Capítulo XX
Era un idiota.
Yurio particularmente solía llamarlo de aquel modo y hasta ese momento se había percatado de cuánta razón tenía. Debió haber invitado a Yuuri, a su adorable cerdito, no a la chica que estuvo la mayor parte del tiempo a su lado, era linda a su modo, pero no se comparaba al japonés, él era alguien difícil de describir, ni siquiera se atrevía a encontrar adjetivos que lograran captar la esencia total de Yuuri
Suspiró aburrido, haber invitado a Tanya tenía un motivo de ser: comprobar si ella era el obscurial.
Días atrás había sospechado de ella, su personalidad tímida y reservada lo hizo acercarse, sacrifico el no ir al baile con su cerdito para conocerla mejor y poder confirmar o desechar sus sospechas. Tanya vivió una infancia feliz, uno que otro trauma, pero nada que hiciera que retuviera su magia, su carácter se debía a la poca confianza que poseía de sí misma.
No conto a nadie sus sospechas, más que nada por Yuuri, no quería que se viera envuelto en otro problema, suficiente peligro corría al ser acechado por un chico de ojos verdes, Viktor no se arriesgaría a perderlo y si tenía que ser un mentiroso, que así fuera.
—Te vez tan miserable —la voz de Chris se deslizo a través de la música, su mejor amigo le sonreía, se preguntaba a donde dejo a su novio —¿tal vez es por ese chico japonés?
—Yuuri es tan hermoso —soltó de golpe —quiero ir a su lado y bailar con él, pero cada que me acerco, la chica rubia me lanza una mirada fulminante, esto es tan deprimente.
—Nunca creí verte enamorado, mucho menos de alguien como él —la declaración de Chris lo hizo parpadear confundido, su mejor amigo enarco una ceja —¿no me digas que no te has dado cuenta de que estás enamorado? ¡por merlín! ¡Es cierto!
—¿Enamorado? —murmuró.
—Amigo, tu estás enamorado de ese lindo japonés, créeme.
Chris no mentía, cada palabra la decía en serio, Viktor desvió su mirada hacia el otro lado del salón, distinguió el cabello negro de Yuuri, su figura era iluminada por las luces y hacia que sus ojos cafés resaltaran enormemente, todo en él le atraía físicamente, pero no solo eso, su ternura y amable carácter lo había conquistado, la ingenuidad que habitaba dentro de él era algo difícil de encontrar, la fortaleza con la que se levantaba de las adversidades a pesar no encontrarse bien hacía que Viktor lo admirara, Yuuri Katsuki no era un chico que pasara de largo en su día a día.
—Como consuelo te diré un pequeño secreto, —Chris interrumpió sus pensamientos —alguien parece tener mucho interés en Daisy, la pareja de tu lindo japonés.
—¿Quién? —preguntó rápidamente, Chris soltó una pequeña carcajada antes de responder.
—El chico de lentes y con postura desgarbada —tardó segundos en encontrarlo, era cierto, de manera disimulada lanzaba miradas hacia Daisy, fingía muy bien, cualquiera podría creer que le prestaba atención a su pareja.
—Eres el mejor amigo Chris —respondió con una enorme sonrisa en su rostro, una idea estupenda se había instalado en su cerebro.
—Lo sé y la próxima vez no actúes como un héroe, puedo intuir porque invitaste a la chica.
Asintió, se sentía como un niño regañado.
Dio la vuelta y se dirigió a donde el chico de anteojos se encontraba, este lo observo a mitad de camino, noto como ladeaba el rostro en señal de curiosidad, algo en su expresión le daba seguridad. Por obvias razones, Viktor sabia de quien se trataba, su apellido lo procedía y la fama de toda su familia, incluyéndolo a él y hermanos, ellos habían cultivado la suya propia.
Se detuvo frente a él, su pareja parpadeo sorprendida ante su presencia, Viktor estaba acostumbrado a generar aquella reacción, así que le regalo una pequeña sonrisa antes de centrar toda su atención en el chico de anteojos.
—¿A que debo el honor? —la voz de él poseía un tono ligeramente sarcástico con otro poco de curiosidad.
—Quiero pedirte un favor —fue directo al grano —pero me gustaría hablar en privado.
—De todos modos, yo me iba —la chica arrastro las palabras, se marchó con paso lento y sonrisa boba en su rostro, estaba borracha, de ello no había duda.
—Acabas de correr a mi pareja —el chico de anteojos frunció el ceño, pronto cambio su expresión por una de alegría —te debo la vida, no puedo creer que la invitara, se la paso hablando de vestidos muggles y zapatos, nada que yo entendiera, ninguna mujer que conozco se pone como loca obsesiva sobre el tema.
—Mi pareja también esta borracha —dijo en tono consolador, le sorprendió que fuera tan parlanchín —comprendo tu dolor.
—Por lo visto la tuya se fue con otro chico —el chico Potter enarcó una ceja, le señaló hacia el otro lado del salón, desvió su mirada a esa dirección, Tanya coqueteaba con el chico que de verdad le gustaba, el saber que ella estaba siendo valiente le provoco un sentimiento de orgullo fraternal.
—Me alegro por ella —respondió con sinceridad, sacudió la cabeza, tenía que dejar de desviarse del tema principal —no me has dejado continuar con el favor que quiero que me hagas.
—Acepto —el chico dijo sin dudar.
—¿Sabes acaso de que trata? —preguntó confundido.
—Alejar a la pequeña serpiente sarcástica de tu chico, ¿eso quieres no?
Ambos se evaluaron con la mirada, a los pocos segundos terminaron sonriendo, llegaron a un acuerdo mutuo, algo de James Potter le recordaba a él, no sabría especificar exactamente que era.
—Lo harás porque esto te beneficia a ti también —no era pregunta, era una afirmación.
—Sí, mi buen campeón, —el chico palmeo su hombro —conozco a esa pequeña serpiente como para saber a qué se debe su actitud, te está alejando del japonés por una razón, ¿hiciste algo contra él?
—No, creo... —calló, el entendimiento llego como una ráfaga de viento, ya comprendía porque la actitud fría a su persona, debía ser al poco tiempo que le había dedicado a Yuuri, lo cual también era molesto para él.
—Por tu rostro veo que sí.
—Soy un idiota —se revolvió el cabello, le importaba poco si la coleta de deshacía, solo quería golpearse contra una pared, su actitud atolondrada y despistada eran características que no le gustaban del todo, en ocasiones no se enteraba de lo que sus acciones repercutían a su alrededor.
—No te preocupes, yo te ayudare —James Potter se alejó de él con paso decidido con dirección a Daisy y Yuuri.
Viktor frunció el ceño preocupado, su cerdito se veía desorientado y su postura no era normal, desvió su vista al vaso que este sostenía, seguramente alcohol, estaba borracho y no era el único, Daisy también, desde hacía rato su cabello estaba suelto tras su espalda y se había despojado de sus zapatos, caminaba descalza por el salón.
James llegó hasta ellos, sostuvo una conversación con Daisy, la cual parecía gratamente fastidiada, sus ojos brillaban más de lo normal, presentía que era por el alcohol, Yuuri también se unió, abrazo por los hombros a la rubia que le saco la lengua al otro chico, este enarco una ceja, Viktor podía no escuchar nada, pero era claro que se encontraba celoso.
La siguiente acción del chico de lentes hizo que su boca se abriera por la sorpresa.
Sin poca gracia o delicadeza cargo a Daisy sobre sus hombros, tan pronto lo hizo la chica comenzó a quejarse y patalear, la expresión de Yuuri era la de un borracho divertido, dijo algo más a lo que James asintió solemne.
—¡Bájame Potter! ¡Juro que pagaras por esto! ¡Hare que no puedas tener descendencia! —la Slytherin era dueña de una voz atronadora, sus reclamos se extendieron por todo el salón, el cual fijo las miradas en el trio.
—No, no lo harás —el chico Potter disfrutaba de hacer aquello, acomodo a la chica sobre sus hombros, ya que por el pataleo casi cae.
—¡Te matare! No vivirás tranquilo ni un segundo a partir de ahora —chilló la chica.
—No me dan miedo tus amenazas serpiente —él soltó una carcajada, para luego dirigirse a los observadores —continúen con el baile, que este pequeño incidente no los distraiga, ¡Pongan música!
Avanzo con Daisy en brazos, la cual había olvidado que era bruja y podía lanzarle un hechizo paralizante, la música no volvió a sonar hasta que los gritos de reclamo de la Slytherin dejaron de oírse junto a la risa del chico Potter. Viktor no conocía a ninguno, pero todo lo que vio esa noche fue una clara confirmación de atracción.
—Esto me huele a un plan tuyo viejo demente —Yurio se había acercado a su lado de manera sigilosa, se preguntó a donde estaba Otabek —debes aprender a controlar tus celos y el culpable de todo esto eres tú, ¿Por qué no invitaste al cerdo el primer lugar? Mejor no me digas nada, me imagino de que se trata.
—Estoy pensando que el que Yuuri y Otabek sean tus amigos te ha ablandado un poco.
—Cállate —le gruñó irritado, aunque bien sabían los dos que él tenía razón.
—Y pensar que no querías venir a Hogwarts.
—Me largo, no puedo tener una conversación seria contigo —se marchó enfurruñado y gruñendo maldiciones a su persona, Yurio era un gato furioso en ese momento, Viktor podía comprender el porqué de su carácter, sabía bien lo que vivió, Yakov se lo conto, todo para que él ayudara al joven a adaptarse a Durmstrang, a pesar de las diferencias que existieron se llevaban bien, más de lo que le gustaría aceptar a Yurio.
Noto como los alumnos se arremolinaban en el centro, encogió los hombros y se acercó, ahí debía encontrarse su cerdito. Los alumnos le abrieron paso hasta llegar al centro, algunos le miraron de mala gana, pero le dieron permiso, así que respondió con un "gracias" de manera amable.
Lo que vio le sorprendió, Yuuri siempre tenía ese efecto en Viktor, todo lo que hacía era algo nuevo y diferente, él le agregaba su propio toque, lo supo desde que lo vio volar sobre el cielo, no parecía ser un jugador más que se encaprichaba por atrapar la Snitch, no, todo lo contrario, él era uno mismo con la escoba.
El japonés danzaba con soltura junto a JJ, la combinación era extraña a sus ojos, en especial por el duelo que ambos compartieron tiempo atras, tal vez los efectos del alcohol hicieron que aquello fuera olvidado, pronto Yuuri dejo a JJ y fue a por la novia de este, ella chillo asustada y aunque al principio se notaba tensa pronto soltó una carcajada y entre los tres bailaron.
Viktor se limitó a observar, si bien disfrutaba del baile, el espectáculo que se le ofrecía era mucho mejor, Yuuri era un bailarín en todo el sentido de la palabra, al parecer no le bastaba con ser solo un buscador, aspiraba por más sin que lo supiera, pues el que también practicara un deporte muggle era digno de admirarse, es por eso que solía exasperarse cuando el japonés se desprestigiaba, ¿acaso no veía todas sus cualidades?
—Yuuri suele bailar cuando esta borracho —Pitchit dijo a su lado, el mejor amigo de Yuuri sonreía divertido.
—¿Se acordará de lo que hizo esta noche? —preguntó con curiosidad.
—Dependiendo de cuanto tomo alcohol —encogió los hombros el tailandés.
—Tu amigo es de lo más curioso —reparó en el chico de cabello negro y expresión seria, era el Slytherin pareja de Pitchit.
—Solo cuando esta borracho —respondió este divertido —¿Dónde está Tanya?
—Coqueteando con el chico que le gusta —dijo con una sonrisa —al parecer no está acostumbrada al alcohol que un solo vaso de Whisky de fuego la dejo perdida, tomo valor y ahora debe estar donde de verdad deseaba.
—Espera, espera, ¿No le gustas? ¿entonces porque te beso? —soltó una pequeña carcajada ante la expresión sorprendida de Pitchit.
—No le gusto, solo somos buenos amigos —habló con sinceridad, a pesar de que se acercó a la chica con una intención distinta, al final termino agradándole, deseaba ayudarla a salir de su depresión y baja autoestima —y me beso porque, bueno, ¿sabes lo que es querer darle celos a la persona que te gusta?
—A veces eres un enigma difícil de descifrar —Pitchit dijo —parecía que ella te gustaba.
—¿Gustarme? Por supuesto que no —negó con la cabeza —cuando conozco a una nueva persona suelo pasar bastante tiempo a su lado para conocerla mejor, incluso puedo resultar empalagoso, eso todo el mundo lo sabe, bueno, todo el mundo que me conozca desde hace años.
—Nos equivocamos contigo —soltó de golpe Pitchit, Viktor ladeo el rostro confundido, pero antes de hacer una pregunta el tailandés lanzo un grito que aturdió a los más cercanos —¡Yuuri ven acá!
El japonés giro su rostro en su dirección, primero miro a Pitchit y su pareja, pronto clavó su vista exclusivamente en él, la piel de Viktor se erizo, aquel chico no era el japonés tierno e ingenuo, de hecho, su mirada marrón frunció el ceño y se acercó con paso tembloroso, podía lucir inofensivo, pero Viktor estaba realmente atemorizado, no se le veía nada feliz a Yuuri.
—Te deseo buena suerte —Pitchit palmeo su espalda y sin agregar otra palabra se marchó llevándose con él a su pareja que no opuso resistencia.
—¡Viktor! —el grito de Yuuri lo asusto, el japonés llego frente a él con una rapidez impresionante para alguien en su condición, no le dio tiempo a responder, comenzó a hablar en un idioma desconocido, seguramente su lengua materna, hablaba con tal fluidez era digno de admirar, las palabras no sonaban arrastradas, el tono que empleaba era firme y por la expresión que le regalaba, Viktor no estaba recibiendo amables palabras por parte de su cerdito, todo lo contrario, era como si tratara de asesinarlo con solo frases en su idioma materno.
Trascurrieron minutos en los que las personas cercanas contuvieron el aliento y se limitaron a observar el espectáculo que protagonizaban, inclusive él siguió su ejemplo, más que nada por el aturdimiento que le provocaron las acciones de Yuuri.
—Eres un idiota —aquella frase si la comprendió y suspiro tranquilo, esperaba que aquello significara el fin de su enojo.
—Lo soy —dijo más por inercia que otra cosa.
—Quiero bailar contigo —no pidió permiso, solo lo sujeto de la mano y jalo hasta el centro, seguía sin salir de su aturdimiento cuando las primeras notas comenzaron a resonar, Yuuri lo sostuvo con firmeza.
—Estás borracho —señaló con voz baja.
—Ya lo creo —el japonés mostró una diminuta sonrisa, ambos bailaban en una perfecta armonía —no bebí demasiado, pero mi resistencia al alcohol es poca, no estoy acostumbrado.
—Y no tendrías porque, solo tienes quince años.
—Cierto, recién los cumplí.
—Recuerda tu fiesta sorpresa —le maravillo la enorme sonrisa que le mostro aquel Yuuri borracho, era tan genuina y sincera.
Las memorias del cumpleaños de su cerdito acudieron a su mente, nunca antes lo había visto tan feliz y desenvuelto, por un par de horas sus preocupaciones desaparecieron de su mente y se permitió divertirse, aquella fecha permaneció grabada en su mente como brazas ardiendo.
Yuuri abrió los ojos sorprendido y miro con fijeza.
—¡Es tu cumpleaños! —Viktor soltó una pequeña carcajada.
—Dependiendo de qué hora marque el reloj.
—Soy una mala persona —Yuuri hizo un puchero terriblemente adorable —debí felicitarte antes.
—Con solo invitarme a bailar soy feliz —era sincero, esa simple acción marco una enorme diferencia, recordaría este cumpleaños con una especial sonrisa.
—No, No —negó firmemente Yuuri —te daré un buen regalo, te lo mereces, eras una de las mejores personas que he conocido en mi vida y como tal, debo darte algo que equipare lo que significas para mí.
Quedo sin aliento, contuvo la emoción que comenzaba a desbordarse dentro de sí.
Chris estaría regocijándose al saber que tenía razón, Viktor se encontraba enamorado de Yuuri y no solo eso, podían llamarlo apresurado, pero estaba prácticamente seguro que lo amaba, cada parte de sí mismo deseaba pasar junto a él cada minuto del día, su lado protector clamaba por protegerlo de todos males y la parte madura deseaba verlo con una sonrisa en sus labios sin importar cual fuera el motivo.
Aquel joven no hacía más que enamorarlo con cada rasgo que conocía de él, desde el tímido hasta el atrevido, deseaba curar sus heridas, ayudarlo a que apreciara la belleza que yacía dentro de él, no quería convertirse en la roca de Yuuri, no, su sueño era ver a su cerdito con la frente en alto y reconociendo que era fuerte por sí mismo.
Los sentimientos lo embargaron y los acepto con los brazos abiertos, no existía motivo por el cual negarlos, era una persona despistada y atolondrada, pero no lo suficiente para olvidarlos.
—En este momento me acabas de dar el mejor regalo de todos —murmuró dulcemente en dirección a Yuuri.
—Eres muy bueno —él casi cae al suelo, al parecer toda su destreza física ya se encontraba inexistente.
—Te llevare a tu sala común.
Lo acomodo de tal modo que pudieran avanzar cómodamente, era extraño, ya que varios minutos atrás el chico de las gafas se llevó a la Slytherin de manera poco caballerosa y ahora Viktor hacia lo mismo, solo que en esta su pareja casi caía al suelo inconsciente y se comportaba de manera mucho más educada.
Avanzaron hasta salir del comedor, recordaba donde se encontraba la sala común de Gryffindor y también la contraseña, Pitchit se la había dado por si quería visitarlos en la madrugada, cosa que le parecía imposible, Hogwarts era un laberinto y Viktor se orientaba de la manera básica, así que se perdería antes de llegar.
Camino varios pasillos, en donde Yuuri tarareaba canciones y de vez en cuando hablaba sobre su vida en Japón, cosas básicas y triviales, de las cuales se sintió contento de enterarse.
—Me gustaría mucho que soltara al señor Katsuki —alzó la varita como acto reflejo, sujeto a su cerdito con más fuerza —no deseo hacerle daño.
Su mirada tardo en ubicar a quien habló, no ocultó su sorpresa ante el elfo domestico que se encontraba unos cuantos metros de distancia, vestía sorprendentemente bien y no lucia nada descuidado.
—¿Quién eres? —preguntó con cautela.
—No se me dio la orden de presentarme, así que le vuelvo a pedir que suelto al señor Katsuki.
—No —su voz resonó fuerte, incluso Yuuri lo observo con ojos sorprendidos —no te lo permitiré.
—En ese caso, lo llevare a usted y al señor Katsuki con mis amos.
Viktor uso aparición, tuvo que concentrarse lo suficiente para que ambos permanecieran intactos y centrarse en un lugar al que aterrizar, cerró los ojos con fuerza, odiaba la aparición, pero en casos de peligro era un buen medio de escape y en su mente solo se podía fijar el pensamiento de no dejar que aquel elfo se llevara a Yuuri.
Aterrizaron contra el piso en frente del comedor, Viktor se mareo y perdió fuerzas, por tal motivo tanto Yuuri como él cayeron al suelo, se apresuró a levantarse, Yuuri dio unas cuantas arcadas, se apresuró a ayudarlo, segundos después él comenzó a vomitar, se mantuvo a su lado a pesar de lo desastroso que lucía, no podía abandonarlo.
—¿Viktor, ese es Yuuri? —una voz conocida lo hizo girar levemente su rostro, se trataba de la profesora Minako, se acercó rápidamente con una expresión preocupada en el rostro.
—Se infiltro un elfo doméstico, este hablo de querer llevarse consigo a Yuuri —tan pronto habló, la profesora se irguió con el ceño fruncido.
—Inmediatamente informare de esto al director —ella dijo —pero antes, tenemos que llevar a Yuuri a su habitación, iré por mi varita, cuídalo, no tardare.
—No me separare.
La profesora se marchó a paso apresurado, intuía que ella haría ambas cosas, por lo cual la vigilancia del castillo aumentaría y probablemente el baile se viera culminado.
—Viktor —sin percatarse, Yuuri había dejado de vomitar y ahora lo observaba con ojos entrecerrados, al parecer estaba en medio de la inconciencia.
—No te presiones — se arrodillo a su lado, no le importaba el olor a vómito y alcohol que desprendía su cerdito, Viktor sentía que en parte era su responsabilidad, además, no era momento de buscar culpables, era indispensable la seguridad de Yuuri, dejaría pasar un día para poder regañarlo al exponerse de tal modo.
—Solo quiero decirte algo —el japonés arrastraba las palabras, de pronto, los ojos casi cerrados se abrieron de golpe, brillando de un café cálido —te quiero mucho y eres alguien sumamente importante en mi vida, aunque seas un idiota para no percatarse de mis sentimientos, sinceramente, quiero golpearte por invitar a otra persona al baile, pero al mismo tiempo no, porque conocí a una amiga, supongo que debo darte las gracias y luego propinarte una cachetada, ¿Qué opinas de ello?
Se quedó sin palabras.
—No me respondas, ahora, tengo mucho sueño, quiero ir a dormir y soñar a gusto, tal vez lo haga contigo —una sonrisa ilumino el rostro borracho del japonés —sí, esa idea me gusta, por cierto, Viktor, feliz cumpleaños, probablemente olvidare esta conversación, así que te pido que me recuerdes que mi regalo será cualquier cosa que me pidas, no me negare.
Ahora más que nunca Viktor tenía la firma convicción de proteger a Yuuri, solo que tal vez debería buscar métodos en los que ninguno terminara perjudicado, sonrió de manera dulce al notar los ojos de él cerrándose, acaricio su cabello, Yuuri era hermoso en cualquiera de sus facetas, resplandecía más fuerte que cualquier luz en el mundo, inundaba de nuevos sentimientos el interior de Viktor, el cual, en un momento se había encaprichado con la venganza, encontrar a las personas que le hicieron daño a su hermana, seguía con el mismo objetivo, solo que había unas cuantas modificaciones, la primera: No importa que, permanecer con vida y junto a Yuuri.
---------------------------------------------
*En esta ocasión no hay notas que explicar.
Bien, lamento la ausencia, fue mi graduación hace dos semanas y la verdad he salido un par de ocasiones con mis amigos, ya que cada uno tomara un rumbo distinto, con decir que mi mejor amiga se ira a estudiar bastante lejos.
La verdad, soy de esas autoras que les gusta ver como los lectores cambian sus sentimientos tan rápido, pueden amar a un personaje un día y al otro odiarlo, me gusta jugar con eso de temas amorosos, no en el sentido de un triangulo o algo similar, sino malos entendidos, sin que realmente exista un tercero, así que con eso aclaro que NO EXISTIRÁ UN TRIANGULO.
Me sorprendió que nadie se acordó que era cumpleaños de Viktor, se cegaron por sus malos sentimientos momentáneos, yo creí que alguien se percataría de ello y lo comentaría, pero nada, al parecer Yuuri borracho las supero.
¡Nos leemos en el siguiente capítulo!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro