Trazo #14: Type O Negative - I Don't Wanna Be Me
Ever throwing at his home
Two glass houses, twenty stones
Fourteen yellow, six are blue
Could it be worse? Quite doubtful
Fer había sido miel sobre hojuelas con Astrid y Annie durante el fin de semana, se la pasaron en la casa de la bajista, viendo películas, comiendo y disfrutando de todo lo que ella tenía.
La niña estaba fascinada por las películas de Disney que vieron, desde El Rey León, Wall-E, Los Increíbles y muchas otras que vieron a lo largo del fin de semana.
Fer amo poder pasar ese tiempo con las chicas, más por que dejó de sentirse sola, pudo compartir muchas cosas con ellas esos días y de cierta manera logró ver que Astrid se recuperaba de cierta manera de la tristeza que parecía albergar en su corazón. La notó más activa, feliz y reía con ellas, cómo sino tuviera ninguna pena en el mundo.
Por su parte Astrid sintió mucha libertad estando esos días con Fer, pudo bajar sus defensas y mostrarse vulnerable con ella, amo cómo la consintió. Se sintió tan cuidada que no quería que se terminara ese tiempo juntas. Fue cómo si estuvieran en la universidad de nuevo.
De domingo a lunes Fernanda se quedó con ellas en su departamento, llevando ropa para el día siguiente, poder llevarlas ella a la escuela, de hecho, pensaba hacerlo ya diario, no le gustaba que anduvieran en transporte público, no las quería arriesgar.
Estaba en la cocina de Astrid ya bañada y vestida para el nuevo día, eran las seis y media y la gótica se estaba bañando con Annie, a la par de que Fernanda cocinaba el desayuno, preparando unos omelette y también notando que tendría que hacer un poco de despensa para las chicas, tenían muy pocas cosas, apenas era mitad de mes.
Escucho unas pisadas acercarse a la cocina y vio a Astrid y a la pequeña entrar.
Quedó anonada por cómo se veía Astrid, un traje sastre de pantalón y blusa blanca de olanes, no podía quitarle la vista de encima, era realmente hermosa.
—¡Buenos días chicas! —sonrió la bajista mientras estaba sirviendo la comida.
—¿Cómo dormiste Fer? —preguntó Annie sonriendo mientras que la ayudaba a sentarse su mamá en la silla.
—Bien cariño, ¿tú si descansaste bien?
—Si, me gusta mucho que te quedes con nosotras —dijo la niña.
—Siempre que me quieran aquí, estaré para ustedes ¿Entendido? —vio a las dos chicas.
Ambas asintieron.
Astrid iba a preparar un té, pero vio que Fer ya lo había hecho por ella, su corazón comenzó a latir de manera desorbitada, estas atenciones que estaba teniendo la bajista con ellas dos la hacían sentirse muy feliz, tenía muchas esperanzas de que cada vez estaban más cerca de formalizar, eso la emocionaba mucho.
—En la tarde iré por un poco de despensa, ¿Ok? Para poderles cocinar diario —mencionó Fer para Astrid quien la volteó a ver sonrojada.
—No princesita, ¿cómo crees?
—Pues sí princesa de la noche, para así poderles dar bien de desayunar y cocinar en la tarde que regresemos —señaló Fernanda.
—Yo lo compraré en la quincena, no te tienes que molestar Fer —musitó Astrid muy apenada.
—Es que no es ninguna molestia, quiero hacerlo ¿ok?
Astrid se ruborizó incluso más, pero al final asintió con una gran sonrisa en su rostro, no podía evitar sentirse tan contenta de que Lancaster las cuidara tanto.
—Gracias por cuidarnos tanto Fer, la verdad no sé cómo te lo podré pagar —susurró la gótica.
—Sólo se feliz y confía en mí siempre, yo jamás las dejaré desamparadas, las adoro demasiado —sonrió Fernanda.
Astrid peleó mucho por no derramar una lágrima, sus sentimientos nos cabían en su pecho, menos al saber que la bajista tenía muchos sentimientos hacia ella y que amaba a su hija, no sabía que había hecho para poder merecer todo esto de nuevo, una nueva oportunidad de enmendar todo el dolor que le causó a Fer antes. Y es lo que haría, su vida se dedicaría a estar siempre por ella y para ella, la amaba demasiado y no quería volver a perderla.
—Contigo de regreso a mi vida créeme que lo estoy, no sabes cuanto te extrañe —sonrió la gótica.
Fernanda le sonrió y sólo tomó su mano y beso su dorso.
Las chicas terminaron de desayunar y se lavaron los dientes, para posteriormente salir de la casa con dirección al carro de la azabache, donde abrió la puerta primero para Annie y después para Astrid.
Comenzó a manejar con dirección a la escuela.
—¿Hoy que van a querer comer chicas? —preguntó.
—¡Hamburguesas! —gritó la niña.
Astrid la volteó a ver y negó con la cabeza.
—¿Qué hemos dicho con la comida entre semana Annie? —preguntó la gótica.
La pequeña se sonrojó y bajó la cabeza.
—Se hacer hamburguesas, ¿quieren que les preparé unas? —vio a la pequeña a través del retrovisor.
Annie de manera tímida asintió.
—¿Está bien si yo las hago? —le preguntó a Astrid, no quería sobrepasar su autoridad.
—No quiero que sea una molestia princesita —comentó la chica.
—Es que no lo es, entiende eso princesa de la noche —sonrió la bajista.
—Gracias por ser tan buena con nosotras.
—Eso no se agradecer Astrid, cómo te dije, las veo en mi futuro —tomó la mano de la gótica y la apretó sonriendo.
Llegaron a su destino, donde Fer se bajó del carro y les ayudo a descender a sus chicas y las acompañó a la entrada.
Esto se ganó muchas miradas de todas las personas, observaron de nuevo a esa chica tatuada, con expansiones y que parecía sacada de una cárcel, quien era muy cercana a la maestra de arte de la primaria, eso no le gustaba a los padres de familia.
—Que tengan un gran día, aprende mucho Annie —dijo la bajista mientras sacó su cartera y le dio diez dólares a Annie.
—¡Gracias Fer! —con ello se despidió de su mamá y de la azabache con un gran abrazo y beso a cada una para irse corriendo con sus amiguitos.
Las dos chicas la siguieron con la mirada y sonrieron, para después verse la una a la otra, ruborizándose mucho.
—Mil gracias por todo princesita —dijo la gótica poniéndose de puntitas y dándole un beso en la comisura de sus labios —, te quiero demasiado Fer.
—Y yo a ti Astrid —beso la frente de la chica —, me avisan cuando salgan para mandar un uber para que vayan a la casa.
Ella sólo asintió.
Se despidieron y Fer se fue.
Astrid caminó hacia su salón de clases, su corazón estaba volando cómo un pequeño pájaro libre, ella en verdad amaba a la bajista.
—No te da pena que todos vean que aparte de rarita eres una lesbiana —dijo una voz a sus espaldas.
Volteó para ver al molesto Ryan, rodando sus ojos e ignorándolo.
—Te estoy hablando maldita ¿Qué clase de mierda es esa? ¿Ahora hasta una mujerzuela con dudas en su sexualidad es mejor que yo?
Astrid se enojó al escuchar que insultó a Fer y se volteó a encararlo.
—Ella es mil veces más ser humano de lo que tú eres o llegarás a ser. ¿Lo entiendes o eres tan imbécil que no lo capta tu cerebro de maní?
Esto tomó desprevenido al profesor de quinto, por lo general se acobardaba cuando le decir algo, o la intentaba hacer menos, pero aquí parecía todo lo contrario, estaba llena de vitalidad no mostró miedo alguno.
—Eres asquerosa Astrid, una mujer cómo tu no tiene oportunidad de conquistar una chica como esa, las madres solteras se quedan cómo sobras...
Un fuerte golpe se escuchó en el pasillo, la mano de la gótica se impactó con el rostro del hombre, el enojo de ella era palpable.
—Cállate animal, maldito ser asqueroso. Esa chica que piensas que es cómo todos, es lo contrario a ti, tú eres patético comparado con ella entiéndelo y tu deberías de dar gracias siquiera que te contesto cuando me hablas. ¡Déjame en paz maldito acosado!
Varios alumnos que iban pasando por ahí se percataron de la escena y grabaron, muchos sabían que ese profesor hacia lo que quería porque nadie le decía nada, pero la maestra de arte lo estaba encarando.
Con ello Astrid se dio media vuelta y salió de ahí, mientras que varios de los estudiantes estaban riendo de lo que presenciaron.
—Lárguense a clases —dijo el profesor con el ego lastimado.
Él sacó su celular y fue directo a su galería donde tenía un folder que le pedía contraseña, al entrar a ella se pudieron ver varias fotos de la gótica, de su antiguo OnlyFans.
Las observó y de cierta manera se exitó, mientras pasó por sus labios su lengua, cómo si saboreara una presa.
Seleccionó todas las imágenes y las envió al grupo de whatsapp de la asociación de padres de familia del colegio.
"Encontré esto de la maestra de Arte, Lowllet, no creo que sea correcto que una mujer cómo ella este en nuestra prestigiosa escuela dando clases"
Esperó unos segundos y el chat comenzó a estallar con mensajes de los directivos y papás de alumnos.
—Te lo dije perra...me vengaría.
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