You, you won't escape me, I'll rise from the deep
In this final moment, no words left to say
I can't let you be when life fades away
You, you won't escape me 'cause I'll set you free

Astrid estaba en el salón de clase donde siempre daba la materia que impartía, tenía prendida la computadora debido a que estaba checando unos trabajos que se le fueron enviados a su correo ya que a los alumnos de quinto grado les había encargado hacer un reporte sobre algunos de los pintores del renacimiento más importantes.

Muchos de los chicos sólo habían copiado y pegado las cosas, algo que si bien no molestaba a la gótica si la ponía un poco triste, ya que no ponían el debido esfuerzo que merecía el arte.

—Acabe yo haciendo más trabajo que ellos —rió para sus adentros la gótica.

Continuó leyendo lo sacado de Wikipedia por los alumnos, carcajeándose de algunas cosas absurdas que ponían para dar sus conclusiones, pero eso no la ponía triste ni de malas, sino que la hacía querer esforzarse más para que los niños quisieran aprender de lo que ella amaba tanto y eso era todas las maneras del arte que existían.

Sacó su celular y vio su salvapantallas, estaba la foto más reciente que se habían sacado Annie, Fer y ella, cuando comieron los helados.

Había sido una selfie que tomó la azabache y se veían muy felices las tres, cada una con su helado y todas sonriendo como si no hubiera un mañana.

Esos pequeños momentos los apreciaba tanto, poder sentir cerca de ella a Fernanda la hacía siempre sonreír y plasmar esos momentos e inmortalizarlos ocasionaba que la gótica pudiera poner de lado toda la angustia que sentía debido a su trabajo, era su escape mientras Lancaster no estaba.

A pesar de que ella logró sacar adelante lo del evento de los árboles genealógicos, los directivos seguían agobiándola incluso con más trabajo, incluso menos preciando que lo que ella hacía no era tan laborioso cómo los demás maestros.

Astrid mantenía la cabeza agachada no se podía dar el gusto de perder el trabajo y todo lo que conllevaba eso, que era quedarse sin comer incluso, podrían expulsar a Annie sino sabían mantener profesional las cosas, algo que ella se había dado cuenta que no hacían ya que llegaban a molestar a Annie de manera discreta, eso ponía intranquila a Astrid.

Sin embargo, lo que igual temía era lo temerario que se estaba haciendo Ryan, con sus acercamientos y palabras que la menospreciaban aunadas al acoso que recibía por parte de aquel engendro.

El sujeto se sentía intocable por su tía quien era la subdirectora del colegio, quien lo protegía con capa y espada, ya que la queja que había metido la gótica cayó en oídos sordos, e ir más arriba con el director o los supervisores de la zona la podría meter en problemas, más si estos se tardaban en actuar o hacer cualquier cosa.

Dejo salir un suspiro, que Fer estuviera al otro lado del país la ponía muy triste, pero sabía que iba a regresar, de hecho, mañana estaba programada en llegar tanto ella como su mudanza, y tenían planeado irla a ayudar para estar en su nueva casa, aún no les daba la dirección, quedó de mandárselas mañana en la tarde.

Esperaba que a pesar de que ella viviera lejos, pudieran pasar algunas tardes juntas, para poder así continuar con su avance en cuanto a lo de pareja, que era lo que más anhelaba la gótica, moría por poder estar en sus brazos de nuevo.

En ese momento escuchó que abrían la puerta de su salón, pensando que era un alumno alzó la vista.

—¿En qué te puedo ayudar?

Su voz era cortada al observar que estaba enfrente de ella Ryan, con una mirada enojada, pero que la devoraba con la misma.

Esto hizo temblar a la gótica.

—¿Qué quieres aquí? —cuestionó la chica.

—Astrid, Astrid, te dije que iba a obtener lo que yo quería ¿o no? —dijo de manera provocativa.

—No puedes hacerlo, ¡hay cámaras y te meterás en problemas si algo me pasa! —tragó saliva la mujer mientras se hacía para atrás,

Intentó mover su mano hacia su escritorio donde sabía que tenía una pluma, se iba a defender.

—Sabes que eso no importa, yo tengo acceso a las grabaciones gracias a la subdirectora y solamente se borrara

La gótica se hizo un poco más para atrás, alejándose lo más que podía hasta topar con pared y su corazón se hundía, no tenía escapatoria.

Ryan cruzo el salón en un abrir y cerrar de ojos, estando frente de Astrid, sus ojos la veían con lujuria. En un rápido movimiento tomó su mano, pegándola a la pared acercando su rostro al de ella, mientras Astrid intentó voltearlo.

—No...por favor déjame en paz... —imploró la gótica.

—Te dije que sería mía de una u otra forma.

El sujeto la pegó más a su cuerpo y comenzó a besar sus labios, a lo cual la chica los retrajo para que no pudiera hacer nada el tipo.

El continuó moviendo su mano por el cuerpo de Astrid, quien a pesar de todo dio gracias que ese día no llevaba vestido ni falda sino unos pantalones de vestir.

—Copera y será más relajado para ambos, perra frígida.

Lagrimas caían de Astrid, se intentaba zafar, pero era imposible, hasta que vio su oportunidad.

Ryan al intentarla besar de nuevo, ella aprovechó a que se distrajo intentando tocar su trasero, y mordió de manera fuerte su labio, haciendo gritar al sujeto.

La soltó y ella se alejó de su atacante con dirección a la puerta.

—¡Me las vas a pagar maldita! —grito fúrico el sujeto.

Astrid temblando abrió la puerta e intentó salir, pero enfrente de ella había alguien, de cabello rubio y ojos azules penetrantes.

—¡Michael! —exclamó la gótica.

El rostró de Ross estaba tintado de enojo,

—Astrid, ¿estas bien? —la tomó de los brazos y la puso detrás de él.

La gótica vio que venía Annie con él, y esta se abrazó a su mamá.

El chico volteó a ver al maestro de quinto grado.

—Así te queríamos agarrar maldito, intentando algo con Astrid.

Y sin medir mayor palabra, le soltó un golpe en la quijada haciéndolo tambalearse para atrás, pero no se detuvo ahí.

Le soltó otro golpe en la nariz haciéndolo sangrar.

Ryan se acobardo y se hizo para atrás.

—Tómalo cómo un aviso basura y da gracias que fui yo y no alguien más, ella te hubiera matado sin dudarlo.

Con ello Michael se llevó de ahí a la gótica y a la pequeña que no había entendido nada.

—¿Qué haces aquí Michael? —preguntó Astrid intentando calmarse.

El chico le dió un pañuelo para que se pudiera limpiar las lágrimas.

—Recuerda que iba a pasar por ustedes hoy, Fer te depositó dinero para comprar unas cosas para ti y Annie, las llevará a cenar acuérdate.

Astrid dio gracias de esto, inconscientemente Lancaster la salvó al haber enviado al chico por ella.

—Gracias por ir por Annie, y por favor no le digas nada a Fersita, no quiero preocuparla —susurró.

—No guardes secretos de nuevo Astrid, recuerda que eso fue lo que las destruyó antes —abrazó a la gótica.

—Gracias por haber llegado Michael de verdad gracias.

—Para eso están los amigos

—Mami ¿estás bien? —preguntó de manera tentativa.

—Si cariño —Astrid cargó a la pequeña —no pasó nada.

Puso su rostro fuerte para ella, y le sonrió.

La chica analizó lo dicho por Michael, sabía que era cierto, pero si le decía a Fer, tenía miedo de ver de lo que sería capaz aquella hermosa mujer.

Sabía que ella era alguien de armas tomar.

No sabía qué hacer.