Trazo #4: Sisters of Mercy - No time to Cry
Sometimes in the world as is you've
Got to shake the hand that feeds you
It's just like Adam says
It's not so hard to understand
It's just like always coming down on
Just like Jesus never came and
What did you expect to find
It's just like always here again it's...
El lunes llegó con mucha celeridad para el gusto de Astrid, si bien pasó mucho tiempo con Fer y Annie, se le hizo muy corto, más por qué quería volver a conquistarla cómo antes y sentía que estaba avanzando, más al ver lo cercana que se estaba haciendo con Annie.
La azabache era muy buena con la hija de la gótica, se la pasaron las tres juntas jugando el sábado en un parque, donde Fer le enseñó a columpiarse a Annie, mientras que Astrid las veía.
Esa visión hizo sonreír mucho a dibujante, notó que a Fer no le importaba de quien era también hija esta Annie y eso la mantenía tranquila, agradecía a cualquier fuerza superior por ello.
Y el domingo, Lancaster fue a verlas a su humilde departamento, donde llevó hamburguesas para comer con ellas, platicaron e incluso ayudo a la niña hacer su tarea mientras que Astrid hacía su plan de estudios de la semana.
Algo que si notó mucho Astrid es lo diferente que era Fernanda hoy en día, usaba más parafernalia satanista, tenía un pentagrama con la cabeza de cabra alrededor de su cuello cómo collar, sus tatuajes también eran referente ello.
Pero también notó la letra A en su cuello y sintió ciertas mariposas al pensar que era por ella, no se atrevió a preguntarle, pero quiso pensar que, si era por ella, no se le salía eso de la cabeza, quería mantener esa ilusión viva.
Fer también fue muy buena con ella, lo que platicaron era sólo sobre lo que hacía la gótica en la escuela y a que se dedicaba durante las clases, algo que le aplaudió mucho la músico comentándole que ella siempre ha admirado la forma en que dibuja, que era hermoso.
Esto hizo volar a la gótica, ser ovacionada por el amor de su vida de esa manera.
Pero todo lo bueno llegaba a su final y ahora tenía que regresar a su suplició en el trabajo, ella amaba enseñarles a los niños sobre el arte, sin embargo, el ambiente laboral era un asco, eso es lo que mataba su gusto por todo lo que podía disfrutar en ese lugar.
De igual manera sabía que era un lugar necesario al menos ahora, no ganaba la millonada, pero logró con ese trabajo sacar a su hija desde los dos años y era de cierta manera mucho mejor que cuando era mesera, donde de igual manera sufrió mucho acoso.
—¿Annie ya estas lista mi vida? —toco la puerta del cuarto de su hija.
Ella estaba aún con su bata de baño negra y sus sandalias, se acababa de salir de bañar.
La niña abrió y salió ya vestida pero aún sin peinarse.
—Si mami, ¡me vestí cómo Fer!
La niña tría puesta una playera de Jack que le regaló Emily, con unos jeans azules deslavados y tenis negros converse.
El corazón de su madre se aceleró al verla así y a pesar de todo, si se parecía un poco a su amada, más con ese cabello negro largo que tenía, al igual que Fer.
No pudo evitar esbozar una sonrisa.
—¿Qué piensas de Fer mi niña?
La pregunta salió antes de que pudiera detenerse.
—Ella es genial y me cae super bien, la quiero mucho —contestó la niña.
Astrid esbozo una sonrisa mientras la guio a su cuarto para peinarla haciéndole una cola de caballo haciéndola ver muy bonita, resaltando aquellos vivarachos ojos grises iguales a los de ella.
—Tu desayuno ya está en tu mesita, deja termino de cambiarme para ya irnos —dijo la gótica.
La chica eligió un vestido negro de corte francés translucido de la parte de arriba habiéndose puesto una playera de tirantes debajo del mismo, la falda larga hasta las espinillas, con unas pantimedias negras y zapatos negros amarrados al tobillo que terminaban en punta, se veía como toda una maestra.
Al salir escuchó que su hija ya estaba terminándose su jugo y checó su reloj, tenían buen tiempo, alcanzarían bien el camión.
Tomó su lonche del día para al rato mientras la pequeña se lavaba los dientes y ella hizo lo mismo después, salieron con tiempo.
Estaban a veinte minutos de la escuela, y siempre llegaban puntual, la gótica odiaba llegar tarde al menos al trabajo.
La escuela era muy típica de las primarias, grande con campos de deportes y una fachada cómo ladrillos.
Astrid pasó a dejar a su hija a la zona de Kínder despidiéndose de ella.
—Estudia mucho pequeña, te quiero
—Y yo a ti mami.
Con ello la gótica camino hacia la sala de maestros, quería tomar un café con su dona de chocolate que había traído.
En ese momento le llegó un mensaje y lo abrió.
"Ten un excelente día princesa de la noche, te quiero"
Era de Fer, y su corazón se aceleró como una locomotora.
"Gracias princesita, tu igual ten un gran día con tu papá, ¿Por qué estas tan temprano levantada? ¡Disfruta tus vacaciones"
"Estoy haciendo ejercicio, vine al gimnasio del hotel"
"Entendido, te quiero Fer, nos vemos al rato"
"Si, muero por hacer tarea con Annie"
Le mando un emoticón que guiñaba el ojo haciendo sonreír a la gótica.
Continuó con su camino hacia la sala de maestros donde al entrar vio que ya estaban los profesores Hewitt de primero de primaria, Smith de educación física y Sanches de cuarto.
—¡Buenos días compañeros! —saludo moviendo su mano.
Todos la vieron y le sonrieron de manera cortes
—Buenos días señorita Lowllet —contestaron.
Ella se dirigió a su cubículo donde dejo su bolsa negra y su portafolio, para después ir por una taza de café.
Disfruto el aroma de la bebida y sonrió cerrando los ojos al dar el primer sorbo para después sentarse, comenzando a ver lo que impartiría hoy para los alumnos.
Ya tenía todo listo y junto sus cosas despidiéndose de los demás maestros que habían llegado.
Camino con paso firme al aula que le tocaba siempre, cerca del campo de soccer, pero lo que jamás espero fue ver a su peor pesadilla esperándola cerca de un árbol, era Ryan Jones, uno de los seres más nefastos y acosadores del mundo, de cierta manera le recordaba a Kyle, era el maestro de quinto de primaria.
—Pensé que jamás llegarías mi reina —dijo de manera nefasta.
Astrid rodó los ojos y lo ignoró.
—¿Qué no tienes modales cuando alguien te está hablando Lowllet?
—No cuando el que me habla es un cerdo —continuó su camino sin prestarle atención.
—Tú sabes que te gusto y no puedes negarlo —aceleró su paso y se interpuso en el camino de la gótica.
—¿Y bajo que idea piensas que eso es cierto? ¿Tan delirante estas?
Observo sus ojos color lodo, un café horrible junto con el rubio sucio de su cabello, aquellos lentes y su camisa de cuadros característica de él siempre le había causado cierta incomodidad.
—Sólo lo sé, digo una madre soltera siempre busca un hombre cómo yo para hacerse cargo de ella y de su hija que nadie quiere —dijo de manera acida el tipo.
—Jajaja, sí que estas delirante Jones —lo rodeo, continuando con su camino.
—Pues digo, tuviste una hija joven y no ha de haber sido jugando damas chinas, se ve que eres una zorra caliente en la cama —inyecto veneno en cada palabra el hombre.
Esto hizo enojar a Astrid, más que nada por qué ella siempre se había latigado por ello, su manera de ser de antes la había hecho estar en los predicamentos actuales que se encontraba, eso incluía tener que volver a empezar de cero con Fer.
Se dio la vuelta y encaró al sujeto.
—No tienes ningún derecho de juzgarme a mí ni a mi pasado ¡Imbécil! —su voz estaba fúrica.
—No te juzgo, sólo me remito a las pruebas, por algo estas loca y soltera, una mujerzuela con gustos raros y una niña sin padre, no vales nada, ¿todos tus amigos que vienen luego por ti también te cobran en la cama? —se pudo notar cierta frustración en la voz del tipo.
Astrid sin pensarlo y aprovechado que nadie pasaba le soltó una cachetada que le volteo el rostro.
—¿Cómo te atreves a hablarme así pedazo de porquería?
—La porquería aquí eres tú, zorra. Y toma esto como un aviso, me tienes que pagar lo que me debes, o lo llevaré a la junta de maestros y al distrito, muy fácil me pediste esos quinientos dólares sabiendo que jamás podrías costearlo.
Se le hundió el corazón a Astrid, tuvo que acceder a la ayuda de Ryan debido a que al enfermarse Annie había descompletado el dinero para la renta y no quiso molestar a sus amigos con ello. Fue su peor error del mundo.
—Te dije que te los pagaría esta quincena, deja que sólo nos paguen y los tendrás en tu mano.
—Lo puedes hacer de otra forma —dijo acercándose y tratando de tocar el trasero de la chica.
Ella se quitó y le dio un manotazo en su mano, lo vio directamente a los ojos.
—Mantén tus asquerosas manos lejos de mí, te los pagaré y deja de joderme.
Peleo contra el entrecortado de su voz y sin darle tiempo de replicar al sujeto se fue de ahí.
Con lágrimas en sus ojos llegó al sanitario donde entro, encerrándose en un cubículo, bajando la taza para comenzar a llorar de la impotencia.
No sabía que hacer ya, todo era difícil y estaba a nada de rendirse, sólo Annie y ahora Fer que estaba ya cerca de ella la mantenían cuerda.
Su pecho le dolía mucho y quería mandar todo al diablo.
Sacó de su bolso una pequeña petaca que tenía llena de vodka, le dio un sorbo sin importarle que estaba en la escuela y sintió como le quemó la garganta.
Sintió el líquido caer dentro de ella mientras que sus lágrimas salían a borbotones.
Intentó tranquilizarse, guardo la botella y sacó unos chicles de menta para esconder el aroma.
Ella sabía que cada día estaba peor, pero no sabía cómo lidiar con todo esto, era difícil, estaba al borde del abismo.
Su mundo se estaba haciendo blanco y negro.
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