Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Trazo #20: Suicide Silence - No Pity For the Coward

Seconds from the end
What's it gonna be
Pull the trigger bitch

Astrid aceptó a irse a vivir con Fernanda, sin embargo, lo que jamás espero es que fuera en una casa gigantesca en una de las zonas más acomodadas de Boston, tampoco le avisó que tenía ya un cuarto para Annie preparado muy estilo a las princesas de Disney más aparte muchos juguetes, de los que quería la pequeña que no tenía o no se los podía dar Astrid.

Pero su ataque de pánico vino cuando vio su propia recamara adornada de cosas góticas que le fascinaron, la cama era nueva, no cómo la que ella había tenido en departamento ya usada y de segunda mano, era King con edredones muy hermosos que eran de imagines de una ouija, con un tocador con espejo y lugar suficiente para poner todo su maquillaje, una gran tele tenía un baño personal.

—¡Esto es mucho Fernanda! —exclamó la gótica —, es suficiente que nos hayas dado un techo sobre nuestras cabezas, pero...

Su comentario fue cortado por un dedo posado en su labio, mientras que una sonrisa pícara de Fernanda la veía, con aquellos ojos tan imponentes, pero a la vez tan tiernos.

—Es que no te pedí opinión ni permiso princesa de la noche, las trataré cómo siempre lo han merecido, espero este claro eso —le dio un pequeño beso en la comisura del labio, esto la hizo suspirar.

—Pero...princesita... —gimoteó Astrid, sintió mucho calor.

—No hay pero que valga, aparte no has visto lo mejor.

La tomó de la mano y la guio a la primera planta, donde fueron hacia atrás y entraron un cuarto, donde Fernanda prendió la luz.

Astrid no podía creer lo que veía, era un estudio profesional de dibujo, con una mesa alargada donde se podía ver un block profesional de los que compraba Astrid antes. Varias lámparas se veían en todo el cuarto con luz especial para el dibujo, tres estuches diferentes, uno de grafitos, otro de colores para pitar en oleo aunado a pasteles, y lápices de colores de la mejor calidad.

Astrid tenía lagrimas brotando, su corazón no daba crédito a lo que veía, su sueño hecho realidad.

—¿Te gustó princesa de la noche?

La gótica no tenía palabras en la boca, solamente volteó a ver a Fernanda y la abrazo fuertemente a ella, llorando en su pecho.

—Gracias...de verdad gracias princesita —gimoteó.

Fer acarició su cabello sonriendo y hundiéndose en su aroma, aquel de lavanda que tanto la caracterizaba, ese olor que la tenía sonriendo, haciéndola suspirar al tener tan cerca a la gótica.

—No tienes nada que agradecer, sabes que lo hago porque las quiero tanto a ti cómo a Annie —besó su frente de manera tierna.

Astrid alzó su mirada clavando sus ojos grises a las avellanas de Fernanda.

—Eres perfecta Fernanda, de verdad que si —susurró Astrid poniéndose de puntitas y beso la comisura de los labios de la bajista.

—No tanto cómo tu pequeña.

—Pensé que después de que me corrieron de la escuela no iba a poder a volver a dibujar cómo me gustaba, pero tú me estas dando esa oportunidad.

—Cómo te lo dije varias veces, jamás dejes de hacer lo que te hace feliz, y mientras tu estes feliz haciendo lo que amas, yo igual lo seré.

Con ello regresaron arriba, y fueron a la cocina donde Fernanda se puso a cocinar algo para las tres y esta Astrid tomó las medicinas de la bajista.

—¿Dónde están tus recetas? —cuestionó.

La azabache le señaló a un gabinete en la cocina.

La gótica sacó los papeles y los empezó a leer, viendo los horarios, los tipos y cosas importantes. Sacó su celular para anotar todo, poniendo alarmas, esto la ayudaría a organizarse para poder cuidar de Fernanda, era lo menos que podía hacer después de todo lo que ella hizo por ellas.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Fernanda.

Domingo 9 P.M.

Fernanda estaba esperando afuera de su casa a su mejor amigo, tenían algo que hacer muy importante que no debía de pasar de ese día, todo ya estaba listo.

Alcanzó a ver unas luces que ubicó cómo el auto que su mejor amigo consiguió con el dinero que le dio.

Michael estacionó el carro enfrente de ella y notó que traía una bolsa negra.

—¿Ya traes todo Fer? —preguntó el baterista.

—Si, ya traigo aquí con lo que nos vamos a divertir —sonrió de manera macabra mientras subió todo a la cajuela.

Entró al carro y su mejor amigo comenzó a manejar.

Tenían una misión y todo estaba listo para ello, Fernanda estaba enojada, más que nada por todo lo que había pasado Astrid en aquella misera escuela, y su objetivo era aquel maldito ser llamado Ryan que tanto acosó e hizo menos a Annie.

—Este cabrón va a pagar con creces todo lo que hizo —dijo Michael igual de enojado.

—Eso te lo garantizo hermanito.

Después de unos cuantos minutos llegaron a una zona de clase media y manejaron hasta el final de la calle donde sabían que vivía Ryan, estaba sólo porque no tenía más que a su tía de la escuela.

Estacionaron el carro, con mucho cuidado bajaron cerrando las puertas, para después sacar la bolsa que había llevado Fernanda.

Caminaron hacia la puerta donde sabían que se encontraba el sujeto, tocaron la puerta esperando.

Se escuchó movimiento al otro lado de la puerta.

—¿Quién es?

—Señor disculpe, es que choque con su buzón y lo rompí —dijo la voz de Fernanda.

Habían elegido que ella hablará porque no la conocía del todo, Michael se había escondido por si miraba por la mirilla.

—¡Ay Jovencita! Eso le saldrá caro, pero podemos llegar a un trato.

El ser abrió la puerta.

Fer no se tardó ni dos segundos golpeándolo en la cara para desconcertarlo, con el acto seguido de que Michael se metió a la casa y lo sometió con una llave de Muay Thai, desmayándolo.

Se movieron de manera rápida, metiéndolo a la casa, donde se apuraron y lo amarraron a una silla.

Vieron que tenía su computadora prendida, y Fer entró a la misma, pero quedó asqueada al hacerlo, estaba viendo contenido para adulto, no precisamente legal.

Tomó su celular y grabó todo lo que vio en la computadora, casi vomitaba del asco que le causaba este sujeto.

—Despiértalo.

Michael había traído una cubeta con agua, y le aventaba un jicarazo lo cual lo hizo reaccionar.

Su sorpresa fue ruda al ver todo de golpe.

—¿Dónde estoy? —preguntó muy desconcertado.

—En tu peor pesadilla, asqueroso ser —la voz de Fernanda era fría.

—¿Quién eres? ¿Qué quieres?

Su terror se manifestó al ver a Fer cerca de él.

—Ya te lo dije, soy tu peor pesadilla,

Con ello le soltó otro golpe haciéndolo sangrar.

—¿Por qué haces esto? ¿Quién eres?

—Tu no entendiste que tenías que dejar a Astrid en paz ¿verdad basura?

Fer tomó un encendedor de su mochila y de la misma manera unas agujas.

El hombre abrió los ojos como persianas, estaba de verdad asustado.

—No entiendo, por favor, no me hagan daño.

Fer no le prestó atención y con ello comenzó a meter cada aguja hirviendo sobre su piel haciéndolo gritar.

—¡NO POR FAVOR NO! —el grito era desgarrador.

Fer lo golpeo de nuevo haciendo que sangrara más.

—Vas a de verdad sufrir.

El visaje de Fernanda se notó molesta.

—A Astrid no se le toca, ella es superior a ti, ella merece todo el respeto del mundo y tú la lastimaste —parecía más un gruñido.

Fer volvió a clavar más agujas, lo hacía con saña y con gusto hasta que el tipo comenzó a desmallarse, a lo cual Michael le aventó más agua.

Estuvieron así durante un largo tiempo hasta que la bajista se cansó de ello y sacó una libreta donde comenzó a escribir unas cosas.

—Espero que esto te haga entender que a las mujeres no se les acosa, por tu culpa ella se puso muy mal. Ahora tú serás exhibido.

Checó su reloj y vio que eran casi las doce de la madrugada.

—Es hora del siguiente plan —susurró Fernanda.

Con ello y con mucho cuidado y velocidad lo subieron al carro que traían.

Manejaron hacia la escuela, se aseguraron que no hubiera ninguna cámara, lo bajaron semi desnudo con el golpeado rostro y las heridas de quemadura de aguja.

Fer sacó el cartel que hizo junto a la USB donde estaba mostrando todo lo que veía en su laptop en sus tiempos libres.

Lo amarraron a la cerca y le pusieron el cartel.

"No debí acosar a una chica que necesitaba el trabajo, no debí insultar a una niña pequeña, ni mucho menos intentar abusar de mujeres"

Fer pateó su rostro, escuchándose un gran crack de su tabique.

—Espero te mueras pronto basura.

Le escupió

Con ello Michael y Fer saliern de ahí  

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro