Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Trazo #18: Joy Division - Heart and Soul

Beyond all this good is the terror
The grip of a mercenary hand
When savagery turns all good reason
There's no turning back, no last stand

La mente de Astrid se estaba nublando con cada trago que se tomaba, su corazón latió de manera acelerada al sentir la angustia de no saber qué iba a poder hacer ahora, sin trabajo, no podría cuidar bien a su hija, su mundo se estaba cayendo y todo porque un imbécil la acosó y ella se defendió.

Observó a su alrededor, su visión era borrosa, y todo le daba vueltas en la cabeza, como si estuviera atrapada en una vorágine de odio hacia su persona y dolor a la vez, no quería seguir sintiéndose así, pero no había salida.

Vio la botella en su mano, la cual tenía aún la mitad del contenido, y le dio otro trago largo, sintiendo cómo aquel liquido maldito quemaba su garganta junto a su esófago. Conforme bajaba, sus lágrimas caían sin detenerse, la frustración estaba manifestándose en ellas, quería desaparecer, sólo dejar de existir, la vida estaba siendo tan difícil para ella que le dolía pensar que jamás sería suficiente para nada, ni siquiera para estar con ella.

Fernanda.

El amor de su vida, la tenía tan cerca pero tan lejos a la vez que le dolía su corazón, observaba cómo la bajista logró todo lo que se había propuesto, su sueño de crear música en una disquera, tener dinero, ser simplemente perfecta.

Eso la hacía estar orgullosa de Lancaster, pero ¿Ella que podría ofrecerle?

Nada, era sólo una graduada mediocre de la escuela de arte de Boston, una mujer que no supo valorar a su pareja y se revolcó con un patán que sólo la estuvo usando, que jamás se dio cuenta del poder que ese sujeto tenía sobre ella.

Se sentía nefasta porque jamás se sentiría digna de estar al lado de Fernanda. ¿Cómo podría lograr ser alguien digna de una diosa como ella?

No tenía nada de especial, ya no era bonita cómo antes, se sentía insuficiente, mientras que veía a Lancaster, inteligente, con un gran cuerpo, un trabajo excelente, su manera de ser relajada y aunado a eso, un músico excepcional.

¿En qué mundo podría ella estar a la altura de una mujer como ella?

Se odiaba a sí misma al pensar que tendría alguna oportunidad de recuperarla, de mostrarle que había cambiado, que la merecía.

Pero ¿De verdad lo hacía?

Su corazón se estaba haciendo pequeño conforme pensaba más y más en las cosas, se sentía pequeña, pero a la vez una basura, más recordando aquella fatídica noche donde traiciono a la mujer más perfecta de todas.

Sintió asco al recordar cómo Kyle había tocado su cuerpo, cómo la había usado para lastimar a Fernanda.

Hoy en día se seguía preguntando cómo había caído con el chico de nuevo esa sola noche, que la orilló a hacerlo, y era tiempo que no sabía el por qué, o al menos lo qué pensaba no era algo coherente.

¿Dolor por cómo la había tratado Fernanda?

No era excusa a pesar de las peleas que habían tenido y más aún cuando ella jamás tuvo responsabilidad afectiva y no comprendió el dolor que llegó a causar en Fernanda sus acciones con su antigua página de OnlyFans.

A pesar de que ella le decía que no estaba haciendo nada malo, en el fondo entendió mucho después que sí, ya que ella no respetó los sentimientos de la bajista, que a pesar de todo buscó ayudarla con su página azul, que intentó ser de mente abierta e incluso apoyarla en todo.

E inconscientemente siguió buscando a Kyle, esa codependencia que tuvo con él la destruyó tanto a ella cómo a su amada Fer, jamás se perdonaría eso.

—Yo siempre seré el problema, soy un asco de persona —susurró mientras tomó de nuevo directo de la botella.

Amaba a Fernanda, la amaría siempre, sin importar nada, a pesar de que tal vez la tendría que ver desde lejos.

Su pecho le dolía con sólo pensar que no era digna de aquella diosa, que ella misma había cavado su propia tumba, que todo había sido su culpa.

Dio otro trago, mientras las lágrimas continuaron cayendo por sus apagados ojos, aquel brillo que la llegó a caracterizar antes había desaparecido, ya no era ni un poco de la animada chica gótica que fue en la universidad.

De aquella sensual muchacha que volteaba las miradas de muchas personas al caminar de la mano de Fer, sólo eran ya fantasmas del pasado eso, momentos que ella sentía que no volverían a suceder.

—¿Por qué fui tan estúpida? —sollozó —, estuve en el paraíso y lo dejé todo.

Su frustración se estaba apoderando de ella, sintió la respiración de su pecho acelerarse con cada momento que pasaba, la angustia la estaba destruyendo, su corazón se sintió chiquito, mientras que las lágrimas no dejaron de caer.

Otro trago cayó por la garganta de Astrid, se le revolvió el estómago, pero lo mantuvo ahí, quería perderse, ella no valía nada.

Empezó a sentir su cuerpo pesado, sus parpados se iban cerrando mientras que su panza estaba revuelta, seguía llorando, pero no salían lágrimas.

—Yo te amo Fer...perdóname.

Se quedó dormida.

Annie estaba en la sala viendo la televisión, sólo los canales locales por que no tenían ni Netflix ni nada por el estilo, ella sabía que no les alcanzaba para pagar ese tipo de cosas, y se sentía bien con ello, a su corta edad comprendía que su mami se esforzaba para darle siempre todo lo que necesitaba.

Ella entendía que no siempre se podía tener lo que se quería, pero aun así valoraba cada pequeño regalo que le daba su mami.

La pequeña amaba mucho a su mami, y le gustaba que ya sonreía más con Fernanda ya en la vida de ambas, más aparte de que ella admiraba mucho a la azabache, tenía el cabello como ella y se veía muy bonito.

Su panza comenzó a gruñir, no había comido nada desde las tres de la tarde y ya eran las ocho de la noche.

Se levantó y caminó hacia el cuarto de su mamá.

—¿Mami? —preguntó la niña.

Esperó unos segundos a la respuesta que jamás llego.

Tocó más fuerte, pero siguió sin oír algo, de hecho, todo estaba muy silencioso para su gusto, por lo general su mamá escuchaba música mientras estaba con su vaso de plata.

Volvió a tocar, esperando unos segundos más, estaba muy angustiada, Astrid jamás se tardaba tanto en responderle.

Armándose de valor, la pequeña giro la perilla.

Se asusto al ver a su madre acostada, con la botella vaciando su contenido en el suelo.

—¿Mamá? —la movió para intentar despertarla, pero no obtuvo respuesta alguna —por favor mami, despierta.

Sollozó la chiquilla sin obtener ninguna respuesta.

Se comenzó a angustiar, pero recordó algo.

Fer.

Salió corriendo del cuarto de Astrid y se dirigió afuera de su departamento, donde comenzó a tocar la puerta de Fernanda de manera apresurada.

—¡Fer! —gritó con los ojos llenos de lágrimas.

La niña continuó tocando hasta que escucho unos pasos subir por las escaleras, tenía miedo de ver quien fuera, nadie en el edificio más que la bajista era buena onda con ella o su mamá.

—¿Annie?

Escucho la voz de Lancaster.

Ella la vio y por primera vez Annie sintió alivio, corrió hacia ella y la abrazó.

—¡Mi mami no despierta! —exclamó.

Esto alertó a Fernanda.

—¿Dónde está Astrid?

—¡En su cuarto!

Las dos caminaron rápido hacia el departamento.

Astrid estaba en un mundo oscuro, lleno de dolor, no podía levantarse y todo lo veía desde lejos, su cuerpo tirado en un charco de alcohol y lágrimas.

Tal vez ese era su final, y que mejor si no podía estar con la mujer que más amaba, daría su vida entera por enmendar sus errores.

Fue cuando la escucho, una voz que la estaba llamando, entre abrió los ojos y la vio.

—¿Fer? —arrastró la lengua.

Sintió como era cargada por unos fuertes brazos, era como si estuviera en un estado de ensoñación, podía percibir todo, pero no estaba consiente.

—Tranquila princesa de la noche, nunca más vas a pasar por esto —se escuchó la firme voz de la azabache.

—Perdón Fer —arrastró su lengua —, perdóname por no ser suficiente para ti, por no merecerte, por ser una basura.

—No digas nada, sólo recuerda algo, te amo.

Se perdió en los brazos de la chica al escuchar esas palabras, con una sonrisa en sus labios. 

Era un sueño del cual no quería despertar jamás. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro