La historia de Yoongi
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12 de marzo de 1940
La tarde llacia sobre las colinas verdes coreanas, cuando el lujoso automóvil negro se deslizaba sin esfuerzo por el camino serpenteante. En el asiento trasero, un pequeño de ojos gatunos y piel tan blanca como la leche de nombre Min Yoongi, miraba por la ventana con ojos curiosos mientras el paisaje rural se extendía ante él.
-A dónde vamos, papá?-, preguntó Yoongi con voz suave, rompiendo el silencio que se había instalado en el automóvil desde que salieron de su hogar.
El señor Min, concentrado en el volante y vestido impecablemente como siempre, sonrió de lado sin apartar la vista de la carretera. -Es una sorpresa, Yoongi. Ya lo verás.
Yoongi asintió, aunque la respuesta no le satisfizo del todo. A su lado, la señora Min, radiante y con un brillo maternal en los ojos, acariciaba con suavidad su vientre abultado. La llegada de un nuevo hermano o hermana estaba próxima, y la expectativa llenaba el aire con un aura de anticipación y cambio.
Eran una pareja imponente: él, un hombre de negocios más importantes de la década , y ella, una mujer elegante desendiente de la ultima dinastia Min.
El automóvil finalmente se detuvo frente a una majestuosa casa de campo, una residencia de estilo victoriano rodeada de jardines cuidadosamente mantenidos y árboles frondosos. Era un lugar que emanaba tranquilidad y aislamiento, muy diferente al bullicio de la ciudad que Yoongi había conocido hasta ahora.
-¡Mira, Yoongi! Este será nuestro nuevo hogar-, anunció la señora Min con una sonrisa cálida mientras acariciaba la mejilla de su hijo.
Yoongi observó la casa con ojos curiosos y una mezcla de emociones. Era hermosa, sin duda, pero también era diferente y desconocida.
El señor Min abrió la puerta del auto y salió primero, seguido por su esposa y luego por Yoongi, quien agarraba con fuerza su oso de peluche como un ancla de familiaridad en este nuevo entorno.
Afuera del hogar la sirvienta y noona del pequeño Min la señora Lee , esperaba emocionada con su traje de mosa bien planchado y perfectamente acomodado.
-Bienvenidos familia Min- hizo una reverencia formal.
-¡Noona lee!- gritó Yoongi emocionado abrazando a su noona como si fuese su propia madre.
-Mi pequeño Yoongi- acaricio su cabello en señal de alegría , desde días atrás la señora Lee dejo su antiguo hogar para trasladarse a este nuevo , apesar de las grandes discusiones con los señores Min por cosas que el pequeño Yoongi no sabía, estaba presente.
Adentrándose en la casa de campo, Yoongi se sorprendió por la calidez acogedora de su interior. La madera pulida de los pisos y los muebles rústicos daban un ambiente hogareño que contrastaba con la elegancia austera de la mansión en Seúl.
Esa noche, durante la cena en la amplia cocina con vistas al jardín, los Min hablaron sobre el futuro y las posibilidades que la vida en el campo les ofrecía. Entre platos caseros y risas genuinas, Yoongi se sentía más relajado y empezaba a vislumbrar la posibilidad de un nuevo comienzo lejos de las sombras de la ciudad.
Después de la cena, en su habitación decorada con tonos suaves y una cama acolchonada, Yoongi se acurrucó bajo las sábanas de algodón y miró por la ventana hacia el cielo estrellado. La voz de la señora Lee leyendo cuentos flotaba desde la sala, y el corazón de Yoongi se sintió tranquilo por primera vez en mucho tiempo.
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