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Ino se desviste del todo, lentamente delante del pro héroe, desabrocha su sostén, baja sus bragas, sujeta sus medias y las baja lentamente, revelando poco a poco cada centímetro de su piel. Puede notar que Endeavor no tiene el valor de tomar la iniciativa, parece dispuesto, pero también parece no encontrar cómo.
Sonríe, lo único que la cubre es una sola media.
—¿Quieres ayudarme con esto? —habla de forma juguetona, y apoya su pierna en la suya, le sujeta las manos y las coloca en su muslo, incitándolo a arrebatarle la última prenda. Su piel es muy caliente, incluso la lastima un poco, pero no le molesta, le gusta el dolor.
Endeavor sujeta el elástico de la prenda y la baja poco a poco. Sus ojos inevitablemente se fijan en sus labios... y no los del rostro. Gruesos, rosados, lucen suaves, sin rastro de vello alguno. Ino suelta una risita, y él devuelve su vista a su rostro mientras arroja la última prenda en la pila con las otras. Besa su pantorrilla y sube con sus labios hasta su muslo, su piel es suave, como de terciopelo, y teme que su barba le lastime, incluso teme que le incomode, pero Eros mantiene una sonrisa impasible en su rostro.
Tira suave pero firmemente de ella, obligándola a acercarse. Su entrepierna queda delante suyo, y sin vergüenza hunde su rostro.
La mujer se estremece al sentirlo pasar su lengua por sus intetiores. De por si su piel es caliente, como si tuviera fiebre, su baba se siente como agua para preparar té. No la lastima, pero es una sensación curiosa. Su lengua es larga y gruesa, su nariz roza con su clítoris, ella gime suavemente ante esto. Una de sus manos sujeta su muslo, y la otra le aprieta una nalga para a continuación palmearla. Vuelve a gemir, es lo menos que espera del furioso héroe N° 2, está preparada para tener el sexo más intenso y salvaje de toda su carrera como prostituta.
Cuando la siente bien mojada Endeavor aleja su rostro de su entrepierna, quedando ligados por un hilo mezcla de sus fluidos.
—¿Terminaste la cena? —sonríe ella, sujetándole el rostro— ¿Pasamos al postre?
Sin decir nada él la sujeta de ambos muslos y la sube a su regazo. Se sorprende y deja escapar una risilla. Sus entrepiernas rozan, él se posiciona correctamente, y ella se ayuda a si misma para ser penetrada. Entra.
Su pene es grueso, palpita mucho dentro de ella.
Su vagina está ajustada, muy mojada. No es estrecha e imposible de disfrutar como otras, siente los espamos alrededor de su pene.
Ella se abraza a él, pasando sus manos sobre sus hombros y hundiendo sus manos en su cabello. Él le sujeta las piernas para separarlas y poder apreciar la vista de la unión de sus entrepiernas. Pronto se da cuenta que esa posición no le gusta, está bien y se siente bien, pero no lo permite descargarse como gusta. La carga con sus manos y la tira a la cama, Eros deja salir un chillido de sorpresa que suena como un juguete rechinable y le causa ternura. Echa su cuerpo hacia ella, posicionándose para volver a entrar.
Eros chilla una vez más, aferrándose a la sábana y encogiendo sus piernas. Es grande, y se siente más grande en esa posición, golpeando hasta el fondo de su útero de manera brutal estocada tras estocada. Se muerde los labios cuando Endeavor sujeta uno de sus enormes pechos en su boca mientras que con una mano masajea el otro y con la otra le sujeta un muslo.
—Endeavor —gime el nombre del héroe entre jadeos, soltando pequeñas lágrimas ante el placer que le genera la brusquedad con la que la golpea el hombre.
—Llámame Enji —exige el pelirrojo, apartando su boca de su pezón para acercarla a sus entintados labios. Su mirada de ojos azules es intensa, profunda, luce más seguro y menos nervioso que hace unos minutos. Su cuerpo es sumamente caliente, y las pocas gotas de sudor que derrama y caen sobre ella parecen quemarle la piel, como cera de vela. Atrapa su boca en un profundo beso.
Dios, ¿hace cuánto no besaba a una mujer? Se pregunta Enji. Sus lenguas chocan, le devora la boca cuanto puede, su labial sabe a cereza, y su aliento helado huele a menta.
Está tan sumido en su pensamiento que ni siquiera piensa en la mujer debajo suyo. Eros está acostumbrada a que sus clientes no le presten atención y la usen casi como un juguete viviente, no le importa, le pagan bien para ello y algunas veces llega incluso a sentirse bien de esa forma. Pero en ese momento no entiende muy bien como se siente, el pene golpeando hasta su útero se siente bien, hacía rato no montaba uno tan grande, pero el sudor que golpea su piel la empieza a quemar, y la baba que intercambian es igualmente cáliente, como beber sopa recién sacada de la olla y servida en el plato. Sus manos la sujetan con fuerza la cintura y los muslos, tan fuerte que le duele; ella es grande, está acostumbrada a que las personas se aferren a ella sin hacerle mucho daño, como máximo algunos aruñones o mordidas, pero las enormes manos de Endeavor la están apretando tanto que siente que le va a destrozar los muslos.
A él parece ni importarle, sigue golpeando una y otra vez, para ese punto ya ni tiene control de su propio cuerpo, y solo se separa de los labios de Eros para tomar aire dos segundos y luego volver a besarla, privándole a ella el oxígeno.
Por fin se corre. Sin previo aviso, solo golpeando una última vez con más fuerza y permaneciendo pien pegado a ella, descargando totalmente su semilla. Eros gime, chilla con fuerza. Duele. De verdad duele, pero se siente bien, su semen es muy caliente, más que su baba, más que su sudor, abundante y espeso, típico de los hombres que no se han sentido tan bien en mucho tiempo.
Por fin sale de ella, dejando fluir su semen.
Ella jadea fuertemente, intentando recuperar el aire que le fue privado por largos minutos. No sabía cuánto había pasado, pero se sentía como si hubiera sido una eternidad entera, varias horas, no tenía noción de nada en ese momento, solo sabía que estaba caliente. Literalmente caliente, tanto interior como exteriormente. Ardía. ¿Se había corrido? ¿Había llegado al orgamo? Ni siquiera podía decirlo.
—Perdona —jadea Enji al verla, pero de inmediato piensa que si una de esas niñas patéticas del sitio hubiera estado en el lugar de Eros seguro hubieran muerto—. ¿Estuvo bien?
—Dame un momento —jadea, cubriéndose el rostro y limpiando sus lágrimas. Tiene el maquillaje hecho un desastre, el labial manchando y el delineador corrido por sus mejillas. Se sujeta el vientre, se ha enfriado—. Sí, estuvo bien —y asiente, sonriendo pícaramente.
Los ojos de su cliente se abren con sorpresa al examinarla con más cuidado. Tiene los pezones hinchados, inflamados, rosados y erectos, incluso los labios de su entrepierna se ven rojizos...
Eso solo lo prende más.
Se acerca a ella y abre su coño para dejar sus fluidos salir libremente, esboza una leve sonrisa.
—¿Estás preparada para una segunda ronda?
—Para ti siempre, papi.
。。。
me quedé despierto toda la noche para publicarles esto a medianoche? sI.
uHm, viernes de ahorcar rucas amiguitxs, zikzi.
Pero porfa no salgan de ksa pq ninguna ruca vale la pena si eso significa que c van a contagiar de 👑☣️ :(( cuídense amix, les amo.
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