Trazo 35: Entheos - Life In Slow Motion
Where we find order
In the ocean of chaos
Deep into my mind
I'll set fire to my past mistakes
Fernanda odiaba los hospitales, siempre eran tan blanco, ella detestaba ese color y se le hacia una ironía que fueran de esa tonalidad. Más sabiendo que pasaba en ellos, las muertes que sucedían ahí a diario.
Aquella desesperanza que envolvía a las personas en ese sitio, los sueños rotos aunado a las realidades cambiadas por las tragedias.
Todos llegaron ahí, Astrid había visto a los chicos de la banda en la recepción de la disquera, para partir de ahí al hospital.
Las parejas de los chicos de Beyond ya habían llegado estaban afuera esperando, Emily con Leila en los brazos junto a una Amanda y Jenny muy preocupadas, intentaban consolar a la madrastra de Fer.
Fernanda se siguió de largo hacia la recepción.
—Quiero información del estado del señor Arthur Lancaster —dijo la chica viendo a la enfermera.
—¿Quién pregunta? —preguntó la recepcionista con flojera notable en su voz.
—Fernanda Lancaster, su hija. —respondió la bajista intentando mantener su paciencia.
Astrid llegó a su lado poniendo su mano sobre su hombro con Carrie a lado de ella.
—¿Sería tan amable de proporcionarnos información del señor Lancaster por favor?
el tono de Astrid era gélido y amenazante, lo cual ocasionó que la recepcionista alzará su mirada un tanto asustada y observará a la gótica.
—Permítanme tantito, dejen investigo.
La chica se levantó para salir de ahí en busca de la información solicitada, dejando a las tres femeninas esperando.
—¿Qué paso Carrie? — preguntó Fernanda viendo a su madrastra a los ojos, se notó la preocupación de tanto ella como de su pareja, que consideraba al señor Lancaster como otro padre.
Los ojos de la mujer estaban rojos y llenos de lágrimas intentando sofocar sus gimoteos. Su llanto era imparable, adornaba su cansado rostro.
—Estábamos viendo una película y se empezó a sentir mal, ¡hasta que se desmayó! La ambulancia llegó rápido y me informaron que había tenido un infarto, ya arribamos al hospital lo canalizaron directo.
Rompió en llanto Carrie siendo consolada por Fernanda quien tenía también lágrimas en los ojos mientras que Astrid acariciaba la espalda de la bajista.
—Se va a poner bien, mi papá es fuerte —dijo la chica tatuada mientras seguían esperando información del estado del señor Lancaster.
Una media hora después donde solo estaban las tres chicas, Amanda, Michael, Erick y Robert, ya que Jenny, Emily e Ishtar se habían ido a casa de Emily para recoger a los niños del colegio.
Seguían esperando alguna información, la recepcionista le dijo que no había alguna información más que estaba en valoración.
Hasta que salió un doctor.
—¡Familiares del señor Lancaster!
Fernanda y Carrie se levantaron volando para estar enfrente del médico
—¿Qué ha pasado doctor? —cuestionó Carrie.
—El señor sufrió un infarto cerebral, todo esto derivado a que no se ha cuidado la diabetes que posee desde hace años.
Esto dejó heladas a ambas, ninguna sabía de eso.
—¿Desde hace cuánto tiene ese problema? —preguntó Fernanda.
—Mínimo unos 5 años, máximo quince.
El color se drenó de sus rostros.
¿Cómo era posible que no supieran nada de ello?
—Entrará a cirugía, intentaremos estabilizarlo —dijo el doctor.
—¡Haga todo lo posible doctor, se lo ruego! —exclamó Fernanda.
Vieron al doctor dar media vuelta y regresar de nuevo por donde vino.
La bajista bajó la cabeza, estaba preocupada por todo, sin embargo, era sacada del trance por un comentario que jamás se esperó.
—¡Todo esto es tu culpa!
Era la acida voz de Carry quien le estaba dando la espalda a Fernanda.
—¿Qué estás diciendo? —Fer frunció el ceño.
—Tu y tus desplantes de adolescente hace cuatro años debieron haber detonado por la diabetes de tu padre, me conto todo lo que paso y sufrió por tu coraje y berrinche de haber sido una zorra que engañó a su novia.
Las palabras de su madrastra la estaban golpeando.
—¿Sabes? No eres quien para juzgar a mi pareja ni su relación con el señor Lancaster —mencionó la fría voz de Astrid detrás de ellas —. Tú no sabes que pasaba por la cabeza de ambos o cual fue su historia previa a que tu llegarás. ¡No tienes ni un puto derecho de juzgar a Fernanda de esa manera! Ella también pasó por mucha mierda, y no es culpa de ninguno de los dos lo que salió de eso, ambos necesitaban recuperarse de su relación lastimada por la muerte de mi difunta suegra, tuvieron su periodo de duelo de diferente manera, no fue la correcta para ninguno, pero fue la necesaria.
Estaba ahí parada escuchando toda la mierda que había dicho Carrie hacia Fernanda.
la gótica estaba enojada, no le quitó la mirada de encima a la pareja de su suegro, quien solo la veía con ojos de furia.
—Tú no tienes ni voz ni voto en este momento señorita, este no es problema tuyo, tu aceptaste a esta zorra de regreso después de que te dejo sólo porque no tenías a nadie más que recurrir— dijo de manera agresiva Carrie, se escuchó el sufrimiento en su voz —. Mejor dedícate a arreglar tus problemas de pareja antes de meterte en otros.
—¡Nada que ver lo que dices! Lo que tenemos Fernanda y yo es algo que jamás entenderás, ambas sufrimos mucho, nos lastimamos de muchas maneras, pero no es algo que tu debas saber y mucho menos juzgar.
La voz de Astrid era agresiva, algo muy raro en ella, sus puños estaban cerrados, se notó su enojo.
Astrid vio de reojo a Fernanda quien estaba estoica, su rostro impasible a la par de que comenzaba a caminar hacia Carrie, volteándola y haciendo algo que dejó a la gótica sin palabras.
Abrazaba a su madrastra.
—Siento que no haya puesto atención a mi papá durante muchos años, lamento que tu tengas que cargar con esto, de verdad me disculpo por ello.
Carrie intentaba zafarse del agarre de la bajista dándole golpes en la espalda siendo estos recibidos por la misma, quien no dejó de sostenerla y tratar de confortarla hasta que eventualmente la señora Lancaster se rompió en llanto abrazando a su hijastra.
Michael, Robert y Erick ya se habían levantado junto con Amanda para ver que estaba sucediendo y reaccionar acorde a ello, no pensaban permitir que nadie molestara o hiciera sentir mal a Fernanda en esos momentos ni siquiera su madrastra.
Sin embargo, vieron la escena, cómo Fernanda a pesar de haber sido abusada verbalmente por Carrie, estaba consolando y abrazándola, dejando que llorara en su hombro.
La señora Lancaster se tranquilizó un poco.
—Chicos, ¿Pueden ir a dejar a mi mamá a su casa y quedarse uno de ustedes con ella?
Carrie escuchó lo que dijo Fernanda, mamá.
Era la primera vez que alguien la llamaba de esa manera, ella jamás había podido tener hijos, era algo que anheló siempre, que fue arrebatado de ella por el cáncer que había invadido su matriz habiéndole tenido que extirpársela a una edad temprana de veinticinco años después de un aborto espontaneo que tuvo, y a pesar de todo el enojo y frustración que había sacado hacia Fernanda, ella la consideraba su mamá.
—Yo la llevo y me quedo con ella —dijo Robert viendo a sus amigos —por favor manténganme al tanto de la evolución del señor.
Todos asintieron y ayudó a la madrastra de su amiga a caminar hacia su carro.
Salían del hospital mientras los demás se sentaron en la sala de espera, Fernanda tenía sus manos en su rostro, se notaba su angustia y pesadumbre.
No habían comido nada y Erick se dio a la tarea de pedir hamburguesas a través de Uber Eats para todos, no podían estar sin un bocado.
Todos estaban preocupados por Fernanda, sabían que, si algo le pasaba al señor Lancaster, la bajista se iba a desmoronar de una manera catastrófica como lo hizo con su madre.
Astrid no dejaba de tener la mano de su amada en la suya, a excepción de cuando empezaban a comer, algo que tuvo que obligar hacer a Fernanda.
—Vamos princesita no puedes estar sin comer, lo sabes —hizo alusión a lo cansada que había estado últimamente la bajista por el trabajo.
—Lo estoy intentando amor mío, pero no puedo siento mucho miedo de lo que vaya a pasar en estos momentos.
Los ojos de Fernanda estaban aguados y llenos de melancolía, no sabía que hacer o como sentirse, con su mamá había sido algo rápido, una noticia solamente, pero esto era diferente. Era como si estuviera viendo a su padre agonizar, tenía un fuerte dolor en el pecho que le estaba dando problemas para respirar, aunado al agotamiento mental que había tenido por el trabajo en las semanas previas, se sentía muy abrumada.
Astrid estaba preocupada por ella, sabía que de pasar lo peor se tendría que preparar para ayudar a Fernanda a salir de ese hoyo en el cual iba a estar, pero jamás la dejaría sola. Ella iba a ser su sostén, sabía que eso era algo que quería hacer ya que por algo se amaban tanto, porque una era el pilar de la otra y si una flaqueaba todo lo que había construido se iba a desmoronar en cualquier momento, no quería que su amada cayera en depresión y mucho menos se sintiera mal, era su trabajo soportar esto con ella y es lo que pensaba hacer siempre.
Las horas pasaron, todos se mantenían atentos a las puertas, pero no había una señal.
Eventualmente Erick regresó a casa con Jenny, se iba a bañar para el irse a casa del señor Lancaster a relevar a Robert que tenía que apoyar a Emily.
Isthar por su parte se quedaría con Annie y Kiba en su casa.
Fer y Astrid estaban juntas, con sus manos entrelazadas, la bajista recargando su cabeza sobre la de la gótica.
—Ya casi es hora de que se vayan amigos, yo me quedaré esta noche con mi papá, cualquier cosa yo les aviso del desarrollo o cuando tenga alguna noticia.
—Espero que estes bromeando Fernanda, no planeamos movernos de aquí en ningún momento, espero que entiendas eso — dijo Michael viendo los cansados ojos de su mejor amiga —. Entiende algo, jamás volverás a lidiar con este tipo de cosas sola, estamos aquí para cuidarte y apoyarte, eres nuestra familia.
—Como dice mi novio, estamos aquí para ti siempre, no nos alejaras nunca jamás ni estarás sola en un momento como este, sé que es difícil, pero no lidiaras con este problema sola, eso te lo garantizo —la abrazó Amanda de manera fraternal.
—pero ¿Y Annie? — viendo a Astrid.
—Se quedará en casa de Isthar, ella la cuidará en lo que se recupera tu papá. Está a salvo ¿ok? Ya fueron por cosas de ella a la casa, así que tú no te preocupes amor, estamos aquí contigo.
La gótica besó sus labios.
—Todo saldrá bien.
El tiempo siguió pasando sin mucha información solo que seguían en el área de quirófano donde estaba intentando sobrevivir el señor Lancaster.
Daban las doce de la noche, Amanda estaba dormida, con su cabeza recostada en las piernas de Michael mientras que Astrid se había acurrucado en el pecho de Fernanda.
En ese momento las puertas se abrieron dejando salir un muy agotado doctor a lo cual Fernanda se levantó para estar frente de él, necesitaba saber que había pasado.
Su corazón latía de manera acelerada.
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