Trazo #3: Eyes Set to Kill - Come Home
The phone's been patient to hear your call
But you never touched the dial
You never touched the dial, now I know
There's someone I wish walked through these halls
But you'll never take the chance to come home
Viernes 31 de octubre, Aeropuerto de Boston
Fernanda estaba en el centro de renta de carros, esperando a que le dieran el que había solicitado para poder estar moviéndose en dicha ciudad, también pidió una habitación en el Hilton Boston, para dos semanas completas.
Tenía el tiempo contado, tenía que bañarse y cambiarse a su vestido de noche, para poder asistir a la boda de sus amigos. Estaba nerviosa, tenía años sin ver a ninguno de ellos, no sabía qué esperar, pero, sobre todo: ¿cómo iba a reaccionar al verlos?
Habían acabado en términos ásperos, sin embargo, a ella ya no le importaba eso, sentía que su época de duelo, ya era pasado, se sintió lista para estar con todos ellos una vez más.
llegó al hotel donde le dieron su llave, dirigiéndose a la habitación trescientos veinte, donde dejó sus cosas.
Se desnudó enfrente del espejo observando su cuerpo, cubierto por tatuajes, resaltando uno, era el nombre de Astrid, puesto en su abdomen de gran tamaño, con dos murciélagos al lado y telarañas adornando la palabra, imaginaba como su gótica la vería y besará sobre ese dibujo.
Esto la hizo temblar, sin embargo, no planeaba caer, no al menos de manera fácil, tenía que ser muy precavida.
¿Pero quién era ella para mandar en su corazón?
Se metió a la regadera accionando el agua fría como era su costumbre, su mente nado en los recuerdos de cada uno de sus amigos, quería que todo saliera bien, para poder regresar a Boston.
La plática que había tenido hace una semana con Ishtar creó una expectativa sobre el futuro.
¿Podría de verdad haber cambiado Astrid?, ella ya no buscaba lastimar a la gótica por su pasado, solo quería...intentarlo de nuevo, pero a la vez debía ser precavida, no sabía en qué tipo de aguas caminaba.
Sabía que habían necesitado esto Astrid y ella, la separación creó en Fernanda una idea nueva de lo que era el amor, con responsabilidad y la madures necesaria para no tener celos retrospectivos.
En ese momento sonaba su celular con un mensaje.
"¿Ya estás lista?"
Era un el número de Michael.
"Me falta vestirme ¿Qué pasó?"
"Para ver si tenías cómo llegar"
El mismo bueno y viejo Michael que odiaba que estuviera sola en Uber sin que él lo estuviera monitoreando.
"Traigo carro, rente uno para la semana que estaré aquí."
"Ok, ¿te vemos en la ceremonia o en la fiesta?"
"En la ceremonia, ya casi salgo para allá"
Le mandó un emoticono de corazón.
Dejo su celular y se dirigió al closet, donde guardó vestido, que consistía en un vestido rojo strapless, que estaba abierto del lado derecho mostrando parte de su tersa pierna, traía unos tacones amarrados en sus tobillos abiertos-
Se comenzó a poner una pequeña capa de maquillaje, con sus labios pintados de carmesí y sombra negra.
Tomó su cartera de mano, se perfumó con la esencia de vainilla que siempre le había gustado a Astrid, junto con su peinado de caireles
Tomó las llaves de su carro, con gran decisión salíó de su cuarto.
Trinity Church, Boston.
Astrid iba llegando con Erick y Jenny a la ceremonia.
Llevaba un vestido negro con vino simple strapless, unos tacones alto góticos de charol con hebilla muy estilo gothic lolita. Tomada de su mano llevaba a la pequeña niña de las flores, Annie, quien traía un vestido negro muy estilo victoriano, con una canasta con rosas negras.
Estaban ya casi todos ahí, Amanda, Michael juntos, mientras que Jenny hablaba con Ishtar y Erick a la par de que Astrid cuidaba a Kiba y a Annie, siendo la niña que correteaba al chiquillo de ahora ocho años, ambos eran mejores amigos, se llevaban muy bien, el niño cuidaba mucho a la pequeña.
El ministro de ceremonia invitó a todos a entrar, quedándose atrás con su hija ya que ella iba a esparcir las flores para que pasara la novia.
Todos los adornos eran muy estilo gótico combinado con Halloween, flores muy similares a las que salían en "The Nightmare Before Christmas" la belladona oscura.
Robert ya estaba en el altar al lado de Erick y Michael, ambos con esmoquin mientras que el guitarrista tenía puesto un traje muy similar a Jack Skellington.
Su sonrisa se marcó de un lado al otro.
En ese momento, empezó la melodía de la película favorita de Emily la melodía de Sally, un poco lúgubre, a petición de la misma.
Se veía al inicio caminar a Astrid guiando a su hija para que fuera esparciendo las flores mientras que detrás de ellas iba caminando Emily con un hermoso vestido de novias confeccionado de diversas partes de otros muy al estilo del personaje principal del filme.
Incluso con un maquillaje similar a la misma con costuras, su rostro lucía hermoso.
Robert al verla se le saltó un latido, estaba cien por ciento seguro de que ella era el amor de su vida, la amaba más que nada en el mundo.
Por su lado Emily al ver a Robert parado ahí no podía creer lo afortunada que era, el había aceptado casarse de esta manera con la temática y la fecha incluso diciendo si a todo lo que ella había querido.
Era la ceremonia de sus sueños con la gente que amaba, volteó a todos lados, sin ver a esa amiga tan especial para todos ellos, su corazón se hundía un poco, tal vez Fernanda no se sentía aún bien para verlos a ellos.
La chica llegó al altar donde su padre con una sonrisa se la entregó a su prometido, ambos sonrieron, mientras recargaban la frente de uno sobre la otra.
Todos los que estaban en la ceremonia los veían, no podían dejar de sonreírles, eran una de las parejas más queridas en ese círculo.
Astrid se paró enseguida a lado de Emily como la dama de honor que era, mientras que Jenny estaba cuidando con Ishtar a los pequeños.
Sin embargo, cuarenta minutos habían pasado y la hija de Astrid sé aburrió.
No se dieron cuenta que Annie había caminado hacia la salida que estaba abierta en ese momento, sin medir el nivel de peligro que podía correr, la niña lo veía como una oportunidad de salir a explorar sin supervisión, sin que su mamá la estuviera molestando.
Pero su plan fue mermado al encontrarse con unas largas piernas cubiertas por un vestido rojo, las cuales no la dejaron pasar.
—¿Me da permiso? — el fastidio se notó en la voz de la infanta.
—¿A dónde vas?
Esto hizo voltear a la pequeña a ver unos ojos cafés, hundiéndose en ellos, haciéndola recordar las fotos de su mamá.
Por su parte, Fernanda reconoció aquellos orbes grises, tan idénticos a Astrid.
—Quiero salir a jugar mientras mis tíos se casan.
—¿Emily y Robert?
—Si señorita ¿Cómo sabe eso? — la volteó a ver maravillada con sus grandes ojos.
Esto hacía que Fernanda estuviera cada vez más segura de que está niña era por lo mínimo pariente de Astrid.
—Son amigos míos, me llamo Fernanda —sonrió.
—Nunca la había visto antes... ¡Tal vez eres una chica que quiere robarme! — dijo inteligentemente la niña —Mi mamá dice que soy hermosa y que todo mundo me querría, aparte me llamo como tú, Annie Fernanda.
Hizo un ligero puchero muy similar a los que hacía la gótica, su corazón estaba muy acelerado, más al escuchar el nombre de la pequeña.
—Yo los conozco a todos ellos, a Michael, Amanda, Erick, Jenny, Emily, Robert y a Astrid.
La chiquilla vio más de cerca los ojos de la chica y entendió muchas cosas.
—Tu eres la chica que está en la mesa del cuarto de mi mami y en la sala
Esto hizo que entendiera todo, era hija de Astrid.
Sintió algo en su pecho, no sabía cómo explicarlo, no era dolor, ni angustia, sino algo muy raro, cierta calidez, pero melancolía a la vez.
—¿Así que tu mami me tiene en sus muebles?
—Si y siempre que te ve suspira — rió—, como si estuviera corriendo.
Esto hacía que soltará una pequeña risita Fernanda.
—Ven vamos adentro que tengo que verlos a todos.
Le dio su mano a lo cual la pequeña la tomó, en ese momento que sintió su roce, sabía que nunca más iba a querer dejarla ir.
A pesar de todo esto se sentía tan correcto, tenerla a su lado, sentir ese roce sobre su piel, sabía que la tenía que proteger de cualquier cosa. A la pequeña jamás le iba a faltar nada en este mundo, sin resistirse la cargó en sus brazos, haciendo ese instante uno en el universo, sus ojos se hundían en los de la nena, era como si viera el cosmos crearse en aquellos grisáceos orbes.
En ese momento se escucharon varios pasos acelerados caminando hacia la salida, la cual abrieron viendo una escena que nadie esperó.
Astrid la veía por primera vez en cuatro años, sintió que el aire le faltaba y su corazón se aceleró como una locomotora.
Era más alta que antes, había crecido según lo que calculó ella unos cinco centímetros más, su cabello ya no era castaño, era cómo la noche, aún con esos hermosos caireles que siempre le caracterizaron, mientras que sus ojos miel denotaron mayor experiencia en su mirada.
Los tatuajes la dejaron boquiabierta, notó que estaba aún más tatuada que antes, y que había cubierto algunos de ellos y puesto demonios y símbolos blasfemos en su lugar.
Aunque de igual manera, vio que la "A" en su cuello, y las siglas de Straight Edge en su cuello.
Lo qué más captó la atención de la gótica fue la cercanía que tenía su hiia con ella, al ver recargada en el hombro de la mujer.
—Fer,
Era Michael el que habló primero.
—Hola chicos.
Les sonrió a todos, esto ocasionó que sin detenerse se abalanzaran sobre ella a excepción de Astrid, abrazándola casi haciéndola perder el equilibrio.
La exbajista tenía años sin sentir esto, el cariño de sus mejores amigos, se sintió abrumada, casi llorando, pero se controló, no quería que la vieran así.
Michael fue el último que dejó de abrazarla.
Él estaba llorando como jamás lo había hecho en público mientras se hundió en su cuello, dejando que sus lágrimas pegarán sobre la piel desnuda de Fernanda.
—¡Te extrañe tanto pequeña! —susurró el ex baterista —. ¡No vuelvas a desaparecer!
—No lo haré tonto, llegue para quedarme...— sonrió la chica –Pero deja de aplastar a mi amiga Fernanda o tendré que golpearte.
El rubio se rió y asintió
—Ella es mi mami...— la pequeña señalando a Astrid.
Las miradas de las chicas se cruzaron, el mundo se detuvo para ellas, sus corazones se aceleraron con solo verse a los ojos, sentían como revivieran en ese momento,
Se quitaron gran letargo del cual no habían podido despertar, se acercaron de menara lenta la una a la otra sin despegar la mirada, tenían miedo de que si por una milésima partícula de segundo dejasen de verse desaparecieran de la vista de la otra.
—Fer...— susurro Astrid
Sus ojos estaban humedecidos, no podía creer lo que pasaba, alzó su mano acariciando el rostro de la chica, a lo cual la otra solo cerró sus ojos regocijándose de sentir la piel de su amada después de tantos años.
Abriendo sus orbes la exbajista sonrió.
—Hola preciosa.
Las palabras salieron de manera natural, haciendo que el aliento se le escapara de sus pulmones al escucharlas.
—Te queda bien el rosa —, se refería al cabello de la gótica, esto hacía sonrojar a Astrid, pero no podía dejar de sonreír —. Y me gusta tu cabello largo.
—Gracias...— Susurraba sumamente sonrojada.
—¡Ya viste mami! Ya tienes a tu Fer de regreso.
La frase de la niña hizo que todos se rieran incluso las muy sonrojadas chicas.
—Tus ojos brillan mami...parecen estrellitas.
—Los ojos de tu mamá siempre serán estrellas — dijo Fernanda.
Esa frase estaba haciendo que Astrid estuviera perdiendo la batalla contra su autocontrol para no besar a la exbajista, pero tenía que ir lento, no quería espantarla ni alejarla.
—¿Y si nos movemos a la fiesta? — cuestionó Emily viendo a todos sus amigos.
—¡Esa amiga, es una buena idea! — dijo riendo Amanda —. Ya estamos todos juntos de nuevo.
—Mami ¿nos podemos ir con Fernanda a la fiesta? —cuestionó la niña.
—No quiero incomodarla —musitó Astrid un poco nerviosa.
Esto se le hizo un momento perfecto a Fernanda para poder hablar un poco.
—No me molesta, de hecho, yo las iré a dejar a su casa cuando se quieran ir a descansar si no les molesta a los demás— mencionó Fer a lo todos solo respondían moviendo sus cabezas en afirmación
La gótica sonrió, sintió que esto podría ser una buena oportunidad para tentar las aguas.
—Traemos nosotros la sillita de Annie, en el carro. —Mencionaba Erick.
—Vamos por ella, no se preocupen...ù decía Fernanda.
Con ello caminaron primero al carro de Erick y Jenny, quienes le daban la sillita a Astrid mientras Fer siguió cargando a la niña.
—Los vemos en la fiesta —dijo el exvocalista.
—¡Claro allá los vemos! — sonrió Astrid mientras Fernanda asentía y caminaban hacia el otro carro.
—Me ayudas, tengo las lleves en mi bolso de mano, por favor, Astrid
Se lo dio, ya que seguía cargando a una muy somnolienta Annie.
—Claro que sí.
Sacó las llaves, apretando la alarma, quitando el seguro, para abrir la puerta y acomodar la pequeña silla de la niña y después Fernanda la dejaba acostada ahí para amarrarla y que quedará segura, acto seguido, le abrió la puerta a Astrid ayudándola a subir para después caminar hacia el lado del piloto y subirse al mismo.
Fernanda admiró lo hermosa que se veía, con aquel vestido, sin duda los recuerdos no le hacían justicia a la belleza de Astrid.
Prendió el carro, para comenzar a manejar a la ubicación de la fiesta.
Hubo un silencio sepulcral en el carro que era roto por Fernanda.
—¿Es de Kyle verdad?
Esa era la pregunta que más había temido tener que contestar Astrid, quien solo bajó la cabeza asintiendo.
—¿Fue de esa vez? — cuestionó la chica.
—Si, también.
Estaba a nada de llorar la gótica.
—Es una niña muy bonita, tiene tus ojos —señaló Fer.
Esto tomó desprevenida a la gótica, volteó a ver a la músico, notando un gran cambio en todo aspecto de ella, no sólo físico sino sentimental, le costó leerla, pero no pudo detectar enojo ni nada por el estilo.
—Fer, no sé qué...
—No digas nada Astrid, eso ya está en el pasado —cortó a la chica —, ya no te preocupes por ello, tenemos un nuevo comienzo, pero no quiero que sea atrabancado cómo en la universidad, tenemos toda una vida para estar bien.
—Se que fue duro para ti Fernanda, y no tengo palabras para decir nada, sólo un perdón, se qué Annie te puede lastimar al verla, pero...
—Ella no tiene la culpa de nuestros errores, jamás podría hacer nada encontra de la pequeña.
La sonrisa de la músico era genuina algo que tranquilizó de cierta manera a la gótica.
—Aparte me cayó muy bien, es una lindura —comentó Fernanda.
—Eso por qué está tranquila ahorita, deberías de ver cuando se pone a jugar, ¡la pila no se le acaba! —rió la gótica.
—Eso es bueno, significa que la has hecho muy feliz.
Tomó su mano y le dio un pequeño apretón, esto hizo sonrojar mucho a Astrid pero la puso feliz al sentir tan cerca al amor de su vida.
Llegaron a su destino estacionando el carro, mientras que la chica de los tatuajes bajo a Annie, cubriéndola con una de sus sudaderas que había dejado en el carro, Astrid tomó la mochila donde traía las cosas de su hija y la exbajista aprovechó para cambiarse los tacones por unos flats rojos que traía, los tacones ya la estaban matando, para así entrar a la fiesta.
El grupo de amigos las vio entrar y todos se derretían de amor al verlas, Fernanda cargando a la pequeña, mientras que Astrid traía los abrigos de ambas con la mochila de viaje de la pequeña.
—No sé por qué, pero esa imagen se ve tan bien, es tan correcto eso...— susurró Amanda.
—Parece como si Astrid hubiera regresado a la vida, la veo con más vitalidad en estos momentos, como si con solo ver a Fer, se hubiera recuperado, al igual Fernanda parece muy feliz, está sonriendo y protege a la niña como si fuera suya... —mencionó Robert.
—Es suya Robert, eso lo sabes ¡Esa niña es de ellas, de nadie más! —dijo su esposa.
—Completamente de acuerdo...— secundó Michael.
—¿Vieron los tatuajes de Fernanda? —preguntó Jenny.
—¿Cuáles de todos? — sonrió Emily.
—Va a tener todo su cuerpo lleno de tatuajes —señaló Amanda
—Esa era su idea principal— Señalaba Erick.
Las chicas llegaron para sentarse con ellos, formando su círculo nuevamente, donde todos comenzaron a convivir, preguntándole a Fernanda de su trabajo, sentada ella a lado de Astrid.
Fernanda les comentó que hacía en la disquera, a que se dedicaba, como le iba, todos estaban maravillados ante lo lejos que llegó en ese aspecto, que conocía a varias bandas que les gustaban a todos, les contó de su jefe, de su equipo de trabajo, de los conciertos que había estado yendo y organizando, todos estaban fascinados como la más pequeña del grupo de adultos, había triunfado mucho.
La fiesta continuó sin ningún percance, Astrid y Fernanda habían bailado un buen rato, divirtiéndose haciendo bromas entre ellas o sólo hablando.
Dando las dos de la mañana Astrid se inició a despedir de todos al igual que Fernanda.
—Ya nos vamos chicos, tenemos que ir acostar a la niña — Mientras la traía cargada.
EL camino a casa de Astrid fue sin problema alguno, mientras ellas charlaron de cosas banales como el trabajo.
Hasta que llegaron al hogar de la gótica.
Fernanda cargó a la niña mientras la gótica abrió las puertas, para que posteriormente la acostara en su cama para taparla y que se durmiera.
—Me la pase bien princesa de la noche ¿Tu cómo te sientes? —preguntó Fer.
—Muy bien, tenía tiempo sin divertirme,
Eso tomó la atención de Fer, más al ver las ojeras en los ojos de la chica, pero prefirió no indagar aún, ya podría preguntar después.
—Mañana paso por ustedes para la guarida ¿cómo ves? —preguntó Fer,
—Está bien, por favor avísame cuando llegues al hotel —le dijo Astrid.
La chica sólo asintió mientras se subió al carro y se despidió de la gótica.
Ambas tenían una sonrisa en su rostro, había salido bien todo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro