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Trazo #5: Saosin -Voices

We speak in different voices 

When fighting with the ones we've loved 

We speak in different voices 

Why can't we say what we're thinking of?


La puerta de la regadera se cerró detrás de Fernanda, traía una toalla alrededor de su cuerpo mientras pisaba descalza el piso del baño. Su largo cabello cayó hasta en medio de su espalda.

Se vio al espejo y sonrió, tenía tiempo que no se sentía tan emocionada como ese día, moría de ganas por pasarlo con sus amigos, se habían quedado de ver en la guarida, toda la mañana contó las horas para ello.

El vienes era el día que todos estaban libres, se quedaron de ver para comer y pasar un tiempo juntos, cómo en los viejos tiempos.

Pero no sólo eso, moría de ganas de ver a Astrid, se vieron muy poco esa semana, sólo el miércoles que comieron juntas y el jueves que le ayudo a Annie con una tarea de Matemáticas mientras su mamá estaba haciendo un plan de estudios de emergencia por una exposición que le pidieron hacer para él superintendente de la zona escolar.

Esos pocos momentos que llegaba a pasar con la gótica los atesoraba mucho, a pesar de todo ella la seguía amando, pero sobre todo esta Annie se ganaba a Fer con el pasar de los días, era una chiquilla muy brillante, cómo su madre.

Se secó por completo y tomo unos jeans con una playera de alguna banda de metal sin mangas, se puso su ropa íntima y terminó de arreglarse, para salir de su habitación con una gorra de víscera plana en su mano junto con las llaves del carro.

"Voy a pasar por unos postres"

Les mandó un mensaje a todos, en el grupo de Messenger que habían hecho.

"Ok Fersita, acá te vemos"

Respondió casi enseguida Michael mientras que los demás reaccionaron con un pulgar arriba en su mensaje.

"Con cuidado"

Escribió Astrid.

Esto hizo que la músico sonriera, adoraba poder volver a ver lo que escribía Astrid y aquellos mensajes donde siempre la cuidaba, era algo que añoró durante todo su tiempo lejos de ellos.

Bajo por el ascensor y pidió el carro de renta de uno de los chicos del vallet parking, el cual no se lo tardaron en dar, para ingresar al mismo.

Manejó hasta el Walmart más cercano donde ingresó y compró varios postres, recordando los favoritos de sus amigos, chocolate, flan napolitano, de fresas y el de Astrid, mora azul.

Llevo todo a pagarlo; su trayecto continuo, pasando cerca de la universidad donde había conocido a la gótica, al verla sintió mucha nostalgia, recordando los buenos junto con los malos momentos en ella, extrañaba mucho esa época.

Después de unos cuantos minutos llegó a la guarida, donde vio los carros de todos ya ahí, alzando la ceja un poco sorprendida,

Aparte les tenía una noticia que los pondría, suponía ella, muy feliz, algo que ella había planeado desde hace tiempo.

Se bajo del carro, la puerta de la casa se abrió, en cuestión de segundos sintió un fuerte abrazo en sus piernas sabiendo que era Annie.

—¡Fer! ¡Si viniste! —rio la pequeña.

La muchacha la cargo, abrazándola para saludarla.

—¡Claro que vine! Quería verte a ti, a tu mami y a tus tíos.

Le dio un pequeño beso en su mejilla la pequeña sin dejar de abrazarla.

Michael, Erick, Robert y Astrid ya estaban afuera.

—Fersita, ¿todo bien? —sonrió Erick mientras la abrazó.

—Si claro, no me acordaba lo tranquilo que era Boston en comparación de Los Ángeles en cuestión de tráfico.

—¿Hay mucho allá? —ya tenía uno de los postres en sus manos.

—Cómo no tienes idea, me tengo que levantar más temprano para llegar al trabajo, me vuelve loca eso.

—Me lo puedo imaginar, Fer gritándole a cuanto personaje se le meta mientras va manejando —se carcajeó Michael.

—O sea sí, pero muchas veces la gente es muy poco lista para manejar —dijo Fernanda.

Ya cada uno de los chicos tenía uno de los postres en sus manos, se dirigieron adentro dándoles un pequeño momento a las chicas.

Fer notó el rostro decaído de Astrid y esto le preocupo un poco.

—¿Qué tienes princesa de la noche? —cerró el carro con seguro mientras volteó a ver a Astrid.

Astrid la ve de reojo, de cierta manera verla cargar a Annie mientras caminaban hacia la casa la hacía sentirse bien y feliz, pero a la vez observarla tan alta, con sus tatuajes más aparte su vestimenta aunada a su parafernalia, la estaba volviendo loca, era una mujer muy sexy.

—Sólo demasiado trabajo princesita, me explotaron con esa exposición —mintió la chica.

No quería preocupar a Fer con lo que estaba sucediendo con Ryan, no era su obligación cuidarla eso lo entendía, aparte de no tener derecho de pedirle nada.

—¿Segura? Sabes que puedes confiar en mi ¿verdad reina?

—Si Fer, no te preocupes —le regaló una sonrisa que derritió a la bajista.

Ya dentro se dirigieron al comedor donde las chicas, Amanda, Isthar, Emily y Jenny los estaban esperando junto a sus parejas.

—¡Hola a chicas! —sonrió la muchacha.

Las jóvenes se dirigieron a ella y la saludaron, todas muy emocionadas por ver de nuevo a una de las mejores amigas de todos ellos.

—¡Gracias por los postres Fer! —le dio una palmada en la espalda Amanda.

La arquitecta vio que ya ahora la jovencita era más alta que ella por varios centímetros, no sólo por uno como antes, mientras que las demás ya le veían hacia arriba, se estiró durante todo ese tiempo lejos.

—Si no es indiscreción Fer, ¿Cuánto mides? —preguntó Jenny.

Es algo que todo querían saber.

—A la última vez que me midieron me dijeron que estaba en el metro con ochenta centímetros, aumente como cuatro estos años, bueno más que nada en el último, deje de crecer a los veintiún años por lo que me dijo mi doctora.

Alzó los hombros cómo si fuera algo normal.

El grupo se le quedó viendo con la boca abierta.

—¿Qué? —se sonrojó un poco.

—¡Eres demasiada alta Fer! —la voz de Amanda estaba llena de sorpresa.

—Si un poquito —rió la chica.

Todos comenzaron a platicar mientras se sentaron en la mesa, Annie se quedó a lado de Fer y de su mamá, ella se sentía segura con ambas juntas, algo que jamás había experimentado.

—Entonces por lo que nos dijiste en la fiesta, tú te encargas del área de BandCamp en Sony ¿verdad? —preguntó Erick.

—Si así es amigos, es a lo que me dedico y es muy divertido poder conocer muchas bandas buenas del género —sonrió para después tomar un poco de refresco.

—¿Y qué tal te va ahí? ¿Conoces muchas bandas buenas? —la ve Michael sonriendo.

—Uff, si les contara, hace unos cuantos meses comí con los chicos de Lorna Shore que me recomendaron una banda que fue su telonera, igual me llevo bien con los de Sings of the Swarm y con Distant —dijo como si fuera algo normal.

Todos estaban sorprendidos por ello, eran bandas mundialmente famosas y aparte de que Lorna era la preferida de Fer desde que tenían memoria.

—Lo lograste pequeña, estamos muy orgullosos de ti —comentó Robert.

Esto hace sonrojar a la bajista.

—¿Y los tatuajes? Veo que cubriste el de la mujer con piel de zorro —mencionó Emily.

—Sentía que debía dejar cosas atrás y aparte mucho por mi creencia espiritual, digo ya sabían que la seguía desde hace tiempo, pero lo consolide hace dos años, casi al mismo tiempo que me hice Straight Edge.

Todos le ponían atención, sabían que ella siempre fue muy apegada a la idea del satanismo anti cósmico, sin la parte fascista del mismo y al luciferismo, y se notaba aún más con todos sus nuevos tatuajes.

—¿Entonces ya te consideras parte del satanismo? —cuestionó de manera precavida Ishtar.

Para ese entonces Annie ya estaba jugando en la consola de Erick videojuegos en la sala.

—Si, aún que la mayoría de mi creencia se enfoca en Belial —contestó la chica.

—Cambiaste mucho pequeña —dijo Erick con una sonrisa.

Si algo entendía ahora sus mejores amigos es que ya no era la niña pequeña de hace años, ahora se veía muy cambiada y de cierta manera, imponente, aún más que antes.

—Fue para algo mejor, eso se los garantizo.

Hubo un pequeño silencio, Astrid estaba fascinada con Fer, era una versión del amor de su vida, pero mejorada.

—Fer... —dijo Michael capturando la atención de su mejor amiga.

—¿Mande? —lo volteó a ver.

—Perdónanos...—susurró el chico bajando la cabeza —Nunca fue nuestra intención hacerte sentir traicionada ni ocultarte nada

Cristalinas lágrimas se manifestaban en los ojos de todos los presentes.

—No hay nada que perdonar chicos —, la voz de la chica era genuina, se escuchaba un poco tensa pero segura de sí misma —. Se que lo hicieron para no lastimarme amigos, su corazón estaba en el lugar correcto, no les reprocho nada, todo eso quedó en el pasado, como le dije a Astrid, si bien me dolió su traición, no puedo dejar de pensar que todo fue para algo mejor. Me hizo una persona diferente, me enseñó a valorar lo que tengo, perdí cuatro años de la vida de ustedes, me perdí también sus logros...pero lo necesitaba...me enseñó a ser mi mejor versión.

—Fer... —musitó Amanda, quien estaba sorprendida ante la madurez de la chica.

Era algo que jamás esperó, no era ya la niña de diecinueve años que se enojaba por todo, o que hacía un berrinche, sino que todo lo tomaba de manera inteligente, su evolución como persona era muy notable.

—Nos hiciste mucha falta... —comentó Emily

—Cuando tú te fuiste todo fue en declive para todos nosotros...Astrid...se puso mal, Michael no quiero que lo imagines, pero tenía años de no verlo llorar de esa manera. Yo me sentía incompleto no tenía quien me regañara, Robert estaba siempre intranquilo...escuchaba tu voz en todos lados, tenía miedo de que te fueras a...suicidar como lo intentaste antes.

La voz de Erick estaba entrecortada, Jenny puso su mano sobre el brazo del chico, lo tranquilizo.

Fer se sintió un poco mal ante lo le decían, pero intentó sonreír.

—Se que los puse contra la espada y la pared, y de verdad discúlpenme chicos, nunca fue mi intención —musitó la bajista.

—Sé que hicimos mal en muchos aspectos Fer —, mencionó Robert —, pero nos destrozó perderte. Tú siempre fuiste esa pequeña luz que nos atraía a todos, como esa titilante luciérnaga que alumbraba nuestra oscuridad, eres el alma de Beyond the Light, eres la más pequeña de nosotros, la persona que más protegeremos y no volveremos a lastimar y creo que hablo por todos.

El corazón de Lancaster latía muy rápido se sentía muy feliz de escuchar todo esto, sus esperanzas de rehacer todo acá estaban manifestándose, era perfecto.

Pero ella también tenía que aceptar algunas cosas que ella hizo, no toda la falla era de ellos.

—Siempre fui una carga para todos ustedes, me metía en problemas era inestable, estúpida si lo quieres poner así, nunca supe mantener mi boca cerrada. Eso afectó a todos, yo fui la culpable de que no pudiéramos triunfar como queríamos yo termine nuestro sueño por mis inseguridades hacia Astrid, yo fui el principal motivo del por qué ella no pudiera olvidarse de Kyle — Fernanda cerraba sus puños al decir el nombre.

Tomó un respiro y prosiguió.

—Fui una de las peores novias del mundo, fui una niña berrinchuda que no quería más que la atención que perdió de sus padres, aquella que le fue arrebatada de su madre, era una bomba de tiempo iba a explotar en cualquier momento, era horrible —la pelinegra sonrió de lado.

—Fer no digas eso... —le dolió a Michael escuchar eso, lo estaba matando.

—Solo digo la verdad, Astrid antes de ese fatídico día jamás me había sido infiel ni nada, si jamás lo negaré me moría de celos cuando ella buscaba a Kyle después de estar conmigo, si me llego a joder mucho saber que follaba con él mientras yo pensaba que éramos algo —su voz era profunda.

—Fer por favor —susurró Astrid.

La músico negó con la cabeza, tenía que decir todo.

—Pero caí en cuenta que jamás fue culpa de ella ¡sino mía! Nunca tuve el valor suficiente para pedirle que estuviera conmigo a pesar de lo que sentíamos, ella estaba en todo su derecho de follar con quien quisiera, yo no era su dueña, no era su novia aún, y que yo me hubiera enojado por ello fue realmente estúpido, al punto que la hice dudar de lo nuestro.

El corazón de la gótica se estaba haciendo chiquito al escuchar las cosas, se comenzó a tronar los dedos por los nervios, pero tomó una bocanada de aíre.

— Al final seguías siendo una persona, intentaste hacer todo para no desmoronarte...al final no pudiste y te fuiste. Yo fui la culpable de todo —, la voz de Astrid se quebró —. Fue mi estúpida inseguridad de pensar que alguien no podría amarme de esa manera, mi mente jugó chueco conmigo muchas veces, me aterraba que algún día te aburrirías de mí y no quería acabar sola.

Astrid la volteó a ver y continuo.

—Todos te hemos fallado...y creo que lo que tratamos de decir es ¿Por qué nos das otra oportunidad, como si nada hubiera pasado? Por el amor de los dioses yo fui una vil puta, me acosté con él una y otra vez a pesar de que íbamos a empezar andar, te engañe cuando mejor estábamos me embarace y aun así jamás has tratado mal a Annie y a mí me tratas excelente ¿Por qué eres tan buena?

Las lágrimas de Astrid salieron de sus ojos, su melancolía se manifestó en su rostro, y ver aquellos orbes grises tan tristes le rompía el corazón a Fer, pero se las limpió con sus pulgares sonriendo y beso su frente.

—Todo está en el pasado, es un comienzo nuevo y estoy feliz de estar aquí de nuevo con cada uno de ustedes —soltó a Astrid y los volteó a ver.

El rostro de cada uno de ellos era una máscara de tristeza, sin duda alguna Fer si había cambiado mucho y era una mejor persona, más buena, más grande, perfecta y querían estar a su altura.

—No te volveremos a defraudar Fer, te lo juramos —dijo Michael.

—Lo sé, ni yo a ustedes.

Todos se quedaban viendo y sonrieron incluida Astrid que sentía que cada día estaba más cerca de Lancaster, aún mantenía su fe de formar una familia con ella.

—Por cierto, regresaré a Boston, seré la gerente general de toda la cede de Boston —dijo sonriendo.

Los rostros de los chicos se iluminaron, no pudieron evitar sonreír y mostrar su emoción.

—¿Regresas con nosotros? —preguntó Erick —, ¿por cuánto tiempo?

—Para toda la vida, amigos. 

Fer había regresado a casa.

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