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Las noches que deseó volver a esos momentos que él jamás volvió a darle se volvieron escasas.
Todavía conserva la esperanza de que todo vuelva a ser como antes. Pero sabe que su deseo es de esos que por más que haya la posibilidad, es imposible...
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Se defendió como pudo de los ataques de su contrincante que indudablemente le lleva ventaja.
El entrenador hace chirriar su silbato dando por terminado el encuentro amistoso al ver su estado cojo y poco dispuesto a dar más de sí.
La loba con la que se encuentra peleando no tiene muchos daños para compensar su posición herida y aturdida. Al ser cuatro años mayor que él posee mucha más experiencia y fuerza en el área de combate. Es irónico que gane, pero su orgullo es grande y siempre espera ser más de lo que puede ser.
Molesto consigo mismo por no poder dar más de sí y de no poder vencer a aquella loba que apenas tiene unos míseros rasguños es como se siente.
Ni deseándolo puede ser fuerte en ese momento, y eso, le hace sentir decepcionado de su poca resistencia física.
Ingresó a las caballerizas aún en su estado animal para volver a su forma humana, vestirse e irse a aquel lugar que llama hogar y seguir el itinerario de ese día.
Su transformación fue dolorosa como toda otra al presentar heridas, pues su cuerpo se encogió en el proceso provocando que sienta las aberturas de su piel más vivas y dolorosas.
Una que otra mueca se hizo presente por causa del ardor que siente al introducir su cuerpo en aquella bañera llena de agua donde puede ver cómo se tiñe del líquido que brota de sus heridas.
El agua tibia hace que sus brazos y piernas se relajen, consiguiendo así, un poco de alivio al sentir que ya no están tan entumecidos como hace un rato por el recorrido consideradamente largo que tuvo que caminar desde la arena hasta el castillo.
A esa altura de la vida el pequeño cuerpo adolorido del joven príncipe lobo de 10 años está acostumbrado a soportar aquella sensación de dolor.
Una de las criadas que suele ayudarlo toma un poco de champú y empieza a lavar su cabello quitando cualquier rastro de suciedad que tenga haciendo que pueda permanecer en la misma posición de descanso disfrutando del agua tibia.
YunHo agradece mucho que SeulGi le atienda cuando no puede más con su pobre existencia a pesar de correr peligro por ello.
Los empleados del palacio tienen prohibido asistirle médicamente por órdenes de su padre el rey Juwon, porque según él es parte del entrenamiento que está recibiendo.
Es por eso que muchas veces tiene que atenderse solo y seguir todo el día como sino hubiera pasado ni sentido nada.
Ya vestido y con sus heridas atendidas por SeulGi, YunHo, se dirige a su clase de idiomas evadiendo completamente sus ganas de descansar un rato.
Debe cumplir a como de lugar los deberes de ese día y disimular su cojera, lo cual se le hizo imposible hacerlo debido al dolor que siente cada que apoya su pierna derecha y sus muecas no ayudan a esconder mucho que se diga la condición que tiene. Así que como pudo llegó antes que su profesor, como siempre hace, para poder adentrarse con calma en la biblioteca y evitar una mirada de lástima por parte de aquel hombre.
Ese lugar del castillo a pesar de todo lo negativo de su alrededor siempre le ha hecho sentir tranquilidad y emoción. Desde que aprendió a leer consagró la biblioteca como su lugar feliz porque le emociona aprender cosas nuevas y disfrutar de un buen libro con historias entretenidas.
Desgraciadamente la mayoría de su tiempo es consumido por el entrenamiento físico al que se ve sometido diariamente.
YunHo, es un pequeño muy inteligente y astuto a pesar de su corta edad. Tiende a relacionar situaciones y temas fácilmente, lo cual le hace denotar entre los adultos como un jovencito astuto.
Desde que tiene memoria siempre ha deseado ser un rey como su padre, pero ese deseo llegó a ser disipado casi en su totalidad cuando se presentó como un omega a los cinco años. Aunque claro, ese deseo volvió con fuerza pasado unos meses de tristeza pues le enseñaron la famosa historia de "El Tratado de las Estrellas Rojas", entendiendo así el por qué de ese tan exigente entrenamiento que está recibiendo, porque él nació para ser un rey lo quiera o no.
Un rey que no gobernará su tierra sino una extranjera que tiene como habitantes a los otros protagonistas de la historia: Los leones...
Según aquel tratado redactado hace mucho tiempo atrás debe casarse con el heredero al trono de Mist.
Ha leído en un par de libros que los leones son muy fuertes y orgullosos, lo cual los lleva a estár envueltos en batallas para ver quien es el mejor y situaciones similares que conlleven medir su posición por medio de encuentros de pelea.
Tiene entendido que esa conducta cavernícola es parte de su cultura y suele practicarse en ocasiones especiales como por ejemplo: La ascendencia al trono.
De allí su tan exigente entrenamiento enfocado en encuentros de pelea.
Tal vez no sea el omega más fuerte de todos ahora, pero está decidido a dar todo de sí para poder ser uno que jamás se dejará humillar por sus capacidades.
Fuera de eso, hay un tema que le aterra incluso más que unir su vida eternamente con la de un extraño.
«Solo es el medio que utilizarás para poder lograr tu deseo, YunHo»
Le dijo su madre.
Un chiquillo como él que desea ser una figura que carga con el peso de un país en los hombros no sabe la responsabilidad que ello conlleva.
Solo es un niño que de solo pensar en ciertas cosas no puede evitar sentirse aterrado.
Irse de aquello que llama hogar y alejarse de sus seres queridos, a pesar de todo, es su mayor miedo. Y por eso, atesora en su corazón cada momento vivido con su hermano menor de siete años SooBin.
Después de recibir a su profesor y saludarlo cortésmente este procedió a darle clases.
Al terminar las horas programadas de estudio según su itinerario le corresponde acudir al comedor para almorzar con su familia quienes ya se encuentran en dicho lugar charlando sobre el cómo es posible que Park SeongHwa, el príncipe tigre que vino a visitarlos por su cumpleaños número 10, le dijo a SooBin incompetente.
Al escuchar aquello no pudo evitar dejar asomar una sonrisita divertida porque sabe que aquellas palabras del príncipe tigre fueron citadas en un contexto muy diferente al que posiblemente relató su hermanito menor.
YunHo, saludó a los presentes con una reverencia para tomar asiento frente a su hermano y dar inicio con el encuentro familiar. La servidumbre cuanto antes colocó sobre la mesa un par de charolas con alimento y como esperó fue ignorado por sus progenitores y SooBin, el cual tiene prohibido hablar de cualquier cosa referente a su persona porque será reprendido.
Si hay algo que ha aprendido los últimos años a la fuerza es que no importa el qué, ellos se mantendrán así frente a él. Altivos e indiferentes.
Esa actitud solo le da a entender que las represalias están propensas a venir dictadas por el rey en cualquier momento.
Sabe que su castigo por no llenar las expectativas de su padre esa mañana está por llegar. Y así fue.
Con su característico semblante serio dictó:
—No cenarás con nosotros esta noche, aprovecha la ocasión para saciar tu hambre.
Era de esperar que las porciones servidas no fueran las que normalmente recibe. Pero prefiere mil veces saltarse una comida que recibir una paliza que no podría soportar.
Esos, son los precios de las sanciones que debe pagar por sus derrotas y equivocaciones con el fin de corregirle y suprimir su "debilidad."
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Sus actividades continuaron sin ningún imprevisto después del encuentro familiar.
Tuvo parte de la tarde libre y le agradeció a la Diosa Luna por escuchar sus plegarias y concederle ese momento de descanso que tanto le pidió en las noches.
Admiró desde el balcón de su aposento el color anaranjado del cielo a punto de cambiar a su estado nocturno. El viento mueve ligeramente su cabello castaño oscuro semi-rizado y sonríe por la frescura que siente por las corrientes de aire.
—Una noche como esta no debería acabar nunca —murmuró apreciando la luna y las estrellas que iluminan el cielo.
A veces se pregunta si el sacrificio que vive valdrá la pena en un futuro no tan lejano.
Esos muros que lo resguardan esconden muchas cosas y nadie se atrevería a regar las blasfemias que suceden dentro de ellos.
El público en general nunca sabrá lo que su amado príncipe vive en manos de su propia familia. Aunque tampoco es como que eso hiciera mucho y le salvara de la mano dura puesta en él.
—Ellos me aman —se dice a sí mismo— y lo hacen por mi bien —afirma convencido—. Solo son un poco fríos y algo despiadados a veces...
Se aferra a la idea de que su carácter es temporal y que aquella imagen que atesora de ellos siendo amorosos con él antes de presentarse como un omega volverá.
La admiración que siente por la gestión de su padre en el trono sigue manteniéndose. Es su modelo a seguir en esta vida y nada de lo que hace por su bien lo define completamente.
Él solo quiere que su hijo no viva su reinado ante los leones siendo rechazado por sus capacidades como lo han hecho con muchas y muchos de los omegas que fueron enviados a cumplir con el tratado.
El sonido seco de un toque en la puerta le hizo quitar la vista del libro de historia que se encuentra leyendo para matar el rato debido a su falta de sueño. SooBin, se adentró a su dormitorio sin más y empezó a acercarse a él.
—¿Estudia hyung? —la dulce voz del alfa resonó en los oídos del omega.
—¿Tu qué crees, SooBin? —responde dirigiendo su vista al libro que tiene en manos con obviedad.
—Siempre anda estudiando hyung, ¿por qué no vé mejor la televisión? —rascó su pequeño ojito risueño lleno de cansancio.
—No hay nada interesante en ella.
—¡Pero ví que andan dando Bob Esponja! Veámoslo juntos siiiii —pidió con un puchero suplicante alargando la vocal de la sílaba.
YunHo, no puede negarse por más que lo intente. Eso es imposible.
-—Está bien, está bien—aceptó rendido por la ternura de su menor—, pero baja la voz porque pueden escucharnos —ordenó dejando de lado el libro que se encontraba leyendo.
—Entendido capitán —llevó su manito derecha hacia su frente para hacer un saludo militar.
—Son las doce de la mañana pequeño soldado, deberías estár descansando —regañó al escurridizo alfa.
Al parecer ese pequeñajo no tiene botón de apagado últimamente.
—Usted tampoco debería estár despierto hyung y aun así lo está. Así que no me regañe y disfrute ver Bob Esponja conmigo —contra atacó invadiendo la cama de su mayor ganando una mirada desconcertada de su parte.
El pequeño Bin solo se limitó a sonreír inocentemente y YunHo desvió su mirada tratando de restarle importancia a la respuesta del alfa.
Tal vez deba permitirse descansar un poco y dejar de sumergirse tanto tiempo en la lectura para dejar de pensar en sus problemas diarios.
—¿Te sientes mejor Yuyu? Temprano noté que andabas algo enfermo —preguntó rompiendo el cómodo silencio.
—Sí, me siento mejor Bin, SeulGi me dió una píldora para el dolor. Gracias por preocuparte pequeño —respondió sintiéndose cálido por las palabras del alfa.
—Me alegra mucho que te sientas mejor Yuyu. Me enteré que hoy tuvo una de sus pruebas físicas y no le fue muy bien que digamos... Así que supuse que esa es la razón del castigo de padre y por eso le traje una barrita de proteína que no me comí temprano —le extendió la mencionada a su hermano y este la recibió conmovido e impresionado por el cómo SooBin pudo entender la situación en la que se encuentra.
Tal vez no es el único precoz en inteligencia de la familia después de todo.
—Eres increíble Bin, muchas gracias —le dedicó una sincera y cálida sonrisa a su hermano que está a punto de comérselo a besos.
—No hay de que hyung —respondió jugando con las mangas de su suéter —. Quería ir al bosque... Pero creo que no se va a poder.
—Hoy no —concordó—, pero otro día sí —afirmó.
—Bueno... —asintió abultando los labios—. Aunque sea podemos ver Bob Esponja, ¿no?
—Porsupuesto —replicó encendiendo el televisor para poner la serie animada y retornar a la cama donde se acomodó junto al menor. Y así se quedaron una hora aproximadamente hasta que terminaron de transmitirse los capítulos programados.
SooBin empezó a luchar con el sueño y YunHo terminó acompañándolo a su habitación para cerciorarse de que el alfa no hiciera alguna tontería que le lleve a ser castigado. Porque jamás se perdonaría ser la causa de su sufrir...
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𝕭𝖊𝖆𝖚𝖙𝖎𝖋𝖚𝖑 𝕭𝖊𝖆𝖑𝖎𝖊𝖛𝖊
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