Trazo #2: Clan Xymox - She
She feels so alone
She feels too much
She feels out of touch
She feels unloved
Una mujer de cabello rosa entró a un departamento después de un pesado día de trabajo en la escuela primaria donde impartía clases de artes plásticas
Detrás de ella, una chiquilla de cabello negro con grandes ojos grises, una playera de la caricatura paw patrol, jeans y unos tenis blancos.
la pequeña Annie, se había convertido en una hermosa niña, con una sonrisa que se le hacían unos pequeños hoyuelos, viéndose incluso más linda de lo que ya era.
La mujer se quitó los zapatos de tacón y los aventó a la esquina mientras que la niña se fue corriendo a su cuarto. Sus cansados ojos grises la siguieron con una ligera sonrisa, adoraba a su hija a pesar de todo lo que había pasado en el pasado.
Era un departamento en los suburbios, si bien no les iba mal con el trabajo de Astrid, no tenía ningún otro apoyo más que el de sus amigos. Su familia le había dado la espalda cuando se enteraron que estaba embarazada, todo el proceso de los cuatro años de la pequeña había sido difícil.
Más cuando había decidido por definitivo dejar su página de OnlyFans atrás, consiguiendo primero un trabajo como mesera con el que había logró sacar adelante a su hija y después de dos años, consiguió obtener el trabajo como maestra de artes en la escuela primaria de Boston, a pesar de ello, el dinero nunca les sobraba y muchas veces se le veía apretarse para salir al mes.
Su apariencia seguía siendo la misma, solo que esta vez su cabello ya no era azul y sus caderas se habían ensanchado un poco por el parto. Aun así, seguía teniendo esa hermosa figura de reloj de arena, su busto creció un poco más por el embarazo, lo cual ocasionó que muchos colegas buscarán algo con ella, sin embargo, nunca les daba entrada ni les aceptaba nada.
Su prioridad era Annie Fernanda junto con la promesa de no volver a estar con alguien que no fuera Fernanda, de hecho, tenía mucha ilusión de la boda de Emily y Robert, sabía que ella estaría ahí, planeaba conquistarla de nuevo, quería que fuera parte de su vida nuevamente.
Todos estos años lejos de ella, la habían hecho madurar, entendía ahora muchas de las molestias de Fer cuando estaban juntas, no volvería a ser así, la había perdido por ello y se negaba volverlo a hacer.
Después de la batalla de las bandas su vida cayó en espiral, todo comenzó a irle mal y su vida se sobresaturo con malas cosas, incluso cuando se enteró que estaba embarazada de Kyle, algo que la destrozo.
Ella llegó a pensar en abortar a su hija, fue algo que se planteó muchas veces, pero no logró hacerlo.
Algo en ella se lo impidió, sabía que Annie debía nacer, pero eso no lo hizo menos doloroso.
Lo que más temía era que Fernanda rechazara a Annie, tenía pavor de que al saber que era hija de Kyle, la músico no quisiera tener nada con ella en el sentido sentimental.
Le aterraba que Lancaster tuviera a alguien ya en su vida, que estuviera feliz con otra persona, no había sabido nada de ella, solo qué era muy exitosa en su trabajo, eso la hacía sentirse orgullosa de amar a una mujer tan capaz como lo era la ex bajista.
—Vete a lavar las manos hija en lo que preparo de comer —dijo Astrid a la pequeña.
—Si mami.
La niña salió de su cuarto y se fue al baño.
El departamento era pequeño, dos recámaras y un baño con una sala comedor, estaba adornado con parafernalia gótica, muchas fotos de sus amigos se veían en la pared, dibujos de su hija y posters de bandas que le gustaban a Astrid. En la mesa de la sala estaba una imagen de ella con Fernanda, la primera que se habían tomado juntas cuando comenzaron a salir.
Annie sabía que esa foto era especial para su mami ya que le decía que esa chica era muy querida para ella. Los ojos de su mamá siempre brillaban cuando hablaba de la muchacha, quería conocerla, tenía muchas ganas de poder saber por qué su madre suspiraba cuando le contaba de cuando tocaba con sus tíos en una banda o cuando salían a caminar juntas.
La niña sabía que se llamaba Fernanda por ella.
Astrid se dirigió hacia la cocina arrastrando sus pies abriendo su refrigerador, el cual estaba un poco vacío.
Este mes fue difícil para ellas, con el resfriado que había tenido su hija, se quedó un poco corta de dinero, alcanzando a pagar la renta y parte de la despensa que se necesitaban.
Se hundió en sus pensamientos.
Escena retrospectiva.
La gótica se había aliviado sin muchas complicaciones y afortunadamente los padres de Emily la aceptaron con la niña en la casa, ellos jamás la dejaron sola cómo lo habían hecho los suyos.
Tenía a la pequeña Annie en sus brazos, de no más de tres semanas, sus ojeras eran muy notables y se sentía frustrada al ver el cabello negro de la niña, era parecido al de Kyle, eso le causó cierta animosidad.
Odiaba que tuviera que acordarse de su fallo, de aquella vez que decepcionó a Fer, y esta niña era la prueba de ello.
La estaba cargando, arrullando para que no estuviera ayudando, mientras que gruesas lagrimas caían por sus mejillas, de igual manera sus ojeras eran notables, no había podido dormir bien, dos a cuatro horas a lo máximo y se notaba en su estado anímico.
—Por tu culpa ella se fue... —susurró viendo a la niña.
Ella le echaba la culpa de todo, pero sabía que estaba mal.
La melancolía se deslizo tendida sobre sus mejillas, había pensado tanto en quitarse la vida, dejar a la niña en algún lugar y simplemente morir, no podía más con esto, se le hacía una mierda.
Todo por su fallo, por su manera de ser, y sintió mucho asco al recordar a la Astrid de hace unos meses casi el año, se le revolvió el estómago de sólo pensar en ello, era nefasta la manera en que había destruido a Fer, de cómo se había entregado a Kyle aun estando con la bajista.
Aquellos tristes ojos avellanas no se iban de su mente, la había destruido, jamás pensó ver a alguien tan mal como aquella vez a Fernanda.
Bajo su mirada y sus ojos grises se cruzaron con los de Annie, quien se le quedó viendo.
A pesar de todo su corazón latió fuerte, ella quería mucho a su hija, y sabía que eventualmente podría estar con Fer, tenía esperanza.
Astrid regresó a la realidad cuando escucho el timbre de su departamento, arrastrando sus pies fue a abrir.
—¡Astrid! —La abrazaba Emily fraternalmente mientras que chocaba su puño con Robert quien traía una bolsa de comida china.
—¿A qué debo la visita? —dijo sorprendida.
—¡Te tenemos buenas noticias! —sonrió Emily, pero en ese momento llegaba corriendo la pequeña.
—¡Tío Robert, Tía Emily!
Abrazó al ex guitarrista de las piernas haciendo que este la cargara apapachándola, dándole pequeños besos en sus cachetes mientras que Emily besaba su cabeza.
—¿Cómo está nuestra princesa? — besó su mejilla la gótica.
—¡Bien!
—Te tenemos una sorpresa así que cierra los ojos —dijo Robert.
Astrid solo rodó los ojos, ellos siempre consentían demasiado a la pequeña Annie, les iba bien en su trabajo, siendo Robert profesor de música, aparte trabajando en una radiodifusora, mientras que Emily estaba dando clases de escultura y era guía de turistas en el museo de Arte Moderna de Boston.
El ex guitarrista sacó de una de las bolsas la muñeca que tanto había querido la niña, una barbie con una guitarra decía que le recordaba a la chica de la foto, aunque la de la foto fuera más bonita que la Barbie.
—¡Ábrelos pequeña! — Decía Emily.
La niña abría los ojos, comenzó a reírse de felicidad mientras Robert le daba el juguete, abrazándola.
—¡Si! — brinco de manera feliz —. ¡La que quería! Mira mami mira, es tu Fer, voy a jugar con ella.
Salió corriendo a su cuarto.
Las palabras de la niña le dieron directo al corazón
«Su Fer.»
Una lágrima se manifestó en los ojos de la maestra de arte, las limpió rápidamente, no le gustaba que su hija la viera llorando
—¡Solo un rato que vamos a comer con tus tíos! —gritó sin recibir una respuesta.
Se dirigió a la alacena sacando cuatro platos mientras que Robert agarró los cubiertos y Emily los vasos para poner la mesa, dejando en medio los contenedores de comida china.
—La consiente demasiado —dijo con una sonrisa en su rostro.
—Se sincera, Fernanda la consentiría mucho más y lo sabes —señaló Emily
—Eso si no la rechaza — musitó Astrid muy preocupada.
—No lo hará, Sayumi ha estado hablando con ella, cree que sigue enamorada de ti, nunca ha mencionado a ninguna pareja en estos cuatro años...— mencionó Robert mientras Astrid servía el arroz —ella no es de las personas que tenga pareja muy a menudo.
Esto captó la atención de la chica gótica.
—¿En serio? —pareciese que sus ojos brillaban al escuchar eso.
—Si, así que el plan para regresar a Fer a Boston da inicio —dijo Emily
El corazón de Astrid se estaba desbordando al latir, la esperanza renacía en ella, pero... ya no era como cuando salía con Fernanda, no era tan bonita o al menos así se percibía.
—¿Y si ya no me le hago bonita...? — susurró la gótica con melancolía y miedo.
—¡No jodas Astrid! Eres la maestra más sexy de la escuela, todos los papás solteros andan detrás de ti...si solo supieran que solo tienes ojos para una chica— río Emily.
—Eso es más que obvio...tengo literalmente desde que corte con Fer sin salir con alguien...— se sonrojó Astrid.
—¿Por qué nunca has salido con nadie más? —preguntó Robert.
La dibujante se sentó en una silla dejando salir un ligero suspiro.
—Cuando perdí a Fernanda después de la batalla de las bandas, me hice la promesa de esperarla...de no tener nada que ver con nadie en el ámbito sentimental ni en el sexual.
—¿Llevas cuatro años sin coger? —le preguntó Emily haciendo que Robert se sonrojara al igual que Astrid quien solo asintió.
—¿Por qué?
—Por lo mismo...no quiero que nadie me toque que no sea Fernanda...— desvió la mirada sonrojada la mujer.
—Nunca la dejaste de amar...— susurró Emily.
—Jamás, créeme que aprendí a golpes las cosas, si todo resulta, nadie me separara de ella nuevamente.
—Esto resultará, lo verás — le dio una cálida sonrisa el músico.
—Tengo confianza en que será así. — susurró Astrid
Después de la partida de Fernanda, Astrid había vivido un infierno de manera sentimental.
Todas las semanas lloraba mínimo una vez, quedándose dormida; su vida estuvo muchas veces en la tabla, habiendo pensado en el suicidio, lo cual descartaba casi siempre por el recuerdo de su amada hija, ella solo quería tener de vuelta al amor de su vida, daría lo que fuera por ello, quería que fueran una familia, y tal parecía había oportunidad de ello.
—Se que ella regresará con todos nosotros, ¡estoy segura! —la sonrisa de Emily se contagiaba con los otros dos.
Tenían muchas esperanzas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro