1. Escritos.
—¡Lyvie! esto es genial.
—Gracias —murmuro mirando distraídamente los papeles que Dan tiene entre sus manos.
—Cómo... ¿Cómo lo escribiste?
Su mirada perpleja hace que sonría un poco, pero mucho más cuando pienso en una respuesta
—Con las manos.
Diane ríe tras lo que digo y Dan voltea los ojos exageradamente sin perder la diversión en su mirada.
—Bueno —suspira— ¿Estás segura de que ya no lo quieres?
—Ya no lo necesito, esa época ya pasó hace dos años, ya no quiero esos escritos, por algo te los estoy regalando.
—Lo puedes haber quemado —dice sonriendo con burla.
—Pues no lo hice —lo miro con los ojos entrecerrados—. Como sea, ya no lo quiero.
—La época del dolor y odio –canturrea Diane haciendo que yo empuje su cabeza con diversión.
—Bueno, entonces veré si a mi amigo le interesa tenerlo, lo puede convertir en una muy buena canción —Dan asiente agitando las hojas en su mano.
—Vale, pero... ¿Qué? ¡Oye Dan! Te dije que eran para ti.
—La verdad es que ahora voy apurado pero otro día te cuento el porqué siempre debes tener presente que jamás voy a desaprovechar ninguna oportunidad para tener dinero extra.
Mi expresión cambia por completo cuando lo veo haciéndose el tonto y levantandose de su lugar.
—¡No te pedí que me cuentes nada! Se suponía que eran para ti —me quejo indignada al ver la cara divertida de mis amigos— Al menos dime a quién se lo darás.
—Esa presentación entre una fotografía muy linda y alguien que se la pasa creando canciones será para otro día ¡Me voy!
—Pues mira que te estoy diciendo que me digas quién es él, no que me lo presentes —mascullo cuando la familiaridad de lo que dice cubre mi cerebro, pero lo alejo de inmediato cuando Dan vuelve a hablar sin darse cuenta de mi cambio de expresión tan repentino, de hecho creo que ni Diane se dio cuenta.
—Bueno yo quiero presentarlo, quizás recuperas tu vida amorosa y sexual, pero hoy no, quizás en su próximo concierto...
—Así se dice —apoya mi amiga a Dan, haciendo una seña muy grosera con su boca—, pero artistas ya no, por favor.
La miro y me tapo el rostro rojo de la vergüenza mientras ellos se burlan abiertamente de mí.
—Son unos idiotas —digo divertida—, pues vale, ahora ¡ve! te tienes que ir, ya son las cinco, tienes treinta minutos para llegar.
—Mierda, vale, nos vemos.
Veo a Dan correr y casi tropezar antes de subir al primer taxi que se le cruza.
Suspiro levantándome junto a Diane de nuestros cómodos asientos, en un punto del camino nos separamos y yo camino hacia el salón de fotografía, mientras Diane se dirige hacía el salón de pintura, hoy tenemos prácticas.
—Mierda –escucho mascullar a una chica a mi lado—. Él es jodidamente caliente —volteo con curiosidad mi rostro y mi vista no pierde el detalle de ver su móvil en el que se encuentra una foto de un chico de espaldas, con una guitarra en la mano, sin camiseta en un gran escenario con mucha gente detrás de él.
Claro, Mason.
Ahora es famoso, está más bueno que antes y tiene una gran carrera junto a él.
Increíble. Y en realidad sí lo es, supongo que todo es fruto de su esfuerzo y a pesar de todo una parte de mi que no quiero dar a relucir está feliz de que pueda hacer lo que le gusta, aunque aún me cause disgusto verlo en fotos.
— ¿Irás a su concierto? —pregunta la chica más baja.
Me distraigo al escuchar la voz del profesor Black.
—Lyvie —saluda con un asentamiento mientras se planta frente a mi.
—Profesor —imito su acto.
—Quería comentarte que estaban buscando a una persona que haga unas prácticas de fotografía para una marca de ropa y quería proponerte a ti, en lo poco que vas en mi clase me he dado cuenta que eres muy buena y una de las alumnas más avanzadas en el tema, considero que sería un buen trabajo, además de que, si lo haces, tu nota de este semestre será calificada de acuerdo a tu trabajo en ese proyecto.
No negaré que me encuentro sorprendida tras el pedido, joder, claro que me encantaría. Tomaría experiencia y sería un buen avance para mí. Además, fotografiar a personas modelando ropa no es algo que se me haga complicado después de todo, ya lo he intentado.
Asiento con entusiasmo.
—Si profesor, claro que sí. Me encantaría.
—Pues muy bien, las sesiones todavía son en un mes, pero necesitaban confirmar el compromiso con la fotógrafa, ahora me gustaría obtener tu correo, las actualizaciones del día y el lugar serán enviadas a tu correo, así que tendrás que estar atenta.
Asiento mientras escribo mi correo en la libreta que me entrega.
—Gracias profesor, no sabe lo mucho que me alegra saber que comenzaré a hacer prácticas oficiales —digo sonriendo y aceptando la mano que me extiende.
—Pues muy bien Lyvie, te lo mereces. Ahora si me disculpas tengo que entrar a una clase. Mucha suerte —asiento antes de caminar hacia la clase que me toca.
• • • • • •
Camino por las calles solitarias mientras la lluvia se hace aún más intensa.
Tuve que haber traído un maldito paraguas.
Estoy completamente empapada. Mi ropa, mis zapatos, puedo jurar que hasta las cosas que van en mi bolso van empapadas. Sigo caminando lo más rápido que puedo, no detengo mi paso ya que al parecer no ha sido suficiente y la lluvia se hace aún más intensa –si es que eso es posible, claro-, mis zapatos no me hacen justicia, resbalan fácilmente con la acera, me he salvado de carme al menos cinco veces en lo que llevo de camino, pero claro en dos de esos inconvenientes me he torcido el tobillo. Mi cabello rubio cae hasta mi cintura completamente húmedo.
Después de que Diane me dijera que se iría más temprano ya que iría a hacer compras y no quería llegar tarde a casa, yo aseguré que tampoco me haría tarde pero que me quedaría un ratito más haciendo fotos en las prácticas.
— ¡Ah mierda! —suelto un quejido al sentir el pinchazo en mi tobillo, sexta torcida de tobillo—. Joder —mascullo tocándolo y sobándolo un poco para aliviar el dolor y seguir caminando.
Siento mi móvil sonar y maldigo por lo bajo antes de sacarlo de mi bolsillo y contestar la llamada con dificultad al tener la batería baja y que por ese motivo el brillo de este mismo sea muy bajo.
—Hola —hablo sin molestarme en ver el nombre de quien me llama.
—Lyvie —la voz de Dan hace que sonría, quiero saber cómo le fue en la entrega del escrito que le regalé para que lo regale al parecer.
—Dan ¿Cómo te fue? —pregunto interesada en saber detalles sobre la reunión que tuvo con su amigo misterioso.
—Bien, justo ahora estoy aquí con él —dice haciendo que asienta, tonta, él no me puede ver.
— ¿Ah sí?
—Si. Te llamaba porque estaba preocupado, llamé al teléfono del apartamento y no contestó nadie, pensé que ya habían llegado.
—Ah cierto, es que salí un poco tarde de la clase y Diane se fue a hacer compras para la despensa, y pues como sabes, señorita tontería decidió caminar, pero de un momento a otro el día se puso horrible, ahora estoy en camino, después de cinco o seis intentos bobos de no morir por caerme gracias a la lluvia, pero ya estoy cerca de casa.
Puedo escuchar su risa divertida.
—Bien ¿No quieres que te vaya a recoger donde sea que estés? Mi amigo tiene un auto y podemos ir a verte así no caminas bajo la lluvia.
—No te preocupes, Dan. Ya estoy por llegar, me encuentro a una calle.
—Pues bien, por cierto, ahora que estamos hablando te diré algo y te dejaré con la duda hasta que te vea y pueda contarte.
—Vale, ya me acostumbré a eso.
—Le gustó el escrito y lo hará canción —se escucha un largo silencio que se ve interrumpido cuando al fin decido hablar.
— ¿Qué? —pregunto sorprendida al saber que alguien en serio quiere hacer una canción sobre mis sentimientos más personales.
—Ahora sí, hablamos luego —puedo escuchar claramente la diversión en su voz.
— ¡¿Qué?! ¡Dan! —no puedo protestar más, la llamada se ha colgado.
Suspiro frustrada antes de darme cuenta que estoy en frente de donde vivo junto a Diane. Desde que vinimos a estudiar aquí, nuestros padres se encargaron de darnos un buen lugar para vivir cómodas, nosotras aceptamos después de que ellos insistieran hasta lograr que nosotros cedamos.
Subo a mi piso y llamo a mi madre para hablar con ella como lo hago todas las noches que llego a casa, después de un largo día de estudio.
• • • • • •
—¡Habla de una vez! —le insisto a Dan quien está preparando café.
—Tienes que ser paciente Lyvie.
—Paciente y una mierda, habla.
—Vale, vale —se sienta en el sofá junto a mí.
—Él los aceptó, le gustaron mucho y decidió que los haría canción. Obviamente te darán los derechos de autor, como escritora de la canción...
—Eso no es nece...
—Ay por favor Lyvie, vas a ganar dinero.
—Pero yo te dije que se lo des, que se lo regales, no que se lo vendas.
—Da igual, ya tienes un ingreso extra —su sonrisa se ensancha—. Mañana tienes que ir a firmar un documento que te hace dueña de la letra y a hacer el trato del pago y esa mierda, yo te acompañare. Además, si no tienes problema puedes editar junto al cantante la letra para que haya un mejor trabajo.
—Dan, detente, es mucho. No creo poder...
—Nada de qué crees, lo harás porque es una buena oportunidad.
No es una mala idea, pero no lo sé, algo de mi dice que lo haga al igual que otra dice que no. Poco a poco mi cabeza, de manera involuntaria ¡Lo juro! comienza a asentir mirándolo directamente.
—Pues bien, supongo.
—Esa es mi amiga.
Sonrío negando y caminando hacia la cocina para prepararme un café.
—¡He llegado familia! —grita Diane abriendo la puerta del apartamento y entrando con una gran sonrisa—. Hoy me ha ido peor que otros días, pero estoy feliz, una tal Andrea se ha presentado en la clase y es demasiado guapa, me ha tocado hacer un trabajo con ella, no para de hablar, pero es linda.
—Interesante —decimos Dan y yo al mismo tiempo.
—¿Y ustedes?
—El escrito se hará canción, Lyvie ganará dinero y firmará un contrato por eso ¡Genial! Próximamente será ella quien nos invite la ronda de tragos en las discotecas —Dan resume todo de manera genial.
—No invitaré la ronda de tragos, nunca más.
—Nunca lo haces.
—¡Qué mentira! Siempre termino siendo yo quien invita los tragos porque ustedes están lo suficientemente borrachos para perder la cartera.
—Pues bueno, lo seguirás haciendo.
—¿Cómo vas con Erick? —pregunta Diane mirando a Dan.
—¿Por qué?
—Ah es que lo vi al salir de clases.
—No he hablado con él hace... —lo piensa un momento—, hace cinco días.
—Ah bueno.
—¿Estaba con alguien? —pregunta mirando la mesa fijamente.
—No.
—Pues bien.
—Estás muy raro últimamente.
Se encoge de hombros antes de caminar hacia el cuarto de baño sin darnos cara.
• • • • • •
Llevaba tiempo esperando el momento indicado para subir la segunda parte de "El Contrato" :)
¿Nuevos personajes?
¿Nuevos amores?
MUCHO DRAMA
Volveremos a leer a la fotógrafa sexy y al guitarrista alemán 💕
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