Trazo #47: Memphis May Fire - The Fight Within
I might be lost until I reach the end
But I'll keep moving
With every step I know I'll fall again
But I'll get up
'Cause just when I think I'm about to break
I can see my growth in pain, so
I might be lost but I'll find the fight within
Todos se dirigieron a casa de Fernanda después de que habían tomado en custodia a los exintegrantes de la banda de Dana y Mandy. Fueron llevados al departamento de policía de Boston, donde Fernanda rindió la declaración necesaria junto con Astrid.
Al ser trabajadores de Sony fueron atendidos de manera rápida, ya que habían hecho una gran donación para la fundación de niños huérfanos de policías caídos en la línea del deber, más aparte para mejorar las instalaciones y otros eventos de caridad.
Tomaron La declaración de las dos chicas quienes, con ayuda de las cámaras de seguridad del cuarto de grabación, la pronta asistencia de Mason de descargar el video y mandarlo a los correos pertinentes de los altos rangos del cuartel que eran quienes se dedicaban atender todos los llamados de dicho corporativo.
Pero para fortuna de Fernanda, las había atendido Justin, algo que no esperó la muchacha, después del evento con Kyle y Jacobson, lo volvió a ver, algo que no la hacía muy feliz.
Estaban en la oficina del detective, quien se notó nervioso al observar a la ya recuperada bajista quien tenía una mirada estoica. Desde luego era un momento muy incómodo para todo mundo, tanto para Astrid, Fernanda y el agente y desde luego la pelinegra no sabía que había sido el quien fue el que la rescato, no se lo había dicho la gótica no quería causar conflicto ni abrir heridas de antes en Fer.
Ella sabía que la músico no le importaba ya el chico de manera sentimental, pero era una cicatriz que sabía que seguía muy abierta en la vida de la chica.
—Entonces, estos chicos se tornaron agresivos en el trabajo ¿Verdad Fernanda? —cuestionó Miller mientras anotó los testimonios en la computadora de escritorio.
—Si Justin —respondió de manera cortante Fernanda mientras tenía la mano de su amada en la suya.
—¿Esto a que se debió?
—Hubo un percance en la oficina, donde se atentó contra la integridad de Astrid—volteó a ver a su pareja sonriéndole para darle fuerzas —. Nuestro jefe de seguridad y sistema detectó donde se había derivado el problema o mejor dicho de donde se mandó el correo con la imagen satírica de mi prometida.
—Entendido, ¿al ser detectados ellos atentaron contra ustedes? —inquirió de nuevo el joven.
—Si, primero hubo un conflicto con las otras dos integrantes de su banda quienes iban a ser las incriminadas de no haber empujado los botones correctos —comentó la pelinegra.
—¿A qué te refieres Lancaster? —su tono era golpeado captando esto Fernanda.
—A que como jefa supe investigar donde inicio el problema Miller, te ahorre parte de tu trabajo —su voz era ácida mientras rodó sus ojos.
Astrid sintió la tensión en el cuarto, se podía cortar con un cuchillo, ninguno de los dos se quitaba la mirada de encima, las avellanas penetraban los zafiros y viceversa.
—¿Los chantajeaste entonces? —cuestionó Miller
—De ninguna manera, simplemente hice que me dijeran todo, digo lo puedes ver y oír en la grabación, o ¿es qué no sabes cómo se hace eso siendo parte de tu trabajo? —contestó de manera grosera Fer.
—Bueno era solo una suposición —dijo el joven —, sabiendo como eres.
Esto fue captado por Astrid y se enojó.
—Espero no haber entendido que está insinuando algo de mi prometida, inspector Miller—la gótica lo vio enojada.
—No desde luego que no señorita Lowllet—su voz fue cortante.
—Sigues siendo el imbécil de siempre Justin, nunca sabré que te vi —dijo de la nada la bajista.
—Disculpa Fernanda, pero el que siempre se va hacer esa pregunta seré yo, ¿Qué carajos te vi?
Esto ya no era para nada profesional por parte de ambos, estaban insultándose el uno al otro por el pasado, algo que sabía la gótica que pasaría, era inevitable esto, se resentían al verse, había cierto tinte de dolor en los ojos de Fernanda y frustración en los de Miller.
—Tú fuiste el hijo de puta que me dejo cuando más te necesitaba —señaló la gélida voz de la bajista —. ¡Fuiste un puto cobarde que le dio miedo poder apoyarme!
—Fernanda siempre era de ti, todo siempre fue de la princesa de la escuela, la niña que era mimada por que no era lo suficientemente segura de sí misma. Era molesto estar así contigo, nunca me diste mi lugar en nuestras platicas, me canse de escuchar cómo te quejabas de todo y que serías una gran músico ¡ya no podía con tus inseguridades de niña pequeña! —la voz del policía era golpeada.
—No sé cómo puedes llamarte detective, siempre fuiste un perro cobarde, te escondías cuando me molestaban en la escuela o te ibas con tus amigos y me dejabas caminar a la casa sola, jamás te preocupe...no al menos como tú me preocupaste a mi —comentó Fernanda.
—¿De verdad crees eso? Maldita sea Fernanda me desvivía por ti, busque siempre que estuvieras feliz, odiaba como te la pasabas tomando o drogándote, creyéndote la gran "rockstar" luego no sabías ni que hacías, te peleabas con todos, estabas incontrolable e inestable. Cuando paso lo de tu madre sabía que todo estaría peor, decidí mi estabilidad emocional...lo siento Fernanda, pero no eras lo suficientemente valiosa para que...
No terminó la frase cuando tenía la palma abierta de Astrid en la mejilla.
—No...te atrevas a decir que Fernanda no es valiosa imbécil de mierda —la furia en la voz de Astrid se notó, su mirada pareciese que echaba chispas —. Eres un cobarde y un puerco engreído, ella te necesitó, tu sin más sin ni siquiera decir algo te fuiste de su lado, la dejaste aventada ahí, para que ella pudiera sobre llevar ese dolor sola, eres alguien igual de despreciable que Jacobson y que Kyle.
Era la segunda vez en el día que la gótica se molestaba.
—Hubiera dado lo que fuera por poder yo haber estado a lado de Fernanda cuando falleció mi suegra, pero tu sin más la dejaste sola, no sé cómo puedes vivir con ello —sin darle oportunidad de responder al chico se levantó y ayudo a Fernanda a pararse.
—Espero que te vaya bien en todo Justin —susurró Fernanda parada en la puerta del despacho con su novia sosteniendo su mano —. Entiendo el por qué nos tuvimos que separar...mejores personas llegaron a nuestra vida.
Vio el retrato de la pareja del chico mientras el vio a Astrid y salieron de ahí.
Se dirigieron al estacionamiento donde los estaban esperando sus amigos, vieron la cara fúrica de Astrid y la melancólica de Fernanda, sabían que no había ido bien las cosas, era algo que habían previsto.
Michael se acercó a su mejor amiga y la abrazó pegándola a su pecho.
—¿Estas bien hermanita? —le dio un tierno beso en su frente, ganándose una sonrisa de ella.
—Si, creo que todo quedo claro allá atrás, mi futura esposa me defendió, puso en su lugar a Justin— volteó a ver a su amada dibujante quien sólo sonrió complacida.
—Es un imbécil solamente eso, no supo mantenerse profesional, pero es su perdida, dejo a Fernanda y yo pude estar con ella, ahora es mía para siempre.
Rio la gótica mientras ahora ella abrazó a Fernanda y la besó.
—Robert mandó mensaje —dijo Emily viendo su celular —. Ya están esperándonos en tú casa.
—Perfecto, es hora de ir a ayudar —sonrió Fernanda mientras cada quien se subió a su carro para comenzar a manejar a la casa de la pareja de chicas.
El camino era tranquilo, con Fernanda viendo a través de la ventana el pasar de las calles, se había sentido abrumada por lo que sucedió, no era algo que esperara.
Sin embargo, estaba también feliz, su pareja la había defendido a capa y espada de los comentarios de su exnovio, mostrando cuanto la amaba, estaba muy agradecida por ello.
—Gracias reina...por defenderme —dijo la azabache volteando a ver a la ilustradora que era la que estaba manejando, por el problema de su pierna, la bajista no podía hacerlo aún.
—¿Por qué? —la vio de reojo.
—Cuidarme de esa manera, poner en su lugar a Justin, entredí muchas cosas con esto, y era que el jamás me valoro, el pretendía defenderme, pero siempre fue muy cobarde para dar la cara por mí. No lo hacía al mismo nivel que mis amigos, le daba miedo que dijeran algo de él —dejó salir un suspiro —. Pero ya da igual, me alegro que haya encontrado a alguien a quien pueda valorar y que yo llegue a la vida de la mujer más maravillosa de todo el mundo.
Una mueca de felicidad se manifestó en Astrid, captó en esos momentos que era cierto, que a su novia jamás la supieron valorar por quien ella era, tal como le había pasado a ella infinidad de veces.
Pero eso jamás las detuvo a ninguna de las dos y ahora caminaban la vida juntas.
Se amaban demasiado.
Las chicas llegaron primero a su hogar seguidas por el carro de Michael y después Erick, viendo que ya estaban ahí esperándolos los dos guitarristas con las chicas, las cuales traían muy pocas cosas, entre ellas una laptop, ropa y algunos pareces de zapatos junto con la guitarra de Mandy.
Astrid se bajó del carro para ayudar a Fernanda, pero Robert ya estaba del lado de la puerta para ayudarla mientras que los demás se acercaron a la jefa de la banda y la veían, sabían que tenía algo entre manos y lo que les había pasado a estas chicas la movió mucho, en cierta forma le recordaban a ella cuando no tenía a nadie.
Dana y Mandy estaban intranquilas, no sabían qué iba a pasar con ellas, siempre habían estado con los chicos de su banda, pero ahora, no tenían ni donde caerse muertas. Desde que Mandy perdió contacto con sus padres y Dana no tenía apoyo de ninguno de ellos, estaban solas. Tenían sus trabajos, la vocalista era mesera en una cafetería del centro mientras que Mandy era elemento de intendencia en un centro comercial.
Entre las dos podían juntar para rentar un departamento, estaban decididas a ello, pero, ¿podría su sueño seguir? ¿Habría oportunidad de ser una banda como antes con otras personas?
Se sintieron abrumadas sabían que su futuro en ese aspecto era incierto.
Fernanda se dirigió hacia donde estaban esperándolos, a la par de que iban llegando dos repartidores de pizza cada uno con tres pizzas, donde ella sacaba su cartera y pagaba con un billete de cien dólares dejándoles una propina de treinta y cinco para los dos.
Recibieron las pizzas entre Michael y Erick aunado a que Astrid abrió la casa.
—Entren chicas por favor—dijo la jefa de la región.
Con mucha humildad ambas entraron y vieron que no solo la casa era inmensa por fuera sino por dentro, notaron que había muchas cosas de niña pequeña, juguetes adornando el lugar, videojuegos, pero también muchas cosas de Arte y música, todo en completo orden.
Todos se movieron hacia la sala donde las chicas se quedaron paradas viendo cómo se sentaron alrededor de la mesa, sin embargo, Fernanda no lo hacía, se les quedó viendo.
—¿Esperan una invitación formal? —alzó la ceja la bajista.
Sonrojadas las chicas se sentaron en los sillones mientras que Astrid e Isthar habían ido por dos refrescos a la cocina y platos, trayendo un "Sprite" y un "Coca-Cola" más el jugo de naranja de Fernanda.
Todos vieron a las jovencitas, se notaban muy asustadas e inseguras. Se escuchó un rugido de estómago, pareciese que no habían comido nada en todo el día, esto las hizo sonrojarse.
Astrid les daba dos platos y vasos.
—Coman niñas —sonrió la gótica.
Dana la vio, por primera vez captó lo hermosa que era la mujer, observó no una mujer sexy de escaparate, sino algo más, una prometida y una madre. Tenía esa mirada maternal que muy pocas personas tenían actualmente, sintió el calor de una persona hogareña, entregada a su familia.
Michael abrió una de las pizzas para ellas, a lo cual tomaron una rebanada y comenzaron a comer manteniendo los ojos sobre la banda y la gótica quienes no dejaron de verlas.
—Ellos ya no las van a molestar más —dijo finalmente Fernanda captando la atención de las chicas.
Esto hacía que Mandy mostrara un rostro de tranquilidad, sin embargo, Dana se veía triste, bajando la mirada, habían capturado a sus amigos...a lo más cercano que había conocido de familia.
—Pero...ellos...—musitó la vocalista.
—Ellos te abusaban Dana, ¡date cuenta de ello! —comentó muy frustrada Mandy volteando a verla, se vio dolor en los ojos de la guitarrista, era parecido a lo que ellas habían sentido hace unos años Astrid y Fer —. Ellos solo querían explotarte, te usaban para satisfacerse y para sacar dinero...jamás fueron nuestros amigos.
Dana tenía los ojos cristalizados, para ella era muy difícil digerir todo esto, esos chicos se habían mostrado amigables con ellas al inicio, las cuidaban y después de la nada se portaban mal, las hacían menos, insultaron a Mandy por su preferencia sexual, a ella solo la usaron para lo que necesitaran, era algo de lo que ella jamás se había dado cuenta en ningún momento.
—¿Por qué jamás acudieron por ayuda? —preguntó Michael mientras tomó una rebanada de Pizza.
Las dos se quedaron calladas y bajaron la mirada, no querían decir gran cosa, se sentían un poco abrumadas por lo mismo, pero si no decían nada podrían pensar que no les importaba su ayuda.
—Dana y yo nos conocemos desde la secundaria, fuimos juntas, y queríamos hacer una banda, pero nuestros papás jamás nos apoyaron —susurró Mandy —por eso yo aprendí a tocar de vista las guitarra, para poder ayudar a Dana con su canto y yo con una guitarra acústica que compre de segunda mano.
Todos estaban atentos a lo que decían.
—Mandy nunca me dejo desamparada y siempre me cuido, después me corrieron de mi casa y jamás me apoyaron, sólo ella —susurró Dana —, vivimos un tiempo en su casa, pero al llegar a los dieciocho nos echaron.
—Intentamos sacar dinero tocando y cantando, pero no era suficiente, vivimos mucho tiempo en la calle —dijo Mandy —hasta que ellos nos encontraron y se mostraron buena onda con nosotras al principio, pero eso cambio después de unos meses. Se hicieron agresivos y empezaron a abusar de Dana tanto fisica como psicológicamente.
—Dejamos de comer— interrumpió Dana con lágrimas en sus ojos —. Teníamos que vernos como "pin-up girls" para que las presentaciones estuvieran bien según ellos. Era una pesadilla comer solo una a lo mucho dos veces al día y sólo ensalada o cosas como de dieta para mantener la figura.
Los chicos escucharon eso y les hirvió la sangre, Fernanda se mantuvo callada viéndolas con aquellos penetrantes ojos avellanas mientras que sus manos estaban cruzadas, desde luego Astrid sintió mucha empatía por las muchachas estando sentada a lado de su amada.
—Fue cuando me empecé a acostar con ambos...—susurró Dana, lo cual obtenía una mirada de dolor por parte de Mandy —. Desde los dieciocho lo hice, era como un escape de mi realidad. Tenía tanto miedo de todo que me la pasaba bebiendo, fumando y drogándome para olvidarlo. Mandy me intento ayudar, pero nunca fui buena con ella, era mi mejor amiga y tontamente pensaba que tenía que aguantarme todas mis estupideces, jamás vi cuanto sufrió por mi culpa. Siempre fui una pésima persona para ella...una buena para nada que jamás valoré el cariño que ella me daba...todos mis desplantes la estaban ahogando...no mere...
Su voz era detenida.
Los labios de Mandy estaban sobre los suyos, algo que ocasionó que Dana abriera los ojos sorprendida y se sonrojó por lo sucedido, sin embargo...respondió el beso pasando sus manos por el cuello de la guitarrista, quien sostenía el rostro de la vocalista en sus palmas.
Astrid y Fernanda sonrieron enternecidas por lo que pasaba.
Ellas les recordaron un poco a su relación al inicio, donde no sabían que querían sin embargo habían decidido llevarla y formalizarla, era algo que parecía que las chicas "psychobilly" tenían miedo de hacer, pero solo se necesitó que una tomará la decisión de hacerlo para lograrlo.
Lo hizo Mandy.
Al terminar el beso, las chicas voltearon a ver a la banda y se sonrojaron.
Desviaron la mirada hacia otro lado, sentían un poco de pena, por lo que había sucedido, pero se sentían bien, algo había mejorado en esos momentos,
Los labios de una sobre la otra calmaron mucho la angustia aglomerada por años.
—Perdonen —susurró Mandy
—No pasa nada chicas —dijo Erick —. Nos recuerdan tanto a una pareja cuando iniciaron, todos las conocemos.
El grupo rio incluso Astrid y Fernanda quienes tenían sus manos entrelazadas, con la cabeza de la gótica recargada en la de la bajista.
—Se quedarán con nosotras —dijo Astrid —, tenemos habitaciones de sobra, pueden tener una cada quien o compartir, lo que mejor les vaya a ustedes.
La voz de la gótica no dio paso a decir que no por parte de las chicas quienes voltearon a ver a Fernanda quien sonrió.
—No queremos incomodarlas...ni molestarlas con nada señoritas —musitó Mandy.
—Para mí no es ninguna molesta, así superviso de manera correcta el desarrollo de su EP—comentó la jefa de región mientras tomó un poco de su jugo.
—No tenemos como hacerlo...no conocemos más músicos que nos ayuden a ello... —dijo Dana con una voz de tristeza.
—Qué bueno que yo se tocar la batería —comentó Michael sonriéndoles
—Y yo el bajo —señaló Fernanda sonriéndoles.
—¿Nos ayudarían? — abrió los ojos muy sorprendida la vocalista.
—Claro que lo haremos —dijo Robert —Isthar y yo le enseñaremos teoría a Mandy, Erick te ayudará con la voz y Michael y Fernanda serán "psychobillies" por un EP, en lo que encontramos remplazos para su banda.
Las femeninas se sorprendieron al escuchar eso, sus corazones se desbordaron al estar latiendo al mil por hora, no entendían por qué hacían eso esta gran banda y mucho menos Lancaster quien era conocido por ser una persona muy agresiva y mala.
Pero era todo lo contrario y Astrid era una mujer digna de admirar, había abierto su casa a las chicas sin titubear a pesar de todo lo que había pasado.
—La única regla de estar aquí es, nada de fumar ni tomar enfrente de Annie — dijo Fernanda viéndolas.
—¿Quién es Annie? —preguntó Dana.
La puerta de la casa se abrió dejando ver a una señora de cabello negro, Carrie, acompañada de una niña muy hermosa parecida a Astrid, quien corrió hacia donde estaba la jefa de región y su pareja.
—¡Mamis! —gritó muy feliz la chiquilla quien se subió con cuidado a las piernas de su mamá Fernanda para abrazarla y besarle el cachete y hacer lo mismo con Astrid.
—Ella es Annie —sonrió Michael al ver a la familia feliz.
La chiquilla traía un uniforme escolar de jumper gris, zapatos de piso negros, una blusa blanca y suéter de color azul marino tomó una pizza de la caja para después ver a las chicas.
—Hola soy Annie —dijo viéndolas con sus hermosos ojos grises mientras movió su manita de un lado a otro saludando a las músicos.
Le devolvieron el saludo mientras que Carrie se acercó a ella saludando a todos los chicos y dándole un beso en su frente a Fernanda y uno en la mejilla a Astrid.
—Ya te tomaste las medicinas Fer —cuestionó la señora Lancaster.
—Si má, en el trabajo, tenemos poco de estar acá, así que no te preocupes — dijo la pelinegra sonriéndole.
Carrie siguió en contacto con las chicas después de lo del señor Lancaster, estaba viviendo en la casa de su difunta pareja, y veía a la pareja mínimo dos veces a la semana sin contar que pasaba a recoger a Annie casi diario a la escuela. Estar con ella la estaba ayudando a sobre llevar mucho el dolor que sentía.
—Ven Annie, vamos hacer tu tarea, deja que tus mamás y tíos trabajen.
Con ello sonrió la pequeña siguió a Carrie no sin antes voltear a ver a Fernanda y a Astrid.
—¡Al rato vemos una película mamis!
Era más una exigencia que una pregunta ganándose una risa de todos los presentes a lo cual sus mamás asintieron para que saliera después de ahí la chiquilla.
—Ella es Annie, es nuestra hija —dijo Fernanda.
—¡Lo entendemos! No se preocupen no pasará nada con ella, la cuidaremos como ustedes nos cuidan a nosotros...gracias —sonrió Dana.
—No hay nada que agradecer —puntualizó Astrid —¡Bienvenidas a la familia!
Con ello siguieron platicando los chicos y los nuevos miembros del grupo, para después ponerse a jugar videojuegos en la sala mientras Fernanda salió a uno de los balcones para ver la intemperie.
Su pareja llegó abrazándola por atrás.
—¿Hice bien? —preguntó Astrid.
—Si amor...eres la mejor...estoy orgullosa de llamarte mi pareja.
Sonrió Fernanda volteándose para estar frente a ella y tomar su rostro en sus manos, besándola lenta y apasionadamente como solo lo sabía hacer ella.
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