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Capítulo XVI

Sonrojado hasta la medula se apresuró a recoger los útiles esparcidos por el suelo. Podía haber ocupado el primer lugar en la prueba, pero eso no era un impedimento para su natural torpeza y poca destreza típica de su personalidad. Nadie se detuvo a ayudarlo, solo le dirigieron miradas de reojo, al notar que solo harían eso se tranquilizó, si bien ya era bueno lidiando con atraer la atención, todavía no manejaba su interacción con maestría, si alguien lo detenía para felicitarlo quería huir, en especial si más de dos personas se acercaban, se agobiaba con demasiada facilidad.

Aun con la vista en el suelo distinguió una sombra dirigiéndose hacia donde se encontraba, mentalmente realizo una conversación con posibles respuestas, unas donde no se expondría más de lo necesario y podría quedar como un adolescente normal, no uno nervioso y excesivamente tímido que apenas estaba lidiando con esos dos problemas.

―¿Necesitas ayuda? ―alzó la mirada y se topó con una joven, portaba una túnica con los colores representativos de Slytherin, aquello lo sorprendió y no se obligó en ocultarlo. La chica soltó una pequeña risa y se inclinó hasta estar a centímetros de él ―Mi nombre es Daisy Smith, mucho gusto.

―Igual ―respondió, aún seguía confundido, no había estado recibiendo mucho apoyo de la casa de Slytherin, eso no quería decir que fuera así con todos, algunos dejaron su orgullo y le brindaron una acida, pero agradable felicitación, incluyendo a JJ y su novia, este parecía haber olvidado el duelo y su sonrisa era sincera cuando le deseo éxito en las pruebas venideras, el chico de Pitchit también se acercó, su carácter tan serio y expresión neutral lo intimidaron un poco, seguía preguntándose cómo alguien como su mejor amigo se interesaba en un chico que representaba todo lo contrario a su personalidad, aunque si lo analizaba mejor, tal vez fuera por esa misma razón que se encontraban tan unidos.

―Voy a ser directa ―la chica poseía unos increíbles y expresivos ojos miel, la intensidad de su mirada lo dejo perplejo ―quiero que me invites al baile de invierno, quiero ser tu pareja.

Yuuri parpadeo unos segundos, las palabras de la chica se repitieron en su cabeza. Sabía exactamente a lo que se refería, pero para que aquel evento se realizara todavía faltaba mucho, aproximadamente un mes y ni si quiera se había puesto a pensar sobre el asunto, gracias a ello, chicas cuales nunca le dirigieron la palabra se acercaban insistentemente hacia él, todas con el propósito de ser su pareja, Mila se había librado de ello invitando a un chico, no recordaba su nombre exactamente, Viktor por su parte intimidaba a las chicas que se le acercaban, ninguna parecía resistir su presencia y terminaban huyendo con los rostros avergonzados y prácticamente escupiendo corazones por la boca, así que la única opción en cuanto aquello era él, Yuuri Katsuki.

―Lo siento ―respondió, metió en su mochila el ultimo pergamino que faltaba, se levantó con delicadeza.

―¿Eso es un no? ―la chica llamada Daisy con una elegancia sorprendente volvió a estar de pie, algo en su personalidad le provocaba querer mantener la distancia con ella.

―No quiero pensar en el baile ahora ―dijo, acomodo sus gafas ―y, sinceramente no me gustaría escoger mi pareja ahora.

―Todas te acosaran, yo podría ser tu pase libre ―ella le guiño un ojo, la acción casi lo hace huir del lugar, Yuuri no entendía del coqueteo, mucho menos cuando era lanzado en su dirección, le costó adaptarse a las muestras que recibía de Viktor, así que ser el receptor de una persona desconocida lo altero un poco.

―Voy a declinar de nueva cuenta ―intentó que su voz no fallara ―si eso es todo, tengo que irme.

―Entonces, ¿Quieres comer conmigo? ―su tenacidad era fuerte, ladeo su cabeza, detallando por primera vez el rostro de la chica, poseía facciones delicadas y suaves, su cabello era de un rubio platinado, casi idéntico al de Yurio, pero algo que sobre todo destacaba era la mirada, no había cambiado en absoluto.

―Lo siento ―sonrió amablemente ―yo siempre estoy con mis amigos.

―Pero...

―No, en serio que no tienes que hacer todo esto para llamar la atención, ―su declaración hizo que por primera vez la chica bajara su máscara de seguridad y sus mejillas se iluminaran de un leve tono rojizo, Yuuri se acercó y poso una de sus manos sobre el hombro de ella ―tú tienes una belleza especial, no quieras resaltar por ayuda de alguien más, encuentra tu propia forma de brillar, créeme, no me necesita a mí, a mi Mila o Viktor. Ten buen día.

Le brindo una última sonrisa y continuo con su camino hacia el comedor, se había retrasado con el accidente de su mochila y al pedir un poco de información extra al profesor de pociones, se llevaban bastante bien a pesar de que Yuuri solía ponerse nervioso a su alrededor.

―Deberías quitar esa sonrisa de tu rostro ―le dijo bruscamente un chico de Ravanclaw que se retrancaba contra la pared, sus ojos teñidos de burla ―en especial si crees que es por haber quedado primer lugar en la prueba de los dragones, un golpe de suerte.

Yuuri enarcó las cejas, ignoraba las veces que fue molestado e insultado, inclusive la ansiedad no hacia acto de presencia, pero le desesperaba que lo detuvieran en los pasillos diciendo cosas que no tenían sustento y solo eran para intentar que su voluntad menguara. Desde el término de la primera prueba tuvo que soportar comentarios que hablaban de que lo suyo fue un golpe de suerte, Yuuri quería verlos enfrentar a un dragón frente a frente y ver que tal reaccionaban ante la situación, saber si las palabras que en cierto modo le dolían eran ciertas, si aquellas personas eran tan valientes como se mofaban.

―Como digas, fue un golpe de suerte ―asintió en respuesta, no necesitaba pelear.

―Entonces no merecidas ser campeón.

―Claro, la próxima vez seguro que serás tú, ―desde el comentario y el tono que empleo fue irónico ―ahora, si me disculpas, quiero ir con mis amigos.

Había cambiado, eso era un hecho, en el pasado un comentario de este tipo lo estaría haciendo temblar y derrumbado cualquier ápice de seguridad, era sorprendente que la sola presencia de personas nuevas pudiera realizar una transformación como aquella, su ansiedad se había controlado, sus preocupaciones eran menos pesadas y por más loco que sonara, le gustaba estar todo el día ocupado y constantemente activo.

A la distancia logro visualizar a su mejor amigo, redujo su rapidez y observó la situación. Pitchit hablaba con el chico de Slytherin, uno sonreía y el otro no modificaba su fría expresión, a pesar de eso Yuuri pudo distinguir un brillo distinto en los ojos imperturbables del acompañante de Pitchit. Por cómo iba la situación tendría que interrumpirlos, pero no quería, le gustaba la sonrisa resplandeciente que su mejor amigo tenia.

―Así te vez cuando estas junto al viejo de Viktor ―la voz de Yurio lo asustó, se giró a observar al menor que poseía una mirada asqueada.

―¿Te das cuenta que tú alguna vez te vas a enamorar? ―Yurio le dio una fuerte palmada en la espalda, el golpe dolió, pero la acción no hizo más que provocarle diversión, en especial cuando este se sonrojo.

―Pero créeme, yo no cometeré todas esas ridiculeces en público ―él se defendió.

―¿Y en privado? ―por alguna razón se estaba arriesgando demasiado al bromear de aquel modo con Yurio.

―Estas siendo estúpido, el vejete te lo contagio ―decidió que por ahora ya no lo atormentaría con el tema ―¿Ya sabes que hay en el huevo? Ignorando el horrible chillido.

―No, ya no he vuelto a abrirlo desde esa mala experiencia ―tanto Mila, Viktor y él decidieron descubrir el contenido de sus respectivos huevos al mismo tiempo, grave error, casi terminan sordos por el fuerte sonido que se produjo de estos.

―No puedo creer que pienses igual que ellos ―el ruso rodó los ojos exasperado.

―¿En serio? ―le sorprendió la declaración, en su mente, Viktor y Mila ya habían resuelto el misterio del huevo.

―Sí, ¿Ya escogiste tu pareja para el baile? ―recordó a la chica de Slytherin de hace unos minutos, intento que su expresión no denotara sentimiento alguno, pero por el rostro de Yurio supo que fracasó estrepitosamente.

―Por esa mueca de dolor deduzco que no, ―se burló Yurio de su desgracia ―bueno, todavía tiene un mes entero para soportar a todas esas chicas con hormas alborotadas y que solo buscan llamar la atención.

―A veces me sorprende que seas menor que yo, tienes una boca demasiado grosera para tu edad ―habló con sinceridad.

―Mi abuelo, sin buscarlo, me inculco sus modales ―Yurio encogió los hombros ―he vivido toda mi vida con él, ¿Qué esperabas?

―No sabía eso ―el viejo recuerdo del ruso sosteniendo una varita y con un rostro embargado de tantas emociones cruzo por su mente, en ese momento surgió la necesidad de abrazarlo.

Él clavó su mirada hacia Yuuri, una inhóspita determinación surgia dentro del niño, sus ojos eran demasiado poderosos y fuertes para alguien de la edad de doce años, la curiosidad lo arrastraba hacia las respuestas, pero tenia miedo, miedo de que Yurio pudiera juzgarlo.

―Te lo soltare todo si tú haces lo mismo ―este habló con la voz templada por fiereza.

―¿A que te refieres? ―su pregunta era tonta y fuera de lugar, eso era obvio para ambos, en especial porque él ya había captado el significado de sus palabras.

―Nuestros pasados ―el rubio dijo lentamente.

―¿Viktor no te conto nada?

―¿Es que eres idiota? ―él rodó los ojos ―el viejo nunca traicionaría tu confianza.

―¿Por qué quieres conocer ese aspecto de mi vida? ―las palabras salían con mucho esfuerzo, siempre era algo difícil para Yuuri lidiar con los pensamientos que salían al flote cada vez que alguien traía a colación el tema de su pasado.

―Porque nos parecemos ―Yurio desvió su mirada ―cuando te miro es como verme, es molesto y quiero averiguar que te sucedió, llámalo curiosidad si quieres, no me interesa.

Los ojos de Yurio dejaron los suyos y se posaron en los cuadros que los rodeaban, pero los podía observar, había tanta frustración, ansiedad, miedo, dolor y sobre todo resentimiento, una mirada que Yuuri tiempo atrás poseía con la misma intensidad.

―Vamos ―sujeto su mano y lo arrastro lejos del comedor, sus excursiones dentro del castillo estaban siendo de utilidad, Yuuri llevo al ruso hasta un salón que se encontraba vacío a excepción de los dos.

―Su escuela es demasiado grande ―fue la primera palabra que soltó Yurio.

―Al principio me perdía con extrema facilidad ―esos tiempos se veían lejanos, era sorprendente como la gran mayoría de personas solia acostumbrarse demasiado a los cambios ―los primeros meses me la pase entrando tarde a las clases.

―¿Y el idiota de la cámara qué? ¿acaso nunca te ayudo? ―Yurio enarcó una ceja.

―En ese tiempo ni siquiera cruzábamos palabra ―respondió con una sonrisa, Yurio mostro genuina sorpresa, ese era el rostro de las personas que creían que tanto Pitchit y él mantenían una amistad antes de ingresar a Hogwarts, su amistad no fue cuestión de días o meses.

―Pero, ¿Cómo? Quiero decir, ustedes son como dos siameses, se conocen tan bien que dan miedo, y...

―Le tenía terror a la magia, yo deseaba irme de este lugar ―corto la frase de Yurio mientras se dirigía hacia un estante de libros ―siempre lloraba cuando me obligaban a lanzar un hechizo, la sensación de provocarle daño a alguien me dejaba sin aliento. Mi primer consuelo llego con las clases de vuelo y Pitchit, pero para que mi mejor amigo se pudiera acercar a mi tuvo que ser paciente, solo hasta las vacaciones de invierno me permití abrirme.

Deslizo sus dedos por los empolvados libros, soplo un poco y la suciedad se hizo presente, tosió levemente.

―No quería ir a la escuela de magia, me preocupo por la salud de mi abuelo, le debo todo lo que tengo a él y me aterra la idea de perderlo o que intenten asesinarlo ―Yurio interrumpió el silencio que se había formado.

―Debes tener un buen abuelo ―por primera vez Yurio sonreía sinceramente, sus ojos se iluminaron de pura felicidad.

―El mejor ―lo encaró ―¿Tus padres?

―En Japón ―encogió los hombros ―tenemos un negocio familiar, mi hermana mayor ayuda en todo lo que puede y yo lo hago en vacaciones.

―Mi padre abandono a mi madre cuando se enteró que ella estaba embarazada ―Yurio apretó los puños ―me crio con ayuda del abuelo, murió cuando tenía cinco años, no, la asesinaron.

Yuuri dejo la estantería y se preparó mentalmente para dejar una parte de sí mismo a la intemperie, las imágenes mentales siempre lo atormentaban y hacían que su respiración se volviera irregular, conto hasta diez cerrando los ojos, pronto los abrió y se topó con la mirada de Yurio.

―Fui secuestrado de pequeño por Muggles ―cada letra sabia rancio, la garganta le quemaba ―estuve en cautiverio durante una semana, tengo cicatrices de la experiencia ―tembló ligeramente.

―Vi como torturaban a mi madre en mi propia casa y luego lanzaban el hechizo ―Yurio hizo un gesto con su mano simulando tener una varita, se notaba usente ―Avada Kedavra.

―Los Muggles que dañe fueron mis secuestrados, estaban a punto... ―se atoro con las palabras ―violarme.

―Después de que acabaron con mi madre iban por mi abuelo, querían a todos muertos, menos a mí, me iban a llevar con ellos para convertirme en un obscurial ―Yurio parecía perdido en sus propios recuerdos, tanto como él mismo lo estaba.

―La magia que solté fue demasiado potente, hice explotar el edificio en el que me encontraba cautivo ―las imágenes de los escombros eran tan reales ―el expediente dice que solo mis secuestradores fueron heridos, es mentira, por no controlarme y ser imprudente mate a una familia cercana. Las personas que me provocaron tanto daño siguen vivas, mientras que los inocentes murieron.

―Yo también explote, deje inconscientes a los magos y cuando llegaron aurores a mi casa no había nada que hacer por mi madre, mi abuelo estuvo a punto de morir, tardo en recuperarse de todo lo ocurrido.

Guardaron silencio, las historias eran dolorosas y crueles, ningún niño debería experimentar ese tipo de dolor, pero ahí estaba ellos dos, prueba de la crueldad, incluso Viktor era tan similar a ellos, los tres con infancias traumáticas sobre sus hombros, arrastrando sus pasados de tal modo que pudieran respirar.

El dolor nunca se iría, solo se aprendía a controlarlo y encontrar algo por lo que vivir, algo por proteger, luchar y ser feliz.

―Cerdo ―Yurio llamó su atención ―¿somos amigos?

―Por supuesto que si ―sonrió con toda la sinceridad y felicidad que contaba.

A veces contar los secretos que más te atormentan te quita un peso de encima, no logras superarlos, pero es un comienzo y Yuuri notaba que cada vez mejoraba más como persona, la sensación lo hacía sentir mejor, ahora que lo analizaba mejor, no era tan malo que estuviera participando en el torneo de los tres magos.


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*NOTA: El baile de navidad es tal como lo dice, un baile que se celebra el 24 de diciembre y es una tradición en el torneo de los tres magos.

*NOTA: Avada kedavra es una de las tres maldiciones imperdonables.

Estoy emocionada, hoy puede ser el día en que nos den la noticia de una segunda temporada para el anime, no pierdo las esperanzas, espero que se apiaden de nosotras y nos regalen otra temporada para disfrutar de los personajes que tanto amamos.

Bien, ya esta el pasado de los dos Yuris al descubierto, la verdad no tenia esto planeado, pero mis dedos se movieron por si solos y resulto en este capítulo, no todos los personajes tienen pasados traumáticos,  me falta describir que fue lo que le sucedió a Mila, porque si, ella también la paso difícil, bueno, todos los provenientes de Rusia, por ahí hay una trama que me falta narrar completa.

Espero por que Yuuri adquirió ansiedad y Yurio tiene el carácter que lo caracteriza, es lo mismo que Viktor, él usa una especie de mascara para cubrir el dolor de la perdida de su hermana.

¡Nos leemos en el siguiente capítulo!

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