Es un gusto volverte a ver Pietro y si efectivamente vengo a que veas el diseño que tengo en mente y que me des un presupuesto para el mismo —sonrió la chica mientras de su portafolio de dibujos sacó dos hojas, las cuales, al ver el dibujo tan nítido y perfecto, el diseñador de modas quedó fascinado, al igual que sus amigas, sin duda alguna Astrid era toda una artista en su profesión.
—Vaya, sabía que usted era muy buena con el lápiz por lo que vi en su Instagram cuando nos siguió, pero verlo de frente es magnífico —ovacionó el chico ganándose una sonrisa por parte de la jovencita.
—¡Gracias, muchas gracias!
El chico observó junto a su asistente las ilustraciones, sin duda estaban muy bien hechas, señalando las medidas que podría tener por su busto que era más grande que el promedio al igual que sus caderas.
Los colores usados en el mismo boceto ayudarían a ver el tono, donde resaltaba mucho el negro y rojo como los colores favoritos de la gótica.
—Perfecto, es sin duda un trabajo laborioso, pero no imposible —comentó el chico.
—Por el dinero no tengas ningún inconveniente Pietro, como te lo dijo mi prometida, eso no iba a ser problema para nosotras, los que necesito es una fecha —comentó Astrid.
—Pues lo podemos poner en prioridad para ser sinceros, digo el día que vinieron a la apertura se convirtieron en nuestras clientas predilectas —sonrió el chico —, llevarse casi diez mil dólares en ropa y accesorios no lo hace cualquiera sin contar todo lo que ha comprado a lo largo de este tiempo son nuestras clientas VIP. Así que el vestido se lo puedo tener hecho en aproximadamente dos semanas —dijo el sastre.
—Eso me parece perfecto Pietro. Sabíamos que habíamos elegido perfectamente a mi proveedor de ropa —sonrió cortésmente Astrid.
—Eso es un halago señorita, mil gracias —hizo una reverencia el artesano de telas —. Bien ahora el precio, en cuanto a las telas, de terciopelo, el satín y la traslucida de entrada serían once mil dólares y La mano de obra serían cinco mil dólares más.
Estaba haciendo la nota el chico.
Astrid asintió y sacó su tarjeta de crédito se la dio a Pietro
—cobrate veinte mil de ella para la motivación —dijo la gótica.
—Muchísimas gracias —asintió el costurero mientras pasó la tarjeta por su máquina cobrándose todo por adelantado.
—Bien ahora los vestidos de las damas de honor son estos —le enseñó otro boceto quedando maravillado el chico y las chicas.
Lo analizó el joven hablando consigo mismo al mismo tiempo que iba haciendo cuentas.
—Serían siete mil de cada uno —vio a las acompañantes de Astrid.
Las jovencitas se levantaron y cada una le dio una tarjeta diferente para que se fuera cobrando y dándoles las notas de la compra.
Astrid le dio otra de sus tarjetas, la de débito donde Isthar le había depositado el dinero ya que tenía que estar en la disquera con la banda y las alcanzaría más tarde.
—Bien ahora, tenemos que tomar sus medidas —dijo Pietro viendo a las chicas haciendo que todas asintieran.
Una a una iba pasando, primero Emily para que le fueran tomando cada una de sus medidas, seguida por Amanda y siguió Jenny.
Al final pasó Astrid.
Cuando terminó preguntó por Isthar.
—¿Y la otra muchacha? —preguntó.
—Aquí estoy, perdonen la tardanza —comentó Isthar mientras entró a la tienda —Fernanda nos tenía ensayando.
Ese había sido el motivo por el cual había depositado el dinero la nipona, no estaba segura de alcanzar a llegar.
De igual manera y de forma profesional, el joven tomó las medidas de la metalera para poder hacer sus apuntes, culminando de manera rápida al ser super menudita Sayumi.
—Pues parece que todo está en orden —dijo Astrid.
—Efectivamente señorita —sonrió el dueño de la tienda.
—Entonces cuento con usted y con su gran talento, es de sumo entendimiento que esto es muy importante y confiamos en ustedes —estrechó su mano la jovencita gótica.
—Claro que sí señorita Lowllet, no la defraudaremos en ningún aspecto, tendrá el vestido más hermoso del mundo —dijo muy seguro de sí mismo el chico
Con ello cerraron el trato para posteriormente salir de ahí
Astrid era feliz.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro