CAPÍTULO 2: HABITACIÓN
Kyungsoo le había dado a su hermano Zitao un momento para calmarse, antes de finalmente tomar la decisión de levantarse e ir a buscarlo, cuando consideró que el enojo podría ya habérsele pasado.
Hablando con sinceridad, Kyungsoo también pensaba que se habían excedido de regreso en la sala.
Estaba tan determinado a admitir su culpa, que incluso pensaba en ofrecer una disculpa a su hermano menor. No sabía del resto, pero a él le carcomía la conciencia un poco.
No habían tenido malas intenciones y en parte Kyungsoo estaba seguro de que Zitao también lo sabía. Al final, se trataba de ellos. Se conocían. Sabían que jamás causarían un daño grave a ninguno. Simplemente eran hermanos aburridos buscando hasta la más mínima oportunidad de conseguir entretenimiento.
Aunque Kyungsoo no sabía de dónde sacaba Zitao tanta imaginación, de ningún modo quería que él pensara que Kyungsoo y los otro se burlaba de él porque lo que hacía era tonto o algo por el estilo. Simplemente les parecía curioso que el menor tuviera unas ideas tan fantasiosas sobre mundos idóneos que no existían. Mundos donde no existía diferencia alguna entre los géneros.
Por favor, la realidad no podía estar más lejos de ello.
Cada alfa con el que alguna vez se habían topado, no los había considerado lo suficientemente importantes como para dar un segundo vistazo. Todo porque eran omegas.
Como si Kyungsoo o cualquiera de sus hermanos valiera menos que una basura pegada en la suela de sus zapatos de alfa.
Ugh, malditos perros.
En momentos como estos es cuando inevitablemente Kyungsoo podía escuchar la voz de su padre susurrando un malicioso "ese comportamiento no está a la altura de un Oh". Y eso solo lo hacía ponerse de malas.
《No es como si mi único objetivo en la vida fuera decepcionarte, ¿ok?》respondió Kyungsoo a esa voz imaginaria.
Kyungsoo se detuvo y sacudió la cabeza.
Cielos, en verdad debía estar loco si incluso sentía la necesidad de disculparse cuando el hombre en cuestión ni siquiera estaba presente.
Siguiendo el mismo camino por el que su hermano se había ido momentos antes, Kyungsoo caminó a través de pasillo oscuro, desacelerando un poco el paso para tomar un rápido vistazo de aquel rincón oscuro al final del pasillo lateral. A primera vista no parecía haber nada ahí, pero Kyungsoo sabía que había una puerta.
Y, ¿qué había detrás de una puerta? Una habitación.
Una habitación a la que por alguna razón, ninguno de ellos podía acceder.
Realmente no tuvo más que un par de segundos para pensar en ella, antes de que la hubiera dejado detrás. Y entonces ya no hubo más tiempo para indagar al respecto.
Porque un par de pasos antes de cruzar el umbral de la residencia, captó un intolerable aroma. Kyungsoo se erizó de rabia.
Antes que el sol de la tarde pudiera calentar su rostro, llegó hasta él el sonido de una voz familiar.
—Dime, pequeño Panda, ¿qué pensaría tu padre de tu estúpida osadía? —susurró Kim Jongin, alias Kai, en un tono amenazante. Su rostro a tan solo milímetros del otro—. ¿Estaría orgulloso o, caso contrario, tú estarías metido en un gran y gordo lío?
Lo primero que Kyungsoo captó fue al alfa moreno manteniendo al omega preso por su collar. Zitao se removió, tratando de zafarse de su agarre, pero fue un esfuerzo en vano.
Mostrándole los dientes en un gruñido furioso, Zitao tomó por la muñeca a Kai.
Kyungsoo se perdió.
—¡¿Qué diablos crees que estás haciendo, bastardo?! —gritó, apresurándose hasta ellos.
Apartando la mirada de Zitao, Kai se encontró con sus ojos furiosos. El agarre de su hermano parecía firme, pero no había ni el menor atisbo de inconformidad en el rostro del alfa.
En dos zancadas, Kyungsoo los alcanzó y colocó una mano alrededor de la muñeca de Kai. Tiró, pero nada pasó.
Estaba por intentar de nuevo cuando, como por arte de magia, el moreno liberó al rubio con un movimiento brusco que le hizo trastabillar varios pasos hacia atrás.
Kai sonrió, alejándose discretamente. Kyungsoo no tuvo tiempo de sorprenderse por lo rápido de sus movimientos para deshacerse de ellos dos y, al mismo tiempo, quedar fuera de alcance.
《Es un alfa después de todo》pensó.
—¡Pequeño Soo! —exclamó con su irritante voz, y como si la escena anterior jamás hubiera ocurrido, se acercó y le rodeó los hombros con un brazo—. Qué alegría verte, ¿me extrañaste? —preguntó, pellizcando dolorosamente una de sus mejillas.
De un manotazo, Kyungsoo lo apartó.
—Como si alguien pudiera extrañarte.
Kai hizo una mueca de lado y cerró sus ojos, llevando una mano a su corazón.
—Ouch, eso ha dolido. En serio.
El sonido de su risa ronca resonó en el espacio abierto.
Chasqueando su lengua, Kyungsoo lo ignoró y, en su lugar, se giró para verificar cómo estaba Zitao.
Su hermano arrojaba miradas cautelosas al alfa y, en definitiva, no iba a dejarle acercarse de nuevo a él en el futuro inmediato.
Kai metió descuidadamente sus manos en los bolsillos de sus pantalones.
—¿Estás bien, Tao? —preguntó Kyungsoo con expresión preocupada. El rubio dio un leve asentimiento mientras se sobaba la zona donde el collar le había rozado. Su piel estaba en carne viva.
—¡¿Qué le has hecho, maldito?!—escupió al bastardo sonriente.
Kai les mostró esa hilera de dientes blancos y perfectos, antes de encogerse de hombros. Sus ojos vagaron lejos de ellos, apreciando las copas de los árboles en la distancia.
—Nada, solo charlábamos. Ya sabes cómo es ver a viejos amigos de nuevo.
Kyungsoo sabía que él no lo decía en serio.
Entrecerrando los ojos en su dirección, sintió sus dientes rechinar con furia.
Kai no era más que otro cabrón del montón que se sentía superior a ellos por el simple hecho de haber nacido siendo un alfa, como si eso fuera un gran logro digno de presumir.
A Kyungsoo le encantaría poder bajarlo de su nube de gloria a patadas.
Por desgracia, el bastardo se había librado de ello bastante bien, desde que Kyungsoo no tenía permitido lastimar a los socios y conocidos de su padre. Y él jamás se habría atrevido a tentar demasiado a su suerte, de cualquier modo.
No quería ni imaginar qué le haría el hombre si atacara abiertamente a Kai, justo en la puerta de su residencia.
—¿A qué has venido? Largo de aquí, no eres bienvenido. Ya sabes dónde está la salida
Hizo un ademán hacia el lugar detrás del alfa, indicando el camino que llevaba hasta la verja y, entonces, hasta la salida de su residencia.
—Ah, ah, qué amable de tu parte por enseñarme la salida, pequeño Soo. Lamentablemente, tengo asuntos que atender con tu padre.
Kyungsoo bufó, acariciando el brazo de Zitao.
El moreno rio, negando.
—En verdad me encantaría poder quedarme a platicar, pero... En fin, creo que voy entrando.
Girándose, Kyungsoo lo vio dispuesto a entrar, justo cuando el resto de sus hermanos salía a su encuentro.
De ese modo, cuando Kai levantó la mirada, lo único que encontró fueron sus cuatro rostros enojados.
Kai dejó a un burlesco bufido deslizarse fuera de sus labios.
—Pero mira nada más lo qué tenemos aquí —Escaneó a los recién llegados—. El alfa de papi y sus hermanitos omega —dijo con sorna.
Sehun dio un paso al frente, dejando a Chanyeol, Minseok y Junmyeon detrás de él.
—Eso es correcto. Después de todo, tenemos un padre —fue la simple respuesta del Sehun. Kyungsoo podría haberlo imaginado todo, pero sintió una cierta tensión elevarse en Kai.
Los labios del alfa formaron una línea apretada, la sonrisa completamente borrada. Sehun había golpeado una fibra sensible.
Sin embargo, Kai se recompuso rápidamente, volviendo a su anterior estado relajado y en control.
—Cierto, aunque una conciencia tranquila siempre es mejor que un padre...
Oh, eso había sido algo demasiado bajo, incluso para alguien como Kai.
Kyungsoo vio una vena palpitar en la frente de su hermano. Ya fuera que Sehun hablara o no de ello abiertamente, todos estaban conscientes de que, en su mente, él había sido el principal causante de la muerte de su madre.
Al día de hoy, todavía seguía siendo un tema delicado para él. Y Kai lo sabía perfectamente, sabía que hablar de ello los desequilibraría.
Tal y como había esperado, Sehun se limitó a permanecer callado, Kyungsoo solo pudo apretar sus puños fuertemente cerrados. De otro modo, ni todas las palabras del mundo habrían bastado para mandar a kai al infierno.
Después de un largo y tenso momento, su hermano decidió ceder por el bien de todos.
Dando un paso al frente, Sehun exclamó:
—El líder de los Oh espera por nosotros dentro.
Su semblante era frío y hostil. Él ni siquiera se esforzó en fingir que no detestaba tener que invitar a pasar a un imbécil que lo insultó a él y su familia en su propia casa.
Pero por una vez, Kai pareció tomar esa pequeña escapatoria como lo que era y asentir sin más, para entonces dirigirse a la entrada principal.
—No lo hagamos esperar más, entonces —anunció, abriéndose paso en medio de las miradas cargadas de resentimiento e impotencia que Kyungsoo y sus hermanos le dirigieron. Sus cuerpos temblaban de la rabia, del insoportable deseo de transformarse y saltar sobre él para hacerlo pedazos.
Cuando Kai llegó al lado de Sehun, él solo se limitó a mirarlo rápidamente en reconocimiento antes de pasar de largo hacia el ya conocido pasillo oscuro.
Todos ellos se mantuvieron impasibles, a sabiendas de que un paso en falso podría acarrear demasiados problemas para todos. Sehun también sabía que esto era lo mejor. Dándoles la espalda, su hermano se mantuvo de pie tratando de calmar sus emociones antes de finalmente suspirar y seguir el mismo camino que Kai había tomado antes.
No fue hasta que los alfas estuvieron lo bastante lejos que Kyungsoo y sus hermanos volvieron a sus sentidos. Justo ahora la atmósfera sofocante sólo podía ser atribuida a los alfas y su enfrentamiento silencioso.
Kyungsoo sabía que Sehun no dejaría pasar lo de hoy tan fácilmente.
Sin embargo, incluso si tan solo unos minutos atrás los dos se dijeron cosas horribles, aún tendrían que lidiar con lo que sea que hicieran los alfas cuando tenían sus reuniones.
La relación entre Sehun y Kai era incómoda en el mejor de los casos. En el peor, bueno, Kyungsoo no quería ni pensar en ello.
Kyungsoo siguió mirando a los dos alfas alejarse hasta que estos giraron, desapareciendo por el pasillo.
No pudo evitar recoger ese último vistazo que le dio a su hermano. Sehun se veía sinceramente derrotado y triste, y eso es lo que más hizo enojar a Kyungsoo.
Ninguno, nunca, lo había culpado a él por la muerte de su madre y que ese bastardo insensible hubiera llegado a abrir esa vieja herida...
Como el único Alfa, su padre tenía grandes expectativas de él. Los enfrentamientos con otros Alfas no estaban dentro de la lista de cosas que se esperaban de él, incluso cuando el Alfa en cuestión actuaba como un idiota insensible.
Kyungsoo sabía que en esa parte de la residencia solo se encontraba "la habitación", donde su padre y hermano, con algún otro Alfa ocasional, solían encerrarse por horas y horas.
Ellos no sabían lo que pasaba o de lo que se hablaba ahí dentro, pues ningún sonido lograba colarse fuera nunca. Tampoco podían entrar, por supuesto.
Sin embargo, la mirada distante de Sehun después de cada inofensiva "reunión", le dejaba en claro que nada bueno era tratado dentro de sus cuatro paredes. Kyungsoo odiaba esa sensación, la de que se estaba perdiendo de cosas importantes, no obstante, no había nada que hacer al respecto.
Un suspiro exasperante abandonó sus labios cuando los pasos de Sehun se perdieron por el pasillo.
Kyungsoo levantó una mano y, en un gesto que buscaba aplacar algo del infernal dolor de cabeza, se masajeó el puente de la nariz.
Entonces se giró para encarar al resto. Ahí se encontró con sus demás hermanos. Expresiones igual de angustiadas y enfadadas que la suya surcaban sus rostros.
Por lo general, buscaban evitar encontrarse con los Alfas que venían a su residencia.
Pero hoy, en el fondo, todos aceptaban su parte de la culpa por haber hecho a Tao molestar y hacerlo salir de la casa. Entonces ellos habían tenido que salir también y el resto ya era historia.
Se mantuvieron reunidos en el patio, cada uno concentrado en sus propios pensamientos con respecto a lo que acababa de ocurrir.
Aunque sus otros tres hermanos no habían visto lo que ocurrió con Tao, este se había encargado de decirles, avivando aún más la ira dirigida hacia Kai.
Y mientras ellos pensaban en todas las formas posibles de vengarse, sabían que no pasaría de ahí, de un simple deseo. Porque Kai ahora mismo se hallaba siendo recibido acogedoramente por su padre y, aunque a regañadientes, también por Sehun.
Mientras ellos se sentaban sobre el pasto, Kai descansaba cómodamente el trasero sobre alguno de sus muebles. Solo de pensar en ello a Kyungsoo le entraban unas inmensas ganas de incinerarlos. Con Kai aún sentado, si fuera posible.
Minseok fue quien los sacó de sus cavilaciones.
—¿Qué creen que están discutiendo ahora? —preguntó el Omega, jugando a brincar de una piedra a otra, cual chiquillo tratando de mantener el equilibrio.
Falló en cada intento, pero eso no lo hizo desistir.
—Sea lo que sea, nunca lo sabremos —contestó Chanyeol, recostando su cuerpo en el suelo con el apoyo de sus brazos.
Tao asintió en acuerdo.
Esto apestaba.
Girando el rostro, se encontró con que Suho no les prestaba atención, mirando en su lugar distraídamente a algún punto más allá de las rendijas metálicas de la verja.
Siguiendo la línea invisible de su mirada, Kyungsoo dio con lo que su hermano observaba tan insistentemente.
—Son tres —murmuró él, tan bajo que solo Kyungsoo fue capaz de escucharlo. Suho permaneció de pie, mirando acusatoriamente fuera de la casa—. Hay dos autos más, aparte del de Kai.
Kyungsoo corroboró que lo que decía era cierto. Ahí, fuera de su residencia y aún lado de la calle, se hallaban los tres vehículos, uno muy cerca del otro.
Eso significaba que el bastardo no era el único en su propiedad en estos momentos.
—¿Cómo no los vimos entrar? —preguntó a su hermano. Suho seguía sin apartar la vista de los otros dos coches aparcados cuidadosamente en la entrada de su hogar. No todos los días se veían autos de ese calibre. Esa gente además de rica, era importante, por no decir poderosa—. ¿Es acaso...?
—Probablemente mientras escuchábamos la historia de Tao —Confirmando así sus sospechas, Suho le dio la espalda y comenzó a caminar a paso tranquilo hasta la casa.
Tao le siguió al momento siguiente, así como Chanyeol inmediatamente después.
Resignado, Kyungsoo siguió sus pasos, dejando a Minseok, quien se hallaba escribiendo con una rama en la tierra, atrás.
Antes de desaparecer por la puerta, se detuvo y echó una última mirada a su hermano.
—¿No vienes, Minseok?
El Omega negó, sin levantar la vista de lo que dibujaba.
—Nop, me quedaré un rato más.
Kyungsoo suspiró, sabiendo que sería inútil tratar de convencerlo de lo contrario. Pero aún así hizo un último intento.
—Será mejor que no te demores mucho. Padre se enfadará si siente que estás entrometiéndote demasiado en lo que no te concierne.
Minseok hizo un sonido de entendimiento.
Al terminar su advertencia, se adentró a la oscura sala, con sus tres hermanos andando frente a él por el pasillo. Con él colocándose detrás de Chanyeol, mientras andaban por el pasillo estrecho, a Kyungsoo se le vino a la mente esta imagen, la de los patitos bebés que persiguen a su madre en fila.
* * *
Cuando Kyungsoo hubo desaparecido dentro de la casa, Minseok dejó caer la rama con la que fingía estar tan entretenido.
Así que había más visitas además de Kai.
Interesante...
«No hagas algo estúpido», se dijo. Sin embargo, él era Minseok. La curiosidad corría por sus venas.
Levantándose, echó una mirada a los dichosos autos que Suho había mencionado.
Silbó, viendo lo deslumbrantes que eran.
Se imaginó a sí mismo trepado en alguno. Rara vez salía de casa así que en realidad no sabía qué era viajar en un auto lujoso. El de su padre lo era, desde luego, pero él nunca los llevó a ningún lado con él.
Dejando caer la mirada hasta la tierra bajo sus zapatos, Minseok observó sus rayones. Barriendo su calzado en el suelo, borró lo que había hecho, mientras silenciosamente le concedía a Kyungsoo la razón.
Lo que debía hacer ahora era ir directamente dentro, siguiendo el ejemplo de sus hermanos.
No debía tratar de inmiscuirse en los asuntos de su padre.
Se convenció de ello, en verdad que lo hizo, pero, a último minuto, en lugar de tomar el pasillo que llevaba hacia su habitación, él giró en la dirección contraria.
El interior de la "habitación" era un tema que lo mantenía despierto por las noches. Constantemente se preguntaba por qué su padre insistía tanto en mantenerlos alejados de ahí. Él debía saber que eso solo haría a su curiosidad despertar.
Más aún porque después de todos sus intentos fallidos, había llegado a la conclusión de que era imposible saber qué pasaba dentro.
Minseok caminó por el pasillo, siguiendo el patrón recto de la madera. Esta crujía sonoramente bajo sus pisadas.
Llegando frente a la puerta, se detuvo, recargándose contra ella. Sabía que pegar la oreja a la madera era completamente inútil, porque él mismo ya lo había intentado innumerables veces en el pasado.
Sin embargo, él no sabía lo que era rendirse, así que lo intentó una vez más de todos modos.
Solo silencio. Ni un solo sonido llegó hasta sus oídos. Un gran y decepcionante silencio fue todo lo que consiguió.
Cuando algo sopló cerca de su cuello, fue inevitable que él diera un respingo espantado y se alejara.
No pudo evitar proferir un fuerte grito en cuanto sintió algo envolviéndose duramente alrededor de su muñeca. Pero antes de que cualquier sonido se le escapara, fue silenciado por una mano sobre sus labios.
No fue hasta que escuchó una pequeña risa a sus espaldas que se relajó, sabiendo que solo se trataba del bastardo.
—Así que estamos de entrometidos, ¿eh?
Manoteó hasta que Kai lo liberó. Dando dos pasos lejos, lo miró ceñudo.
—No vuelvas a poner tus asquerosas manos sobre mí o...
—¿O qué? —preguntó él, desafiante.
—O le diré a Kyungsoo que te de una patada fuera de nuestra residencia —amenazó.
El moreno echó la cabeza hacia atrás y rio, recargando su hombro contra la pared a su lado.
Cuando terminó, dijo, mirándolo:
—Ah, no sabes cuánto adoro esa imaginación tuya. Dime, Minseok, si Kyungsoo o alguno de ustedes realmente pudiera echarme de aquí, bueno... no estaría aquí ahora mismo, ¿no es así?
Minseok resistió la tentación de contestar. Sabía que a Kai solo le gustaba joder con ellos.
Elevando una mano, Kai tocó el centro de su frente, donde su ceño se marcaba. Él le apartó la mano de un golpe.
—Ustedes deben dejar de hacer eso cada vez que me ven, lo digo en serio. Envejecerán más rápido
Minseok se cruzó de brazos.
—Entonces tú deberías dejar de importunarnos con tu presencia.
—Ah, me hieres. ¿Así es como agradeces mi generosidad? ¿Qué acaso no acabo de salvar tu metiche trasero? —reprochó este con desdén y en un tono burlón.
—No —respondió simplemente él.
—Ah, ¿no? —inquirió Kai, levantando una ceja en su dirección—. ¿Qué habría pasado si no hubiera sido yo quien te encontró husmeando por ahí? —preguntó, con su barbilla entre sus dedos índice y pulgar.
Minseok no contestó. Entonces Kai chasqueó sus dedos.
—Ahí está tu respuesta —alejándose de la pared, el moreno hizo el ademán de marcharse—. Bueno, debo regresar. Me esperan dentro —se excusó.
Minseok le vio acomodar su ropa de nuevo para quitar las pequeñas arrugas ahí formadas y sacudirse el polvo inexistente en los hombros, antes de seguir su camino hasta la habitación donde la "reunión" aún continuaba.
Apenas había dado un paso, cuando Minseok se movió frente a la puerta, impidiéndole avanzar un solo paso más.
—Espera —dijo, recargando todo el peso de su espalda sobre la madera—. ¿Por qué estás fuera?
La curiosidad ganó sobre lo demás. Y ni siquiera importaba que se supone que odiaba a Kai, porque indudablemente lo hacía pero hey, tampoco iba a desaprovechar la oportunidad si se presentaba.
Kai le dio una sonrisa conocedora antes de contestar:
—Porque me aburría —dijo, encogiéndose de hombros.
—Te aburrías... —¿En serio? Él se aburría de estar en un lugar al que Minseok solo podía soñar con entrar. Negando, se recordó que se suponía que debía preguntar mientras podía—. De cualquier forma, ¿de qué están hablando?
En esta ocasión Kai pareció pensar cuidadosamente en su respuesta.
Finalmente, él abrió la boca y dijo lo único que Minseok no se esperaba en este momento.
—No pienso decirte, enano —soltó y entonces lo apartó de un empujón y se escabulló de un veloz movimiento hacia el interior.
Minseok se quedó ahí, pasmado, aún tratando de procesar lo que Kai le había hecho.
¡Ese maldito Alfa lo había llamado enano! A él, a Minseok, que era más alto que Kyungsoo e incluso Suho.
Gruñó, dando una patada al suelo. Se cruzó de brazos, enfadado por haberse dejado engañar. De nuevo.
Enfadado y derrotado, Minseok regresó sobre sus pasos hasta la entrada.
Ese tipo le hacía hervir la sangre como ningún otro, él le odiaba por sus humillaciones constantes y sus burlas sin sentido. Pero también debía admitir que incluso si era un bastardo idiota, era su única fuente de diversión y único contacto fuera de sus hermanos.
Kai podía ser un Alfa insufrible, pero al menos les dirigía la palabra. No es que su palabra valiera una mierda.
No sabía por qué siquiera había pensado que el moreno le diría lo que quería saber. Minseok se había dado por vencido con Sehun, pues siempre buscaba cambiar de tema en cuanto le preguntaba sobre ello. Ese sí que era un caso perdido,
Mirando a través de la puerta abierta, Minseok contempló cómo la tarde lentamente se dejaba envolver por la oscura noche. Recargado contra la pared, se deslizó hasta quedar sentado en el piso.
Decidió que esperaría aquí. Después de todo, En algún momento tendrían que salir del cuarto, ¿verdad?
Volvió a captar a lo lejos los tres autos estacionados en la calle lateral. Sí, él esperaría para ver a los dueños de los mismos.
Él permanecería aquí, y cuando salieran, estaría listo para echarles una ojeada y ver si eran más odiosos que Kai.
Lo dudaba porque el Alfa moreno se había ganado con mucho esfuerzo el lugar número uno en su lista y la de sus hermanos como el Alfa que más odiaban.
Bostezó, sintiendo sus párpados pesados. Se recordó su propósito y se acomodó de una forma incómoda a propósito para que no le entrara sueño.
Él tenía que permanecer despierto. Sí, lo haría.
Minseok solo debía...
Minseok se quedó dormido.
Así que aunque estuvo ahí, realmente no pudo ver nada.
No notó a las dos sombras abandonando la habitación y caminando en su dirección, momentos después.
Tampoco reparó en el rostro de los hombres que pasaron justo frente a su cuerpo profundamente dormido y caminaron con gráciles pasos hasta sus respectivos autos.
Uno con una enorme sonrisa en sus labios. El otro, con carpeta en mano, apenas y le dio un vistazo rápido a su figura tendida, y después de chasquear la lengua, se marchó.
* * *
—Hey, Chanyeol, ¿vas a la cocina? ¿Me traerías un poco de agua? —preguntó Tao, acostado sobre la cama.
Chanyeol asintió.
—Seguro.
—Galletas, por favor —dijo Suho al lado del rubio.
—Lo tengo.
Ya se encontraba en la puerta, a punto de salir, cuando su hermano Kyungsoo habló.
—¿Un sándwich?
—¿Sin jamón?
—Eres el mejor —Kyungsoo le sonrió.
Chanyeol rio.
—Ya vuelvo —anunció.
Y, con eso en mente, salió de la habitación que compartían, cerrando la puerta tras él.
Los pasillos eran oscuros, aunque no era del todo sorprendente porque la noche ya había caído.
Todo estaba en penumbras, sin embargo, en su camino, logró percibir la sombra en la entrada. Desviándose de su destino original, se acercó cautelosamente a la persona profundamente dormida, que permanecía recargada contra una de las paredes.
Un solo vistazo le bastó para saber de quién se trataba.
—Minseok —llamó. Pero al ver que este no mostraba señales de despertar, optó por acercarse a él y sacudir su hombro.
Al parecer, este método sí funcionó, ya que su hermano enseguida se incorporó, restregándose los ojos.
Parpadeó un par de veces antes de acostumbrarse a su entorno y entonces murmuró con voz adormilada:
—Carros... Los tipos, debo verlos.
«Alguien estaba teniendo un sueño bastante interesante», pensó.
De repente, Minseok se elevó sobre sus pies y se apresuró hasta la entrada.
Fijando su mirada en el único coche que aún permanecía aparcado afuera, dijo con el rostro compuesto en desesperación:
—Se han ido. ¡Chanyeol, se han ido! —se quejó, tomando sus brazos y moviéndolo.
—Ya, ya. Ha sido solo un sueño —dijo con la esperanza de calmar a su confundido hermano, que tal vez aún no había terminado de despertar.
—No, Chanyeol, no me estás entendiendo. Yo realmente quería ver a los otros invitados de Padre y... ¡Y me quedé dormido! ¡Argh! —De pronto, dándose cuenta, Minseok llevó sus manos hasta la cabeza, peinándose los cabellos hacia atrás en un gesto de obvia desesperación.
Él no entendía de qué o quién estaba hablando su hermano.
Ambos giraron el rostro cuando escucharon pasos provenientes del pasillo a su derecha. Chanyeol reconoció al primer hombre enseguida. Era Kai, el bastardo que siempre se burlaba de él.
"Eres demasiado grande como para ser un Omega" y "Poste con patas" eran solo algunas de las frases de su extenso repertorio para molestarlo.
Aunque Chanyeol pensaba que era el moreno quien debería sentirse avergonzado de su falta de altura aun siendo un Alfa. Él, Tao y fácilmente Sehun, le superaban sin problema alguno.
Frunciendo el ceño, apretó la mano de Minseok entre la suya, en un intento desesperado por no salirse de control y gritar una sarta de buenas cosas que el enano moreno merecía saber.
Pensó que tendría que soportar una nueva tanda de burlas sin sentido, pero tal parecía que ese no sería el caso. Al menos, no esta noche.
El hombre frente a él difícilmente parecía el Kai que recordaba. Él ni siquiera reparó en Chanyeol y Minseok aún cuando caminó a su lado.
Su mirada mortalmente seria mientras avanzaba rumbo a la salida.
Había algo distinto en el brillo apagado de sus ojos en esta ocasión. Ni una sola palabra de ofensa hacia ellos se deslizó fuera de sus gruesos labios, lo cual ya era de por sí extraño. A su lado, Minseok parecía igual de impresionado por la pinta que el tipo traía.
—¿Qué sucede...? —Comenzó Minseok, pero el Alfa ya se había marchado, caminando apresuradamente hasta el coche que esperaba por él fuera de su residencia.
Desde la distancia, lograron vislumbrar los focos del coche encenderse y después avanzar con apenas el sonido suave del motor y una casi imperceptible capa de polvo levantándose en el aire tras su partida.
La siguiente persona en aparecer fue Sehun, quien no les dirigió una segunda mirada.
No se detuvo, al parecer sin notarlos, y si lo había hecho, decidió ignorarlos, caminando rápidamente rumbo a su propia habitación.
Algo extraño surcaba sus ojos, algo que Chanyeol no fue capaz de descifrar en aquel momento.
Cuando su padre se halló frente a ellos, Chanyeol tuvo que propinarle un fuerte codazo al más bajo para llamar su atención, aparentemente aún puesta en el solitario pasillo por el que Sehun había desaparecido, para que este le acompañara y se inclinara para saludar.
Sin esperar una respuesta, apretó la mano de Minseok más fuerte y se fue de ahí, arrastrando a su hermano como a un niño pequeño.
La mirada fría de su padre perforando su espalda en todo momento.
Continuará...
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