Capitulo 25 "La chica bajo la máscara"
— ¿Sacrificio? — preguntó éntonces Rachel confundida.
— ¿Aun no lo entiendes? — exclamo Jonathan la pregunta con una gran sonrisa de incrédulidad — ¡Tú, eras su sacrificio Rachel! — explicó mirándola y apuntándola con ambas manos — Derek rompió las reglas y para ganar ya no sólo bastaba con cumplir su misión o juntar todas las jodidas máscaras, ahora debía sacrificar a alguien en su lugar. Sacrificar a alguien que no cometiera su pecado, un inocente o una estudiante, no importaba quién; solamente debía ser un alma pura, pero sin intenciones de matar — explicó — Tú, obviamente ya no eres esa alma — dijo despreciante y sonriente a la vez. Entonces Rachel sintió como si le acabarán de arrojar un balde de agua fría junto a aquella información, pero Jonathan continuaba hablando — Solo imagina su felicidad cuando supo que eras una estudiante. ¡Dime! — pidió — ¿En verdad no te resultó extraño cuando te ofreció ese trato, ser su informante sin nada más a cambió?
Rachel por un instante no le creyó, pero todo caía y encajaba en su lugar de una forma demasiado perfecta y automáticamente respondiendo todas aquellas dudas y preguntas que ella se había hecho desde ese momento en el que había estrechado su mano con la de él.
— Mientes — apenas murmuró.
— ¿Me haría falta? — escupio en una media sonrisa.
Cuando Rachel giro su cabeza apartadola de él para ver a Derek este no la miró y entonces lo supo. Aún así continuó viéndolo directamente a los ojos, tortuosamente ella quería seguir sosteniéndole la mirada en alto y talvez haci lograr avergonzarlo. Incluso levanto la barbilla en un altivo gesto hasta que sintió las lágrimas acumulándose detrás de sus ojos una vez más.
— Derek — lo llamo por su nombre. Solo quería que él se atreviera a verla, pero tampoco lo hizo; y la duda tortuosa de su inocencia volvía a aparecer en su mente — ¿Por qué? — preguntó.
Él se asomó, pero ella retrocedió y finalmente por un instante logró ver a esos celestes ojos, ahora tan asquerosamente manipuladores y mentirosos. Notó con facilidad que su dueño estaba dudoso, nervioso y que el brillo en sus ojos aún reflejaba intenciones de acercarsele.
— No — pidió. Aún así él dió un paso al frente — Eres un mentiroso. Tu... tu eres... ¡Tu solo eres un monstruo más! — terminó lo más duramente que pudo, deshaciendo por completo toda intención que quedara de acercarsele a ella; Estaba experimentando el enfado de su desepcion y ahora quería herirlo, quería herirlo casi tanto como él la había herido a ella.
— ¡Ay!. Eso debió doler — se burló Jonathan viendo a Derek destruirse frente a él — Al fin y al cabo de eso se trata este juego chicos: De obligarlos a quitarse esas máscaras de falsedad y mentiras para solo enfrentar la cruda y oscura realidad...
— ¡Callate! — pidió Derek molestó.
— ¿Por qué? — se quejo éste — Yo tan sólo quería abrile los ojos — se defendió victimario — Ya sabes, solo dejar las cosas claras...
— ¿El no miente? — murmuró Rachel retrocediendo ahora de ambos muchachos.
Jonathan le regreso la mirada algo sorprendido — ¿Aún lo dudas? — pregunto tragandose una risa sin mucho éxito — ¡Si que eres una zorra maso...
Se detuvo sin poder terminar la palabra. Derek habia roto la distancia con él para propinarle un golpe en la cara que lo dejo tumbado en el suelo.
Entonces Rachel aprovechando su descuidó comenzo a correr hacia la salida con velocidad. Cuando llegó a ella se lanzó fuera solo empujando la gruesa puerta de cristal la cual se cerró tras ella mecánicamente.
Derek la siguió, pero chocó de frente y duro contra el transparente cristal. Se sintió atontado por un momento. No esperaba que ella huyera aterrada de él. Se sentía dolido y al igual que ella; traiciónando.
Rachel afuera vio las luces en el lugar encendidas. La noche había llegado. La gran fuente de mármol blanco también estaba encendida frente a ella y entonces recordó aquel día cuando habia conocido a Derek y cuando había decidió hacer un trato con él; cuando decidió creer que él la protegería. «¿Porque otro motivo lo haría?» Se preguntó. Todo había sido una mentira.
Entonces cerró los ojos presionándolos deseando no estar allí, deseando poder regresar a aquel día, solo para que jamás hubiera estrechado aquella fria mano de largos dedos para sellar aquel oscuro trato.
Pero entonces escucho las forzosas exhalaciones huecas de él producto del lugar en el que se encontraba encerrado y desilusiónada comprendió que aún estaba allí, aún seguía allí.
— ¡Rachel! — él la llamó, pero ella lo ignoró — ¡Rachel!... — grito y golpeo con el puño cerrado el grueso cristal — Rachel por favor solo escúchame — pidió.
Rachel abrió los ojos. «Derek» quiso decir, pero su voz aun estaba perdida en un inmenso mar de desilusión y angustia que la sofocaba y arrullaba con tantas emociones que apenas podía respirar.
— ¡Rachel! — reprendió Derek con voz gruesa y demandante.
Ella volteo y levantó su fria mirada, una que Derek no hubiera deseado ver y que lo hizo comprender que la persona que él creía conocer ya no estaba allí.
— ¿Que podría escuchar?. ¡Me mentiste! — gritó inclinando su cuerpo por el impulso de aquel grito que desgarraba su garganta.
— No — contestó rápidamente sosteniendo su verdad — No lo hice... — insistió acercándose aún más al cristal colocando sus manos sobre el demostrando el persivible anhelo de tocarla.
Rachel le apartó la mirada y fue cuando Derek poniéndose firme con una mano aun apoyada en el cristal se tocó el lugar de la herida como si en ese momento se diera cuenta que ella aún estaba allí y viendo su mano manchada por la húmeda sangre tembló notoriamente. La herida se habían abierto.
— Rachel — la llamó alarmado viendo la sangre en su mano — Dios mío ¡Rachel! — gritó aquel nombre que creyó conocer alguna vez — Vamos — pidió golpeando con su mano manchada de sangre aquel cristal y resbalando a medida que bajaba arrodillado sobre el suelo para suplicar — Tú... tú tiene que creerme... — pidió negando con la cabeza.
Ella apenas lo miraba, las lágrimas y la desilusión la tenían atrapada y aunque el se veía bastante mal, eso ya no le importaba.
— ¿Por qué?... — preguntó con la voz cargada de incontenible odio — Porque soy la única persona que puede salvarte ahora. Porque he sido la única persona que lo ha hecho... ¿Fue justo para mí cargar con ese peso? — preguntó — Yo confíe en ti. Creí en tí. Quería incluso que cambiarás... — dijo rodando los ojos y riendo ante la absurda idea — Ahora puedes matar a Miguel e incluso a él si así lo deseas — dijo apuntando a Jonathan y alejándose de la puerta.
— No Rachel... no puedes hacerme esto — se quejó.
— Yo no te lo hago — aclaró — Tu te lo hiciste a ti mismo. ¡Tu me usaste! — remarco apuntandose a si misma en el pecho con presión — Todo este tiempo fui solo una pieza en tu tablero. Una maldita carta que te llevaría a la victoria asegurada. Me engañaste Derek... Tú... tú solo me querías cerca para ganar este maldito juego desde un principio — dijo molesta deseando qué el almenos tuviera las agallas y lo confirmara.
— ¿Y tu igual? — refutó.
— No — negó sin problema — ¡Yo no sabía que era una jugadora! — exclamó — Yo nunca pedí estar aquí. Nunca me llegó una invitación como a ustedes...
— Pobrecita — se burló Jonathan aún en su lugar.
— Yo... — dudó — Yo no lo sabia...
— Mentirosa... — refutó.
Rachel lo miro. «¿Es verdad?» pensó.
— ¿Lo hiciste si o no? — pregunto Derek ignorándole con sus fríos ojos puestos solo en ella — Rachel, ¿Tu me usaste?.
Rachel negó con la cabeza con tristeza — ¿Nada fue real verdad?. Ni tu ni yo fuimos reales. Ambos teníamos nuestras máscaras puestas todo este tiempo — pregunto y aquella última frase quebró su voz y las lágrimas retenidas cayeron con pesada fuerza — También deseé jugar. Fui tan tonta — dijo negando con la cabeza — Todo ese tiempo en los que tu me protegidas solo era por un egoista interés. Para sacrificarme... — dijo cayendo en los recuerdos.
— ¡No... — intentó explicar.
— Ya no importa — lo interrumpío negando con la cabeza y secando una lágrima — Yo las tengo — explicó. Derek la miró y luego a la mochila llena de máscaras que estaba tumbada a un lado de ella incluso su sorpresa al notarlo parecía casi auténtica — Creo que si somos en uno para el otro, si al final te venzo en tu propio maldito juego — escupió con los ojos brillantes por las lágrimas.
— ¡Espera! ¡Dijiste que confiabas en mí! — recordó — Deberías pedirme una explicación antes de saltar a conclusiones y huir — gruñó con voz fría y distante su tono volviéndose cada vez más furioso — ¡Teníamos un trato Rachel!.
— ¿Lo teníamos? — preguntó
— Me encontraba perdida en un maldito juego que no entendía. ¿Cuáles crees que eran mis opciones Derek?
— Yo te deje elegir... — se quejo con su rostro confundido intentado hacer memoria.
— Si. Morir o sobrevivir — refutó con sarcasmo — Se acabó Derek. ¿Es que no lo entiendes?. No soy un sacrificio. Nunca lo fui. Perdiste. Y son mías — dijo apuntándose a si misma y luego a las máscaras — Al fin y al cabo siempre fueron solo mias.
— ¿Y vas a rendirte así sin más? ¿Vas a permitir que el gane? — pregunto molesto. Rachel asqueada rodo los ojos — No me refiero al juego Rachel y lo sabes. Me importa una mierda este juego... — confesó — Me importas tú.
Rachel negó con la cabeza medio sonriendo no iba a caer en su trampa una vez más.
— Ya no sigas — pidió — No te humilles más por favor.
— Como si a estas alturas me quedara algo de orgullo que salvar — bufo enseñándose a si mismo en el suelo — Pero tú... Tú si te ves más patética — refutó.
— ¿Ah, sí?
— Si. Porqué al final solo te estás dando por vencida y vas a permitir que él te gane. Vas a dejar que roben nuestro acuerdo. Ese trato si fue real y fue nuestro. Estudiante o jugadora dije que mataría por ti, incluso a este imbécil; y lo dije en serio.
Rachel miró a Jonathan por sobre Derek. Él estaba aún en su lugar, cruzado de brazos y riendo cínicamente; de seguro disfrutando de todo aquel espectaculo.
— ¿Por qué sigues actuando? — pregunto furiosa.
— ¿Por qué tú lo haces? — devolvió la pregunta — Tú no eres así Rachel...
— ¡Cállate! — pidió e intentó apartarle su mirada para tomar el bolso con las máscaras, pero él no obedeció.
— ¡No lo are!. Porqué yo conozco la verdad. Yo conozco a la verdadera chica debajo de la mascara y sabes que. Ella no es el monstruo que le dicen ser... — explicó golpeando el cristal frustrado — ¿Por qué te estás rindiendo ahora? — gritó furioso.
— ¡No! — dijo ella negando con la cabeza y apentando la correa del bolso en su hombro. Él era un fenómeno mintiendo y de ningún modo ella pensaba caer de nuevo en sus engaños.
— Está bien... esta bien, lo admito — dijo mirándola con firmesa — Yo te iba a sacrificar esa idea rondo por mi cabeza por mucho tiempo, pero ahora. Ahora después de tanto todo cambio que incluso deje que Miguel se fuera y no tome mi venganza. Siendo lo único que quería en este mundo no me atrevi a hacerlo...
Entonces Rachel se detuvo — ¿Por qué? — preguntó con sinceridad. Ella sabía bien lo importante que era aquello para él.
— Porque ya tenía a su sacrificio asegurado. ¿Por qué se arriesgaría a luchar con alguien tan poderoso como Miguel? — pregunto Jonathan quitándole importancia a su discurso.
Derek se encogió de hombros apesumbrado era como si le costará decir lo que en verdad estaba pensando y ante esa lucha interna suspiró agotado.
— Porque cuando tú y yo nos unimos en este juego, algo me ocurrió — confesó — De alguna forma logré salír de la ira. Por primera vez en meses yo tenía a alguien más; sin ser egoísta me sentía útil en algo. Tenía a quien proteger. Te tenía a ti — explico viéndola a los ojos — Quería estar ahí para ti Rachel. Me dije a mí mismo que tú valías más viva que muerta y recuerdo incluso habértelo dicho en varias ocasiones. Si alguien debía vivir esa eras tú no yo — dijo su voz volviéndose más seria — Porque yo... cuando yo entre en este juego ya no tenía razones para seguir viviendo. No habia ni hay nada que me espere allí afuera. Yo no habría seguido luchando en aquel charco de sangre de no ser por ti, de no ser porque tú me necesitabas. Tu me hiciste sentir por un momento que yo era importante. E incluso e llegado a creer que Dios talvez existe porque el te puso como un ángel en la tierra para mi, para liberarme del infierno y cuando nos besamos... — se puso el dorso de la manos sobre los ojos.
Para entonces Rachel le miraba con los ojos brillantes. No había esperado que él se refiriera a ella con tanta libertad y emoción. Había recordado todas esas veces en la que él le decía que le era útil viva, pero jamás lo pensó fuera de un pensamiento egoísta o de conveniencia propia y mucho menos que ella significaría tanto, tanto para él.
De pronto Rachel se encontró tragando saliva con esfuerzo, luchando contra el dulce y peligroso recuerdo de la noche anterior juntos en aquel salón y no era lo bastante fuerte como para evitarlo. El deseo era más fuerte. Cerró los ojos brevemente, sintiendo la ola de anhelo elevarse. Recordando y casi sintiendo aquel húmedo beso sobre sus labios, la suavidad de sus caricias y como le quemaba la piel. Aquello ella lo había sentido sincero. ¿Aquello había sido real?
— ¿Así que también significó algo para ti? — dijo rápidamente Derek estudiándole con esos ojos tan lectores como siempre.
Rachel no sabía lo que aquel beso significaba para ella y no podía disponerlo en ese momento. Aún no sabía si creía la historia de Derek del todo. Si justificaba sus actos y qué tipo de persona era él. Incluso no tenía ni la menor idea de que tipo persona era ahora ella misma. ¿Sacrificio, Jugadora?.
— Eso no importa. Porqué ahora mismo no se ni quien eres — se quejó — Ni siquiera sé quién soy yo — dijo y sonrió cinicamente.
— Si lo sabes Rachel — explico Derek quien aun seguía viendola como esa niña que conoció aquel primer día, esa niña temerosa y asustada que había pasado por tanto, pero que igualmente a él le había ofrecido su ayuda con una sonrisa — Aquel día que nos conocimos tú me ofresite tu ayuda sin siquiera conocerme y luego salvaste mi vida en varias ocasiones, aun sabiendo de lo que soy capaz, aun sabiendo quien soy. Te enfrentaste a cada monstruo en este juego sin hacer lo que yo haria, sin tomar esa salida facil e incluso los perdonaste — dijo meneando la cabeza hacia Jonathan — ¡Dime! — pidió — ¿Cómo alguien asi puede ser el monstruo que dicen que eres?
Los ojos de Rachel se llenaron de lágrimas que ya no pudo ocultar. Le dolía la sien, el vientre y el pecho. No había nada más que ya no le doliera.
Entonces también recordó aquel día, recordó a ese extraño perdido ese mismo lugar vidriado. Recordó lo poco que pensó antes de ofreserle su ayuda ¿Por qué? ¿Por qué alguien como ella que conocía el infierno aún era capaz de ofrecer su ayuda?. ¿Cómo aún podía creer? ¿Por qué no podía desilusionarse de una vez por todas del mundo enteró? ¿Por qué no podía romperse por completo y de una vez y para siempre?.
— Derek, ya no sé en qué creer — confesó al fin en un susurro, apretando con fuerza los labios mientras sentía cómo el corazón se le encogía en el pecho.
— Lo sé, y siento mucho haberte hecho dudar tanto de mí — pidió él, la sinceridad palpable en su voz — Y créeme que también lamento esto... — dijo poniéndose de pie.
Jonathan se acercó a Derek. Rachel alzó la vista viéndolo desafiante con la amenaza dibujada en su rostro.
— Patético — murmuró esté frenando su acercamiento.
— Rachel — la llamó Derek — ¿Puedo romper nuestra promesa? — preguntó en un susurro, con los ojos animados y realizando un sutil movimiento de cabeza hacia Jonathan que ella comprendió a la perfección, pero se removió con temor y pánico ante la loca idea que él proponía.
«¿Qué estúpido y loco plan era ese?»
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