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Trazo # 38: The 69 Eyes - Gothic Girl

Just like a gothic girl
lost in the darken world
my lil' gothic girl
darkerside jewel are your razor cuts for real – baby

El cumpleaños de Astrid era el veintisiete de marzo.

Fernanda estaba más que preparada para ello, tenía todo ideado para darle a su prometida la mejor fiesta de su vida, lo cual para la bajista era una prioridad. Necesitaba hacer que la gótica se sintiera amada y feliz

Así que pensó salir con ella y sus amigos a un antro como tanto le gustaba a la dibujante.

Fernanda hizo reservaciones V.I.P. en un club gótico que abrió hace más de un mes y que tenía muy buenas reseñas tanto en bebidas como en ambiente junto al trato a los clientes, se llamaba "La Guarida Lupina" era de temática de hombres lobo y vampiros, dos cosas que apasionaban a su pareja.

Ya tenía todo planeado, Annie y Kiba se quedarían con los señores Lowllet esa noche para que los jóvenes pudieran disfrutar de la fiesta de Astrid sin preocupación alguna. Fernanda quería que ese día lo disfrutara al máximo.

La chica que había robado su corazón se merecía eso y más.

Todo estaba listo para ese día, sus amigos ya sabían.

Aparte le había comprado un juego de joyas, unos aretes Swarovski y un collar- Los pendientes eran de transparentes en forma de "A". La gargantilla era de un corazón, ambas con incrustaciones de diamante negro, el regalo perfecto.

Astrid por su lado solo sabía que ese día saldrían con sus amigos, pero no desconocía a donde o que iban a hace. Estaba muy emocionada de poder tener estos momentos con su grupo y más a lado de Fernanda.

27 de marzo 20:30

La gótica estaba sonriendo mientras se arreglaba, quería verse bien para esa noche, Fernanda le había dicho que se vistiera como siempre, que usará su mejor gala gótica para esa noche.

La bajista amarla verla con ese tipo de vestimenta, siempre le atrajo la imagen de Astrid, su estilo se le hacía muy sexy y genial a la vez.

Se puso un vestido corto, color negro que le llegaba arriba de las rodillas, junto con unas medias del mismo color y unos Mary Jane de correa al tobillo con murciélagos en el diseño.

Pintándose muy bonita para su prometida, con sombra roja en sus ojos y sus labios carmesí, su cabello lacio retocado de nuevo de color rosa, se veía despampanante.

Se escuchó que tocaron la puerta del baño donde se arreglaba.

Un ligero tap tap.

—Adelante.

Era Fernanda, con una playera de alguna de sus bandas de metal, jeans negros y tenis Vans clásicos, ya estaba lista, eso lo sabía Astrid.

A la bajista se le escapó un suspiro al verla.

—¡Te ves hermosa! —se mostró muy emocionada —. ¿Sabes que me fascinas y me vuelves locas princesa de la noche?

Fernanda abrazó por atrás a Astrid pegándola al lava manos, le dio un pequeño beso en el cuello apenas y rozando la piel de la gótica, quién dejó salir un suspiro. Amaba sentir la energía dominante de su bajista.

—N-no, no lo sabía —se sonrojó la chica jugando un poco con su futura esposa mientras la vio a los ojos a través del espejo.

—¡A mira! Eso es bueno, así puedo demostrártelo con creces.

Con ello sacó de uno de los cajones del baño unas pequeñas cajas, con aquel distintivo logo de cisne.

Astrid abrió mucho los ojos, quedando impresionada por las cajas que tenía enfrente de ella. Nunca había sido una chica interesada más que nada porque todo se lo había comprado ella misma en su vida. Pero Fernanda la consentía demasiado, siempre un regalo a la semana y una rosa roja a diario en su cubículo de la oficina, la trataba como una reina.

—Amor...esto es...

La silenció con la mirada Fernanda haciéndola tomar las cajas.

—¡Ábrelas! Me dices que te parecen —dijo la bajista —, las mandé hacer en especial para ti, cuando fui a la junta de Nueva York hace medio mes amor pasé por ellas.

Astrid comenzó a destapar las cajas primero encontrándose con los aretes, mientras que al ver la otra observó la gargantilla con una "A" en ella.

—Es hermoso.

Alzó su mirada y puso las cosas en el buró, se aventó a los brazos de Fernanda para besarla, hundiéndose en ese momento saboreándolo, a lo cual La bajista respondió con la misma intensidad.

—Veo que, si te gusto, eso me alegra —dijo contra los labios de su amada chica.

—¿Gustarme? ¡Me fascinó! Amor de verdad como no tienes una bendita idea, te volaste la barda princesita.

Le dio pequeños picos mientras jugaba de manera tímida con el pentagrama que Fernanda que tenía colgado en su cuello.

—Ahora viene la segunda parte de tu regalo así que espero que estes preparada para una noche de fiesta —sonrió la jefa de región.

Con ello le ayudó a ponerse el regalo a su futura esposa, colocando la gargantilla en su cuello y Astrid se puso los pendientes.

Salieron de la casa listas para tener una de las mejores noches de sus vidas, entraron al carro donde comenzó a manejar Fernanda hacia el antro que donde se había quedado de ver con sus amigos.

—Teóricamente ya salgo con una MILF, eso es sexy —dijo riendo Fernanda mientras que esto ocasionó que Astrid se sonrojara y desviara la mirada.

—Eres una tonta amor —se rió la gótica quien tomó la mano de su pareja durante el viaje.

Fer sonrió y le guiñó el ojo ocasionando que Astrid rodara los ojos divertida.

Todo estaba yendo de maravilla en su relación y la boda las tenía muy emocionadas, la habían planeado para septiembre.

Astrid ya estaba organizando todo, ya que querían hacerlo el día en que se conocieron que fue en el equinoccio de otoño, una fecha que ambas guardaban en su corazón.

Al llegar al antro, Astrid quedó impresionada, era inmenso, con temática gótica como a ella le gustaba, con parafernalia negra y roja, de murciélagos, lobos y demás cosas, con una entrada que parecían las puertas de una casa encantada.

—¿En serio conseguiste entradas para La Guarida Lupina?

Estaba sorprendida, ella y Emily habían intentado desde hace medio mes y no lo habían logrado.

—Magia de tu futura esposa —sonrió la bajista, quien tomó la mano de su pareja dejando el carro en el valet parking.

Ya los estaban esperado afuera todos sus amigos, incluyendo Alina, Alastor y Arthur.

Las chicas saludaron gritando a Astrid abrazándola y felicitándola mientras que los chicos la abrazaban, estaban todos felices.

Al terminar de saludarse entraron.

El antro era genial, tenía temática de películas de terror no sólo de vampiros y hombres lobo. Con escritos en la pared de Edgar Allan Poe, Lovecraft, King por nombrar algunos autores. Caminaron bajo una luz tenue roja, muy estilo pandemónium, se sentía una vibra tétrica tal como querían dar la imagen los dueños de dicho club.

Astrid estaba fascinada, era todo lo que le gustaba a ella en cuanto su forma de ser y estilo alternativo.

—¡De verdad, gracias por esto amor! Es esplendido todo lo que estás haciendo hoy por mí, no sé ni cómo explicarte la felicidad que siento en estos momentos, cada día me haces más feliz y jamás quiero alejarme de ti

Pegó su frente a la de Fernanda quien sonrió para besarla, se notó la felicidad en ambas.

Al llegar al VIP, veían que todo estaba adornado con fotos de Astrid y con un gran letrero de murciélagos con la frase de feliz cumpleaños en él, ocasionando que la gótica estuviera casi en lágrimas. Había pasado mucho tiempo desde que celebró de esta manera su cumpleaños, era difícil tenerlo cuando era solo ella cuidando a Annie, a lo más que había podido hacer eran los pasteles que le llevaban sus amigos esos días.

También amaba eso, era hermoso, pero ahora entendía algo, con Fernanda jamás le faltaría nada, si bien ella ya con el nuevo trabajo podía sostenerse ella sola, la bajista no la dejaba. Lo que ganaba la azabache era siempre para la casa, dejando el sueldo de Astrid intocable más que por ella misma y Annie, para que se dieran lujos ambas. Todos los demás gastos corrían por parte de Lancaster, sin duda se había sacado la lotería con ella.

Les comenzaron a traer bebidas tras bebidas a todos, desde wiski, ron, tequila y demás. Fernanda no había escatimado en los precios, era la celebración del día más sagrado de su vida, el nacimiento del amor de su existencia, quien pronto sería su esposa, contra todo pronóstico.

Ella obviamente estaba tomando jugo de naranja, estaba ahí para cuidar a su novia y verla divertirse esa era su prioridad, sin contar que ella ya no ingería nada de ese estilo por su manera de vida, aquella de un Straight Edge.

Las chicas a excepción de Fernanda se habían levantado a bailar todas juntas al compás de Hocico, una banda de electrodark que le gustaba mucho a Astrid, disfrutando la euforia del momento, estando todas en la pista de baile con sus bebidas en su mano.

—Ahora si se voló la barda jefa, es una gran fiesta para la señorita Lowllet—dijo Alastor mientras tomó un poco de wiski, siendo secundado por Erick, Robert y Arthur.

Tanto Arthur como Alastor trataban a Astrid como jefa, aunque ellos tuvieran un mayor rango que ella en la empresa, la respetaban mucho en su arte más aparte al ser la prometida de su jefa.

—¡Ya saben lo mejor para mi chica! Siempre será así —sonrió la azabache.

Vio como el amor de su vida se estaba divirtiendo junto a sus demás amigas y no pudo evitar sentirse realizada.

—Astrid se nota muy feliz —señaló Erick mientras tomó un poco de tequila —, hace años que no la veíamos brillar así, y tu Fernanda, tu pareces una estrella. Siempre lo supimos, la una es la felicidad de la otra.

—Lo sé, ahora ya nada nos podrá separar, esto está más sólido que nunca.

—Nos dejaste preocupados por lo de Kyle, cuando nos lo contaste queríamos irlo a buscar y darle una calentadita —mencionó Robert tomando su perla negra.

—No se preocupen por ello, creo que quedo muy asustado de que ya no soy la niña de diecinueve años que atormento — alzó los hombros sin darle mucha importancia.

—Aparte te lo cacheteaste, se lo merecía —señaló Michael

—Me sorprende que Fernanda no lo hubiera medio matado ahí enfrente de todos —dijo Erick.

—Estaba Annie, no podía hacerlo, a ella le choca que pelee, a pesar de ser el papá de Annie, a él no le importó dejarla, ¡aparte la insultó! Pero sé que mi niña sabe muy bien que tiene dos madres que morirían por ella y tíos magníficos como ustedes que siempre la cuidarán.

Sus amigos asintieron ante lo dicho.

—Eso es más que obvio Fersita, sabes y creo que te lo demostramos que jamás dejaríamos a tu amada Astrid y mucho menos a tu pequeña, eres una de las personas más valientes, más recta y más exitosa, eres mágica hermanita —dijo Michael chocando el puño con ella.

—Fernanda se sacó un diez con esto— dijo Jenny —. Me acuerdo que tú y Emily estaban muriéndose por venir y no conseguían entrar por lo demandado que estaba.

—¡Lo sé! Fernanda me sorprendió con esto! Jamás lo esperé para ser sincera —contestó la gótica.

—Si que fue un regalo genial esto, por fin lo pudimos conocer —dijo Emily.

—¿Se quedó Leila con tu suegra? —preguntó Amanda.

—Si, ella nos hizo el favor de cuidarla hoy. Es un amor mi suegrita —sonrió la ota gótica.

Las chicas continuaron bailando muy animadas, se notaba que era el desestrese que necesitaban ellas, con el trabajo y lo de la banda, era algo que todo el grupo necesitaba.

—Por cierto, lo que te regalo Fernanda...esta de lujo Astrid —señaló Amanda a los aretes y collar que traía que sabían que era nuevo.

—Lo sé, al principio medio me incomodó porque no quería que gastará en mi tanto dinero —susurró la dibujante un poco apenada.

—¡Astrid, es tu prometida! Ella claro que va a gastar todo y amarte aún más, para Fer eres todo lo que más ama en este mundo —señaló Sayumi sin dejar de bailar.

—Eso es cierto señorita Lowllet, digo por algo tiene fotos tanto de usted cómo de su hija por toda su oficina la jefa Lancaster —sonrió Alina al decir eso.

—Eso lo sé, aparte después de lo que paso con Kyle en la convención, siento que nuestra relación esta más fuerte que nunca.

—De hecho, en ese día por lo que nos contaste y Fernanda les contó a los chicos, mostraste que solo la amas a ella, créeme que eso es un gran plus para ella —mencionó Amanda.

—Era algo que debía hacer, soltar todo eso, poner el pasado atrás. Gracias a ello ya me siento digna de estar con Fernanda —sonrió Astrid —, la pesadez que tenía era el odio que aún mantenía hacia Kyle, haberlo soltado de esa manera, me dio paz y tranquilidad.

Ese día se había forjado y sellado todos los sentimientos entre ellas, se tenían la una a la otra, estaban feliz por ello.

Cómo Astrid lo había dicho, Fernanda había obtenido su mejor versión, la chica madura que no tenía ojos para nadie más que su bajista, en verdad amaba a Fer.

Después de lo que pareciese alrededor de una hora y tres bebidas más, las chicas seguían felices, Astrid se sentaba de manera esporádica con los chicos y Fernanda escuchando como platicaban entre ellos, sin embargo, siempre regresaba a bailar con sus amigas.

—¿Cómo te sientes Astrid? —preguntó Emily.

—Tenía años que no salía de esta manera, a divertirme con mis amigos y con el amor de mi vida —sonrío la gótica mientras le daba un sorbo a su Bloodymary disfrutando la sensación del vodka en sus labios.

Pero en ese momento sintió que alguien se pegaba a ella, las manos de alguien rodearon su abdomen, mientras le daban pequeños besos en su cuello haciéndola suspirar ante el desplante de afecto que recibía.

Reconocía esos labios donde fuera.

Fernanda la pegó contra ella, moviéndose al compás de su amada, disfrutando como ella acercó su trasero al sexo de la azabache, quien le fascinaba sentir como contorneaba sus caderas Astrid de manera sensual.

—¿Te la estas pasando bien amor? —preguntó Fernanda mientras le siguío besando el cuello.

—¡Como no tienes una idea princesita!

La dibujante se dio la vuelta quedando enfrente de su amada para rodearle el cuello con sus brazos viéndola a los ojos con una amplia sonrisa en sus labios carmesí.

—Me alegro mucho, para eso vivo, créeme —susurró Fernanda mientras se seguían moviendo.

Se besaron, sintió el sabor a vodka en el aliento de su amada, mientras que Astrid alcanzó a distinguir la naranja en Fernanda.

La temperatura comenzó a subir, la fricción de los cuerpos de las chicas estaba creando una tensión sexual tan palpable que se podía cortar con un cuchillo.

Jamás lo habían hecho en un bar, al menos no Fernanda, Astrid si lo llegó a hacer, pero no fue nada del otro mundo para ella, sin embargo, moría por hacerlo en ese momento con su amada, experimentar algo nuevo entre ellas.

—Te necesito Fer.

Le susurró a su oído la jovencita mientras tomó la mano de su amada bajándola a su sexo, para que sintiera lo mojada que estaba. Mostrándole que con solo esos pequeños cariños que había recibido se había puesto de esa manera.

Sin duda alguna, Fernanda despertaba mucho el lívido de la gótica, siempre desataba la pasión sobre ella y el efecto era el mismo con Fernanda, al sentir siempre a la gótica cerca de ella, o los labios de la misma sobre los suyos se volvía una fiesta de pasión, siempre tenía unas ganas impresionantes de poseer a la chica.

—Vaya amor, estas húmeda —dijo la pelinegra sonriendo contra los labios de su pareja quien la estaba viendo sus ojos gris llenos de lujuria—¿Qué es lo que quiere mi princesa gótica?

Preguntó mordiendo el labio de Astrid quien dejó salir un gemido cuando sentía que un dedo de Fernanda entró en su canal.

—Amor... —gimoteó a la par de que Fernanda comenzó a mover su dedo sobre sus clítoris —¡Princesita!

Astrid se sonrojó sintiendo como estaba empapando los dedos de su pareja.

—¿Qué paso amor?

La bajista subió su mano y sus dedos los metía en su boca saboreando a Astrid haciendo que esta de solo ver ese desplante tan erógeno, tuviera un orgasmo lo cual notó Fernanda al sentirla temblar.

—Vaya amor...creo que alguien necesita que la atiendan con urgencia —rió pícaramente la pelinegra.

—Deja de jugar conmigo Fernanda...y follame.

Le dijo de manera imperativa la gótica, a lo cual Fernanda sin meditarlo tomó la mano de su amada, y con fugaces movimientos la jaló hacía donde sabía que estaban los sanitarios del establecimiento, para ingresar cerrando las puertas detrás de ellas 

Algún lugar de Boston.

Kyle sostiene el celular cerca de su oreja.

—¿Entonces ya tienes la bodega pagada? —le pregunta a la persona del otro lado de la línea.

—¡Sí! —era la voz de una chica —, la puse a mi nombre para que nadie se diera cuenta.

—Eres muy lista Lindsey, el otro ya confirmó que, si está dentro, así que lo haremos en las próximas semanas —dijo el joven.

Sus ojos brillaban con malicia, quería una venganza limpia y directa, esa había sido la última vez que Lancaster lo dejaba en ridículo.

Su plan para separarlas no había servido y eso lo había frustrado mucho, pero eso se arreglaría pronto.

Astrid estaba por sufrir de una manera tan satisfactoria para él que, ya la podía saborear.

—Ya también conseguí el alambrado para la jaula que haremos, todo saldrá a la perfección cariño —dijo su pareja.

—Eso espero.

Colgó el celular y se perdió en la penumbra de la noche 

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